Actualmente, se plantea un escenario con gran sensibilidad por la salud mental. En Barcelona queda recogida en la agenda política y, en concreto, en el compromiso del Ayuntamiento con el primer y el segundo Plan de salud mental de la ciudad, las Tablas en los distritos y en la consolidación y ampliación del servicio de apoyo psicológico Consúltame, Aquí te Escuchamos o el chat de apoyo emocional para jóvenes, entre otros. Iniciativas que proponen intervenir decididamente en el terreno de la promoción y prevención de la salud mental en los equipamientos de proximidad como son las escuelas o centros cívicos para mejorar el bienestar emocional en los barrios.
Podemos valorar ya buenos resultados de iniciativas realizadas e impulsadas en toda la ciudad como la incorporación de educadores emocionales a 40 escuelas con el Pla de Barris que promueven prácticas restaurativas como elemento de resolución de conflictos, convivencia y cuidado de los niños y profesionales del centro escolares; o también la incorporación del servicio Konsúltame dentro de tres institutos-escuela de barrios de atención prioritaria que da la posibilidad de generar respuestas colectivas entre salud y escuela; así como el acompañamiento de profesionales de la salud en los barrios (enfermería comunitaria, psicología y educación) para dinamizar actividades generadoras de salud.
La salud mental de niños y jóvenes es un reto para la sociedad y, en concreto, para el sistema educativo, donde se han evidenciado necesidades, pero también se han hecho visibles y mucho sus fortalezas. Los malestares y sufrimientos psicológicos están afectados por los determinantes sociales de la salud, interactúan no sólo en la aparición y desarrollo de la enfermedad y el sufrimiento, sino que tienen una amplia repercusión en el bienestar emocional y la salud mental de la población y, en especial, de los niños. Así, es muy importante situar a las personas más vulnerables en el centro de las estrategias y políticas públicas.
Ante el aumento del riesgo psicosocial de un gran número de personas, es necesario potenciar las herramientas que se han mostrado más efectivas para el abordaje de aquellas situaciones de elevado riesgo para la salud mental. Resulta imprescindible analizar estas situaciones desde una mirada amplia, que conciba la salud mental en todas sus dimensiones y no sólo se enfoca a detectar y tratar la enfermedad. Es necesario acompañar a las personas desde el trabajo en red, en el marco de la atención de proximidad, ya que estas estrategias demuestran ser efectivas no sólo en la prevención, sino que son en sí mismas generadoras de salud.
Por todo ello, atender desde los espacios de proximidad, se convierte, una vez más, en el eje desde el que articular. Por eso, la atención de niños y jóvenes en la propia escuela como recurso cercano, cotidiano y comunitario puede y es una iniciativa imprescindible. En escuelas e institutos existe una alta demanda relacionada con problemas de malestar emocional, reacciones adaptativas y trastornos mentales. También el vínculo de los equipos educativos con los niños y jóvenes hace que sea un actor clave en este abordaje por el bienestar emocional.
La incorporación de psicólogos puede convertirse en una herramienta eficaz para situar y enlazar todas las actuaciones de promoción del bienestar, prevención y detección de situaciones de riesgo y signos de alerta de sufrimiento mental desde los centros educativos
Sin embargo, para que la comunidad educativa pueda desempeñar este papel, es esencial reforzar los equipos y optimizar la coordinación con el resto de agentes. En este sentido, la incorporación de psicólogos puede convertirse en una herramienta eficaz para situar y enlazar todas las actuaciones de promoción del bienestar, prevención y detección de situaciones de riesgo y signos de alerta de sufrimiento mental desde los centros educativos.
Sin embargo, no debemos olvidar que integrar nuevas figuras en una comunidad, transforma y cambia sus dinámicas internas, haciendo que la estrategia de implementación sea fundamental para no generar desajustes. La incorporación del psicólogo para abordar el bienestar y la prevención de la salud mental en el interior de la escuela es una iniciativa valiente y necesaria, a la vez que también compleja y difícil.
