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Hades era el nombre que le dieron al inframundo, el reino de quienes han muerto, en la Grecia clásica. Un espacio atravesado por un halo de misterio. En los ecosistemas, el inframundo sería el suelo, que puede tener atributos similares: un lugar poco conocido para los seres humanos y donde los restos de los seres vivos fallecidos, tarde o temprano, terminan.
En la mitología griega, lo que sucede en el Hades tiene una influencia determinante sobre el mundo de quienes todavía viven. De igual modo, sin un suelo rico en materia orgánica, es decir, en restos no-vivos de seres, la vida resultaría mucho más pobre por encima de él. O, dicho de otro modo, las muertas y los muertos que habitan el Hades tienen mucha vida.
En nuestros centros escolares y en nuestras aulas, también hay prácticas ocultas y misteriosas que no terminamos de ver y nos podrían parecer “muertas”. Una de ellas es esa amalgama de aspectos que conforman una educación ecosocial. ¿Cómo es nuestra pedagogía en el plano ecosocial? ¿Conforma un suelo rico en el que florecen sociedades justas, democráticas y sostenibles? ¿O es más bien yermo?
En nuestro devenir docente, nos encontramos con colegas que no saben responder si hacen una educación ecosocial o no, pero en quienes descubrimos prácticas vivamente ecosociales. Por ejemplo, en lugar de encadenar una tras otra clase magistral, proponen al alumnado investigaciones cuyas conclusiones son abiertas, no tienen una única solución “correcta”. O consensúan las normas del aula con su alumnado. O consideran que dedicar una clase a hablar sobre un tema de actualidad que preocupa a su aula es importante. O…
Otras veces sucede lo contrario: el Hades ecosocial está efectivamente bastante muerto. Quién no ha compartido claustro con alguien que afirma con rotundidad: “Yo llevo haciendo educación ecosocial desde hace años, no tiene nada que decirme la Lomloe [sustitúyase por lo que se considere] de cómo llevarla a cabo”, pero luego flaquea en los temas sociales, porque los que le interesan son los ambientales (o viceversa). O no es capaz de poner en marcha medidas restaurativas de gestión de conflictos. O transmite a su alumnado que en realidad no se puede cambiar nada. O…
Para sacar de las tinieblas a la educación ecosocial y crear suelos ecosocialmente fértiles que nos den mucha vidilla, Fundación SM y FUHEM hemos creado HADEES (Herramienta de Autoevaluación en el Desempeño en la Educación EcoSocial). Una herramienta que se convierte en dos, dado que ofrece dos variantes: una destinada al aula y otra al centro, diseñadas ambas para desvelar los puntos fuertes y débiles de nuestra práctica en educación ecosocial. En concreto analiza:
- Si introducimos los principales aprendizajes ecosociales.
- Si nuestro método ayuda al empoderamiento democrático sin dejar a nadie atrás.
- Si la evaluación está al servicio de la construcción del conocimiento y atiende también a los aprendizajes ecosociales.
- Si la programación de aula y de centro se toma tan en serio lo ecosocial como las matemáticas y la lengua.
- Si nuestros entornos educativos (los patios, pasillos, aulas, etc.), pasan los filtros de las gafas democráticas, justas y sostenibles.
- Si los tiempos extraescolares no son yermos para la práctica docente y promueven la causa ecosocial.
- Si gestionamos el centro y el aula de manera democrática.
- Si, como equipos, tenemos la preparación, los medios y la motivación para desarrollar una educación ecosocial de calidad.
Quienes nos dedicamos a la docencia sabemos que con evaluar no basta: hay que hacer algo con los resultados de la evaluación. Por ello, HADEES también propone sugerencias para avanzar en los aspectos cuyos resultados sean más flojos, permite crear un plan estratégico de mejora y ayuda a la formación en los temas que necesitemos.
Para conseguir todo esto, HADEES hace uso de los poderes que hay en el inframundo: un perro de tres cabezas (el can Cerbero) y un casco de invisibilidad (el del dios homónimo). El can Cerbero de HADEES tiene cinco cabezas: una por cada sector de la comunidad educativa (alumnado, profesorado, familias, Personal de Administración y Servicios y equipo directivo), que responde a un cuestionario, cuyo tiempo máximo de realización es de treinta minutos. El casco de invisibilidad hace que las respuestas de la comunidad educativa sean anónimas, pero el resultado se ofrece agregado de manera automática en unos informes sencillos de interpretar.
Ahora, el reino de HADEES está a vuestra disposición.