Cada vez hay más chicas y chicos que se deciden por la formación profesional como una opción válida para continuar los estudios más allá de la secundaria obligatoria. Tanto es así que este mismo curso se ha superado, por primera vez, el millón de alumnos en ciclos formativos.
Este aumento de la demanda, que en algunas comunidades autónomas vienen ya de hace años, no ha tenido un reflejo, al menos no muy claro, en la apuesta de las administraciones públicas por una oferta pública suficiente para cubrir la demanda de plazas. Se puede decir que está estancada. Mientras los centros públicos que ofrecían ciclos formativos, en el curso 2015-2016, eran 2.563, en 2019-2020 fueron 2.564.
¿Privatización?
Buceando en los datos estadísticos del Ministerio aparecen unas dinámicas curiosas. La primera de ellas es la diferencia de crecimiento del alumnado que han tenido las redes pública y privada desde 2012-2013. Si se deja a un lado el incremento que representa la irrupción de la formación profesional básica (FPB) a partir del curso 2014-2015, la pública se queda muy por detrás. Entre esos años, las FP de grado medio y de grado superior públicas suman un incremendo de alumnado de 53.591 personas. La red privada, el doble: 105.358 chicos y chicas.
La cifra se equilibra un poco si se tiene en cuenta al alumnado que acaba en FPB, mucho más importante en centros públicos que en privados: 57.690 frente a 18.750 en el curso 2019-2020. Aun así, la privada finaliza ese periodo de tiempo con 124.108 estudiantes más, frente a los 111.281 de la pública.
En los últimos años, tal vez en la última década, el discurso de las administraciones educativas ha estado muy pendiente de la formación profesional. Un esfuerzo casi constante ya desde los tiempos de la LOE para prestigiar estas enseñanza ha sido constante. Pero, más allá de los discursos, la inversión de estas mismas administraciones no ha acompañado.
La cifra de centros públicos que imparten ciclos se ha mantenido muy constante a lo largo de los últimos siete años, con la salvedad de la entrada en el sistema de la FPB en el curso 2014-2015. En ese momento, España cuenta con 2.525 centros públicos que oferten formación profesional. En el curso 2019-2020 esa cifra asciende a 2.564 (39 más). Los centros privados viven en una curva ascendente continua desde el curso 2012-2013, también empujada por la FPB. Pasaron de los 1.090 en 2012-2013 a los 1.259 de 2019-2020, es decir, 169 centros más, es decir, 4,3 veces más que los públicos.
La evolución en los centros privados, como decíamos antes, ha sido mayor en proporción que la de los centros públicos. Con algunas excepciones. Por ejemplo, en la Comunitat Valenciana en este periodo aparecieron 115 centros públicos frente a los 23 privados, bien es cierto que la irrupción de la FP Básica tuvo un peso importante en este salto.
En la otra punta se encuentra, por ejemplo, Madrid, que creó 66 centros privados frente a 13 públicos. Cinco veces más en el mismo periodo. Catalunya tiene un proceso parecido, con 43 centros privados nuevos frente a 17 públicos. En Galicia y Asturias es en las únicas comunidades autónomas en las que se pierden centros privados. Asturias pierde también alguno público, mientras que Galicia gana seis.
En el siguiente gráfico se puede ver la evolución de los centros de FP que imparten los diferentes ciclos entre los cursos 2015-16 y 2019-20. Se aprecia que en el caso de los grados medios y superiores públicos, hay una disminución que no se produce en los privados, que aumentan. No ocurre lo mismo con la FP Básica, que aumenta en ambos casos.
Al cruzar estos datos con los del aumento del alumnado en estos mismos estudios y para el mismo periodo se puede concluir que los centros públicos están absorbiendo, sin contar con más apoyo de infraestructuras, cada vez más gente. Es decir, que la ratio empeora con el tiempo.
De hecho, en los grados medios de la pública hay un descenso de alumnado, precisamente donde todas las estadísticas internacionales avisan del problema que tiene España, mientras que en la privada incrementan su número. En los grados superiores hay incremento en las dos redes, aunque es superior proporcionalmente en la privada.
