Esta mujer, a la que no le gusta la etiqueta de “activista”, nació en otro barrio de la ciudad pero se trasladó a Rocafonda en 1969. Ese barrio empezó a urbanizarse a finales de los años sesenta y allí se instalaron muchas personas procedentes de la migración del sur de España. Desde los años noventa, la migración mayoritaria en el barrio ha pasado a ser la procedente de Marruecos, otros países africanos y América Latina. Viven en él unas 11.500 personas. Rocafonda se ha hecho famoso porque allí vivió Lamine Yamal, el joven futbolista del Barça que ha tenido una gran actuación en la Eurocopa de fútbol. Ha popularizado un gesto con los dedos de las manos creando el número 304, que identifica el distrito postal del barrio.
¿Cómo es el barrio de Rocafonda hoy, desde la óptica de las comunidades que viven allí?
Desde hace unos quince años están llegando masivamente personas de todas partes del mundo, sobre todo de origen marroquí, algunos argelinos muy pocos, algunos libios muy pocos, centroafricanos –a mí me gusta más decir centroafricanos que subsaharianos, porque si decimos Norteamérica, Centroamérica y Sudamérica, ¿por qué no decimos África del Norte, África del Centro y África del Sur?–, básicamente de Senegal, muchos, y de Gambia, proporcionalmente, teniendo en cuenta que es un estado pequeño, también muchos. Latinoamericanos menos, paquistaníes menos, chinos, muy ligados al comercio o a la hostelería, menos.
Estas comunidades llegan a un barrio en el que antes vivían muchas personas procedentes de la inmigración española de los años sesenta…
En este barrio, excepto las casitas de la Esperanza y los pisos del Calvet, todo lo demás lo fue comprando Caixa Laietana a diferentes campesinos, en aquella época en que las cajas hacían tanta especulación inmobiliaria. Lo fueron comprando todo, parcela a parcela; o sea, no ha habido un plan de barrio. Hacían bloques de la máxima altura permitida, cinco pisos, sin ascensor y sin calefacción ni garaje, que son tres cosas que ahora se valoran mucho. Entonces, mucha gente de origen popular de Mataró que vivía en casas viejas y muy antiguas, cerca del mar, que eran muy húmedas, se vio con algo de dinero y compraron pisos de estos nuevos que tenían muy buena pinta de entrada. La parte urbanística tiene dos problemas. Uno, que se apuró al máximo: calles estrechas, aceras estrechas. El otro, la misma forma del barrio, que al ser bastante triangular, tiene muy poca circulación completa. Muchas calles terminan en una pared. En muy poca zona urbana vivimos muchas personas. Es un barrio muy denso, con gente que no se conoce entre sí, porque uno viene de aquí y otro viene de allí, con pobreza, con pisos que se desahucian o que se ocupan, con fondos buitres que no tienen ningún interés en alquilar, sino que lo que quieren es tener el piso ocho, diez años, pero que nunca está vacío porque se ocupa. Esto crea muchos problemas de convivencia, que debemos contrarrestar haciendo proyectos de conocimiento mutuo, de convivencia, de intentar resolver problemas. Y, yendo a lo más positivo, para mí lo más bonito que hay en Rocafonda es que tiene un fortísimo tejido asociativo, que en un barrio relativamente pequeño se nota positivamente. Por ejemplo, la Asociación Vecinal de Rocafonda tiene más de 50 años y ha conseguido muchas cosas: un jardín de infancia, un centro abierto, un espacio joven, una oficina de atención municipal, un centro cívico con salas para las entidades y los servicios sociales… Todo esto eran bloques y fue una lucha durísima de los vecinos.
Rocafonda tiene un tejido asociativo que ha conseguido muchas cosas gracias a una lucha durísima de los vecinos
¿?La gente procedente del sur y de otras comunidades de España de Andalucía que vivía en el barrio?
Y de Mataró
Esta gente ¿se ha ido?
En muchos casos quedan los abuelos. Hay muy pocos hijos. Yo tengo tres hijos, y ninguno vive el barrio. Esto en otros barrios de Mataró, incluso populares, no se da.
