Inflando la burbuja
Pasear por cualquier ciudad sin cruzarse con alguno de los múltiples anuncios de Formación Profesional resulta prácticamente imposible. Taxis, autobuses, metro, se inundan con publicidad: «¡Yo no soy tonto, voy a la FP!», «Con la FP volarás», “Be Pro”… Los medios de comunicación y las redes contribuyen «El grado de FP que asegura trabajo a tu hijo», «consigue tu beca»…
Promesas de éxito y felicidad que ofrecen la FP como la pócima contra el paro, capaz de solucionar los problemas de la juventud. Ante tantas consignas, nadie queda impasible, y en el imaginario colectivo se construye la idea de que estudiar una FP es garantía de éxito y trabajo, y si es dual, aún mejor.
¿Hasta qué punto el exceso de información contribuye a la orientación o despista a las familias? Desde el instituto, derivan a miles de alumnos a la FP y, ante el desconocimiento del sistema y la variedad y tipo de oferta (pública, privada, público-privada, 3×2, 4×3, dual, online…), deben elegir un ciclo determinado entre un sinfín de posibilidades.
Suele ser el alumnado que ha tenido problemas para titular en la edad que le corresponde, que ha tenido problemas conductuales o ambas cosas. Porque el alumnado con buenos resultados académicos sigue siendo orientado hacia el bachillerato, sin la responsabilidad de elegir una profesión de futuro antes de cumplir la mayoría de edad, con la tranquilidad y seguridad de permanecer casi siempre en el mismo centro educativo cercano a casa.
En cambio, el que va a la FP inicia un periplo junto a su familia con la elección del ciclo y del centro (cada vez más a menudo en otros barrios, municipios y ciudades porque la tendencia de algunas comunidades es desligar la FP de la secundaria obligatoria) para lograr una plaza pública que, a día de hoy, escasea en las grandes ciudades. En el mejor de los casos, obtendrá una plaza cercana en el ciclo solicitado o en alguno que no le desagrade y donde queden vacantes.
En el peor escenario, el alumnado sin la nota para acceder al ciclo deseado y sin recursos quedará fuera del sistema educativo
Si no es así, la familia que tenga posibilidad deberá apretarse el cinturón y pagar una cifra desorbitada en un centro privado. En el peor escenario, el alumnado sin la nota para acceder al ciclo deseado y sin recursos quedará fuera del sistema educativo, abocado al abandono temprano. «Siempre sobran plazas en algunos ciclos», justifican las administraciones que limitan la oferta pública en las titulaciones demandadas e insisten en adecuarse a las necesidades inmediatas del mercado laboral, mientras autorizan a empresas a impartir estas titulaciones.
¿Cómo se explica que con la nueva ley educativa y de FP, con el plan de modernización de FP y la lluvia de fondos Next Generation, se mantengan e incluso se acentúen algunos desequilibrios? El redimensionamiento de la oferta no se ha materializado en suficientes plazas públicas presenciales. Quizás la mayor evidencia de lo que ha sucedido es el desembarco de los fondos de inversión, que tras haber explotado el negocio de la vivienda, han puesto el ojo sobre la formación.
Se ha materializado como en ninguna otra etapa educativa la colaboración público-privada, en la normativa, el currículo y las directrices de la Administración. Se espera gran corresponsabilidad de la empresa, tanto en la formación del alumnado como en la incorporación al mercado de trabajo, sin haber calibrado las posibilidades reales del tejido empresarial, mayoritariamente compuesto por microempresas y pymes (sin contar los autónomos), cediendo a las principales peticiones de la CEOE, recogidas en su manifiesto ‘Libro Blanco de la formación’, libro de cabecera de muchas administraciones educativas.
El ejemplo más ilustrativo lo observamos en Madrid y Barcelona, con un «buen equilibrio» entre oferta pública y privada, una combinación de recortes, políticas conniventes y desinversión crónica que han llevado a la situación actual.
A pesar de las significativas inversiones del Plan de Modernización, el sistema sigue envuelto en controversias como la insuficiente oferta pública, el desajuste entre oferta y demanda, el elevado abandono escolar, las desigualdades entre centros y la brecha de género profesional, solo algunos de los problemas persistentes.
No se ha financiado adecuadamente ni la creación de nuevas plazas, ni la orientación debida, ni el mantenimiento de los centros
El crecimiento constante del alumnado de FP en los últimos años se debe, entre otros factores, al aumento demográfico de jóvenes en edad de cursar estudios postobligatorios, al retorno al sistema educativo tras la crisis económica y a las intensas campañas de marketing. Sin embargo, en toda España, especialmente en las zonas más pobladas, no se ha financiado adecuadamente ni la creación de nuevas plazas, ni la orientación debida, ni el mantenimiento de los centros existentes.
