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La vuelta al colegio durante la desescalada está siendo muy distinta en función de la comunidad autónoma y de las edades de los escolares. Aún así, tras las imágenes de la apertura de los institutos en Euskadi este lunes, se espera que la mayoría de alumnos españoles que acaban Primaria (6º curso), ESO (4º) y Bachillerato (2º) se reencuentren en las aulas ante final de curso.
No ocurrirá lo mismo en las aulas de Infantil, que retomarán la actividad de forma mucho más minoritaria y con mayor revuelo entre los educadores. Consideran los docentes –todos los sindicatos van a una en esto– que la actividad presencial no debería retomarse en ninguna etapa y en ningún territorio, y que esto es especialmente válido para los más pequeños, más difíciles de controlar y con una educación basada sobre todo en el contacto y la interacción. Tampoco están de acuerdo, añaden los propietarios de centros, con el papel de elemento para la conciliación que se está dando a la educación infantil.
La idea inicial del Ministerio de Educación de abrir las escuelas infantiles, de 0 a 3 años, y las etapas de Infantil de los colegios, de 3 a 6, en ambos casos para facilitar la conciliación de los progenitores que tengan que acudir a su puesto de trabajo (en Madrid hasta lo tendrán que demostrar), chocó con el rechazo inicial de la mayoría de las comunidades autónomas, que salieron de la última reunión con el Gobierno afirmando que no abrirían las aulas de 0 a 6. Pero finalmente algunas de ellas sí trabajan en este escenario: Catalunya activará estos cursos el próximo lunes en las zonas que estén en fase 2; en Baleares lo harán en fase 3, lo mismo que en Madrid, aunque estas dos regiones solo plantean abrir la etapa de 0 a 3 años.
El resto de comunidades, a excepción de algunos casos que dan libertad a las guarderías privadas, no contemplan reactivar esta etapa educativa hasta septiembre. Es el caso por ahora de Castilla y León, Castilla-La Mancha, Aragón, Andalucía, País Vasco, Navarra, Galicia, Cantabria o Murcia. Destaca el caso de Comunidad Valenciana, que no abrirá las escuelas infantiles de su titularidad pero sí permite que lo hagan las municipales y las privadas a partir del 18 de junio, pensando en la actividad durante el mes de julio.
En Canarias la situación es similar. En pleno proceso de cambio de cambio de consejero tras la dimisión esta semana de María José Guerra por discrepancias con el plan de desescalada, no lo tiene claro aún. Una portavoz de la consejería explica que se está trabajando en un posible protocolo y que, si se consigue aprobar este será cuando se decida si abren o no. Por otra parte están las escuelas municipales y privadas, que quedan fuera del ámbito competencial de la consejería y se preparan para abrir con muchas dudas.
La Generalitat enciende a las educadoras
El inicio de la actividad escolar en Catalunya, a partir de este lunes en los territorios en fase 2, llega con una enorme incertidumbre especialmente para los más pequeños. Estos días, las escuelas infantiles, públicas o privadas, y los colegios de Primaria están mandando encuestas a las familias para saber qué alumnos tendrán que acoger por razones de conciliación de sus progenitores. En muchos casos la respuesta es inferior a un tercio, lo que no supondrá un problema para garantizar las ratios reducidas de entre cinco y ocho niños y niñas por grupo en función de la edad.
Pero los sindicatos en pleno y varios colectivos de Educación Infantil ya se han mostrado contrarios a la apertura por varias razones: porque consideran que las distancias de seguridad y las medidas de higiene impiden el necesario vínculo y cercanía a estas edades, porque creen que los problemas de conciliación no deben descargarse sobre los centros educativos y porque temen quedar demasiado expuestos en el caso de que haya rebrotes.
En las instrucciones de la Generalitat para las aulas de 3 a 6 años, como en etapas más avanzadas, se plantea una distancia física de dos metros dentro del aula, que los docentes lleven mascarilla y un uso del material escolar muy restrictivo. No se podrán usar hojas de papel y los juguetes serán de uso individual a no ser que se asegure su desinfección cuando pase de unas manos a otras.
Noemí Rocabert, directora del colegio Mestre Morera de Barcelona, advierte que una vuelta a las aulas en estas condiciones, y a unas edades que tras dos meses de ausencia requerirán de mucha adaptación, puede ser más perjudicial que beneficiosa. «Los niños y niñas aprenden interaccionando y jugando, si esto no se puede garantizar, no podemos ser escuela. Si es un tema de conciliación, ¿por qué no lo asumen las empresas?», plantea.