Lleva 55 años en Rocafonda haciendo activismo ciudadano
No, no, no. La palabra activista la odio. Yo no soy activista, soy una mujer del barrio que hace lo que puede para que todos vivamos mejor, como tantas otras. Soy una abuela, maestra jubilada y filóloga. He cumplido 41 años de maestra en Mataró.
Y ha participado siempre en las luchas vecinales
Sí, porque había 10.000 personas, pero nosotros teníamos nuestro trabajo, ahora soy jubilada, dispongo de mi tiempo y hago bastante lo que quiero. Nuestra generación de maestros fue muy comprometida por un lado y muy afortunada, muy privilegiada por otro. Nosotros nos educamos en pleno franquismo, en el espíritu nacional y en toda esa pesca. Mientras tanto hacía Magisterio libre en Barcelona, con un plan terrible llamado Plan 50. Trabajé en una escuela llamada Bons Amics, en el barrio de Cerdanyola. Era una escuela cooperativa. Mi vida, la de mi marido, la de mis hijos y la de mucha otra gente ha estado muy marcada por el movimiento cooperativista. Entonces había muy pocas escuelas públicas. Hubo luchas y en el momento en que se hizo una escuela pública en el barrio recomendamos a las familias que pasasen a la pública y cerramos la nuestra porque una escuela es algo muy caro. Una de las escuelas que salió de nuestra lucha fue la escuela Rocafonda, y el grupo de maestros que estábamos empezamos la inmersión a la brava, a hablar catalán y punto. Marta Mata estaba mucho por la lengua materna. Tenías en clase de 18 niños de origen castellanohablante y dos niños de origen catalanohablante y lengua materna quería decir que tenías que hacer dos pizarras, una en catalán y una en castellano, dos métodos de lectura, con una sola maestra porque no había ni auxiliar… Vimos que no era viable y que había que elegir una lengua. Escogimos el catalán y, a partir de aquí, lo hicimos todo en catalán. Se lo explicamos a los padres. Los padres hispanohablantes de aquella época decían que sus hijos vivirían en Cataluña y que tenían que aprender catalán para ganarse la vida. Nos dieron carta blanca e hicimos la inmersión bien hecha.
¿Antes de que se aprobara la ley que permitió la inmersión lingüística en la escuela?
Antes. Se habla siempre de la escuela Rosselló-Pòrcel de Santa Coloma de Gramenet como la primera donde se aplicó la inmersión pero había otras escuelas. La nuestra, por ejemplo, con asesoramiento de Rosa Sensat. Nunca hemos hecho bandera de esto, pero era la misma época.
La violencia en barrios como Rocafonda nace de la insatisfacción de no poder hacer tu vida porque hay impedimentos muy graves que no te lo permiten
¿Rocafonda está mejor o peor ahora que hace cincuenta años?
Los antiguos inmigrantes españoles tienen, sobre todo, una imagen muy mitificada del barrio. Dicen que cuando llegaron era un barrio tan bonito y tan nosequé… Esto no es verdad. Este barrio siempre ha sido un barrio pobre, un barrio con problemas, con juventud que ha ido bien y juventud que se ha echado a perder. Siempre ha sido un barrio humilde, un barrio pobre y abandonado por el Ayuntamiento. Todo lo que se ha logrado ha sido con mucho esfuerzo, con mucha lucha. Lo que ocurre es que ahora todo es más difícil porque tú te encontrabas con Carmen y en castellano te entendías. Ahora, al señor que acaba de llegar y habla swahili, no le puedes decir buenos días, porque no sabes decirlo. Ni él te puede decir buenos días, porque no sabe cómo se dice. Son necesarias muchas estructuras, muchos proyectos para fomentar el conocimiento. Por eso me gusta fomentar el conocimiento, los proyectos compartidos. Las personas migradas, su primera tendencia es rehacer lo que han perdido allí. Esto lo hace todo el mundo. Los catalanes que acudieron a Argentina hicieron el Casal catalán. Algo muy identitario de la cultura marroquí es la religión. La primera obsesión es la mezquita y la han hecho al otro lado de la Riera.
