Nuestro mundo cambia, aunque a veces tardamos en ser conscientes y sin que nosotros, en muchas ocasiones, hagamos gran cosa para que así sea. Pero hay otras ocasiones en que lo hacemos cambiar. Desde los cuentos de Torben Kuhlman hasta la última obra de Josep Fontana, esta recopilación de libros anima a transformar nuestro entorno.
Dejemos de pensar que somos personas pequeñas e insignificantes y encontramos fuerzas y compañía para tratar de crear el mundo que queremos. Es lo que le pasa a un pequeño ratón que consigue llegar donde nadie había estado antes, a la Luna. Vuelve Torben Kuhlmann y recupera la historia explicada ya hace unos años a Linbergh del ratón que cruzó el Atlántico. Ahora en Armstrong (Juventud) conocemos la historia del ratón que quiere ir al espacio. El nuevo libro de Kuhlmann llega con su sello inconfundible en una dosis aumentada. Nos aporta una obra que une fantasía, ilustraciones que hacen soñar y conocimiento para que todo el mundo en casa pueda acompañar el osado viaje de este ratón. Un viaje que cambiará nuestro mundo, nuestro universo. Hará que no sea tan grande y desconocido. Ahora lo conocemos un poco mejor, ya sabemos que la Luna no es de queso y hemos demostrado qué somos capaces de hacer.
Otro mundo que cambia, que en buena parte desaparece, es aquel en el que los lobos y lobas podían vivir sin que los hombres los mataran. Los lobos de Currumpaw de William Grill (Impedimenta) nos cuenta la historia real de un cazador que se quiso enfrentar a un lobo que con su manada preocupaba en Currumpaw (Nuevo México). La llegada de los seres humanos y sus formas de ocupar el territorio hacían que los animales tuvieran dificultades para encontrar alimento y surgió el conflicto. El ser humano había ocupado un espacio donde habían vivido y la competencia por los recursos llevó a querer acabar con los lobos y las lobas. Los dibujos de Grill nos hacen recordar su obra dedicada al viaje de Shackleton que ya nos relató. La historia de este cazador, Ernest Thompson Seton (1860-1946) y del lobo que quería cazar, al que llamaban Lobo o Rey Lobo, es la historia de la pérdida de un mundo y la toma de conciencia de que despertará en alguien que pasará a actuar para evitar que el mundo cambie en acceso. Seton será fundador del Woodcraft Indians (Guardianes Indios del Bosque), movimiento juvenil basado en los conocimientos y las ideas de los indios y posteriormente uno de los impulsores de los Boy Scouts en Estados Unidos de América.
Los Estados Unidos de los Grandes Lagos son el territorio por el que viajó Alexis de Tocqueville el verano de 1831 y su amigo Gustave de Beaumont. Tocqueville había viajado desde Francia para conocer un mundo que estaba naciendo y quería saber cómo organizaban aquello a lo que él se dedicaba, la justicia. De vuelta a Francia publica un libro dedicado al sistema penitenciario en Estados Unidos y su aplicación en Francia y la obra que lo hizo muy reconocido como pensador político La democracia en América (1835). Un libro menos conocido es Quince días en el desierto americano y Kévin Bazot la ha adaptado al cómic siguiendo la larga tradición del cómic francés Toqueville. Hacia un nuevo mundo (Ponente Mundo). Bazot nos hace vivir la búsqueda de Tocqueville para encontrar la población originaria de Estados Unidos y veremos cómo su mundo está desapareciendo, como el de los lobos y las lobas. Veremos a través de los ojos de este curioso viajero francés los últimos bosques vírgenes donde pequeñas comunidades indias todavía no han quedado condicionadas o dominadas por la población blanca que está colonizando las tierras que habitan. La población blanca en demasiadas ocasiones las engaña y se aprovechan ellas. Las personas indias no están acostumbradas a vivir como se hace en la nueva sociedad y no siempre podrán acostumbrarse sin que ello signifique problemas. Tocqueville, en su viaje, encuentra un mundo que nace y otro que muere.
