Somos una Fundación que ejercemos el periodismo en abierto, sin muros de pago. Pero no podemos hacerlo solos, como explicamos en este editorial.
¡Clica aquí y ayúdanos!
El cine define relatos. En muchos casos, nos referimos a él como un reflejo de la vida que tenemos o a la que aspiramos. Dicho de otra forma, el cine nos enseña a soñar, pero también es un arma de doble filo. A veces abre la puerta a un mundo de posibilidades y a veces sirve para reproducir clichés retrógrados que nos reducen a personajes secundarios sin interés, supeditados al conflicto de otro.
Haz un repaso mental y revisa los personajes femeninos de películas clásicas. Piensa ahora en personajes transgénero que no hayan sido retratados como personas avocadas a la prostitución, las drogas y la depresión.
Intenta recordar alguna película en donde el conflicto de un personaje homosexual no sea precisamente ese, ser homosexual.
Está bien hacer un retrato de las miserias humanas, poner el foco en realidades que, en ocasiones, es más sencillo obviar, pero es un error caer en el discurso de la historia única, donde ciertos personajes son retratados siempre de la misma forma: como víctimas. A los chavales también hay que mostrarles que el mundo está ahí fuera a su disposición y, si bien es verdad que ciertos aspectos como nuestra identidad de género y orientación sexual nos definen, también es cierto que no son excluyentes para protagonizar historias que no tengan que ver únicamente con eso.
Si las historias definen nuestra realidad calando en el subconsciente colectivo, deberíamos empezar a dignificar a algunos personajes, hasta ahora bastante estigmatizados, integrándolos como parte del mundo en el que vivimos con una naturalidad tan lícita como la de cualquier otro.
Las referencias son importantes, porque es muy difícil llegar a ser algo que no sabes que puedes ser. Y las historias sirven para eso, para que los niños no crezcan creyendo que hay un único modelo de masculinidad y que las niñas se identifiquen con personajes femeninos complejos, profundos, interesantes y fuertes.
Con esta finalidad, he intentado hacer una lista de películas que abren la puerta a una nueva forma de estar en el mundo y poder deconstruirlo hacia algo un poquito mejor.
‘Lady Bird’ de Greta Gerwig (2017)
Cuenta la historia de una adolescente extraña, como nos sentimos todos a esa edad. Es el relato iniciático de alguien en proceso de búsqueda identitaria que se enfrenta al mundo con pequeños gestos de rebeldía como la adopción de su propio nombre, Lady Bird. Con la mente lejos de casa y la mirada fija en el futuro (promesa de una vida mejor), su protagonista se revela como un personaje activo, con conflictos propios, que cree saber lo que quiere aunque eso no la salve de cometer cagadas por el camino.
Aquí hay de todo: primer amor, primer desamor, primer polvo, primer acto contestatario, solicitudes a la universidad y, sobre todo, dibuja una relación materno filial compleja y maravillosa.
Lo más interesante de esta película no es la historia que cuenta, sino cómo lo cuenta. Es un retrato de la adolescencia a través de un personaje femenino con el que es fácil identificarse. Sus problemas, sus miedos, sus inseguridades se proyectan en nuestras propias experiencias implicándonos emocionalmente a lo largo de la historia.
‘Moonlight’ de Barry Jenkins (2016)
Cuenta la historia de Chiron, un chico afroamericano que crece en uno de los barrios más conflictivos y violentos de Miami. Desde su infancia, hasta llegar a su etapa adulta, lucha por encontrar su lugar en el mundo, en un ambiente violento.
Además de sufrir un constante acoso escolar, el fantasma de la homosexualidad se hace presente en la vida de Chiron. En su camino explora la masculinidad, la sexualidad y hace frente a los conflictos de su desestructurada familia.
Esta película apuesta en su forma por la delicadeza, sin olvidar la terrible fuerza que la mueve. Hay mucho de redención en sus pasos finales y mucha reivindicación del amor, de cualquier clase, como luz en el camino de una vida gris. Su protagonista lucha contra el evidente camino hacia la derrota, redefiniendo la fórmula del viaje del héroe. Admitir quién es resulta mucho más doloroso que la rendición ante un destino escrito de antemano.
