Esta entrevista ha sido publicada en el blog Educa.Barcelona
Más de un centenar de alumnos de los institutos Caterina Albert, Montjuïc, Barri Besòs, Doctor Puigvert y El Joncar de Barcelona han participado este curso en la cuarta edición del programa Escena Pilot, que impulsan conjuntamente el Instituto de Cultura de Barcelona y el Teatro Libre. Bajo la dirección artística de Carol Rovira, han creado una obra de teatro que representaron durante dos días en el escenario del Lliure de Montjuïc el 16 y el 17 de mayo. Es un proyecto que se cocina a lo largo de todo el curso, cada semana, de forma conjunta y coordinada, con el objetivo de vivir desde dentro la experiencia vital que despiertan las artes escénicas. Una vivencia que va más allá del teatro.
¿Qué es Escena Piloto?
Es un proyecto que organizamos conjuntamente el Instituto de Cultura del Ayuntamiento de Barcelona y el Teatre Lliure y que consiste en un proceso colectivo de creación artística que se desarrolla en un espacio profesional como es el Lliure.
¿Cómo nació el proyecto?
El proyecto es heredero del Tot Dansa. Partiendo de la estructura del proyecto Tot Dansa, que se hace en el Mercat de les Flors, el Lliure se planteó profundizar en su trabajo en educación con gente joven y desarrollamos conjuntamente este proyecto. Nació el curso de la pandemia, en 2019-2020, y al llegar la cóvida no pudo salir adelante. Por tanto, en realidad, se ha desarrollado hace tres cursos. Es un proyecto muy joven.
¿Y nació a partir del Tot Dansa?
El Tot Dansa nació hace 15 años. Y lo que hemos trasladado a Escena Pilot es la estructura del proyecto, que tiene una parte de formación del profesorado, que recibe unas sesiones que permiten a los profesores trabajar en el aula con su alumnado. Son diferentes institutos que se juntan para realizar una obra, con un seguimiento desde la dirección artística y que se concluye con una representación en los escenarios.
¿Qué objetivo tiene?
El objetivo es fomentar que el alumnado que no puede estar interesado en los procesos escénicos, se interese. Todo lo que ayuda a movilizar un proceso de creación colectiva. Por un lado, el trabajo con el propio cuerpo, el trabajo con el grupo donde todo el mundo es importante y el trabajo con gente que no conoces de nada, de otros institutos, con los que acabas creando de forma conjunta. Esto hace que estos jóvenes pasen por un proceso de creación en el que su papel respecto a la cultura no es sólo de consumidor sino que es de alguien que está en ese proceso y que lo vive. Acaba siendo un proyecto vital para estos jóvenes y más si el resultado final se da en un espacio profesionalizado, como es el Teatre Lliure, y quienes los acompañan en este proceso también son profesionales de las artes escénicas.
¿Qué aprende el alumnado del mundo del teatro?
Lo que nos interesa es despertar, desde la experiencia, el interés de los jóvenes hacia el teatro, que quizás nunca se lo habían planteado. De hecho, de los institutos que se inscriben sólo dejamos que uno de ellos esté especialidad en artes escénicas, porque no nos interesa trabajar con gente que ya tiene ese interés sino despertarlo en quienes no lo tienen.
¿Qué aprendizajes tienen más allá de las artes escénicas?
Hay muchos. El trabajo en grupo y con aquellos desconocidos que son los alumnos de otros institutos con los que deben trabajar. Juntamos institutos de la zona alta con otros de alta complejidad. De Pedralbes y del Besòs, de entornos muy diferenciados pero que acaban trabajando en un espacio conjunto y una representación conjunta. Hay muchos aprendizajes: el trabajo en equipo, el del propio cuerpo, la relación con su propio profesorado, que cambia totalmente. Es la fuerza que tienen las artes escénicas para colocarnos desde otro sitio y desde otra mirada, desde la afirmación de uno mismo, de la seguridad.
Es tan importante el resultado final como el proceso para llegar
¿Qué obra han realizado este año?
La dirección escénica, que este año es de Carla Rovira, ha planteado un proceso de búsqueda de los espacios visibles e invisibles de los barrios donde están los institutos y de dónde provienen los jóvenes. Y en base a la visión que tienen los alumnos de su entorno o de estos espacios se ha generado la obra, que se llama La ciudad es nuestra, que tiene diferentes escenas y que en muchos casos están los cinco institutos escenario.
¿Cuántos centros educativos y alumnos han participado este año?
