Es irrenunciable que el fomento de la lectura sea el eje vertebrador en todo proyecto educativo
El objetivo de todo centro educativo debería ser que el 100 % del alumnado finalizara la secundaria con el hábito de la lectura voluntaria. Cuando esto no es así es principalmente porque como sociedad no lo defendemos con la firmeza suficiente ni tampoco de manera conjunta realizamos acciones contundentes para conseguirlo.
Hay múltiples factores que influyen en que esto sea así, y los más relevantes que les expondré a continuación, coinciden con las inquietudes que me plantean en diferentes entrevistas que me han realizado a raíz de la publicación de Para qué leer. Fomentar la lectura en jóvenes y adolescentes y más recientemente La emoción de leer. Leer las emociones. La lectura para el desarrollo emocional en jóvenes y adolescentes.
La lectura es fundamental en la adolescencia para que cada alumno encuentre esa identidad que lo hace diferente.
En una entrevista me preguntaban sobre la importancia que doy a que nos enfoquemos en la pregunta para qué leer en lugar de por qué leer. Contesté que, para mí, “por qué” busca un fin cualitativo (comprender, aprender), y sin embargo “para qué” nos lleva a un fin existencial que busca el sentido de ser de cada persona, y de esta dentro de su comunidad. ¿Les valdría que el único fin fuera la diversión, la evasión y el entretenimiento? Que está bien, me encanta evadirme, entretenerme y divertirme leyendo, pero también para esto tenemos una oferta bien amplia. Pero quizás no tengamos tantas opciones para ese proceso de búsqueda del sentido, y para aquél que esto sea importante descubrirá que leer es una de las mejores maneras (exclusiva del ser humano) para alcanzarlo. Esto no solo es muy importante en la adolescencia sino que es fundamental.
Otra persona, ante esta respuesta y en otro momento, me manifestó su reparo diciendo que es difícil que todos los alumnos en la ESO sean capaces de plantearse su existencia con esa madurez a la que yo me refería. Le contesté que lo que marca quiénes somos son las decisiones que tomamos cada día y que nadie puede tomar por nosotros, palabras que tomo prestadas de Gert Biesta en Redescubrir la enseñanza, y son esas decisiones las que nos hacen diferentes. Y añadí que para eso deben suceder cosas que rompan la monotonía, y los alumnos deberían tener cada día algo diferente que contar que les haya sucedido. Cuando leemos, y esa lectura la compartimos, siempre sucede algo, supongo que esto ya lo han comprobado.
No hay razón para que no vayamos del convencimiento individual al colectivo y del colectivo al individual
Otra pregunta que me gustó fue la que me realizó Lorena Fernández, que conduce el programa El recreo en La Ser, decía así:
Defiendes que la lectura debe aparecer como proyecto de todo centro educativo, pero añades que no es justo exigir resultados sin medios, ya que corremos el riesgo de quedarnos en meras intenciones. ¿Qué podemos hacer como alumnos, familias, profesores, equipos directivos?
Mi respuesta fue que en primer lugar de manera individual, cada implicado en la educación de otros debe tomar conciencia de la importancia de la lectura para el desarrollo personal y social, como una herramienta clave, exclusiva de los seres humanos que nos aporta mucho, imaginación, creatividad, entretenimiento… pero mucho más. En la pasada Feria del Libro de Madrid las personas que se detenían en la caseta escribían en una pizarra los motivos por los que leían, también por los que no lo hacían, incluso había quienes ponían que lo detestaban. Cuando les explicaba los diferentes paraqués de la lectura se daban cuenta de que había muchos más motivos para leer, y el que más les sorprendió a todos y en el que nadie había reparado fue: leer para los demás. Cuando voy a los colegios y bibliotecas comienzo a hablar a los alumnos de lo influenciables que somos y del origen de la publicidad. Se quedan muy sorprendidos del potencial de la publicidad que les muestro con algunos vídeos. Una vez convencidos de esto, de que son influenciables, todos afirman que eso no les gusta, entonces es cuando les hablo de cómo resolver esa cuestión, ¿adivinan cómo? Leer para no ser influenciables, para tener pensamiento crítico, opinión.
A los alumnos no les gusta que los manipulen
Seguí comentando a Lorena que, una vez que hemos tomado conciencia de la importancia de la lectura, no solo como algo bueno sino convencidos de que es imprescindible, irrenunciable, fundamental, para nuestro desarrollo humano, entonces debemos buscar a otro igual de convencido e ir ganando adeptos a la causa. Cada vez somos más, tenemos que trabajar junto a otros, e ir ganando a más convencidos porque una tarea de esta importancia y envergadura requiere una participación de cuantos más mejor. El ideal sería que todo el centro educativo estuviera implicado, y fundamentalmente el equipo directivo. Todavía mejor si esta idea llega a toda la sociedad, y un buen paso sería el mencionado pacto social por la lectura que no me cansaré de reclamar en el sector del libro, a la Directora General del Libro, a las ministras, ministros, en cada Consejería y más allá…
El fomento de la lectura contiene en su esencia el respeto y la convivencia.
Fíjense que en los centros educativos se da la importancia a desarrollar planes de convivencia escolar, acoso, (¿y de racismo, xenofobia…?), para sensibilizar sobre la violencia de género; se habla de la importancia de la educación afectivo sexual, la salud mental,… y en todos los libros que he recogido en La emoción de leer. Leer las emociones, aparecen todos estos temas. Y esos libros fueron recomendados por algunos colegas de editoriales juveniles porque eran los que más habían gustado a los jóvenes lectores, manga y cómic incluidos. ¿Necesitan alguna pista más? Abran el diálogo a través de distintas lecturas, películas, noticias, proyectos de investigación, y mil opciones, porque en el aula debe haber lugar para todos estos temas, no para tener la respuesta única y verdadera, sino para que los alumnos se hagan preguntas.
