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Imaginen que el profesor de matemáticas del primer curso de secundaria en el instituto descubre que durante su clase uno de sus estudiantes se ha dedicado a dibujarlo como protagonista de una historia con una pátina de fantasía, mostrando de forma imaginativa lo aburrida que son sus lecciones. Ese profesor puede optar por castigarlo y avisar a la familia denunciando el comportamiento incorrecto de su hijo, y advertirles de las consecuencias si persiste el joven con esa actitud y esas acciones inapropiadas en el aula durante las diferentes sesiones restantes del curso.
Independientemente de que el profesor pueda pensar cómo impartir la clase de forma más interesante, con una dinámica que permita captar la atención de toda la sala manteniendo la atención, otra respuesta alternativa a dicha situación sería hablar con el estudiante para que entienda la importancia de mantener la atención en la clase y, sobre todo, no distraer al resto de compañeros del aula. Y, también, puede llamar a los progenitores para avisarles del talento creativo de su hijo, de su capacidad de dibujar y de narrar una historia gráfica de forma innata, para que pueda fortalecer dichas habilidades. Puede que no tenga una gran capacidad para entender las matemáticas, pero sí grandes dotes artísticas. Y esto es justo lo que hace Mr. Rugget, el profesor que anima a uno de sus estudiantes. Los dos, personajes que aparecen en la última novela gráfica de la autora estadounidense Raina Telgemeier, que decidió que dedicaría su siguiente obra a contestar una de las preguntas que le han hecho muchos de sus lectores infantiles y juveniles en los últimos lustros en las sesiones de presentación y de firmas de sus publicaciones, y que es la siguiente: «¿Qué tengo que hacer para aprender a dibujar una historia como las tuyas?».
Y Y Y su siguiente obra se ha hecho esperar, después de la premiada novela gráfica Coraje (Guts, 2019), publicada en castellano por Ediciones Maeva y en catalán por la Editorial EntreDos, obra ganadora entre otros de dos premios Eisner (a la mejor publicación infantil y juvenil y al mejor escritor e ilustrador), en la que la autora explicaba su experiencia real con la ansiedad, provocada inicialmente por su emetofobia (miedo desproporcionado a vomitar, una emoción desencadenada a partir de una intoxicación alimentaria que tuvo a los nueve años de edad), y que se acabó agravando con ataques de pánico por todo el estrés acumulado en la escuela (véase el artículo Raina Telgemeier y su experiencia con la ansiedad durante la vida escolar).
Como en algunas de sus obras más exitosas, la respuesta a la pregunta de cómo aprender a crear un cómic también la tenía Raina en su propia experiencia personal. Nacida en 1977, reconoce que hubo una lectura que le influyó e inspiró para dedicarse a esta profesión, una obra de la que aprendió los aspectos formales del medio, así como el vocabulario fundamental, la evolución de la técnica y consejos creativos para los autores. Estamos hablando del influyente libro teórico Entender el cómic: El arte invisible (Understanding Comics: The Invisible Art, 1993), del autor estadounidense Scott McCloud, del que es posible encontrar aún hoy en día la versión castellana publicada por la editorial Astiberri, con traducción de Enrique Abulí, después de más de tres décadas publicándose por diferentes editoriales en el país.
La La innovación que aportaba esta obra era singular, puesto que era un libro teórico sobre el arte del cómic, pero realizado en forma de cómic, es decir, utilizando el mismo medio para exponer la capacidad comunicativa de todo lo que estaba explicando, abarcando todo el desarrollo productivo de una obra gráfica, y convirtiéndose en una especie de curso extremadamente didáctico sobre el lenguaje del cómic, proponiendo incluso una nueva teoría sobre el proceso creativo. Que él mismo fuera el protagonista de dicha historia lo hacía más cercano al lector en general y a los futuros artistas en particular (al fin y al cabo, en el momento de la publicación tenía treinta y tres años, con toda una carrera profesional a desarrollar por delante todavía).
Después llegaron algunas publicaciones teóricas más, intercaladas entre su producción de ficción, como Reinventar el Cómic. La revolución de una forma artística gracias a la imaginación y la tecnología (Reinventing Comics: How Imagination and Technology Are Revolutionizing an Art Form, 2000), publicado por Planeta Comics, y Hacer cómics. Secretos narrativos del cómic, el manga y la novela gráfica (Making Comics: Storytelling Secrets of Comics, Manga and Graphic Novels, 2006), publicado también por la editorial Astiberri, los tres libros lecturas imprescindibles para los aficionados y los autores, a pesar de que algunos de los planteamientos expuestos han creado algunas controversias desde la profesión y desde el mundo académico.

Telgemeier conocía a McCloud desde que empezó en la profesión al coincidir en varias convenciones de autores de cómic, mucho antes de convertirse en una autora de éxito. Esa amistad le llevó a proponerle en 2019 lo que parecía una idea descabellada: realizar una novela gráfica similar a Entender el cómic, pero dirigida a los lectores infantiles y juveniles que tanto le preguntaban, que quizás encontrarán algo complejo y denso como una primera lectura de aprendizaje esa primera obra teórica. Y el autor aceptó el reto, teniendo en cuenta que los dos tienen estilos muy diferentes de trabajo y de proceso creativo, algo que resultaba motivador para las dos partes.
