La publicación el día 5 de diciembre del informe PISA parece haber abierto la caja de los truenos educativos y todos desde los medios especializados hasta las tertulias más dispares están permitiéndose ponderar sobre el informe y, por ende, sobre educación sin tener en cuenta que, como dice José Gimeno Sacristán: “La información proporcionada por los informes PISA tiene una funcionalidad que delimita y limita su poder de uso para conocer y mejorar un sistema educativo y sus prácticas. Extralimitarse en asignarle más capacidad de informar de la que tiene, no es correcto desde el punto de vista técnico, intelectual y moral” (Gimeno, 2008).
Por ello, desde los Movimientos de Renovación Pedagógica, quisiéramos relativizar la importancia de dicho informe y situar el contexto en el que se ha de leer.
¿Qué es PISA?
Es el Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA, Programme for International Student Assessment, en inglés). Este informe fue diseñado en 1997 por la OCDE y se propone evaluar los conocimientos que deberían tener los ciudadanos responsables ante los retos de la naturaleza y la evolución de la cultura humana, y hasta qué punto podrían aplicar estos conocimientos al finalizar la educación obligatoria de los jóvenes de 15-16 años. El primer informe data del 2000. En 2022 incluye 37 países de la OCDE y 43 países asociados. Expone que sus características básicas son descubrir las diferencias en rendimiento e identificar las características que mejor funcionan dentro de los sistemas educativos hacia la orientación de las políticas educativas. Parte del enfoque de la evaluación por competencias y tiene en cuenta el aprendizaje a lo largo de la vida, que implica la capacidad del alumnado de ir haciéndose independiente para enfrentarse a situaciones cada vez más complejas, tanto en el mundo académico como en el laboral y personal.
No es pues como es una evaluación del sistema educativo en su globalidad sino la herramienta de una organización económica, la OCDE, dirigida a valorar la adecuación del sistema educativo a los objetivos económicos que preconiza dicha organización. Pretender, como lo hacen muchos titulares, modificar todo el sistema educativo a partir del informe PISA, es como querer cambiar el coche porque se le ha pinchado una rueda.
Un modelo de evaluación para un mundo capitalista
El modelo PISA está delimitado por una serie de condicionantes que hacen de él un instrumento de la globalización. Lo que evalúa el informe, es el modelo educativo occidental que pretende el poder económico internacional, y los resultados que vamos a obtener son la mayor o menor adecuación del sistema educativo de un país a ese modelo impuesto. Con los resultados de PISA no sabremos si los aprendices están consiguiendo ser mejor o peor persona, sino si su rendimiento se identifica con las características más eficaces dentro de los sistemas educativos promocionados en los países capitalistas. Si los países «ricos» son aquellos que llevan la escuela con esas características, hay que extenderlas a todo el mundo para que todo el mundo sea «rico». Este silogismo es cuanto menos ingenuo para que se pueda aceptar de forma tan universal.
Un modelo competencial
“El discurso acerca del concepto de competencia que nos ocupa se ha cargado de significado en diferentes ámbitos de discurso, de prácticas y acciones que le prestan al término significados singulares, distintos según los contextos, de suerte que lo convierten en equívoco e interpretable. Esto implica que, al utilizar ese concepto pretendidamente nuevo, no podamos sustraernos de las tradiciones de su uso, las cuales han sido variadas y con una función discutida hoy en día” (Gimeno, 2008).