El libro es solo un elemento más en el fomento de la lectura
En los libros planteo algunas estrategias y actividades, y no faltan ideas, propuestas, materiales. Para mí eso no es lo más importante, pues surgen con facilidad una vez que hemos ganado ese convencimiento, pero también se debe encontrar tiempo y colaboradores.
Por ejemplo, el cine y la literatura están bien unidos, y el primero es un recurso indispensable y un excelente apoyo. Preferimos por lo general ver una película a leer un libro, es más cómodo, pero cuando se ha leído la obra en la que se basa una película se suele acabar reconociendo -algunos solo para dejar ver que se lo han leído- “¡Mucho mejor el libro, nada que ver!”. Pérez Millán, experto crítico de cine y autor de Cine, enseñanza y enseñanza del cine, describe en ese libro la fascinación del cine como:
“esa especie de encantamiento que nos permite seguir con atención el discurrir de las imágenes, reconocer lo que representan, hacernos la ilusión de que entendemos lo que significan y emocionarnos hasta el llanto o la carcajada, sin plantearnos preguntas incómodas que interrumpirían el flujo de la comunicación en la que hemos aceptado intervenir como puros receptores pasivos”.
Rompamos esa pasividad y creemos un diálogo sobre una película, de ahí saldrán lectores, un buen ejemplo de que el libro es solo un elemento más al que se llega por diversos caminos.
Les pongo otro ejemplo de cine y literatura que salió de otra pregunta que me hizo también Lorena en El recreo:
Según Esteban Laso, la esperanza se nutre de dos factores: la capacidad de compromiso y los recursos disponibles. Explícame el paralelismo que haces entre los fundamentos de la esperanza y un club de lectura.
En mi texto me apoyo en el libro ¡Viven!, que relata la experiencia del trágico accidente de los Andes que muchos seguramente recordarán. ¿Qué dio esperanzas a los supervivientes? Conoceremos que hay recursos externos como los amigos, colaboradores, las personas que nos apoyan y, como recurso interno, el más importante es la capacidad de hacernos preguntas y de exponerlas a los demás. Esto requiere la sencillez de sentirnos vulnerables, de permitir que otros nos respondan. ¡Viven! lo leí a los 12 años sin saber lo que me iba a ayudar en la vida. Un club de lectura es el lugar donde exponemos a otros lo que nos produce, evoca, sugiere un texto, y al compartirlo le damos sentido y nos atrevemos a que otro nos lo cuestione, confirme, acepte, en una atmósfera de respeto. Esto nos compromete con los demás, y sin darnos cuenta desarrollamos recursos para tener esperanza ante los distintos problemas de la vida. Por eso digo que los clubes de lectura son clubes de la esperanza.
Un club de lectura es un club de esperanza
Las actividades de fomento de lectura son fundamentales para el desarrollo emocional y social del alumnado
Respecto a la importancia del desarrollo emocional y la educación socioafectiva en los jóvenes, contesté también a la siguiente cuestión:
Le concedes al amor una parte generosa en La emoción de leer, ya que, como dices, está presente en todas las canciones y literatura, ¿para qué?
Enamorarse es una parte integral de la experiencia adolescente, como decía Lope, “el que lo probó lo sabe” y ha experimentado esa revolución que hace que la otra persona acampe en nuestra cabeza y pasemos a hacer cosas impensables y fuera de toda lógica. Por eso debemos hablar de qué es enamorarse, por qué nos enamoramos, de quién, cuál es el paso al amor, las dificultades en una relación, las consecuencias de la infidelidad. Fíjense si hay temas que los jóvenes pueden vivir y experimentar a través de los libros. Debemos “enseñarles” que tienen esa oportunidad. Y también lo que aportan la narrativa, el ensayo y la poesía a la música, al teatro o al cine. He elegido obras como El amante de lady Chatterley, 1984, Revolutionary Road y algunas más juveniles como Un acorde menor, En la puerta de al lado, Desafiando las normas… son solo ejemplos. La idea es que el lector valore la importancia de las reflexiones, emociones y experiencias que vive al leer cualquier obra. Y que aprenda en un entorno seguro a comprender esas emociones.
La obligación de elegir entre una oferta cada vez más amplia de una gran calidad
Termino ya con una pregunta que ha sido frecuente y que es sobre mi opinión acerca de la lectura por obligación, pues muchos de los que odian leer recuerdan esa mala experiencia. Mi respuesta es clara: defiendo la lectura obligatoria en la escuela, como obligatorio es estudiar la educación secundaria obligatoria. Hay una oferta muy amplia para que los alumnos puedan elegir (según una noticia reciente, en España se publican 10 libros cada hora).
Y el mensaje final que me gustaría transmitirles es que es esencial que no perdamos de vista el objetivo final, como educadores, que es que todos descubran la lectura libre y voluntaria y que adquieran el hábito, conscientes de los motivos por los que eso es bueno para ellos (para qué). ¡No es fácil, pero es clave para su desarrollo conseguirlo! Les ayudara que se repitan eso cada vez que se enfrenten a la dificultad que supone esta compleja pero fundamental tarea.