“El profesorado debe tener formación y conocimiento en altas capacidades para potenciar el talento de este alumnado”, afirma Mònica Fernàndez, coordinadora del Grupo de Investigación de Altas Capacidades y Atención a la Diversidad del Colegio Oficial de Pedagogía de Cataluña (COPEC).
“Muchos alumnos tienen ganas de aprender y están muy motivados al desarrollar su parte intelectual, su capacidad, y debemos intentar al máximo acompañarles en este proceso a través del acompañamiento, de una suma de soportes, pero a veces los profesores no tienen tanta formación como para decir que un alumno tiene tantas capacidades”, explica Fernández.
Cultivar la motivación es importante, sin olvidar la parte social, pero la experta remarca que existe un mito sobre que todas las personas con altas capacidades tienen dificultades sociales. «Pueden tenerlas, como cualquier alumno», matiza. «Sí que es verdad que muchas veces no tienen los mismos intereses que las personas de su edad».
Más del 15% del alumnado
Fernàndez trabaja en un instituto público en Sant Vicenç de Castellet en el que el año pasado detectaron a 42 alumnos con altas capacidades. La detección comienza en primero de ESO a través de unas pruebas para detectar la diversidad y, en función de los resultados, siguen haciendo más pruebas para ser el máximo de cuidadosos. Estudios internacionales estipulan que entre el 15 y el 20 % del alumnado tiene algún tipo de alta capacidad, un porcentaje que coincide con el de este centro educativo.
Dentro de las personas con altas capacidades, están las superdotadas, de las que detectaron dos. El resto puede ser muy bueno en el ámbito matemático, creativo, lógico, académico o en la suma de diferentes talentos. “Tenemos perfiles muy diversos. Hay alumnos que socializan perfectamente, y otros que no tanto. Tienen intereses propios de personas mayores y, a veces, no encajan”.
La parte emocional adquiere mucha importancia, y es que, a pesar de ser muy buenas en alguna materia académica, por ejemplo, la gestión de las emociones a menudo es la de su propia edad: “Tengo alumnos que se interesan por la física cuántica y , en cambio, puede que se lo pasen mal por temas considerados menores o que tengan una hipersensibilidad. Los alumnos con altas capacidades son a menudo hipersensibles y les afectan mucho las cosas”. Como ejemplos, menciona aspectos como la muerte o la justicia, sobre los que pueden pensar y analizar más y con mayor profundidad que otras personas de su edad.
Superdotación, talento y precocidad
Además de diferenciar entre altas capacidades (concepto genérico) y superdotación (dominio de todas las áreas y saber relacionarlas), están los talentos simples y los talentos complejos, según dominan una o varias áreas de aptitudes. Asimismo, existe lo que se dice precocidad, cuando el niño está desarrollándose y demuestra habilidades en una o más áreas, pero todavía es pronto para confirmar si es un talento o no.
Otra posibilidad es que el alumno tenga una alta capacidad y algún tipo de trastorno, como el Trastorno del Espectro Autista (TEA) y entonces se habla de doble excepcionalidad, una tipología que tienen entre el 14 % y el 20 % de personas con altas capacidades, según estudios internacionales.
Por eso, desde el COPEC insisten en la necesaria formación en los centros educativos para tratar a este alumnado diverso. Por este motivo, en noviembre organizó en la sede de la ONCE de Barcelona la Jornada de Altas Capacidades. Abordaje desde la Neurociencia’, que contó con un centenar de asistentes.
La importancia del vínculo como herramienta de aprendizaje
La conferencia inaugural corrió a cargo del doctor David Bueno, fundador de la cátedra de neuroeducación UB-EDU1ST, que impartió la clase magistral ‘Aprendizaje y Cerebro: Qué nos aporta la Neuroeducación’, ofreciendo su visión sobre la interrelación entre la aprendizaje y la neurociencia.
Para Bueno, «el establecimiento del vínculo es la primera herramienta de aprendizaje tanto por las altas capacidades como para cualquier diversidad». El experto en neurociencia remarcó que “cuando un niño con altas capacidades no entiende por qué sus compañeros no le entienden, se siente al margen; y una persona que se siente al margen incrementa su nivel de estrés”.
El doctor hizo hincapié en que “en cualquier grupo hay estudiantes que destacan por algunas cosas, o que tienen una motivación especial por algún tema; debemos darles la oportunidad de que hagan ‘escapadas intelectuales’ porque su cerebro así lo necesita”, sin olvidar la importancia de pertenencia al grupo, evitando el exceso de estimulación y dejando espacio para el juego.
Durante la jornada, la presidenta del COPEC M. Victoria Gómez, destacó que «potenciar la creatividad y asumir nuevos retos debe ser el motor de excelencia de la educación». En el acto se resaltó la importancia de saber identificar, intervenir y acompañar a las personas con altas capacidades intelectuales para hacer posible el desarrollo de su talento, así como un bienestar global y sentirse más integradas.
En este sentido, la coordinadora de altas capacidades y diversidad del COPEC subraya que este alumnado con necesidades especiales (NESE) necesita un acompañamiento intelectual porque no sabe extraer su potencial y coincide en que en el ámbito educativo “el vínculo es muy importante, es necesario que el alumno confíe en ti y que tengas formación y conocimiento”.
La relación con las familias
«La familia debe estar informada y orientada hacia ciertos aspectos», explica Fernández, que también es madre de una adolescente con altas capacidades. Proponer un plan individualizado del estudiante, recomendar algunas actividades extraescolares o informar sobre la existencia de asociaciones de familias con niños y niñas con altas capacidades son algunas de las orientaciones que se pueden realizar desde el centro educativo.
“Muchas familias no saben qué hacer y es importante no presionar y no etiquetar. Es bueno que sientan que tienen apoyo y ayuda, que ni es grave ni es un problema, y deben saber lo que pueden esperar de su hijo o hija y qué recursos externos pueden encontrar, como becas o ayudas”. La información, remarca, debe ser bidireccional porque también el equipo docente necesita información del alumnado por parte de la familia.
Velar por que el alumno esté motivado es uno de los objetivos. Una de las formas para conseguirlo puede ser la aceleración de curso, que se hace de forma puntual en casos de superdotaciones o talentos complejos, siempre con el consenso del alumno, la familia, el equipo docente y la evaluación psicopedagógica. «En 12 años, he hecho 10 aceleraciones y todas han ido muy bien», pone como ejemplo. También se realizan aceleraciones parciales, es decir, sólo en alguna materia, sea con la misma clase o yendo al aula del curso superior, en función del centro y de los recursos.
Por todas estas variedades, concluye Fernàndez, «el profesorado debe ser responsable de formarse, no debemos conformarnos con lo que sabemos. Debemos formarnos al saber detectar, atender, evaluar si procede, y en todo el que esté en nuestras manos”.