El modelo de evaluación está basado en el concepto de competencias, una idea que sigue siendo bastante ambigua para gran parte del profesorado. No todos los modelos de competencia son iguales, existe diferencia entre seguir el de, por ejemplo, competencia lingüística de Chomsky o el que persigue la jerarquía económica dominante para adecuar la educación a su interés. Por otro lado, se supedita a la propuesta curricular anterior y así se mezclan de forma desordenada diferentes contenidos del currículo, algunos de los cuales son difícilmente evaluables con los instrumentos que utiliza habitualmente el profesorado. Además, casi siempre unos contenidos dependen de los demás, es difícil saber qué objetivos se pretenden. En una evaluación competencial intervienen tantos factores que es bastante agobiante sacar resultados significativos. (Ver Ejemplo)
Quizás, alguna persona intente justificar la indeterminación que acabamos de mencionar a partir de lo que se denomina la OCDE “interpretación integral del conocimiento”3. Tal como está mencionado no queda claro si se está hablando desde una perspectiva holística del conocimiento en el que las áreas están supeditadas al conocimiento a adquirir o si simplemente se refiere a la complementariedad entre la práctica y la teoría. Sea como sea, la citada característica queda tan desdibujada que lo que se obtiene es una respuesta de la sociedad en general que queda reflejada en titulares del tipo:
E-NOTICIES.CAT: La Generalitat, sense rumb després dels mals resultats de l’informe PISA (La Generalitat, sin rumbo después de los malos resultados del informe PISA) (07/12/2023):
La exconsejera de Educación Irene Rigau ha señalado otro problema que tiene que ver con el temario. «La sostenibilidad, el cambio climático, el feminismo, la solidaridad… Todo eso está muy bien, pero cuando tienes que quitar horas de matemáticas y lengua no vamos bien», ha dicho esta mañana en Catalunya Ràdio.
EL PAÍS: Informe PISA: España obtiene su peor resultado, pero resiste el batacazo educativo global mejor que su entorno (6/12/2023):
Los alumnos españoles del último curso de la ESO han bajado 8 puntos en matemáticas respecto a la edición anterior, de 2018 ―en la que ya cayeron mucho―, hasta quedarse en 473. Han retrocedido tres en comprensión lectora, hasta los 474. Y han subido dos puntos en ciencias, hasta los 485.
EURONEWS: Educación | Los resultados de PISA bajan como nunca por la Covid y más factores (5/12/2023)
En la octava edición de la que se publican este martes los primeros resultados, lo más llamativo es la caída en 15 puntos, hasta 472, de la nota media en matemáticas de los estudiantes de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) si se compara con la anterior evaluación de 2018.
Informe PISA 2022: Una mirada desde la FESPM (11/12/2023)
Una edición tras otra vemos cómo nuestro alumnado tiene resultados mediocres al enfrentarse a situaciones en las que, aparentemente, sólo hay que resolver relaciones de proporcionalidad simple, variaciones porcentuales, calcular medias, interpretar gráficas o identificar y relacionar elementos de una figura.
Resumiendo, si evaluamos las competencias desde la perspectiva de las áreas convencionales, obtendremos una percepción tradicional de esta evaluación por parte de la sociedad.
Competencias y ultraliberalismo
Basar una política educativa sobre las competencias permite darle una perspectiva innovadora a un modelo que sigue los mismos criterios que han sido útiles para desarrollar el modelo económico capitalista como lo demuestran los acontecimientos del siglo XX. Pero ya en 2008, desde los MRP advertíamos sobre la complicidad entre un determinado modelo de currículum por competencias y los objetivos educativos del oligopolio ultraliberal. Una vez elaborado ese modelo de se obtiene un producto que responde a unas necesidades dirigidas a globalizar el modelo educativo en todos los países de La OCDE y obtener así un corpus educativo común a las oligarquías de los países que dominan el 80% de la economía mundial
Un modelo globalizado
Hoy, si un enseñante recorriese el mundo, no le sería difícil reconocer y encontrarse como casa en muchas escuela del mundo. No ha sido siempre así, solo debemos mirar la ilustración que representa a la clase de Pestalozzi en el siglo XVIII. A partir del siglo XIX, con la revolución llamada industrial pero que es esencialmente capitalista, se ha exportado el modelo de la llamada reforma prusiana (Cuatro). Este modelo de escuela estandarizada y uniformadora es el que preconiza la OCDE como modelo polivalente.
¿Qué es la OCDE?
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico conocida bajo las siglas OCDE es una organización internacional formada por 34 países desarrollados que se originó en 1948 con el fin de ayudar a la administración del Plan Marshall destinado a la reconstrucción europea después de la segunda guerra mundial.
En su página de presentación nos dice que su objetivo es promocionar políticas que favorecen la prosperidad, la igualdad, las oportunidades y el bienestar de todas las personas. Para hacerlo posible han diseñado un modelo educativo al margen del de la UNESCO que tiene como objetivo principal expandir el modelo económico ultraliberal al resto del mundo empezando por los países que aparecen en el mapa siguiente.
