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“Para mí, mi abuela Maria Àngels y mi abuelo Jaume son especiales, porque mi abuela cocina muy bien, y mi abuelo es muy gracioso y amable”, se lee en el mural ‘El paso del tiempo’ que ha elaborado el alumnado de 5º de primaria de la escuela Thau Sant Cugat en el marco de un proyecto sobre el ciclo de la vida y la pérdida de seres queridos.
Las personas que se han visto con corazón de escribir sus sentimientos y colgarlos, han compartido momentos íntimos y ratos agradables, algunas de forma anónima, otras firmando por detrás y otras poniendo su nombre junto con la frase resumen.
“Mi abuela Rosa, para mí, era la mejor abuela que alguien podría tener: era muy simpática, amable y cariñosa. La echo de menos”. “Mi abuelo Jordi me enseñó a ser responsable, educada y simpática. Era un abuelo muy bueno y sencillo, me gustaría verle una vez más”.
Mi abuela Rosa, para mí, era la mejor abuela que alguien podría tener
La escuela ha trabajado el tema del duelo desde cuarto de primaria hasta cuarto de secundaria. En quinto de primaria se ha hecho este Mural llamado ‘El Pas del Temps’ en el que hay fotografías de las abuelas y de los abuelos para observar cómo cambian las personas a lo largo de la vida y escribir qué aportaciones hace la gente mayor a las nuestras vidas.
Así, las paredes del centro se han llenado de frases como “Mi anciana Gilian me ha enseñado a hablar bien el inglés. Es muy amable y me lleva a sitios muy chulos” o “Mi abuelo Josep Maria es muy especial para mí, porque siempre piensa en nosotros. Es muy divertido, hace muchas bromas y le quiero mucho”.
Mi abuelo Josep Maria es muy especial para mí, porque siempre piensa en nosotros
La directora del Thau Sant Cugat, Mònica Santamaria, explica que llevan años trabajando esta iniciativa, con motivo de la llegada de Todos los Santos, como también se hace en la escuela Thau Barcelona: “Además de ir a la parte más festiva, nos gusta ir a la raíz de estas celebraciones y su sentido más trascendental”.
La castañada tradicional también ha formado parte del 1 de noviembre, pero el colegio apuesta por aprovechar esta fecha y trabajar, con el alumnado mayor, cómo tratar de manera tranquila sobre aspectos como la muerte. “Este es un tema muy tabú. Pensamos que Todos los Santos puede ser una oportunidad para expresar emociones y trabajar valores”, añade Santamaria, para quien es necesario poder crear un espacio de confianza y complicidad para poder hablar abiertamente de la pérdida.
Alfons Murtra es tutor de quinto y Maria Ruiz de sexto. Él ha dado clases en diferentes cursos y ve cómo se vive de manera diferente según las edades. En quinto se analiza más del paso del tiempo y de las vivencias del alumnado cuando era pequeño, focalizando en la vejez y las etapas de la vida. “Se habla de las experiencias vividas con los abuelos y cómo las transmiten a sus nietos de forma alegre, divertida y anecdótica”.
En cambio, en sexto, se habla más de las personas que ya no están y de ahí sale otro mural, el de ‘La Huella del Recuerdo’ de sexto: “Mi abuela se llamaba Elisabeth y murió hace tres años, con 69. Yo recuerdo a mi abuela como una persona muy generosa y amable con todo el mundo. En especial recuerdo los días que iba a su casa y jugábamos al ajedrez en su desván. También recuerdo las tardes que jugaba con ella en tenis”.
Recuerdo los días que iba a su casa y jugábamos al ajedrez en su desván
La tutora de sexto señala que existen momentos de mucha reflexión. “Le decimos ‘La Huella del Recuerdo’ porque es la huella que nos ha dejado a nosotros esta persona. Si marcamos una huella en un suelo húmedo, quedará marcada para siempre, y esto es el recuerdo que tenemos de esa persona que ya no está. Hablamos de cómo nos hacemos mayores y de la vejez”.
