Ha bajado, algo más de un punto porcentual. La asa de pobreza infantil es algo menor, 1,1 puntos, en relación a la del año anterior y desciende hasta el escalofriante porcentaje de 27,8 %, siete puntos y medio mayor que la tasa de pobreza del resto de la población (ya que esta es del 20,4 %).
Se ha convertido en algo normal que niñas, niños y adolescentes sean el grupo poblacional más numeroso cuando se habla de riesgo de pobreza o de privación material y social. Hace años que ganan a todo el mundo y NNA se han convertido, involuntariamente, en un buen predictor de pobreza en el hogar.
Además de la tasa de pobreza, muy alta, hay que analizar la tasa de carencia material y social. Se calcula en función de la posibilidad, o imposibilidad, de acceder a ciertos bienes y productos como carne, pollo o pescado tres veces en semana; mantener una temperatura idónea en el domicilios, poder hacer frente a los gastos de la casa; tener una semana de vacaciones; tener coche; tener televisión; poder afrontar gastos imprevistos, etc. La proporción, entre la infancia, ha alcanzado el año pasado según los datos del INE al 32 % de las NNA.
Es un dato que supone una tímida bajada con respecto al año anterior, pero si se observa la proyección a lo largo de los años se descubre una hiriente regularidad a los largo de los últimos 25 años.
La ONG Save the Children ha lanzado un comunicado con su interpretación de los datos el INE. El Instituto de Estadística recoge la información de menores hasta los 16 años y, después, desde los 16 hasta los 64, de manera que no tiene en cuenta a toda la población menor de edad entre sus cálculos. Es lo que hace Save the Children con sus cifras.
Save the Children señala en su comunicado que, por ejemplo, la tasa de carencia material y social severa ha disminuido para situarse en el 10,8 % de NNA que no tienen acceso a según qué productos y servicios. Al ser una tasa agregada, se ocultan algunos aumentos dentro de las posibilidades que ofrece su construcción. Por ejemplo, explica la oenegé, ha aumentado mucho el número de niñas y niños que no pueden comer carne, pollo o pescado tres veces en semana y pasa del 4.9 % hasta el 5,9 %. Se trata de un punto de subida nominal, un 20 % de subida relativa y muestra que hay un porcentaje no desdeñable de menores que tienen una alimentación adecuada.
También ha aumentado el número de menores que viven en hogares en los que no se mantienen unas condiciones idóneas de temperatura (16,1 % desde el 13,1 %). Al mismo tiempo, ha bajado un punto el porcentaje de familias
Según los datos del INE, la tasa Arope (indicador conjunto que tiene en cuenta la tasa de pobreza, la carencia material y social severa y la baja intensidad laboral) para las personas menores de 16 años es del 32,2 % (cuatro puntos menos que en los datos de 2014). Para las personas mayores de 16 y hasta 64 años, este porcentaje es del 26 % (aproximadamente 6,5 puntos menos que aquel año). Para las personas jubiladas, la tasa Arope ha empeorado (lo lleva haciendo sin parar desde 2017) hasta el 21,3 % (frente al 15,5 % de 2014).
En el comunicado de Save the Children, Catalina Perazzo, directora de Incidencia Social y Política de la entidad, recuerda que España es el segundo país de la UE con mayor pobreza infantil «algo que resulta una anomalía si lo comparamos con el PIB del país», por lo que urge a que se tomen medidas para darle la vuelta a esta situación.
Vivienda y alimentación
La organización apuesta por una importante inversión para reducir o eliminar la pobreza infantil. Como se ha publicado recientemente, la pobreza infantil le cuesta, como mínimo, 63.000 millones de euros al año al Estado en diferentes gastos y limitaciones de los ingresos. Si se atajase la pobreza infantil podría recudirse considerablemente esta cifra.
Es en lo que insiste Save the Children. “La pobreza infantil es ineficiente ya que se traduce en costes económicos a largo plazo, tanto para quienes la sufren como para la sociedad en su conjunto”, recuerda Perazzo. La ONG señala los retrasos en la puesta en marcha de diferentes medidas contenidas en la Garantía Infantil Europea, estrategia de la UE puesta en marcha recientemente, que tanto autonomías como localidades no están aprovechando en su totalidad para mejorar las situación de decenas de miles de personas.
Entre las políticas que reclaman está la de bajar los precios de la vivienda que se comen una gran cantidad de los presupuestos familiares y que afectan especialmente a las familias con mayores dificultades. Al menos el 8 % de ellas tiene problemas para pagar a tiempo su vivienda, ya sea por la hipoteca o el alquiler. La ONG reclama que las familias perceptoras del ingreso mínimo vital tengan acceso a ayudas directas para el pago de la vivienda, por ejemplo.
En una línea parecida, la entidad también señala como el precio de los alimentos acumula una enorme inflación, muy por encima del aumento de precios general registrado este 2023. Uno está en el 16 % y el otro, algo por encima del 3 %. Por eso la ONG reclama un sistema de cheques o tarjetas monedero para las familias con menores en situación de vulnerabilidad para que puedan acceder a la alimentación mínima. Tendría un coste de 425 millones de euros al año según los cálculos de Save the Children.