¿Hay más violencia, más inseguridad ahora que hace cincuenta años?
Es distinto. Hay niños que vienen de fuera que tienen mucha más facilidad en el manejo de armas blancas y, a veces, muy pocas, aparece un cuchillo. La violencia en estos barrios nace de la insatisfacción de no poder realizar tu vida porque hay impedimentos muy graves que no te lo permiten. Hay mucha venta de droga, mucha más que consumo. En muchos casos la venta de droga se hace para darle el dinero a la madre para que vaya a la plaza. Luego hay mafias, hay mafias de ocupaciones, hay gente miserable que se aprovecha del que está más en la miseria que él. La eterna lucha entre el último y el penúltimo.
¿Es un problema de falta de policías?
No. Tenemos que trabajar la convivencia y que el Ayuntamiento apueste fuerte en proyectos y ayude a los movimientos asociativos. Debemos hacerlo nosotros. No puede haber un policía junto a cada persona mirando lo que hace las 24 horas al día. No puede, ni queremos que haya policías de barrio.
Seguro que plantean sus reclamaciones al Ayuntamiento. ¿Qué les dicen?
Que no hay dinero. Vivimos en un sistema capitalista que prima el dinero por encima de todo. El principal problema es el de la vivienda. Una vivienda a 800 euros para una gente recién llegada no tiene sentido, no se puede pagar. Además, las condiciones de alquiler son terribles, tienes que pagar dos meses por adelantado, un seguro, te miran si tienes un contrato fijo, una cantidad de condiciones que no sé si yo las cumpliría hoy. Yo he acompañado a gente a alquilar pisos y les he dicho que “soy catalana, autóctona, de Mataró de 70.000 generaciones, de clase media y universitaria, y no sé si eso que dices ahora con mi pensión podría pagarlo”.
Rocafonda ha pasado de ser un barrio desconocido a ser el barrio de Lamine Yamal…
No era un barrio desconocido, es un barrio muy estigmatizado. VOX ha llegado a hablar de “estercolero multicultural“.
¿Cómo se lo tomó?
Están locos. Pienso que el problema lo tienen ellos. Yo sé cómo es mi barrio, yo sé la cantidad de gente maravillosa que hay, desde la responsable del Casal de Avis, que hace un trabajo majísimo, los médicos, los maestros de escuelas que tienen el 100% de chavales de origen extraeuropeo, extracomunitario, y que hablan catalán como Lamine, que lo hace perfectamente.
¿Por qué cree que Vox habla de estercolero multicultural al referirse a Rocafonda?
Primero, porque nunca han venido, y segundo porque si hay algo positivo es que tienen los ojos tan cegados en su odio que son incapaces de ver lo bueno. Hay muchas cosas buenas que sólo las ves cuando tienes unos ojos con voluntad de buscar lo bueno de la gente. Y ellos no tienen esa voluntad, son destructores.
Estigmatizar así a Rocafonda da votos. Vox tiene cuatro concejales en el ayuntamiento de Mataró
¿Que no ocurre en todas partes esto? Además, aquí tienen una figura importante, Mònica Lora, una joven que es diputada en el Parlament de Catalunya y empezó con Plataforma por Catalunya de Josep Anglada. Una especie de Arrimadas más extrema. ¿Sabes lo que pasa? Pienso que la izquierda lo ha hecho muy mal. Ya desde el principio de llegar la nueva inmigración hizo bandera de “¡qué bien, nos llega gente de fuera, qué guapa, la interculturalidad, la diversidad, las fiestas y eso!”. No entendió que el hecho de que venga gente de fuera es un impacto muy fuerte y que tú no tienes que verlo sólo como “¡mira qué bien!” sino como un reto, porque es una gente que viene de otras culturas, de otros hábitos, normalmente con necesidades muy graves, muchas veces muy dañadas por el sufrimiento previo que han tenido. Mira el caso de Nico Williams, con los padres que hicieron cinco mil kilómetros atravesando el desierto a pie… Lo poco que hagas con estas personas es como una planta, que tiene mucha sed. Es como una gota de agua en un pantano. Se debe plantear como un reto y debes preparar a la gente autóctona. No todo es coser y cantar. He visto cosas de población recién llegada que me han hecho sufrir mucho. En el tema de la mujer han venido costumbres medievales, de matrimonios inducidos… Nosotros, en nuestra juventud, nos liberamos de una manera de vivir la religión y esta forma tan carca de vivirla es la que te llega ahora y debes estar mentalizado para entenderlo. Y no estábamos preparados.