La Francia de Tocqueville también está cambiando. Las ideas liberales se extienden, la nueva burguesía va en aumento. También el malestar de los sectores más populares de la sociedad que sufren una opresión de la que algunas personas luchan por liberarse. Es el caso de la Louise Michel, una de las mujeres más presentes en la memoria popular francesa por su protagonismo en el levantamiento popular contra las autoridades prusianas y francesas que tuvo lugar durante la guerra franco-prusiana en 1871. La Virgen Roja (La Cúpula) de Mary M. Talbot y Bryan Talbot, una novela gráfica que nos cuenta su vida a partir de los recuerdos de tres mujeres que la conocieron en diferentes momentos. Mary y Bryan Talbot vuelven a una obra centrada en la movilización social y con una mujer como protagonista, como lo fue Sally Heathcote. Sufragista. Aquella obra que también nos cautivó, pero Heathcote era un personaje de ficción que se movía en el mundo histórico de las sufragistas que luchaban por sus derechos. Ahora, como en aquel caso, nos presentan una obra que es mucho más que dibujo y guión; aporta una parte documental que nos permite conocer con más detalle y precisión aquellos hechos y aquella época. Se agradece que la obra no se quede sólo en la faceta más conocida de Michel y se fije en otros episodios de su vida que nos permiten ver la persistencia de su lucha a lo largo de su vida. Vivió y luchó con las clases populares de París, con las comunidades indígenas dominadas por Francia en Nueva Caledonia o con la población árabe dominada en Argelia. También hay que destacar el esfuerzo para presentarnos una época llena de literatura, pensamiento político e inventos que buscan construir nuevos mundos. Nuevos mundos que pueden surgir de innovaciones técnicas como la aviación capaz de hacer largos viajes o de innovaciones sociales que hagan posibles sociedades sin explotación donde la libertad surja del pensamiento propio de las personas y de la garantía de sus necesidades y sus derechos.
La Comuna de París duró muy poco, la represión acabó con ella y con muchas de las personas que le quisieron dar vida. Aquel mundo tuvo una vida muy efímera. Pero su memoria y su anhelo vive en muchas personas, aquellas que buscan crear utopías reales y concretas. Otra mujer que contribuyó a pensar y hacer la Comuna fue André Léo y Virus ha publicado La guerra social. Un libro que incorpora un texto suyo muy unido a la experiencia de la Comuna, que ella criticó cuando consideró necesario; y un estudio sobre su vida y obra firmado por Fernanda Gastaldello. Léo, como Michel, destacan por ser mujeres que unieron la lucha social como clase explotada y la feminista, por la opresión que sufrían en el conjunto de la sociedad y también a su propia clase. El libro dedicado a Louise Michel incorpora una escena de su entierro donde hay gritos a favor de la revolución rusa de 1905 que se mezclan con el recuerdo de la revolución francesa de 1789. Estaba a punto de llegar la revolución que ha marcado el siglo XX, la que sucedió en Rusia en 1917. Allí otra mujer diría que no podía haber revolución socialista sin liberación de las mujeres. Fue Alexandra Kollontai, de quien ahora El Viejo Topo publica una recopilación de materiales bajo el título de Mujer y lucha de clases. Kollotani no será una ganadora de la revolución, pero conservará la vida, se convertirá en la primera mujer embajadora y hace pervivir ideas socialistas que no se materializaron en aquella experiencia.
La revolución rusa de 1917 cambió el mundo, tal vez no como muchas personas que la impulsaron o defendieron hubieran querido. Y hay que pensar críticamente siempre estos procesos aunque los podamos sentir cercanos. Así lo hace Josep Fontana en El siglo de la revolución. Una historia del mundo desde 1914 (Crítica) y nos explica cómo la revolución ha marcado el siglo XX. Cambió su sociedad y todas las demás de una manera u otra. El miedo a la revolución, por ejemplo, hizo posibles determinadas medidas políticas que seguramente no se habrían dado de otra manera. Fontana insiste en dos aportaciones que han cambiado la vida de muchas personas de sociedades no comunistas durante el que a veces se denomina los treinta gloriosos (1.945 a 1.975). Primero, una fiscalidad con impuestos altos y progresivos que buscaba mantener un sistema de redistribución de la riqueza de acuerdo con el principio de justicia de quien más tiene debe aportar más para mantener una sociedad que garantice derechos y oportunidades. Segundo, el reconocimiento del movimiento obrero, a partir de los sindicatos, en la negociación colectiva de las condiciones laborales. Dos aportaciones que desde hace años están en crisis y eso conlleva una dificultad creciente para la redistribución de la riqueza y la consecución de las condiciones laborales deseables. Pero este mundo no tiene por qué terminar, dependerá de lo que quieran hacer hombres y mujeres de la sociedad de hoy.
Acabamos con un cuento infantil, como hemos empezado. Un cuento para niños de todas las edades. Capital de Alfonso Cruz (Juventud). Nuestro mundo cambia cuando conocemos qué hay detrás de aquel hermoso cerdito que usamos o hemos usado de hucha. Un cuento sin palabras, con la ilustraciones universales que nos presentan el mundo más allá del país donde vivimos. Un mundo que siempre debemos pensar si aceptamos que nos cambie y si queremos intentar cambiarlo.
Este texto se publicó en el blog Racons de pensar de El Diari de l’Educació