‘Deprisa, deprisa’ de Carlos Saura (1981)
Es una película que, a priori, podría no tener lugar en esta lista. Sin embargo, me parece importante mirar hacia atrás en la historia de nuestro cine y analizarla atendiendo a su contexto histórico cultural en la España de los ochenta.
La película va de cuatro amigos, Ángela, Pablo, el Meca y el Sebas; jóvenes marginales que dejan los estudios a un lado y deciden ganarse la vida robando. Los chicos empiezan a coquetear con las drogas hasta el punto de empezar a consumir heroína, la droga más popular de la década. Pronto, los pequeños hurtos se van convirtiendo en atracos con el objetivo de conseguir más y más dinero en cada golpe. La pandilla desea disfrutar de la vida al máximo y para ello han de planear un último golpe con el que obtener la cantidad de dinero suficiente para huir del barrio.
Para los no iniciados, el cine quinqui lo forman una serie de películas que tratan historias de jóvenes delincuentes de barrios marginales a los que se ensalzan casi como héroes.
En el lado de “los malos” solían estar autoridades y/o policías corruptos (hombres). En ocasiones, las películas estaban basadas en criminales reales (hombres) y, de hecho, muchas veces eran delincuentes de la calle (hombres) quienes protagonizaban sus propias historias. Por este motivo, no es de extrañar que la mayor parte de las veces los personajes femeninos estuvieran relegados a un segundo plano, teniendo un interés insignificante o nulo.
Sin embargo, el personaje de Ángela en ‘Deprisa Deprisa’ es clave en el desarrollo de la historia como sujeto activo, siendo, además, el único que se salva de un terrible final, arrojando un rayito de luz hacia una vida más libre.
‘Tomboy’ de Céline Sciamma (2011)
Una familia francesa con dos hijas, Laure, de diez años y Jeanne, de seis, se muda a un nuevo vecindario durante las vacaciones de verano. Con su pelo corto y sus formas masculinas, Laure decide hacer creer a sus nuevos amigos del barrio que es un chico, dándose a conocer como Mikael.
El verano transcurre entre juego y juego y su nueva identidad le brinda la oportunidad de explorar el mundo y su sexualidad junto a su amiga Lisa. La relación entre Mikael y Lisa se vuelve cada vez más estrecha y nace un incipiente amor adolescente.
En casa con sus padres es Laure y, en la calle, con sus nuevos amigos y con su novia Lisa, es Mikael.
Lo inusual de esta película aflora al presentar a un personaje muy joven que ya tiene perfectamente identificada su condición y, lejos de ser un conflicto para él, supone un acercamiento a la felicidad de una vida donde todo es más fácil. El problema se manifiesta desde los demás, cuya incapacidad de aceptación y de tolerancia por las diferencias constituyen motivos de reflexión para el espectador.
‘Call me by your name’ de Luca Guadagnino (2017)
No es una película sobre la homosexualidad. Aquí no se cuenta lo mal que lo pasan los personajes descubriendo su orientación sexual. A efectos prácticos, ni siquiera hay demasiadas concesiones al melodrama. No hay traumas de la infancia, no hay crisis de pareja, no hay violencia y nadie muere por el camino. El mensaje es positivo: dos personajes llegados de dos esquinas del mundo se encuentran y viven un amor de verano en un momento y un lugar en el que era casi imposible que eso ocurriera.
Si ‘Call me by your name’ causó furor el año pasado es por un elemento que se escapa de su control: Tú. El espectador pone una parte de sí mismo reconociéndose frente a la pantalla, haciendo entrega a la película de sus propios recuerdos y sus más íntimas ilusiones.
‘Mad max’ de George Miller (2015)
Es una peli de acción que se desarrolla en un mundo donde la ley y la sociedad han sido sustituidos por sangre, fuego y muerte. Sin embargo, hay dos rebeldes que son capaces de restaurar el orden perdido.