Precariedad persistente en la juventud
Pese a la mejora en algunos indicadores España sigue mostrando cifras preocupantes que superan la media europea. La sombra del desempleo juvenil ha sido una constante en el panorama español, siempre por encima de la media de la UE. Este panorama refleja una problemática estructural en el mercado laboral español, impactando directamente en la demanda de formación profesional como vía para mejorar la precariedad de los jóvenes.
La tasa de abandono temprano en la educación ha descendido sustancialmente en los últimos años, pero aún sigue por encima de la media europea, con cientos de miles de jóvenes entre 18 y 24 años que no han logrado superar un nivel de formación 0-2 de la clasificación CNED-2014, primera etapa de la educación secundaria equivalente al 2º ESO. Este indicador refleja la capacidad del sistema educativo para retener a los estudiantes y proporcionarles una educación y formación íntegra que posibilite el acceso al mundo laboral con plenas garantías.
Por encima de los 24 años, el gran porcentaje de adultos que no han completado la educación secundaria obligatoria sigue siendo un reto significativo. El plan de acreditación de competencias profesionales es el primer paso para facilitar el acceso a las titulaciones pero la escasez de oferta pública puede generar un cuello de botella en el acceso a los ciclos.
Un porcentaje significativo de titulados no trabaja en empleos relacionados con sus estudios y ocupa puestos por debajo de su nivel formativo
La correspondencia entre los estudios realizados y la categoría profesional es otro indicador clave para evaluar la regulación del mercado laboral, los convenios y la negociación colectiva. Un porcentaje significativo de titulados no trabaja en empleos relacionados con sus estudios y ocupa puestos por debajo de su nivel formativo y desplaza a los titulados y formados en ese nivel.
El indicador más revelador de que la FP aún no se consolida como una opción educativa de primera elección es el porcentaje de jóvenes que optan por estudios profesionales tras finalizar la ESO. Factores como la orientación educativa durante la educación obligatoria, la planificación de la oferta profesional fuera de los IES, la escasa oferta pública, la excesiva diversidad de titulaciones y las mejores expectativas laborales de los titulados universitarios, contribuyen a que el bachillerato siga siendo la opción predominante en España, mientras que la matriculación en Grado Medio disminuye ligeramente.
Reformas de la FP: ¿Soluciones o maquillaje?
Durante la crisis económica las derechas implementaron recortes educativos y reformas estructurales que han persistido con el paso de los años y con el cambio de color en las administraciones. Algunas alteraron la composición social de las etapas educativas, la autonomía escolar en la gestión del personal, desplazaron el peso de la formación hacia las empresas y favorecieron la privatización y la sustitución de la presencialidad por la formación online. La intensidad con la que se desarrollaron estas medidas varió según las políticas de cada comunidad autónoma, algunas “innovaron” más que otras y se anticiparon a los recortes de la administración central.
Paradójicamente, con la pandemia de COVID-19 se demostró que la presencialidad era esencial para garantizar el derecho a la educación en cualquier etapa educativa. Sin embargo, esto no detuvo el crecimiento de la FP online, a pesar de su componente eminentemente práctico. Las mismas empresas que antes ofrecían cursos por fascículos ahora expiden títulos oficiales de FP en cualquier ámbito, especialmente en los más solicitados, multiplicando exponencialmente el coste del curso y sus beneficios. No existe normativa que limite las cualificaciones que pueden adquirirse a distancia, permitiendo que cualquiera pueda obtener un título online en áreas tan críticas como la salud, la soldadura o la cocina.
La creación de la FP Básica como una vía alternativa a la ESO buscó maquillar los resultados educativos, de abandono y paro juvenil, manipular las estadísticas y segregar al alumnado con problemas conductuales o de bajo rendimiento académico. A pesar de la reforma estética en esta etapa con la Lomloe, sigue estando estigmatizada y muy cuestionada. Las posiciones se dividen entre la inclusión de este alumnado en su grupo clase, que debería realizarse con suficientes recursos y reducción de ratios puesto que es el más vulnerable del sistema o la exclusión a otro grupo clase con menor ratio con el mismo perfil de alumnado cursando el currículo básico conducente a la doble titulación como última alternativa antes del abandono.