Cuando Nawal Hamoudi llama a unas fincas y dice que quiere alquilar un piso, le dicen que no tienen. Y llama Maria Majó, que está junto a Nawal, y le dicen que tienen unos cuantos
¿Es eso lo que hace que tanta gente vote partidos de extrema derecha?
La derecha, ante esto, dice dos cosas. Una, “no los queremos”, “fuera”, “que se vayan”, o “que no vengan”. Y dos: “nosotros pondremos orden”. No es verdad. No pueden poner orden. El único orden que habrá, si lo hacemos bien, es el orden de la convivencia, que nos abracemos. Si me abrazo con una chica marroquí esto es el orden. Yo no le haré daño a ella y ella no me hará nunca daño a mí, porque hay unos vínculos cariñosos, de compartir un territorio, de compartir un barrio. Este es el verdadero orden. Pero la izquierda no ha explicado ni ha dicho nunca que esto era un reto. Y un reto muy difícil.
Es lo que se llama “buenismo”.
Sí, se ha sido muy ingenuo. Te lo digo yo, que he sido maestra, que he hecho cursos de interculturalidad, pero hay momentos en que, instintivamente, piensas “¿qué viene esta gente a hacer aquí? ¿Por qué han venido?”. Hay algunos progresos que hemos hecho como sociedad que nos hacen ir un poco hacia atrás, como en el tema de la mujer, por ejemplo. Esto debe trabajarse. Ahora están saliendo unas generaciones de chavales, como Lamine, que pueden ser muy potentes si conseguimos que pasen de decir “no soy ni catalana ni marroquí” a decir, orgullosamente, “que soy catalana de origen marroquí y todo el mundo me acepta con mi origen”.
El de Lamine Yamal es un caso concreto, puntual, de un chaval que triunfa jugando al fútbol, pero también hay chicos y chicas de Rocafonda que han logrado prosperar en sus vidas profesionales
Ésta es mi esperanza. Lo diré donde esté. La izquierda creyó que esto se daba por sentado. “Nosotros somos buenos, y ellos son buenos, bondad infinita”. Pues no. Nosotros tenemos problemas de segregación y racismo. Cuando Nawal Hamoudi llama a unas fincas y dice que quiere alquilar un piso, le dicen que no tienen. Y llama Maria Majó, que está junto a Nawal, y le dicen que tienen unos cuantos. Y si van a mirarlos juntas y Maria no dice que esta chica es muy maja, tiene dinero, tiene un contrato de trabajo y tiene y tiene y tiene… dicen que el propietario no quiere alquilar a extranjeros. ¿Hay racismo? Sí. ¿Hay personas de su procedencia que se han aprovechado de ellos y de nosotros? ¡Por supuesto! Mucha. ¿Hay mafias? Sí. Por tanto, aquí tiene que haber mucho trabajo intelectual, cariñoso, de vida, de compartir la vida. No puedes salir pitando del barrio. Tengo cantidad de amigos que vivían en Rocafonda y ya no viven aquí. Se han ido, porque no les ha gustado vivir aquí. Pep, mi marido, y yo nos quedamos y éramos un poco raros. A mí, uno del PP del barrio me dijo: “Este barrio, Maria, es de castellanos y andaluces. ¿Tú qué haces aquí?”. “Vivir en mi ciudad. Yo he nacido a dos kilómetros de aquí y nunca me he movido, salvo unos veranos que estuve en Francia, de pequeña”, le dije. Y ahora está la nueva inmigración. Muchos se han largado. De la franja de 30 a 50 años no hay mucha gente autóctona. Las escuelas están llenas de niños recién llegados, porque los autóctonos que tienen hijos viven en otras zonas de Mataró.