¿Podrán abrazar a los alumnos si lloran? ¿Deberán impedir constantemente que toquen el mobiliario? ¿Tiene sentido el reencuentro si su tutora no puede estar presente porque es colectivo de riesgo? Estas son algunas de las preguntas que lanzan las educadoras. «Las necesidades de desarrollo y bienestar de 0 a 6 años pasan por la atención y cuidado de un adulto de forma cercana. Pedirle a un niño pequeño que sus relaciones humanas sean a distancia afecta directamente a su proceso de desarrollo, de vinculación y de entender el mundo que lo rodea», advertían distintos colectivos de educadores en una carta escrita el pasado jueves y que ya tiene más de 2.000 firmantes.
Para las escuelas infantiles de 0 a 3 años, casi todas de titularidad municipal o privada, las medidas no serán finalmente tan restrictivas. En una instrucción mucho más detallada aprobada el viernes, la Generalitat transforma las obligaciones en recomendaciones y solo pide distancia de un metro entre los niños y niñas a la hora de comer o de hacer la siesta. En cuanto a los juguetes, serán de uso exclusivo para cada grupo de cinco. Biberones y chupetes deberán esterilizarse cada día en casa, se recomienda usar toallas y baberos desechables y en las instrucciones se dedica una página entera a describir paso a paso cómo se tienen que cambiar los pañales para evitar contagios.
Aun así, no está claro todavía cuántas escuelas van a abrir. Lo harán seguro las 42 que son de titularidad de la Generalitat, pero entidades como la Coordinadora d’Escoles Bressol, que representa tanto a privadas y municipales, aseguran que la mayoría de sus asociadas no lo harán. Su principal preocupación ahora mismo es sostenerse económicamente al haber perdido buena parte de las cuotas de las familias. En cuanto a las municipales, sirven como ejemplo las cinco ciudades más pobladas que entrarán en fase 2 el lunes: Girona, Manresa y Vilanova i la Geltrú abrirán, Reus no lo hará y Tarragona todavía no lo ha decidido.
Solo para padres trabajadores
Madrid y Baleares se mueven en un escenario similar. Ambas comunidades tienen la idea de abrir los centros cuando pasen a la fase 3. Sus trabajadores están igual de satisfechos que los catalanes al respecto.
En Madrid, el consejero Enrique Ossorio ha estado tanteando estos días a la comunidad educativa, a la que ha informado de su intención de abrir las escuelas infantiles cuando la región pase a fase 3. Esto sería, si se mantienen los plazos de dos semanas entre fases y siempre que no haya pasos atrás, a partir del 22 de junio.
«Nos parece terrible la diferenciación que están haciendo de la etapa de Infantil frente al resto, es evidente que nos están considerando como conciliación», explica Blanca Azanza, presidenta de la Asociación Madrileña de Escuelas Infantiles de Gestión Indirecta (Ameigi). «Pero somos centros educativos, la conciliación es cosa de las empresas, no debería buscarse la salida fácil de llevar a los niños al cole», añade. «Además, ¿por qué los menores de tres sí y el resto no? ¿Un niño de seis años ya puede quedarse en casa con un bocadillo?», pregunta.
El protocolo que ha enviado la Consejería de Educación a los centros en la tarde de este miércoles se especifica que la oferta de Escuelas infantiles es solo para familias cuyos padres trabajen fuera de casa. Y lo tendrán que acreditar. Esta restricción se acabará cuando se acabe la fase 3. En Catalunya, esta se plantea como un criterio de acceso en edades de 3 a 6 y como un criterio de prioridad en 0 a 3.
Baleares es la tercera comunidad en la que, si nada cambia, se abrirán algunas escuelas de Infantil. La consellería defiende que no tiene competencias para mandar sobre las escoletas infantiles, en su mayoría de propiedad municipal o privada, por lo que les ha dado potestad para abrir o no en fase 2. La mayoría no lo han hecho de momento, aunque sí planean hacerlo cuando la comunidad pase a fase 3, lo que podría pasar este próximo lunes. Las que lo harán seguro son las cuatro escoletas que sí pertenecen a la consellería.
«Hay mucha presión social para que abran por el tema de la conciliación», explica Ramón Mondéjar, miembro de la Ejecutiva de STEI. «El Gobierno estaba elaborando un plan al respecto, pero nunca se volvió a saber de él», cuenta. Como los demás, Mondéjar lamenta «excesivo» carácter conciliador que se está dando a la etapa.
«Hicimos una encuesta y el 90% de nuestros afiliados no quería volver. La gente tiene miedo a los contagios», cuenta este docente, que además no le ve ventajas: «Hemos estado estos meses trabajando telemáticamente, podemos seguir tres semanas más». ¿También los más pequeños? «También, se ha hecho un trabajo con ellos muy interesante, la gente de Infantil no ha parado de trabajar».