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No obstante, tenemos una asignatura pendiente con los chicos. Creo que una parte importante son espectadores pasivos de unas actividades y de un movimiento que los interpela poco, mientras por debajo ideas contrarias a la igualdad siguen circulando y creciendo. Hay que empezar a poner el foco en los chicos si queremos avanzar de verdad hacia una sociedad igualitaria.
En primer lugar tenemos que afrontar que los chicos tienen más dificultades que las chicas en la escuela y corren el peligro de sentirse desvinculados. Solo para citar algunas estadísticas referidas a Cataluña, en la evaluación de 6.º de primaria de 2022 las chicas superaron a los chicos en lengua catalana en 4,4 puntos, en lengua castellana en 3,2 puntos y en lengua inglesa inglesa en 4,8 puntos. En matemáticas, la tradicional ventaja que tenían los chicos se ha reducido a sólo 0,8 puntos. Estas diferencias se mantienen o aumentan desde hace años. En cuanto a la comprensión lectora las chicas también superan a los chicos en cuarenta puntos, 504 a 464, según el informe PISA 2018. En selectividad se presentan muchas más chicas que chicos, 58% a 42% según estadísticas del curso pasado, si bien los resultados obtenidos son muy parecidos. Finalmente, también hay una gran diferencia en cuanto al reconocimiento de necesidades educativas especiales. Según datos del Consorcio de Educación de Barcelona del curso 20-21 el 73% de los alumnos considerados como NEE son chicos y solo el 27% son chicas.
Por otro lado, parece que hay un consenso científico en que los chicos maduran intelectualmente y emocionalmente más tarde que las chicas. Los modelos de socialización masculino y femenino siguen siendo también muy diferentes. De los chicos se espera que sean activos, atrevidos y fuertes mientras en las chicas se valora más que sean tranquilas, colaboradoras y prudentes. Sea por estos motivos o por otros está claro que las chicas en general dominan más las habilidades que garantizan el éxito escolar. Las chicas son más buenas estando sentadas, escuchando, leyendo y regulando las emociones y sus resultados escolares lo reflejan.
Además, los chicos también acostumbran a ser los que provocan más problemas de disciplina y los que sufren más las consecuencias. En los chicos la presión para impresionar el grupo de iguales parece que es más fuerte y a menudo la manera de hacerlo es desafiando la autoridad. Los chicos reciben más sanciones y expulsiones y pierden más actividades escolares. Esto provoca una disminución de su autoestima personal y académica y una mayor desconexión del mundo escolar.
Otro elemento importante son los referentes que tienen algunos de nuestros alumnos. Las escuelas ofrecen cada vez más modelos positivos para las chicas: Marie Curie, Alexia Putellas o Frida Kahlo llenan los pasillos, celebramos el día de la mujer en la ciencia y otras actividades parecidas, pero estamos huérfanos de referentes que nos muestren una masculinidad diferente. Hemos empoderado y reconocido a las chicas y esto ha sido un adelanto fantástico, pero no hemos hecho lo suficiente para incorporar a los chicos.
Los referentes que los chicos encuentran en las redes siguen siendo tradicionales cuando no directamente tóxicos o reaccionarios. El tiktoker británico Andrew Tate por ejemplo, famoso en nuestro país por un enfrentamiento virtual con Greta Thunberg, acumula millones de seguidores entre jóvenes y adolescentes con un discurso reaccionario y misógino. Jóvenes desafectos del sistema encuentran en Tate, que habla de coches, dinero y denigra a las chicas un referente alternativo. En el Reino Unido la preocupación entre los educadores por este fenómeno es tan grande que muchos docentes y escuelas han empezado a formarse para poder tratar estos discursos en clase. Seguramente no sería difícil encontrar referentes parecidos en nuestro entorno.
En las aulas a los chicos también les cuesta encontrar referentes con quién identificarse. La profesión docente es aplastantemente femenina en infantil y primaria y más equilibrada pero también con mayoría femenina en secundaria. Las tareas de cura han sido atribuidas tradicionalmente a las mujeres y a menudo lo que ven los alumnos en la escuela refuerza esta idea. Sin referentes masculinos potentes de proximidad que desmientan este estereotipo no podremos avanzar.
Pienso que es urgente poner el foco en los chicos y afrontar este reto. No hay soluciones fáciles ni recetas mágicas, pero sugiero tres direcciones de trabajo posibles.
En primer lugar ofrecer a los chicos y también a las chicas, modelos y referentes alternativos de masculinidad. Mostrar que hay otras muchas maneras de ser hombre y que superar ciertos roles también los libera. Quizás hablar menos de Greta Thumberg y más de ejemplos como el futbolista Héctor Bellerín que practica una dieta vegana, solo compra ropa de segunda mano como crítica al consumismo y es accionista de uno de los clubes de fútbol más sostenible del mundo. Si nos esforzamos un poco no nos costará encontrar otros ejemplos.
En segundo lugar pensar en actividades que les interpelen y donde ellos puedan expresar sus ideas y dudas con tranquilidad por mucho que choquen con el discurso dominante. Tenemos que trabajar a partir de lo que sienten y piensan, sino corremos el riesgo que callen mientras por debajo siguen pensando lo mismo. Nos enfrentaremos con ideas y expresiones chocantes pero, como en cualquier aspecto de la adolescencia, es mejor escuchar y dejar espacio para la reflexión que no reaccionar con críticas y rechazo.
Finalmente, tenemos que mejorar en la gestión de la convivencia y en el apoyo educativo. Los problemas de los chicos son mucho más estructurales que personales y hay que trabajar de manera proactiva. Hace falta mucha más prevención y apoyo y no solo sanciones disciplinarias. Tenemos que crear espacios y momentos donde los chicos puedan experimentar otros papeles y salir de los roles que parece que todo el mundo espera que realicen. No esperar que haya conflictos para intervenir.
Empezar a trabajar seriamente con los chicos para incorporarlos en la lucha por la igualdad y garantizar su éxito escolar es imprescindible para avanzar hacia una sociedad igualitaria. Muchos países y centros están empezando a buscar soluciones y estrategias en este camino. Deberíamos ponernos manos a la obra cuanto antes mejor.