No le gusta hablar de asimilación o integración. Prefiere hacerlo de fusión…
Y de convivencia intercultural. Por ejemplo, quien ha hecho que me dé cuenta de defectos míos o de equivocaciones no han sido mis hermanas, sino gente de fuera, porque nos miran con otros ojos. Como tú les miras a ellos con ojos distintos a los suyos. Y tú dices, “¿pero qué hacéis?”. Y te dicen que hacen lo que siempre han hecho. Y les preguntas “¿quieres decir que es lo mejor?”. Es esa otra mirada que creo que es muy positiva, que te ayuda a ver lo que ni tú ni los tuyos te ven. Y tú ves cosas que ni ellos ni los suyos se ven. Y si de esto se puede hablar con un clima y en un equipamiento que estén bien, con un proyecto y con una obra de teatro que preparamos juntas, si se puede hacer con una vida rica, es muy bueno para todos.
¿Ha tenido momentos de debilidad, de rendirse, de pensar que es imposible resolver este problema?
No. Si yo pensase que Rocafonda es el problema, quizás sí, pero es que Rocafonda es un síntoma y una consecuencia de un sistema político y de un sistema mundial. Los problemas de Rocafonda se han creado fuera de Rocafonda y las soluciones deben venir de fuera. ¿Por qué te viene una persona de Marruecos o de Senegal? No pueden explicarse las migraciones del siglo XXI sin explicar el gran drama, el gran desastre del colonialismo. ¿Por qué te viene la gente de países de Latinoamérica? Porque durante años el estado español ha estado expoliando, robando, rompiendo estructuras tribales o ancestrales de ellos. Es decir, lo que nosotros, y digo nosotros sin haber ido yo, fuimos a hacer a aquellos países con la espada y la cruz, ellos ahora vienen con la patera y con el avión. Nuestra invasión fue muy violenta y la suya no es violenta. No se puede explicar las migraciones sin haber explicado lo terrible que ha llegado a ser el colonialismo y no se ha pedido perdón por ello. Por ejemplo, tú has ido a Perú, les has robado el oro, les has matado a Moctezuma, les has hecho no sé qué, ¿y después te quejas de que vengan cien peruanos aquí a ganarse la vida porque allí no se la pueden ganar? No se pueden explicar las migraciones sin reflexionar sobre lo que hemos hecho como Europa en estos países. No hay derecho a quejarte de que vengan si tú no reflexionas y no pides disculpas de por qué fuiste tú. Por tanto, yo no me desanimo de Rocafonda. Me desanimo del mundo. Cuando me preguntan cómo estoy contesto que yo muy bien pero que el mundo está fatal. Ésta es mi frase. El mundo va hacia la destrucción, pero yo no lo veré.
En ese marco llega el éxito de Lamine Yamal. ¿Es bueno o malo para el barrio?
Gracias a su actitud es bueno. El fútbol es una locura, es otra pata del sistema capitalista y del sistema de alienación. ¿Por qué te debe poner tan contento meter un balón en la portería? Objetivamente, no es ningún valor. ¡¡Lamine gana una cantidad enorme de dinero!! La abuela era una mujer pobre, pobre, pobre, que tuvo que trabajar mucho para sacar adelante a sus hijos. Que este chaval, por el motivo que sea, reivindique Rocafonda es extraordinariamente bueno.