Ante todo, debe tenerse presente el contexto actual, para saber cómo generar las sinergias necesarias y plantear la suma de nuevos roles. Actualmente, tenemos un marco de colaboración entre educación y salud que posibilita el despliegue de nuevas estrategias, unos programas específicos dentro de salud y de la salud mental en concreto, la creación de nuevos roles y funciones profesionales que contribuyen a una atención de los niños y jóvenes. También, por último, tenemos espacios de creación colectiva y participativa en el marco municipal que permiten el diálogo entre los diferentes agentes, para conseguir que los centros educativos sean espacios de cuidado y seguimiento de la salud mental, estableciendo mecanismos y estrategias por tal ser unos activos de salud de primer orden. En este sentido, la equidad en el acceso a la educación, la sostenibilidad y el enfoque sistémico de las intervenciones en los ámbitos de la salud y la educación aportan justicia social sentando las bases para un contexto educativo democrático.
En segundo lugar, no podemos olvidar el empoderamiento y participación de la comunidad educativa en las temáticas de salud mental y bienestar, la importancia de los entornos escolares desde el punto de vista estructural y social, la formación del profesorado, nuevos agentes y programas que aportan estrategias como son las técnicas restaurativas, la colaboración en red, y el fortalecimiento de la comunidad educativa, estos elementos hacen que actualmente podamos pensar en la posibilidad de intervenir y desempeñar funciones con otros profesionales.
Como tercer punto, la necesidad de ordenar, coordinar y potenciar el trabajo desde diferentes agentes y contextos de actuación y, dotar a la vez a estas estrategias de una perspectiva comunitaria, ha generado a lo largo de los años diferentes redes, grupos de trabajo y comisiones. En esta dirección, los años de recorrido en medidas de promoción de la salud en el ámbito educativo desde las iniciativas municipales, han permitido tejer alianzas entre los equipos profesionales, tanto del ámbito de la salud como de la educación, y ha proporcionado un bagaje de experiencia y conocimiento que es necesario valorar. Asimismo, ha puesto de manifiesto la necesidad de articular estrategias y mecanismos de coordinación estables que permitan una implementación efectiva y sostenible en este ámbito, desde una mirada comunitaria e integral de la salud.
Por todo ello, la propuesta de incorporar a un psicólogo en el ámbito escolar nos confronta con la necesidad de repensar la misma escuela en tres sentidos.
En primer lugar, (re)devolver la escuela a los maestros. La sociedad actual y su complejidad provocan que la escuela no sea tan sólo un lugar de aprendizajes. Su función principal no puede ejercerse sin un estado de bienestar emocional de todos los miembros de la comunidad educativa. Por este motivo, la incorporación de un psicólogo abre la posibilidad de que los maestros hagan de maestros. Contribuyendo también a que la escuela sea un espacio educativo, basado en el buen trato y los vínculos seguros entre toda la comunidad, y convertirse en un espacio generador de salud.
La incorporación de un psicólogo abre la posibilidad de que los maestros hagan de maestros
En segundo lugar, la valentía política a la hora de apostar por nuevos roles y funciones para mejorar el bienestar de niños y adolescentes debe ir acompañada de estrategias técnicas con recursos y procesos que aporten valor de forma eficiente. No hay que olvidar y debemos tener en cuenta la presión de unos profesionales a menudo demasiado tensionados y con una demanda social excesiva, que debe ser también atendida.
Para finalizar, el incorporar recursos y elementos al sistema educativo comporta una transformación en sí misma. De la misma forma que el contexto educativo transforma la relación entre un adulto y un niño, haciendo del vínculo entre alumno y maestra una relación de seguridad y confianza.
Devolver la escuela a los maestros significa una vuelta a los profesionales que con un deseo propio y no anónimo se vinculan con alumnado. Chicos y chicas que no son un papel en blanco, sino sujetos que interactúan, desarrollan sus intereses y participan en el contexto. Entonces la escuela se convierte en un espacio de bienestar y cuidado. En este sentido, el trabajo participativo con los niños dentro del programa municipal Hablan los niños y niñas realizado desde el Instituto Infancia y Adolescencia de Barcelona da pistas y orienta las prácticas más positivas y enriquecedoras que los niños valoran para mejorar su bienestar.
Con todo ello, incorporar a un psicólogo a la corte de educación es una iniciativa valiente y decidida, que seguro que aportará valor y enriquecerá a la escuela para que sea (aún más) una comunidad acogedora, saludable y segura. Una comunidad, como es tradición en el modelo de escuela pública de Barcelona, que promueve que sus miembros, docentes, familias, y sobre todo, alumnos, se cuiden y se sientan corresponsables del bienestar del conjunto.
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Muy buenos y pertinentes análisis. Enhorabuena!!
Barcelona , una vez más, dando muestras de dinamismo, innovación y equidad
Gerardo