Elijan ustedes cualquier tema polémico de la última década y verán cómo el resultado del debate que surge a su alrededor siempre llega a la misma conclusión: se debe enseñar en la escuela.
Y este tema me produce dos pensamientos principales. Por un lado, el gran desconocimiento que la propia sociedad tiene de lo que hacemos o dejamos de hacer en los colegios. Y, por otro, lo fácilmente que esa misma sociedad se despoja de su responsabilidad para que recaiga sobre otros.
Jose Antonio Marina nos recuerda en su libro Aprender a vivir un proverbio africano que creo esencial en las palabras que vendrán a continuación: “Para educar a un niño hace falta la tribu entera”. No podemos pretender dejar caer sobre los hombros de los docentes todos los problemas que no somos capaces de resolver. Es un modo tan sencillo y cobarde de autoeximirnos de responsabilidad que me deja perpleja que sigamos haciéndolo una y otra vez.
Pues la tribu somos todos y todas. Los ciudadanos y ciudadanas de a pie, las sociedades, las empresas, los medios de comunicación, la clase política. Y yo me pregunto y les pregunto, ¿qué hacen por mejorar la educación de nuestros niños y niñas?
Tan solo hay 58 mujeres galardonadas con un premio Nobel frente a los 876 concedidos a hombres [1].. Las mujeres en puestos de dirección son un 39% del total [2] y nos hartamos de ver eventos académicos en donde ninguna mujer es invitada. Pero la igualdad de sexos la tenemos que enseñar en la escuela.
Hemos visto a políticos señalar a los inmigrantes como aquellos receptores de grandes cantidades de dinero en forma de subvenciones y compararlas con las pensiones de nuestros a mayores (las pagas de los MENA). Hemos leído bulos acerca de inmigrantes robando comida a los repartidores de Glovo. Pero el respeto a los migrantes se debe enseñar en la escuela.
Se han viralizado juicios sobre violaciones y violencia de género hacia la mujer, con sus respectivas críticas y opiniones poniendo en duda la veracidad de hechos demostrados. Pero la prevención de la violencia de género se debe enseñar en la escuela.
Seguimos con ventas de juguetes y ropas diferenciados por sexos, con sus correspondientes -y casposas- publicidades. Vemos pegatinas en los coches -de esas que te indican que dentro va una familia- donde el hombre se representa con unas pesas, la mujer con unas bolsas de la compra, la niña con vestido, coletas y una muñeca en la mano, y el niño con una pelota. Pero la igualdad de sexos se debe enseñar en la escuela.
Cruzamos en rojo y por donde no debemos. Tocamos el claxon a la mínima. Gritamos al conductor de al lado mientras le hacemos gestos obscenos. No respetamos la distancia de seguridad al adelantar a los ciclistas. Pero la educación vial se debe enseñar en la escuela.
Reenviamos cualquier noticia en cuanto nos llega sin pararnos a pensar en si es o no cierta. Cuanto más polémica sea, más veces se comparte. Inundamos las redes sociales con insultos y amenazas. En ocasiones, de forma coordinada acosando a una persona o sector en concreto. Pero distinguir fake news y la prevención del acoso se deben enseñar en la escuela.
Podría seguir así con cientos de sucesos que nos rodean cada día. Y también podría hacer una lista con las asignaturas que hacen falta en la escuela según diversos expertos y todólogos varios. Pero resulta que, a pesar de su evidente desconocimiento, todas esas asignaturas propuestas ya están dentro de la escuela -obviando, por supuesto, los absurdos y las pseudociencias-. Porque, como indiqué al inicio, existe un gran desconocimiento de la labor docente. De las áreas que se imparten, de los elementos transversales, de los planes y programas específicos de los centros, de la colaboración con agentes externos. De la labor impagable de muchos de mis compañeros que se pelean contra todo un sistema para sacar al alumnado adelante. Sobre todo, a ese alumnado que vive rodeado sin ningún filtro de todo ese odio, bulos, insultos, acosos, machismos, lgtbifobias y racismos. Y, más aún, a los alumnos y alumnas que viven rodeado de todo ello en sus propios hogares. A los que sufren eso en sus propios hogares.
Y ahora, vuelvan a decirme que todo eso se ha de enseñar en la escuela sin ni siquiera despeinarse. Quizá, lo que deberían enseñar en los medios de comunicación es lo que realmente hacemos en las escuelas.
[1] Fuente: https://mujeres.expansion.mx/actualidad/2021/10/05/cuantas-mujeres-han-ganado-premio-nobel
[2] Fuente: https://www.20minutos.es/noticia/4556035/0/el-porcentaje-de-mujeres-directivas-se-estanca-en-espana-en-el-34/