La inmigración muchas veces es un espejo de tus injusticias, que no habías visto hasta que han llegado ellos
Cuando marca goles con los dedos de las manos hace el número 304 que corresponde al distrito postal de Rocafonda
Dice que se lo pidieron sus amigos. Él explica que los goles se los dedica a su madre. A la abuela, que para mí es la persona más valiosa, Fátima, le hicimos una historia de vida. Es una materia que realizan los tres institutos del barrio en tercero de ESO. Seleccionamos personas en el Casal d’Avis y una pareja de chavales hacen una historia de vida de una de ellas. En el caso de Fátima, que tiene 70 años, fueron dos chicas. Esta mujer tiene una historia muy dura, muy marcada por el patriarcado. Vino, dejó a sus hijos allá y cuando se hubo situado un poco fue trayendo a sus hijos. Uno es Munir, el padre de Lamine. Munir se casó con una mujer de Guinea Ecuatorial, y fueron a vivir a La Torreta, que está en La Roca junto a Granollers. No se dan bodas entre negras y marroquíes, que estaría muy bien que las hubiera, pero no las hay. Por tanto, Lamine es mestizo, es medio centroafricano y medio norteafricano, por decirlo de algún modo. Los marroquíes no pueden hacerlo suyo y los africanos tampoco, totalmente. Tiene estos rasgos mitad mitad, no es ni negro, como Nico Williams, ni árabe como los que hay en el barrio. Sus padres se separaron cuando tenía 3 o 4 años.
Nació en Esplugues
Esto fue muy ocasional, porque en Esplugues no tiene nada. La abuela, junto al resto de hijos, se radicó en Rocafonda. El niño era de una familia separada. La madre se fue a vivir con el niño a La Torreta, y es allí donde lo apuntaron a fútbol cuando tenía tres, cuatro o cinco años. Los clubes de fútbol de La Roca, dependen o son filiales, como se diga, del Espanyol, pero los que vieron a un niño con muchas cualidades fueron los del Barça, que le plantearon a la familia llevárselo interno a La Masia, donde podría convertirse en un buen futbolista y además tener una buena educación. Entonces, uno de los hijos del tío Abdul iba a buscar a Lamine los viernes y lo llevaba a casa de la abuela. Salía a jugar a fútbol a la pista con los niños marroquíes del barrio. Es decir, su sitio afectuoso, su lugar de amigos, estaba en Rocafonda. Cuando jugaba a fútbol en la pista todos le iban detrás para aprender a hacerlo como lo hacía él. Hizo mucha pandilla aquí de chavales. Rocafonda para él tiene un gran peso afectivo. La madre, muy discreta, tiene otra pareja y un niño pequeño, del que Lamine está enamoradísimo. A la Eurocopa, a Alemania han ido todos. En este sentido, es muy bueno que se muestre orgulloso del barrio. Ahora sale mucha gente que explica que nació en Rocafonda. ¿Dónde estaban hasta ahora? Nunca habían hablado de Rocafonda porque, en el fondo, no era importante para ellos ser de Rocafonda. Para Lamine, sí. De toda la locura esta, con lo que me quedo es con un chico de barrio que no se avergüenza de Rocafonda y hace un homenaje también a su familia pero sobre todo a los amigos y al espacio afectuoso que ha sido el barrio para él. Él, en Rocafonda, se ha sentido querido y él quiere a Rocafonda. Para mí, esto es lo que más mérito tiene, porque el resto, que gane millones… No sé qué puede pasar aquí.
“La mejor manera de desarmar a VOX es que Nawal, que ha sido alumna mía, y yo nos podamos abrazar
¿Existe un límite de capacidad de acogida de inmigrantes en Rocafonda?
A nivel general, no. Debemos ser capaces de asumir a todo el mundo que quiera venir, como si yo quisiera ir a trabajar a Holanda, también debería poder hacerlo. Lo que me parece grave, muy grave, muy mal hecho, es la mala distribución de estas personas. En Rocafonda tenemos un 50% o un 60%. Se dice que hay un 30% y pico, pero esto son los empadronados reconocidos, con papeles, pero hay muchos más, mucha gente no empadronada que vive aquí. ¿Como puede haber barrios, en una misma ciudad, en un mismo país, donde sólo haya un 4%, un 5% o un 7% de inmigrantes? Esto es un indicio clarísimo de una sociedad capitalista, que quiere a los ricos en un lugar, la clase media en otro y los pobres en otro. Y es donde están los pobres que llega esa gente. Se confía la llamada integración a las personas menos integradas, en el sentido de que son los barrios con mayor inmigración castellanohablante del Estado los que deben integrar a las personas venidas de fuera de España. Esto no está bien. El problema no es de los que vienen, el problema es nuestro. La inmigración es muchas veces un espejo de tus injusticias que no habías visto hasta que han llegado ellos.
