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“En los centros de educación secundaria que ofrezcan las enseñanzas de educación secundaria obligatoria se deberán impartir los cuatro cursos de que consta esta etapa educativa con sujeción a la ordenación académica en vigor». El Real Decreto 132/2010, de 12 de febrero, por el que se establecen los requisitos mínimos de los centros que imparten enseñanzas del segundo ciclo de la educación infantil, la educación primaria y la educación secundaria es muy claro en relación a los cursos de la ESO y dónde deben impartirse.
A pesar de esto, la Comunidad de Madrid lleva nueve meses planeando, organizando y anunciando que en septiembre 49 centros educativos de infantil y primaria impartirán los dos primeros cursos de dicha etapa. Originalmente iban a ser 52, pero según anunció la Comunidad la semana pasada, finalmente serán tres menos porque tres no han recibido matricula suficiente para impartir dichas enseñanzas.
«Nos vamos de vacaciones sin noticias», asegura María Pastor, portavoz en la Asamblea de Más Madrid. La diputada comenta que lanzaron muchas preguntas al viceconsejero relativas a como se pondrá en marcha, y desde abril y mayo, todo ha sido «está en estudio o no se sabe».
Pastor cree que la medida servirá para contentar a las familias, tranquilizarlas ante el paso a la secundaria que se retrasará o sucederá en el mismo centro, «a costa de la calidad educativa». Aunque asegura que los CEIPSO que han abierto hasta ahora funcionan bien, con este proyecto no hay planificación ni pilotaje y sospecha que se hará sobre los hombros de docentes itinerantes.
Profesorado
La división de criterio entre los sindicatos de enseñanza sobre las implicaciones de esta medida en las condiciones del profesorado no es menor. Sí coinciden en que desde Educación no se les ha convocado en ningún momento para consultartes a pesar de que claramente, con la implantación de los CEIPSO, se modifican las condiciones de trabajo de no pocos profesores.
Para Miguel Ángel González, presidente de Enseñanza CSIF Madrid, habrá cambios en las condiciones de trabajo y teme que lo más probable es que quienes acaben encargándose de dar las clases sean las y los últimos interinos adscritos a un centro de secundaria. Personas que, además, verán su jornada laboral partida entre la mañana y la tarde.
A su juicio, la medida tiene el interés de contentar a unas familias más o menos preocupadas por el salto al instituto, pero lo único que se hace es retrasar lo inevitable en una edad, cree, todavía más compleja.
Aida San Millán, secretaria general de la Federación de Enseñanza de CCOO en Madrid teme una bajada de la calidad educativa, pero no tanto porque se hagan cargo docentes interinos, ni siquiera porque sus jornadas laborales sean parciales, sino porque, en su opinión, se encargará profesorado en comisión de servicios que terminarán impartiendo materias afines.
San Millán asegura que los resultados educativos de los CEIPSO ya existentes son peores que los de los institutos, principalmente por esta cuestión de las materias afines en las que el profesorado no es especialista.
Desde UGT Enseñanza Madrid, su recién estrenado secretario general, Javier Becerra, asegura que tiene pendiente hablar con el gabinete jurídico para estudiar una posible estrategia y llevar el asunto a los tribunales. Principalmente por la falta de negociación colectiva en relación al profesorado de secundaria que se va a ver afectado por la creación de estos centros. Asegura que la puesta en marcha de este sistema afectará al personal interino empeorando sus condiciones de trabajo: jornadas partidas, estar compartido entre varios centros y la consiguiente itinerancia…
Desde la comunidad aseguran en un escueto correo electrónico que «la selección y la organización de los docentes será similar a la de todos los centros públicos».
Rosa Rocha es la directora de Adimad, la asociación que engloba a las y los directores de IES públicos. Se muestra preocupada por este «experimento» de la Comunidad que, cree, impactará sobre la calidad de la educación.
Según explica, se han solicitado profesores voluntarios para cubrir los puestos en estos medios CEIPSO que entiende que, como mucho, ocuparán los puestos de jefatura de estudios. El resto será todo personal interino, principalmente a medias jornadas o a dos tercios o incluso uno. Personal que será compartido por por dos o más centros educativos, lo que complicará enormemente la coordinación con los departamentos de los institutos.
Otra opción, para poder cubrir las necesidades de los CEIPSO sería que el profesorado acabe impartiendo materias afines, no las propias, de manera que, señala Rocha, habrá un punto más de dificultad para organizarse con los institutos y, seguramente, supondrá desfases curriculares que serán más o menos problemáticos cuando estas chicas y chicos lleguen a los IES ya en 3º. Para entonces, los institutos habrán tenido que hacer periodos de adaptación habituales en 1º y otros nuevos, en 3º.
Familias
Carmen Morillas, presidenta de la FAPA Giner de los Ríos, defiende que a una gran cantidad de familias les parece bien el sistema de CEIPSO y que llevan varias décadas aprobando su creación, unos 40 en toda la Comunidad. Bien es cierto que este caso es algo diferente porque en unos meses se han autorizado hasta 52, aunque tres de ellos no hayan prosperado.
Morillas entiende que para saber qué va a pasar con estos centros, habrá que esperar dos cursos y que los que cursen 2º pasen a 3º. Hasta entonces no se sabrá si hay incompatibilidad entre la practica y la legislación estatal que obliga a que la etapa completa se curse en un mismo centro.
