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La Formación Profesional (FP) en España continúa siendo una vía educativa en auge, con un incremento significativo en la matrícula durante los últimos años. Sin embargo, persisten importantes brechas de género que condicionan tanto el acceso como la distribución de hombres y mujeres en esta modalidad formativa. A partir de los datos más recientes y del análisis ofrecido por el informe “Percepción de la juventud sobre la Formación Profesional en España” elaborado por Fad Juventud y la Fundación Gestamp, se pueden identificar tendencias y retos claros.
Evolución de la matrícula por género
Entre los cursos 2015-2016 y 2022-2023, el número total de mujeres matriculadas en FP ha aumentado considerablemente, pasando de 337.145 a 502.924, lo que supone un incremento del 49,2%. Paralelamente, la proporción de mujeres en la FP ha crecido del 44,0% al 46,5%, marcando una tendencia hacia una mayor representación femenina. No obstante, los hombres siguen siendo mayoría, aunque su peso relativo ha disminuido, pasando del 56,0% en 2015-2016 al 53,5% en 2022-2023.
La diferencia de género en la matrícula se ha reducido en casi 5 puntos porcentuales en este periodo, pasando del -11,91% al -6,95%. Este cambio refleja un avance positivo hacia la paridad, aunque el ritmo de transformación es lento y las brechas persisten de manera significativa en ciertas áreas y especialidades.
Eso sí, hay grandes diferencias según los ciclos formativos a los que se atienda. En todos ellos ha habido una reducción de la separación entre chicos y chicas, pero no igual. Mientras que en los grados básicos en 2015 había un 28.9 % de chicas, en 2022 eran el 30,1, solo 1,2 puntos porcentuales de diferencia.
En el grado medio la diferencia es de 2,7 puntos porcentuales, es decir, que ha pasado del 43,1 al 45,8 % en esos mismos años. El grado superior es donde ha habido siempre menos diferencia entre chicos y chicas. La matrícula ha pasado del 47,6 % al 49,4 %.
Segregación de género por especialidades
El informe señala que, aunque el número de mujeres matriculadas en FP ha crecido, estas se concentran en sectores tradicionalmente feminizados, como sanidad, servicios sociales y educación. Por el contrario, las áreas técnicas, como informática, comunicaciones o industria, siguen siendo predominantemente masculinas. Esta segregación perpetúa estereotipos de género y tiene un impacto directo en las oportunidades laborales y salariales de las mujeres.
Por ejemplo, en el curso 2022-2023, más del 70% de las mujeres matriculadas en FP eligieron especialidades vinculadas al sector servicios, mientras que menos del 10% optaron por áreas técnicas. Este desequilibrio no solo refleja barreras culturales, sino también una falta de estrategias de orientación profesional que rompan con los estereotipos y promuevan una mayor diversidad en las elecciones educativas.
Conclusiones del informe y retos pendientes
El informe de Fad Juventud y la Fundación Gestamp subraya que, a pesar del aumento de la representación femenina en la FP, es necesario implementar políticas más ambiciosas para combatir las brechas de género. Estas políticas deberían incluir la realización de campañas de sensibilización en las que fomentar referentes femeninos en áreas técnicas y tecnológicas. La idea es que muestren ejemplos de éxito que inspiren a las jóvenes a considerar estas especialidades.
También deberían desarrollarse acciones de orientación educativa inclusiva desde edades tempranas. La orientación profesional, dice el informe, debería centrarse en romper estereotipos de género y ampliar las perspectivas de chicas y chicos sobre las diferentes ramas.
Por último, se señala un necesario apoyo institucional a base de becas y ayudas económicas dirigidas a mujeres que quieran realizar estudios en los que están infrarepresentadas como una manera de poder equilibrar la situación.
La FP puede ser una gran herramienta para la inserción laboral inmediata, y para eñ empoderamiento para mujeres que buscan mejores condiciones laborales. Para ello, es imprescindible que las políticas educativas se alineen con las demandas del mercado laboral, promoviendo una mayor equidad y diversidad.
Los sesgos de género en la matrícula de las mujeres y los hombres en la FP tienen un reflejo posterior en el mercado laboral. Ellas acaban optando a profesiones fuertemente feminizadas que históricamente tienen peores condiciones laborales y salariales que las de sus compañeros.
Hacia una FP más inclusiva
Si bien los avances son notables, las cifras dejan claro que aún queda mucho por hacer para alcanzar una igualdad real en la Formación Profesional. Reducir las brechas de género no solo beneficiará a las mujeres, sino que también potenciará la competitividad y la innovación en sectores clave para el desarrollo económico. La FP tiene el potencial de ser un motor de cambio, pero para ello es necesario abordar los retos pendientes con estrategias integrales y sostenibles.
Este análisis muestra cómo la educación, y específicamente la Formación Profesional, puede jugar un papel crucial en la construcción de una sociedad más igualitaria. Sin embargo, será necesario un compromiso firme por parte de las instituciones, las empresas y la sociedad en su conjunto para que las cifras de hoy se conviertan en oportunidades reales para todas y todos.