Son cinco institutos por curso, entre 100 y 120 alumnos por curso. Y desde el inicio del proyecto, hace cuatro años, aunque el primero hicimos vídeos porque llegó la pandemia, han participado unos 400 jóvenes.
Cómo lo viven los alumnos y profesores. ¿Qué es lo que más valoran?
Es un proceso de transformación muy importante porque es una experiencia vital que se llevan. Están muy contentos y satisfechos porque, además, el resultado también lo ven sus compañeros del instituto y sus familias. La representación también está abierta al público en general, aunque quienes acaban asistiendo son gente del entorno del alumnado. Es un esfuerzo colectivo, que les refuerza como individuos y como personas, que consiguen un logro de los retos. Y, además, también les despierta el gusto por el teatro. Porque hay jóvenes que no van al teatro y familias que nunca han pisado el Lliure.
Desde el mundo del teatro, ¿cómo se vive la experiencia?
Termina siendo muy rico. También es una enorme satisfacción. Porque conjuntamente han llegado a un sitio y pueden enseñar el resultado, que es suyo. Carla este año se conoce el nombre de todos los alumnos y son cinco institutos. Es un proceso muy vivido. Es tan importante el resultado final como el proceso por llegar. Incluso tiene más sentido el proceso, porque hay escenas que se acaban descartando, la reflexión común en este curso sobre el espacio en el que viven y sobre qué me gustaría y qué no, lo que tienen y lo que no tienen y como ven desde los ojos de adolescente, ha acabado siendo muy interesante.
Intentamos generar los derechos culturales que es evidente que todo el alumnado de Barcelona no tiene
Y más allá de la Escena Piloto, ¿qué hay?
El profesorado se lleva una formación que se les valida. Es una formación de 9 horas. Como profesor cambian su relación con el alumnado y después tienen una serie de herramientas, que pueden utilizar en el aula. Hablamos también de innovación cuando el profesorado ve, vive y aprende la dimensión pedagógica del teatro. La transversalidad es innovadora. También existe la cuestión de la equidad, porque estamos introduciendo jóvenes y familias en el lenguaje teatral. La mirada teatral, la capacidad crítica es muy diferente cuando estás dentro de un proceso que cuando quizás el teatro te queda muy lejos y quizás no has ido nunca o has ido muy poco o sólo has ido a través de la escuela o el instituto. Intentamos generar los derechos culturales que es evidente que todo el alumnado de Barcelona no tiene.
¿Qué centros pueden participar?
Pueden participar todos los institutos públicos de la ciudad de Barcelona. Hay convocatorias a través del Consorcio de Educación, con quien hacemos conjuntamente la elección de los cinco institutos. En principio, se dirige a cursos a partir de 3º y 4º de ESO y 1º de Bachillerato. Al principio lo hicimos abierto a todo el mundo, pero los de 1º de ESO son todavía muy niños y se encontraban con jóvenes de 17 y 18 años y la distancia era muy grande. Por eso lo hemos centrado en estos tres cursos, que a pesar de la diferencia de tres años, la distancia no es tan grande como con 1º de ESO.
¿Sólo hacen tres ensayos todos juntos?
Para participar en el proyecto, en los institutos les pedimos un compromiso de dos docentes, que reciben una formación específica, y dos horas semanales de dedicación. Después, la directora escénica pasa por los institutos al menos una vez al mes. Después, lo que hacemos es juntar los institutos y realizar encuentros de dos en dos o de tres en tres, dependiendo de la proximidad de cada centro. De esta forma, también se genera la relación entre los alumnos y los institutos.
¿Los directores escénicos cambian cada año?
Normalmente, la dirección la propone el Teatre Lliure y después un jurado formado por las entidades que participamos, el Instituto Municipal de Educación de Barcelona y el Teatre Lliure, elegimos a la persona que es quien se encarga de la dirección durante el año.
¿Cuál es el futuro de Escena Pilot?
Es un proyecto joven. De hecho, el resultado del primer año fue un vídeo porque estábamos en plena pandemia, y al siguiente, no podíamos juntar al alumnado de los institutos y todavía íbamos con mascarillas. Por tanto, contradecía el espíritu del proyecto. De hecho, estamos en realidad en el segundo año en el que se ha podido hacer con las condiciones que estaba pensando. Lo que estamos haciendo ahora es consolidar el proyecto. Por eso también dentro de la formación, la última sesión es de evaluación para saber cómo se sienten y cómo lo han vivido. Es un proyecto muy novato.