“No es una actividad alegre. Cuando lo recuerdan, hay niños que acaban llorando, por lo que les supone aquella persona que ya no está. Hay a quienes no se les han muerto los abuelos y te preguntan si pueden hablar de su mascota. Después, lo ponen por escrito en una cartulina en forma de huella y hacemos una exposición de todas estas huellas”, afirma Maria Ruiz.
Así, la estima por un animal forma parte de este mural de sexto de primaria: “Duna era una perra de raza border collie de color blanco que murió cuando tenía 12 años. Ella vivía con mis abuelos, pero era la perra de mi padre. Lo que más recuerdo de ella es que siempre que iba a casa mis abuelos, cuando abrían la puerta, ella venía corriendo para jugar conmigo. Cuando murió me puse muy triste, pero ahora que tengo a Nuca (mi perra) me acuerdo de ella siempre que llego a casa y viene corriendo a saludarme”.
Duna era una perra de raza border collie de color blanco que murió cuando tenía 12 años
Tal y como señala Alfons Murtra de los años que lleva acompañando este proyecto, a menudo el alumnado de sexto se encuentra por primera vez en una situación en la que deben hablar de una persona que ha muerto. “Quizás se han expresado en casa, pero diría que es de las primeras veces que lo escriben. Hay quien expresa las emociones muy serenamente, y otras que lloran”.
“Hay algún alumno que decide no hablar con el grupo clase”, interviene Maria Ruiz, “pero sí con otro, como un tutor, porque no se siente lo suficientemente fuerte”. «Y nos hemos encontrado casos de muertes recientes», continúa el docente, «de modo que, si es necesario, sea una muerte reciente o de hace meses, hacemos una previa con el alumno para ver si es capaz de hablar o escribir al respecto. Nos hemos encontrado de todo, los que han querido expresarlo y los que no”.
Los tres destacan que es importante crear un espacio en el que cada uno se exprese libremente para romper tabúes que rodean la muerte, abordando el tema con comprensión y aceptación, entendiéndola como algo natural del ciclo vital. Y éste es el resultado final: “Aunque no conocí a mi abuelo, mi madre me ha dicho que era muy cariñoso y divertido. Le gustaba hacer bromas y estar con su familia. Otra cosa que me han explicado es que era muy deportista como yo: tenía medallas de lanzamiento de martillo y le gustaba salir a navegar. Por estas y muchas más razones, me hubiera encantado conocerle”.
La iniciativa sirve también para profundizar en las raíces de cada uno: “Por suerte, yo no he sufrido ninguna pérdida, así que hablaré de mi bisabuela de parte de madre, llamada Ana. Ella perdió la vida cuando mi madre tenía 11 años. Mi madre recuerda que era muy cariñosa y que se preocupaba por el resto de personas”.
Además de estos dos murales, en cuarto de primaria se trabaja el cuento ‘La gota y el cerezo’, que hace referencia al ciclo de la vida, para entonces reflexionar sobre la transformación constante de lo que nos rodea.
En cuanto a secundaria, en primero de ESO tratan sobre la muerte y el duelo a partir de la película ‘Soul’ de Pixar; en segundo hablan de una oportunidad de transformación a través de un entierro simbólico de lo que han querido olvidar y de lo que quieren que germine; en tercero debaten sobre los propios miedos a partir del filme ‘Un monstruo me viene a ver’, de Juan Antonio Bayona, y en cuarto estudian diferentes ritos funerarios de culturas de todo el mundo siguiendo el visionado de la película ‘Nuestro último verano en Escocia’, de Andy Hamilton y Guy Jenkin.
Tampoco han faltado la elaboración de panellets, la castañada y la visita de Maria Castanyera entre los más de 1.000 alumnos, de Parvulario a 4º de ESO.