Falta personal y recursos. Esta es una de las claves que la pandemia ha hecho que mucha gente viera con claridad. Otras ya lo habían hecho y llevaban tiempo denunciando algunas situaciones. Es el caso de Save the Children. La ONG acaba de hacer público un documento en el que repasa la situación que ha dejado a la vista el estado de alarma, como la orilla cuando baja la marea.
El cierre de centros educativos en todo el país y la puesta en marcha de un sistema de enseñanza a distancia (en línea o no) ha supuesto y supone enormes retos y abre, aún más, algunas de las brechas que el sistema educativo presencial podía, cada día, intentar salvar: la falta de recursos materiales de muchos alumnos, la brecha de estudios de las familias, la falta de personal de atención a la diversidad, de orientación, de trabajadores sociales… La lista es larga y no solo afecta a los centros.
Save the Children también se centra en los problemas que provocará la crisis económica que ya muchas familias están padeciendo en relación a la posible o efectiva pérdida de ingresos en estas semanas y en las venideras, así como las condiciones de vida de muchas de ellas. La falta de espacios o el hacinamiento en muchas viviendas, por ejemplo. También, la propia situación de confinamiento, de aislamiento en la que se encuentran muchas niñas y niños en todo el país.
Pero, además de señalar las brechas que se van abriendo, la ONG pone sobre la mesa una completa batería de medidas que cree imprescindibles para recuperar la situación, no solo ahora, también durante los meses de verano y a partir del próximo curso.
Y cifra en 4.200 millones de euros las inversiones que el Gobierno y las comunidades autónomas deben poner sobre la mesa para hacerlo. Un dinero que habría que invertir, por ejemplo, en la contratación de más personal de apoyo, de orientación y PTSC para evitar, en buena medida, las dificultades en el seguimiento del curso, en el afrontamiento del próxmo y ante el riesgo de desenganche de mucho alumnado que, fácilmente, podría llenar las estadísticas de abandono y fracaso escolar en un futuro relativamente cercano.
Álvaro Ferrer, técnico de incidencia política y equidad educativa de la ONG tiene claro que «estamos en un momento difícil» económicamente hablando, pero hay que planificar «con lógica a largo plazo». Catalina Perazzo, directora de Sensibilización y Políticas de Infancia en Save the Children es más directa: «La educación necesita un plan Marshall».
Propuestas
Debe haber una potente inversión, «contracíclica», señala Perazzo, que ponga en el centro de la recuperación, también, a la educación con la visión puesta en la equidad. Al menos, así lo cree Andrés Conde, director de Save the Children. «Sin inversión hay un riesgo muy importante de que paguemos cara la brecha de desigualdad educativa que se va a generar en términos de repetición, de trayectorias educativas desiguales, abandono escolar. Tenemos que invertir ahora en recursos», asegura Álvaro Ferrer. Insiste Conde en que el Gobierno debe liberar recursos para que las comunidades autónomas puedan acometer las inversiones.
Entre ellas, la puesta a disposición del alumnado con más dificultades de recursos tecnológicos suficientes, en préstamos, para que puedan hacer frente a una posible vuelta a las aulas en un sistema mixto, presencial y a distancia. A esto, habría que poner dinero sobre la mesa para ofrecer la formación suficiente al personal docente para adecuarse a esta forma de enseñanza ya que la ONG ha detectado, en los centros donde desarrolla su labor en España, una gran escasez de formación pedagógica en el uso de las tecnologías.
También se apuesta por la recuperación de los programas PROA que estuvieron funcionando hasta 2011, con especial foco en el refuerzo inversor en recursos personales y materiales para los centros que escolarizan al alumnado con mayores dificultades socioeconómicas. Que, recuerda Andrés Conde, ya estaba antes infrafinanciado en muchos territorios.
Save the Children defiende, de cara al próximo curso, la puesta en marcha de proyectos curriculares en horario extraescolar para grupos pequeños de alumnos que estén en mayor riesgo de desconexión y futuros fracaso y abandono escolares, retomando también los PROA. También, la urgente revisión de los currículos de las materias para acercarse a un enfoque más competencial, agrupados también por áreas de conocimiento frente a las materiasl encapsuladas.
Y de cara al verano, propone, a expensas de la situación sanitaria en el territorio, la puesta en marcha de una gran cantidad de campamentos de verano, de cuatro o ocinco semanas de duración, con grupos nno mayores de 15 chicas y chicos, en los que deben tratarse contenidos curriculares de manera clara. «Son los criterios que sabemos que funcionan en este tipo de intervenciones», asegura Ferrer.
En este sentido, el técnico de Save the Children, mira hacia programas como Educació 360 en Cataluña que ya desde hace algún tiempo intentan alinear los aprendizajes formales con los informales, el dentro y fuera de la escuela.
Otra de las necesidades que quiere cubrir la organización tiene que ver con el bienestar psicoemocional de la infancia en este confinamiento y después. De ahí su apuesta por refozar los equipos de orientación de los centros, así como la apuesta por la contratación de más PTSC (profesor técnico de servicios a la comunidad) que puedan ayudar al alumnado con más dificultades a no desengancharse de los centros, de su profesorado y del resto de estudiantes.