El trabajo se ha desarrollado en silencio durante un lustro y la noticia bomba se publicó el pasado 25 de junio de 2024, cuando Scholastic, la editorial y distribuidora de libros infantiles más grande del mundo, publicó una nota de prensa que hizo tambalear las redacciones de los medios de comunicación, anunciando que el 1 de abril de 2025 se publicaría una novela gráfica realizada a cuatro manos por los dos populares autores, Raina Telgemeier y Scott McCloud. Se anunciaba en aquel momento que la primera edición sería de 750.000 ejemplares en la versión inglesa, mientras que se anunciaba también múltiples ediciones en diferentes idiomas a lo largo del planeta. En la misma nota de prensa se recordaba que Telgemeier había vendido hasta ese momento más de 26 millones de novelas gráficas, en treinta y cuatro idiomas diferentes, encabezando las listas de los libros más vendidos durante más de seiscientas semanas en Estados Unidos en las últimas dos décadas.
El El resultado realizado a cuatro manos entre los dos autores es El club de los dibujantes (The Cartoonists Club, 2025), con entintado de Ray Baehr, color de Beniam C. Hollman y rotulación original de Jesse Post, publicado en castellano por Ediciones Maeva, con traducción de Iris Mogollón González. La novela gráfica narra las vicisitudes de dos compañeros de clase, el dibujante aburrido de la clase de matemática y su fantasiosa amiga que se pasa el día ideando el argumento de lo que podría ser un videojuego (o, quizás, un cómic). Cuando quedan en la biblioteca para trabajar en un proyecto conjunto reciben el consejo de la Sra. Fátima, responsable de medios de comunicación en la escuela, que los anima a crear un Club de dibujantes con los que poder compartir su afición, y así lo hacen.
A la llamada de los carteles anunciando la creación del club se presentan dos personas más, formando un ecléctico grupo de cuatro autores noveles, cada uno de ellos con personalidades, estilos e inquietudes completamente diferentes. No solo aprenderán sobre el proceso narrativo de cómo hacer un cómic, especialmente gracias a las indicaciones de la bibliotecaria que les guía, sino que forjarán una amistad a través de las diferentes emociones que vivirán conjuntamente al realizar un proceso de aprendizaje colaborativo. La oportunidad de poder vender sus creaciones en una convención local les unirá aún más, además de posibilitar compartir dicha experiencia con sus familiares y, especialmente, con sus lectores. Descubrirán, también, la generosidad y complicidad de los autores ya consagrados, que les ayudarán de forma desinteresada con un pequeño empujón en la promoción.
La La novela gráfica se complementa con material adicional al final de la obra, que incluye una cordial entrevista a los dos autores, un glosario de términos, una descripción de los diferentes perfiles de profesiones en el sector del cómic y un ejemplo muy ilustrativo de como se realizó una de las páginas de la novela gráfica, siguiendo las diferentes etapas del proceso creativo, indicando los recursos utilizados en cada una de ellas: una primera versión con esquemas preliminares, un diseño de la página más detallado con los espacios y texto, el dibujo en lápiz definitivo, el entintado, las aportaciones de Scott McCloud (de un estilo completamente diferente) y, finalmente, el color y la rotulación, que incluye los efectos de sonido pertinentes. El material adicional se completa con unas lecturas recomendadas, los nombres y direcciones de los museos de cómic más conocidos a nivel internacional (que incluye, evidentemente, el Museu del Còmic i la Il·lustració de Sant Cugat del Vallès), así como una escueta recomendación sobre la importancia de proteger los derechos de autor de las obras creadas.
A lo largo de la novela gráfica los cuatro miembros del club irán formulando las preguntas que se encontrarán en su proceso de aprendizaje, y descubrirán las respuestas a la misma vez que el lector, respondiendo a los numerosos interrogantes planteados: cómo empezar, cuanto texto poner, como realizar una publicación de varias páginas, qué herramientas de trabajo les serán más útiles, así como entender el lenguaje corporal, las expresiones faciales para trasmitir emociones o la importancia del espacio y el sonido. También de la importancia del lector como cómplice del autor, al tener una actividad fundamental para interpretar las elipsis implícitas entre una viñeta y la siguiente (por cierto, una de las claves que explican el porqué de que haya adultos que les cueste leer un cómic).
El colofón de la magia del cómic narrada por los dos autores lo constituye la lectura de la historia dibujada por una de las integrantes del club, al descubrir sus amigos que parte de la tristeza que transmitía en las sesiones no se debía al hecho de ser introvertida, sino al duelo que estaba realizando por la pérdida de su padre tras una enfermedad, un sentimiento que plasma la joven autora de forma magistral en su particular y personal cómic, ante la admiración de todos. En todo el proceso de aprendizaje también aprenderán a equivocarse y a volver a intentarlo, con un propósito de los autores que hace que parezca que los integrantes del club (y los lectores de la novela gráfica), están aprendiendo algo más que simplemente a dibujar.
