La Campaña Mundial por la Educación es la encargada de organizar esta Semana de Acción Mundial por la Educación (SAME). En España van de la mano de Ayuda en Acción, Educo, Entreculturas y Plan International. Este año han decidido centrar sus esfuerzos en poner sobre la mesa las dificultades y obstáculos que se encuentras niñas y chicas en el acceso a la educación y, por ende, a una vida con más y mejores oportunidades de trabajo y de vida.
Según los datos que maneja Unesco, hay en el mundo 118,5 millones de niñas sin escolarizar y las mujeres suponen dos tercios de las 775 millones de personas que son analfabetas en el planeta.
Pilar Orenes, responsable máxima de Educo y portavoz en España de la SAME, asegura que las organizaciones que conforman la Campaña Mundial por la Educación creen en una educación transformadora, es decir, que defiende el «acceso y la calidad para todas y todos. Una educación que cambia la vida de las personas». Dentro de esta concepción, «hemos decidido que sea prioridad» lo que tiene que ver con la igualdad de género para poner sobre la mesa «las situaciones de desigualdad y discriminación que experimentan las mujeres en todo el mundo».
Orenes asegura que, aunque se han visto avances en los últimos años «niñas, adolescentes y jóvenes se siguen encontrando con barreras, con dificultades» y es necesario seguir poniendo atención en estos temas que, «a veces, parece que ya están superados».
Además de las niñas sin escolarizar o de que dos tercios de la población analfabeta sean mujeres, tan solo el 11 % de las niñas se mantienen en la educación secundaria en los países más pobres, asegura Orenes.
Aunque los datos de acceso a la educación de las niñas hayan mejorado con los años, un reto importante está en la permanencia que muy pocas consiguen más allá de la primaria. Y no lo consiguen, principalmente, comenta la repsonsable de Educo, «por las normas, los estereotipos de género» que hacen que las niñas permanezcan en el hogar, o tengan que dedicarse al trabajo infantil, se vean obligadas a casarse a edades muy tempranas o, simplemente, se priorice la educación de los chicos.
Unas dinámicas que también van empujando a niñas y jóvenes a realizar determinados estudios que en mayor o menor medida impactarán en su futuro. Estudios conducentes a profesiones que en muchos casos están peor consideradas y pagadas que las que se consideran habitualmente masculinas.
Durante toda la semana, las organizaciones principales de la SAME trabajarán en los centros educativos con los que colaboran todo el año, así como con las organizaciones de los diferentes territorios, para celebrar todo tipo de actividades o realizar lecturas del manifiesto de la semana para este año.
Orenes explica que, por ejemplo, en Avilés, los institutos que llevan todo el año trabajando estos temas harán una actividad conjunta en la que, entre otras cosas, se leerá el manifiesto de la Semana. Se busca, además, que chicas y chicos de los diferentes interactúen entre sí.
La semana trabaja este año la igualdad, el acceso y permanencia de niñas y jóvenes en la educación,la igualdad a la hora de afrontar una serie de estudios que parecen totalmente masculinizados. Son situaciones que no es necesario ir a buscar a países empobrecidos. Cierto que en otras latitudes son especialmente difíciles y extremas estas situaciones, pero en países como España también tenemos, por ejemplo, a chicas de etnia gitana con dificultades para permanecer y terminar la secundaria obligatoria o una sobrerepresentación de chicas en estudios como los de magisterio y profesiones relacionadas con lo sanitario e infrarepresentación en matemáticas, ciencias o ingenierías.
«Seguimos teniendo muchos retos» asegura Orenes, quien también afirma que es necesario apostar por la igualdad de oportunidades «independientemente de la autonomía en la que vivan o sus historias de vida».
Una de las apuestas de la campaña es que la ayuda oficial al desarrollo que destinan los países ricos aumente sus porcentajes dirigidos a la educación. Es importante, asegura Orenes, que el 20 % de esta ayuda recaiga en aumentar las oportunidades educativas de niñas y adolescentes. Pero no solo hacia fuera. La responsable de Educo también señala el 4,93 % del PIB invertido en España en educación. «No es suficiente para romper tendencias de inequidad que se están dando en nuestro país», asegura.
Orenes hace hincapié en que casi un tercio de las niñas, niños y adolescentes en España están en situación de pobreza y exclusión social. Un porcentaje muy elevado si se compara, señala, con el porcentaje de ayudas y becas para estudiar, o para el comedor escolar o el transporte o para actividades extraescolares.
Dentro de estas situaciones que en España también se dan y que impactan en el bienestar de la infancia está la dificultad de acceso a una educación de calidad y gratuita en la etapa 0-3 años. A pesar de que el Gobierno está trabajando en el aumento de las plazas públicas en este ciclo, las expertas aseguran que no son suficientes.
Desde la propia Educo se ha realizado una campaña para aumentar el esfuerzo de las administraciones en una etapa crucial para el desarrollo de niñas y niños. Sobre todo con el foco puesto en aquellas y aquellos que tienen peores condiciones de vida. Orenes señala que solo Aragón, Galicia, Madrid, La Rioja y Murcia tienen escuelas 0-3 gratuitas. Por no hablar de que hay territorios en los que las familias en las que todos sus miembros trabajan tienen prioridad, ya que se atiende antes a la conciliación que a la necesidad de cuidad y educación para aquellas que lo tienen más complicado. Como tampoco, aseguran desde Educo, se tiene en cuenta que las familias con niveles educativos menores o en zonas menos pobladas tienen menor acceso a esta etapa educativa tan importante. «El acceso a esta educación es crucial si queremos reducir desigualdades desde el inicio».