Por un lado está Max, que sigue buscando su propia paz tras la muerte de su mujer y su hijo y, por otro lado, está Imperator Furiosa, una misteriosa mujer que trata de sobrevivir en este peligroso viaje hacia su hogar.
Para ser sincera, no sé por qué este remake mantiene el título original si Max no es el protagonista. De hecho, es un personaje que no habla en toda la película, apenas gruñe y tampoco es que se le preste demasiada atención, teniendo al lado al impresionante personaje de ella.
Esta revisión de su historia original ofrece una perspectiva bastante interesante de los personajes femeninos desmontando los clichés a través de los siguientes aspectos:
Ellas son las heroínas de esta historia. Los hombres han matado el mundo y las mujeres se rebelan contra la corrupción y el poder impuestos por el patriarcado. En esta película ellas no se manifiestan como personajes vulnerables a la espera de protección. ’Mad Max’ propone abiertamente que quizá lo que las mujeres necesitan es defenderse (ellas mismas) de los hombres. Así, son dueñas de su cuerpo y desafían al patriarcado en el que viven rompiendo (literal y metafóricamente) el cinturón de castidad que hasta ahora solo las dejaba manifestarse como mujeres-tobjeto.
La forma en que mujeres y hombres se relacionan entre sí a lo largo de la película señala la eterna tensión humana entre individuo y comunidad: mientras ellas representan la amistad y el colectivo de la sororidad femenina, el mundo de los hombres es un mundo de violencia y egoísmo.
‘Te doy mis ojos’ de Icíar Bollaín (2003)
Pilar huye de su casa una noche con su hijo pequeño y una maleta. Atemorizada, se refugia en el piso de su hermana, lejos de su marido, Antonio, que no sabe dónde ha ido su mujer.
Antonio pronto encontrará a Pilar y tratará de recuperar su amor y compañía bajo la promesa de un cambio en su actitud y en su carácter. Pero no le resultará tan sencillo como imaginaba, porque ahora Pilar está empezando a replantearse todo su mundo y a redescubrir incluso quién es ella misma.
Pasa el tiempo y él intenta controlar sus rabietas que inevitablemente terminan en violencia física. Él quiere recuperarse y pasa por terapia de grupo e introspección. Mientras tanto, ella se encuentra lejos y empieza a adaptarse a su nuevo estilo de vida separada de su marido.
Lo interesante de esta peli es la forma en la que aborda el problema, la naturalidad con la que se trata a cada personaje y los diversos puntos de vista que presenta. Es más fácil juzgar a la víctima cuando no se conocen las circunstancias que la rodean, es más fácil decir «déjalo o aléjate de él porque no te conviene».
Sin embargo, ya no parece tan sencillo cuando este maltrato ha dejado a Pilar en un estado de confusión, de pérdida de la identidad y de la autoestima.
‘Te doy mis ojos’ nos permite reflexionar sobre la violencia de género, sobre el trato que le damos en la sociedad, la situación de la víctima, pero también (y he aquí el hallazgo de la peli) la del maltratador. Esta película propone una toma de conciencia, un paso hacia el cambio, hacia una sociedad mejor y más igualitaria.
Eva Saiz es alumni ECAM de Diplomatura de Guion. Ha trabajado como guionista en distintas productoras desarrollando proyectos de series y largometrajes para nuevas plataformas. Además, ha escrito varios cortometrajes como Martina, ay Martina (2017), Jaula (2017) ó 5ºC (2017) premiados en importantes festivales del panorama nacional e internacional como Alcine, Medina del Campo o Sydney Film Festival, entre otros. Con su primer cortometraje, Mujer sin hijo, ha ganado la Biznaga de Plata a la Mejor Dirección y el Premio del Público en el Festival de Málaga, el Premio al Mejor Guion en la Semana del Cine de Medina del Campo y ha entrado a formar parte del catálogo de Madrid en Corto.