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El pasado día 27 comenzó la convocatoria de huelga indefinida que en un principio convocó CSIF en el Principado gracias a la presión de miles de maestras y maestros de infantil y primaria. A ella, se sumaron dos días después el resto de sindicatos educativos (CCOO, UGT, SUATEA y ANPE) al comprobar porcentajes de seguimiento de hasta el 90 %.
Hasta ahora se han sucedido dos manifestaciones multitudinarias («no recordaba algo así desde hace años», comentan docentes consultadas), la dimisión de la consejera hace hoy una semana y el inicio de unas negociaciones que parecían ir por buen pie pero que a final de la semana pasada se rompieron. También la amenaza de la renuncia de un centenar de directoras y directores de centros de primaria e infantil (finalmente, la llevaron a cabo 70).
A pesar de que las negociaciones se rompieron el jueves pasado tras llegar a puntos de fricción relacionados con el salario docente (reclaman la equiparación, al menos, con territorios como Cantabria, de tamaña similar y renta parecida), las ratios, sustituciones o reducción de burocracia, en la mañana de hoy se han retomado.
El profesorado asturiano, mayoritariamente el de las primeras etapas que es quien inició las protestas, se queja de la falta de recursos para atender a las demandas que se les hacen, principalmente, las relacionadas con la atención a la diversidad en las aulas.
Vista desde fuera, la situación de la educación asturiana en los últimos días parece ajena. El Principado tiene siempre algunos de los mejores índices y resultados de todo el país, en evaluaciones internacionales y nacionales. Pero que, al preguntar a propios y extraños, lleva cierto tiempo escondiendo sus miserias debajo de la alfombra.
La protesta no es nueva. Como mínimo, relata Carmen (nombre ficticio), docente asturiana, viene desde septiembre. En aquel mes, los sindicatos habían convocado una huelga con un objetivo claro, conseguir equiparación salarial con el resto de docentes del país, y la reducción de jornada lectiva (que no total) del personal mayor de 55 años. Según relata esta maestra, la consejera de Educación desactivó la protesta al anunciar la apertura de negociaciones con los sindicatos. Más de algunas reuniones informales, esta negociación no llegó a realizarse hasta hace unos pocos días.
La mecha que ha prendido las protestas, “la manifestación me recordó a las protestas de los mineros”, asegura Carmen, ha sido la decisión, por decreto y sin negociación con los sindicatos, de aumentar una hora de trabajo del personal docente de infantil y primaria en los meses de julio y septiembre para que el alumnado pudiera quedarse a comer en los centros educativos, “sin siquiera reducir la carga burocrática”. Una decisión que el propio presidente asturiano ha anunciado que no se llevará a cabo.
Silvia Silván es, sin duda, una de las protagonistas involuntarias de todo lo que lleva ocurriendo desde hace dos semanas. Este es el periodo de tiempo en el que, sin comerlo ni beberlo, decidió abrir un grupo de Telegram en el que juntar a docentes mas o menos cercanos, “pensaba en unas 120 personas”, explica al teléfono. No había otro objetivo que desahogarse por la situación que vienen viviendo desde hace años.
“Abrí el grupo a las 18h y a las 23h había 1.000 personas. Quince días después, había unas 3.500 personas. Pensé: ¿Qué ha pasado aquí”. El hecho de que tan rápidamente creciera el número de personas en el grupo le dejó clara una cosa: había masa crítica para una protesta. Pero no una consistente en una o dos jornadas de huelga o de varias horas sueltas durante varios días. “Pensé que tenia que ser indefinida”, explica al teléfono. Así que contacto con CSIF, sindicato minoritario en el Principado. “Me pidieron un respaldo para convocar. En ese momento, en el grupo había 1.200 personas y confié; estaba convencida por sus comentarios”.
Qué piden
La chispa que ha encendido la protesta desde hace una semana es una orden, no negociada, para que el profesorado de infantil y primaria tuviera una hora lectiva más, restada de su horario de permanencia, en los meses de junio y septiembre. Esto se decide así para abrir los comedores escolares para el alumnado, sin coste añadido. El objetivo es que las y los maestros “cuiden” del alumnado en ese tiempo.
Tanto Itziar Fuente, responsable de Educación de CCOO en el Principado, como Silván entienden que la medida, visto lo visto, no es la peor ni la más grave de las situaciones que está viviendo el profesorado asturiano, pero es la gota que colma el vaso de su paciencia.
El manifiesto firmado por más de un centenar de direcciones de infantil y primaria, así como la carta que el pasado miércoles firmaron otras tantas directoras y directores, habla extensamente de la necesidad de apoyos para poder llevar a buen termino la atención a la diversidad que se les exige. No hay personal de PT y AL suficiente; los equipos de orientación están atendiendo a cerca de 400 estudiantes (la recomendación de UNESCO es de 250). También piden auxiliares educativos, mejorar el sistema de detección de alumnado con altas capacidades, recuperar la figura del PT intensivo, mejorar las condiciones de los centros de educación especial, reducción de ratios, asignación de una o un tutor por cada grupo de primaria y evitar que esta la asuman especialistas; cubrir bajas de manera inmediata; desdobles y refuerzos; apoyos en infantil para garantizar “una verdadera docencia compartida”; reducir la cantidad de medias jornadas; la reducción de la jornada lectiva de las y los mayores de 55 años; mejorar las retribuciones puesto que, aseguran, están entre el profesorado peor pagado del Estado.
La lista es mucho más larga, puesto que incluye medidas para reconocer y mejora el trabajo de las direcciones escolares, que pasan por desburocratizar, cobertura de bajas inmediatas también, la puesta en marcha de un plan para mejorar las infraestructuras, tener autonomía pedagógica real, etc.
Hablar con con maestras y sindicalistas durante un rato da la idea de que, efectivamente, la caída de Lydia Espina no ha sido cosa de un día, ni siquiera de dos semanas. Como explica Fuente, ha habido “una situación de calma tensa”. A lo que se suma que, desde febrero, el Ejecutivo asturiano ha perdido tres consejeras. Ejemplo de ello, por ejemplo, es la dimisión masiva de directoras y directores de centros de infantil y primaria. Según los medios de comunicación asturianos, de los mas de 100 firmantes, finalmente se han producido 70 bajas. Fuent asegura que es «una medida valiente» y muestra que la protesta es transversal, desde el personal interino hasta las direcciones y puede servir «para que el Gobierno se dé cuenta de la situación».
Desde la inspección, de hecho, se ha denunciado desde hace tiempo el modelo de trabajo que se impuso por parte de la Consejería. Hace un año exactamente hacían publico este comunicado: https://x.com/AdideFederacion/status/1799753905087324434
Y hace unas semanas, de hecho, denunciaron ante la inspección de trabajo a la subdirectora adjunta de la inspección de Asturias por acoso a su personal. Dicha inspectora se encuentra de baja en la actualidad, como la propia consejera de Educación.