FP a distancia
A pesar del carácter eminentemente práctico de la formación profesional, la modalidad a distancia es la clara ganadora de los últimos años. Según los primeros datos que recoge la estadística del Ministerio de Educación, del curso 2012-2013, había algo más de 15.000 estudiantes en esta modalidad solo en los ciclos de grado medio. Aunque no todos repartidos de igual manera. El grueso, 14.827 estaban matriculados en modalidades públicas de enseñanza. Según los datos últimos, del curso 2019-2020, el número de estudiantes totales se había duplicado, y llegó hasta los 31.985 estudiantes a distancia.
Esta cifra, además, esconde un cambio importante. Mientras que los estudiantes de la pública eran 21.088, los de los estudios privados alcanzaban los 10.897. Es decir, estos últimos han pasado de unos escasos 303 en todo el país a casi 11.000. Y, por supuesto, con enormes diferencias por comunidades autónomas.
Mientras que en 2012-2013 la práctica totalidad estaban en Castilla y León (225), la palma se la llevaba Cataluña siete años después. Esta comunidad aportó algo más de la mitad de todo el alumnado a distancia en la privada: 5.596 estudiantes.
Los datos relativos a los grados superiores ofrecen una visión similar. Mientras que en 2012-2013 había 28.231 alumnos en todo el país a distancia, en 2019-2020 habían crecido hasta los 76.547. Se habían multiplicado casi por tres. Con unas diferencias por comunidades autónomas todavía mayores que en los grados medios. En este caso, Cataluña, Madrid y Andalucía lideran el número de alumnado a distancia, pero la primera se lleva la palma.
En el curso 2012-2013 no consta que tuviera estudiantes de grados superiores a distancia. Ninguno. En 2019-2020 tenía 18.729, casi el 60% del total. Le seguía la Comunidad de Madrid, que pasó de tener 433 estudiantes a tener 5.819. Y más lejos, Andalucía, con un incremendo inferior, desde los 1.023 alumnos hasta los 3.842 para ese periodo.
Rodrigo Plaza es reponsable de FP de CCOO en Catalunya. Denuncia esta situación que está sucediendo en la Comunidad. Mientras que hace no tantos años, solo existía un centro público para hacer estudios profesionales a distancia, el IOC, ahora han proliferado las empresas y universidades, a través de fundaciones, que ofrecen estos estudios. Asegura que se ha convertido en una fuente de grandes beneficios, un auténtido negocio que bebe de las fuentes de una administración (no solo la catalana) que ha dejado que el crecimiento de la formación profesional lo lidere el sector privado.
Para Plaza, uno de los problemas fundamentales que trae consigo el crecimiento de la formación a distancia es la falta de control por parte de las administraciones educativas sobre las condiciones laborales del profesorado que la imparte, así como sobre su capacidad para hacerlo. Por no hablar de que no existe ninguna evaluación de la calidad de la formación recibida. Y, por supuesto, de que determinados títulos, como pudieran ser los relacionados con la mecánica o la electricidad, se impartan totalmente a distancia, sin pasar por un taller durante el tiempo lectivo.
Entre las causas de la proliferación de esta modalidad en todo el Estado (aunque con claros aventajados), se encuentra la escasa apuesta de las administraciones públicas en la creación de plazas presenciales públicas y asequibles. Como ejemplo, la crítica cada mes de septiembre que hace CCOO en la Comunidad de Madrid en la que cada año decenas de miles de jóvenes se quedan a las puertas de poder acceder a un centro público por escasez de plazas necesarias. En los últimos días, de hecho, diferentes partidos de la oposición le han reclamado a la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, que cree, al menos, 25.000 plazas nuevas.
Por el otro, que muchas empresas, incluidas algunas universidades, han visto una posibilidad muy interesante para conseguir unos buenos ingresos por unos títulos, asegura Plaza, que pueden costar desde los 2.000 a los 5.000 euros por curso.
Para muestra un botón. Allá por 2010 nació MEDAC, una de las empresas hoy por hoy más importantes en formación profesional, a distancia y presencial. Uno de sus socios fundadores es Javier Imbroda, consejero de Educación de la Junta de Andalucía. Hoy por hoy no mantiene relació directa con ella. La empresa nació en Andalucía, en Málaga, por donde se fue extendiendo a diferentes provincias y hasta que este año se ha anunciado su compra por parte de una empresa norteamericana de capital riesgo, Kohlberg Kravis Roberts & Co. Una corporación que también ha comprado últimamente MasterD (especializada en formación no reglada) e ITEP, también de formación profesional.