La Formación Profesional Dual se introdujo como una mejora de la empleabilidad juvenil y una método de obtención de mano de obra inmediata y barata. Su flexibilidad normativa permitió múltiples fórmulas, remuneradas o no, con o sin relación laboral, y de variada precariedad. La implementación de esta medida también varió según la comunidad autónoma pero tras 10 años no ha logrado superar el 5% de alumnado.
El gobierno de coalición anunció al inicio de su legislatura la remuneración de cualquier práctica en la FP; más tarde se limitó al modelo intensivo de dual mediante contrato laboral y, finalmente, tras el paso del texto por las Cámaras, se amplió el periodo de aplicación de la relación laboral hasta diciembre de 2028. La regulación de derechos durante la formación en la empresa con el polémico Estatuto del Becario sigue siendo la asignatura pendiente, pues persiste una desregulación intencionada que permite la buena y la mala praxis en cualquier tipo de práctica.
En la FP han permeado como en ninguna otra etapa los mecanismos de calidad típicos de la producción industrial sin haberse regulado en ninguna norma, generando una dedicación irracional y descompensada del personal docente, olvidando que la educación debería centrarse en el desarrollo humano integral. Bajo la bandera de la «excelencia» y la «innovación», este modelo no solo desvía la atención de la educación y la formación como derechos fundamentales, sino que también amplía las desigualdades estructurales, beneficiando a quienes ya tienen ventajas competitivas.
Estas medidas, importadas del mundo empresarial, pueden mejorar ciertos aspectos administrativos y de gestión, pero no resuelven los problemas del sistema educativo previamente descritos.
En Barcelona la ‘empresa’ que acoge a más becarios en dual es la propia administración educativa
El cambio curricular del próximo curso se adapta claramente a las necesidades empresariales, aumentando la estancia en la empresa para los estudiantes, que se formarán entre 500 y 1.000 horas fuera del centro. Este «café para todos» con mayor carga curricular externa dificultará aún más la búsqueda de empresas participantes y aumentará la competición entre centros para «colocar» a sus alumnos, especialmente en los ciclos masificados de la ciudad, con el riesgo de normalizar y extender la práctica creativa que han desarrollado ciertas administraciones inventando nuevos puestos de prácticas donde enviar al alumnado.
Barcelona ilustra al extremo esta práctica donde la ‘empresa’ que acoge a más becarios en dual es la propia administración educativa. Estudiantes de grado medio de FP Informática se encuentran solos frente a las pantallas de las salas de ordenadores de escuelas de primaria con la única tutoría semanal de la coordinación informática del personal de primaria. ¿Se extenderá la beca al alumnado de Hostelería sirviendo en los comedores escolares o de Automoción reparando los vehículos del personal del centro?
Perder horas curriculares del centro para «aprender trabajando en el entorno laboral educativo» podría funcionar siempre y cuando haya responsables formativos del sector profesional con horas de dedicación, si no el modelo se aleja mucho del concepto de dual de los países de referencia y sólo puede explicarse por la necesidad de colocar al alumnado en algún lugar y de mejorar las cifras de duales de cara a la galería.
No podemos olvidar, en el desarrollo curricular, el origen del alumnado de la FP, su pertenencia a la clase trabajadora y el contexto actual de polarización social hacia posiciones de extrema derecha alimentado por las redes sociales. La creación de nuevos módulos transversales de Sostenibilidad, Digitalización, Empleabilidad y el módulo optativo abren una ventana al profesorado para tratar críticamente en el aula los cambios sociopolíticos actuales sobre derechos, memoria democrática, coeducación, brecha salarial y economía social y solidaria ante el exceso de protagonismo que han cedido las administraciones a las grandes empresas y entidades.
En esta introducción de la situación de la FP se nos muestra un panorama complejo donde el discurso neoliberal ha penetrado profundamente en esta etapa educativa redefiniendo conceptos, vaciando contenidos sociales esenciales y cediendo terreno a actores externos del sistema. Sin embargo, el verdadero motor de los centros de FP es el profesorado, responsable directo de transmitir los conocimientos y competencias al alumnado.
Es fundamental mantener la financiación actual, procedente ahora de fondos europeos, en formación, creación de plazas, aulas tecnológicas y equipamientos y mejorar las condiciones laborales del personal docente, así como atraer nuevos profesionales al sector para evitar la ausencia de personal en determinadas especialidades que inciden directamente en el derecho a la educación del alumnado y en el prestigio de la educación pública.
En los siguientes artículos se analizarán las novedades de la nueva Ley de FP y la influencia que han tenido las comunidades autónomas, junto a las propuestas que se presentaron en la tramitación del texto en el Consejo Escolar del Estado y se han reflejado en el texto o bien quedaron en el tintero.