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Durante varios días las quinielas de propios y extraños han estado caldeadas. ¿Quién ocuparía la cartera de Educación tras la monción de censura? Entre los primeros nombres, claro, Luz Martínez Seijo, secretaria de Educación en el PSOE y portavoz en la Comisión del ramo en el Congreso. También Ángel Gabilondo, exministro y ahora candidato por los socialistas para la presidencia de la Comunidad de Madrid.
Esta misma mañana, en la entrada del congreso del 40 aniversario de la Federación de Enseñanza de CCOO en Madrid, Gabilondo aseguraba que nadie le había llamado para ocupar ese cargo y que estaba comprometido con Madrid para seguir trabajando por la presidencia. A los pocos minutos de decir esto se sabía que Celaá sería finalmente la persona que habrá de encargarse de la cartera.
«A priori es una buena elección», asegura Pablo García de Vicuña, secretario general de CCOO en Euskadi. Ha trabajado con Celaá cuando ella era oposición, siendo consejera de Educación y después, cuando volvió a la oposición. Negociando con ella consiguieron los sindicatos importantes acuerdos laborales para el profesorado que, por mor de la crisis, no han conseguido recuparar todavía.
«Tiene mucha experiencia en educación, conocimiento del sistema educativo, ha sido docente», afirma García de Vicuña. Además «tiene conocimiento de la Administración, tanto desde dentro como siendo oposición.
Otras fuentes cercanas a la ahora ministra, la califican de «animal político». «Confío en que lo haga bien», aseguran, al tiempo que, sin lanzar las campanas al vuelo y conteniendo el optimismo, se atiende a las circunstancias que tendrá que enfrentar por delante. A pesar de ello, «sin duda es la mejor de las personas» para el cargo.
Entre los méritos que estas fuentes le dan se encuentra el hecho de que ha sido el «alma mater» de buena parte del pacto escolar en Euskadi, aunque ahora se encuentre en horas bajas, con propuestas interesantes. En su tiempo de consejera, afirman, «puso en marcha que siguen en marcha a pesar de los cambios de gobierno». Medidas relativas a la evaluación del sistema, al bilingüismo, a los planes de mejora… Y entre otras de sus ventajas, gracias a su cargo en la Comisión de Ética y Garantías del PSOE «conoce a Pedro Sánchez, sus defectos y sus virtudes».
Dibujando los retos
Empezando por la exigencia de un cambio de ley educativa, compromiso del PSOE y de todo el resto del arco parlamentario. Un compromiso que no será posible dado el tiempo de legislatura y las enormes dificultades en cuento a la negociación con propios y extraños.
Quedan algunos resquicios en los que probablemente sí pueda actuar, aunque «hay que esperar a ver qué se encuentran en el Minsiterio», dice Luz Martínez Seijo. Lo afirma en relación a las becas, uno de los caballos de batalla que más ha enfrentado al PSOE y al Gobierno, el cambio de criterios para alcanzar una beca.
Francisco García, secretario general de CCOO afirmó esta mañana que el sindicato está estudiando, en el gabinete jurídico, la manera en la que puedan revertirse algunas de las medidas de la LOMCE. No se ha atrevido a señalar ninguna hasta que las cosas no estén más claras, aunque también ha señalado el Real Decreto 14/2012, el que trajo los recortes más importantes en educación, como uno de los elementos que habría que eliminar. De hecho el sindicato ha llevado este Real Decreto a los tribunales por el hecho de que no haya sido derogado a pesar de su carácter transitorio.
Para Martínez Seijo, además del tema de las becas, hay otro asunto importantísimo: todo lo relacionado con la segregación escolar provocada por la LOMCE y que querría solucionar lo antes posible. También es momento de revisar medidas, asegura la socialista, como los PEMAR de 4º de la ESO.
Por delante, además de intentar llegar a equilibrios muy complicados con el resto de partidos políticos en el Congreso de los Diputados, empezando por aquellos que han dado su apoyo al presidente Pedro Sánchez, queda también dialogar con la comunidad educativa. Un diálogo que en buena medida no se ha visto recompensado en los últimos años.
«Se puede confiar en ella» asegura García de Vicuña. Es una mujer de «diálogo y consenso, sin duda, pero habrá que ver qué tiempo le toque y las circunstancias» en las que tendrá que trabajar. Las presiones, asegura vendrán «por todos los lados».
Pero los retos también los tendrá, no solo en su capacidad de diálogo para introducir cambios en la LOMCE, si no en la pura gestión del Ministerio. «Los segundos niveles» serán importantes. Las Secretarías de Estado. Necesitará «personas de prestigio, con conocimientos teóricos sobre educación y también experiencia en gestión». Como podría ser el caso de Alejandro Tiana, ahora rector de la UNED y padre en su día de los acuerdos necesarios que llevaron a la aprobación de la LOE con el apoyo de todos los grupos menos el PP y de la mayor parte de la comunidad educativa.