La representante de las familias señala, ante las quejas de otros colectivos, que los CEIPSO aprobados hasta ahora funcionan igual, con docentes compartidos y medias jornadas y que ofrecen también servicios de comedor que, para muchas familias, se convierten en un tema fundamental para la escolarización. Todo ello «sin desmerecer el trabajo y la labor del profesorado» de los institutos públicos, insiste.
Morillas recuerda que desde la FAPA llevan años presionando para que los institutos cuenten con este tipo de servicios, así como con actividades que faciliten la conciliación de las familias, cosa que el modelo de CEIPSO les ofrecen y señala que no es cuestión de volver a modelos de hace 50 años, ni agarrarse a otro que, según los datos, supone problemas cuando las niñas y los niños dan el paso desde la primaria a la ESO y el resultados académicos caen y los problemas de repetición se acentúan.
Lo que tienes claro es que en ningún momento han recibido criticas o quejas importantes de las familias que han escolarizado a sus hijas e hijos en los CEIPSO autorizados hasta la fecha y que ese modelo puede tener consecuencias positivas para chicas y chicos, así como, por lo pronto, aligerar las altas ratios de unos institutos que no han tenido espacio para desdoblar aulas, por ejemplo.
Limbo legal
El temor de parte de la comunidad educativa y de la oposición política es que, dentro de unos meses, cuando el alumnado tenga que cursar 3º de la ESO, tendrá que cambiar de centro e ir al IES al que su colegio estaba adscrito. De hecho, según los anuncios del Ejecutivo madrileño, eso es precisamente lo que pasará.
La Consejería de Educación madrileña juega con la ambigüedad. Al preguntar por el futuro del alumnado que cursará 2º cuando, llegado el mes de septiembre de 2026, tenga que cursar 3º, si lo hará en el CEIP en el que lleva desde los infantil, o habrá de ir al instituto, responden que «los colegios que impartan 1º y 2º de ESO mantendrán la adscripción a su instituto para cuando los alumnos pasen a 3º».
Este periodista, en al menos tres ocasiones, ha preguntado por este particular al departamento de comunicación y el silencio ha sido toda la respuesta que ha recibido, a pesar de que a otras cuestiones relacionadas con este caso sí han respondido.
Mientras, desde el Ministerio de Educación, aunque conocedores de la cuestión aseguran que están atados de pies y manos por el hecho de que Madrid no ha publicado ningún documento oficial en el que se organicen las enseñanzas de forma contraria al Real Decreto 132. Varios comunicados de prensa atestiguan la intención de Madrid de partir la etapa, así como la intervención de Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la Comunidad, en la Asamblea regional el pasado septiembre. Durante su intervención anunció la puesta en marcha de dicho proyecto y la escolarización de tan solo los dos primeros cursos en los CEIP.

Ya en el mes de mayo, desde la patronal de centros concertados FERE-CECA se emitió un voto particular en el Consejo Escolar de la Comunidad cuando se estudiaba la normativa que iba a regular los 52 centros CEIP para que impartiesen 1º y 2º de ESO. Emitió dicho voto: «Por considerar que la intención real del gobierno es implantar unicamente los dos primeros cursos de la etapa de secundaria obligatoria, incumpliendo así lo previsto en la citada norma (articulo 13.2 del Real Decreto 103/2010) sobre requisitos mínimos».
Hace tal solo cuatro días, la pagina web de la Comunidad volvía a publicar un anuncio bajo el titular: «La Comunidad de Madrid ultima las instalaciones de los colegios públicos que incorporarán 1º y 2º de la ESO en el próximo curso».
Miguel Ángel González (CSIF) tiene claro que la Comunidad de Madrid ha encontrado algún «subterfugio» para poder esquivar la normativa estatal que obliga a que la etapa de secundaria obligatoria se curse en el mismo centro, desde 1º a 4º. Y más teniendo en cuenta que con la medida, más allá, cree el sindicalista, de contentar a algunos padres preocupados, se está realizando un cambio en la estructura del sistema educativo.
Mientras tanto, desde el Ministerio aseguran que si no hay un texto oficial de la Comunidad de Madrid en el que se deje clara esta partición de la etapa, no pueden hacer nada al respecto, más que esperar a nuevos acontecimientos. Diferentes fuentes temen que al esperar, por la política de hechos consumados, Madrid consiga saltarse la normativa vigente y transformar la estructura del sistema educativo sin que medie legislación nacional al respecto.
En el horizonte de todo esto, un nuevo problema será la reducción de alumnados en los institutos. Hasta ahora no habían sufrido la bajada de natalidad y para algunos, la creación de los CEIPSO puede se un parche para rebajar las ratios, pero a la larga puede ser un problema si se van quedando sin alumnado y tienen que «competir» con los colegios para tener a su alumnado de 1º y 2º.
Rosa Rocha asegura que desde Adimad van a solicitar a las familias que, a su vez, exijan a la Administración educativa que se ponga en marcha actividades extraescolares en los IES para el alumnado de 1º y 2º de la ESO, así como que se habiliten espacios y caterings para que estas chicas y chicos disfruten de las mismas condiciones que sus compañeras y compañeros que a partir de septiembre estarán en los colegios.