A modo de conclusiones
A la hora de definir las políticas educativas, quien marca las pautas es una organización económica, la OCDE, al margen de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Si nos fijamos, vemos que, en Pisa 2000, figuran como responsables del informe la OCDE y la UNESCO. Sin embargo en el informe 2003 ya figura solo la OCDE. El informe PISA no es pues la evaluación de todos los países de la ONU ni tan solo de los países conocidos como “ricos”, sino la de los países capitalistas que han adoptado una economía ultraliberal de modelo anglosajón (es curioso cómo el informe ha pasado de circunscribirse a los 32 países miembro de la organización a 75 en el actual informe).
Si es la OCDE la que convoca las pruebas PISA, y de los resultados de esa evaluación van a depender las líneas que deben seguir las diferentes autoridades educativas del mundo, eso significa que dependerá del valor económico de esas políticas el que se siga una pauta u otra. Tener los informes PISA como guía de cara a identificar las características que mejor funcionan dentro de los sistemas educativos, quiere decir que lo que queremos educar es al homo economicus capitalista. La educación de los países a los que el informe PISA dicta las pautas, son aquellos en los que la educación está dirigida a formar individuos económicamente rentables.
Debemos empezar a hacer la lectura del informe teniendo claro que los resultados corresponden a un modelo concreto, del que conocemos las bondades pero también los problemas. La escuela no es independiente del modelo de sociedad en la que está inmersa. Debemos ser conscientes de que la finalidad de la sociedad ultraliberal es perpetrar su modelo y no otro. La escuela es competitiva porque la economía actual solo puede sobrevivir si también lo es, asimismo el individualismo, el consumismo, el seguidismo, etc., son necesarios para que el modelo funcione. En Inglaterra se está imponiendo el modelo de Free School (escuelas públicas gestionadas en todo -incluso en el currículo- de forma privada) entre las que destaca la Michaela Community School. En el estado español, también los centros privados se centran en un modelo eficiente, individualista y competitivo, con resultados medibles por el informe PISA.
Si optamos por la educación del homo-economicus, entonces el debate general en el que están enzarzados los medios de comunicación es el nuestro. Si por el contrario pretendemos desarrollar otras competencias que no sean las relacionadas con la formación economicista, lo que dice la evaluación PISA es poco significativo y no nos permite decidir los cambios a introducir. Nos queda elegir en función de los objetivos educativos que perseguimos.
Por último habría que hacer una valoración de la influencia que, a pesar del análisis de lo que en realidad supone, tienen los informes PISA en la configuración de un sistema educativo en un país o territorio. Hay que entender que la OCDE como organismo económico mueve económicamente la sociedad: gobiernos, medios de comunicación y opinión pública en general. Se acaba creyendo en la misma comunidad educativa que los sistemas educativos son buenos o malos de forma global por el ranking logrado en baremos generales de pruebas diseñadas desde la OCDE y llevadas a cabo de formas “múltiples”. Da igual si existe una población vulnerable en el ámbito educativo que está o no bien atendida o engrosa el abandono escolar, da igual si se están formando personas de perfil insolidario o no, que creen en la desigualdad social y el desprecio de otras personas o no. Si no entra dentro de la prueba todo eso quedará al margen. Habrá quien en base a buenos resultados haga propaganda de sus logros aunque tape esas “vergüenzas” y habrá quien la labor de educación como bien social y universal quede silenciada en base a una prueba “objetiva” del uso de la lengua.
Para saber más:
Recuperar la cultura de l’esforç escolar: ‘La letra con sangre entra’
https://diarieducacio.cat/on-estem-en-educacio-en-el-context-internacional/
Recomendamos igualmente el libro:
AAVV. Educar por competencias, ¿qué hay de nuevo?. Morata, 2008, Madrid
Referencias
Gimeno Sacristàn, J. «Diez tesis sobre la aparente utilidad de las competencias en educación» en Educar por competencias, ¿qué hay de nuevo? Morata, 2008, Madrid p.23
Cuatro. Programa Cuarto Milenio, «Estudiando como hace tres siglos». https://www.cuatro.com/cuarto-milenio/mejor-debate-educacion-cuarto-milenio_5_2261775005.html
1 comentario
Por si alguien quiere leer algo más al respecto.
Gracias.
José María Rozada Martínez
http://www.formarsecomoprofesor.es/category/2005/los-informes-pisa-y-la-propuesta-de-enterrarlos-en-el-mar/