Y cuando dicen que los inmigrantes nos quitan los puestos de trabajo, las ayudas sociales, la atención sanitaria, que saturan los CAPs, ¿qué piensa?
Que tienen más enfermedades, que tienen más problemas, que está muy bien que lleguen a un país que les ofrece eso. Aquí también está la cosa de la izquierda, que dice que no es verdad. No, no, aceptadlo. Decid que sí. Cuando una persona no sabe qué es un supositorio o una inyección va a un CAP como el nuestro, la médica y la enfermera tiene que estar diez minutos explicándoselo. A mí no es necesario que me lo expliquen. Yo sé perfectamente lo que es una inyección. Con un minuto tienen suficiente. Por tanto, no digas que la inmigración es algo fantástico y que todos somos buenos hermanos. La inmigración es un reto muy profundo de país que debe abordarse muy bien. Y más, cuando eres un país sin estado, con una lengua con problemas de subsistencia, que aún lo tienes que hacer mucho mejor.
¿Dónde queda lo de “queremos acoger”? Hace siete años, se hizo una manifestación muy grande, muy bonita, pidiendo acoger a las personas que huían de la guerra de Siria, pero ahora parece que no queremos inmigrantes…
En Cataluña hay de todo. Hay mucha gente muy acogedora. Poca gente de Catalunya no tiene a alguien inmigrante de fuera de Catalunya en la familia. Ya no digamos de fuera de su pueblo o ciudad. Cataluña es un país de inmigración, por su situación en el Mediterráneo, por muchas cosas… No somos xenófobos, pero tampoco somos lo suficientemente buenos para haberlo hecho bien. ¿Cuál es la mejor forma de desarmar a VOX? No es yendo a tirar al suelo su paradita, aunque está bien que los jóvenes lo hagan. Lo más importante es que Nawal y yo nos podamos abrazar. Para mí es mucho más importante esto, porque nos conocemos, porque yo he sido maestra y ella alumna, porque ha habido una relación, o que una señora de origen marroquí me traiga cuscús y yo le lleve, yo qué sé, carquinyolis. Esto es lo que puede permitir luchar contra VOX.
También existe Aliança Catalana
En Mataró, no. En Mataró ya tenemos suficiente con VOX. Algunos argumentos que dice Aliança Catalana son fácilmente comprables por alguna gente. Aquí hay personas de la Asamblea Nacional a las que le gustan. Aquí también está el tema de una Catalunya sometida a un estado que roba, expolia, no devuelve lo que pagamos en impuestos ni mucho menos. Y esto nos lo pone más difícil.
No se puede explicar las migraciones sin haber explicado lo terrible que ha llegado a ser el colonialismo
Tiene 78 años, rechaza la etiqueta de activista pero sigue luchando por la justicia social
Yo soy una maestra jubilada, abuela de 7 niños y niñas, con una familia de 15 personas que nos entendemos. He hecho de maestra en una época en que muchos maestros hacían esto. Vivo en un barrio donde mucha gente hace lo que hago yo. Tengo unas condiciones de seguridad económica porque cobro una pensión después de cotizar 42 años, tengo una familia que, por ahora, es estable, y soy viuda. Mi marido murió y estuve dos años y pico cuidándolo 24 horas y no hacía nada más.
¿Tacho lo de activista?
Es que el término activista debería eliminarse. No me parece bien que una persona diga que es activista. Esto no es ninguna profesión. Soy una persona sensible que intenta intervenir para mejorar la sociedad. Es humano. Debemos hacerlo todos.
No todo el mundo lo hace
Sólo faltaría que todos viéramos las cosas igual.
1 comentario
Una gran entrevista.
Bones preguntes i precioses respostes. Una visió de les relacions humanes ben positiva, malgrat les situacions socioeconòmiques adverses.