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España es el país europeo que tiene una mayor tasa de abandono temprano de la educación-formación (21,4% para los hombres y 13,0% para las mujeres, frente a la media de Europa 11,9 y 8,6 respectivamente). (INE)
Nos abandonáis cuando no os preocupa la salud y el mínimo bienestar de nuestras familias.
Nos abandonáis cuando quienes estáis en condiciones de hacerlo no pagáis los impuestos que os corresponden, cuando algunos os vais a «paraísos fiscales»/infiernos sociales y unos pocos os apropiáis de lo que los honestos aportan.
Nos abandonáis cuando situáis nuestras viviendas o infraviviendas en las zonas más insalubres de las ciudades.
Nos abandonáis cuando nos colocáis en escuelas segregadas en las que no podemos vislumbrar otras vidas más allá de las que ya vivimos.
Nos abandonáis cuando estas escuelas no cuentan con las condiciones mínimas requeridas para un proyecto de vida en común para profesorado y alumnado.
Nos abandonáis cuando, como ya señalaba Basil Berstein en 1970 (Education cannot compensate for society. New society, 26, 344-345) nos obligáis a dejar nuestra identidad -lo que somos- en la puerta de la escuela.
Nos abandonáis cuando no tenemos la suerte de encontrar “la mano afectuosa” que a Albert Camus le tendió su maestro, el Sr. Germain, y que seguro que otros muchos afortunados también pudieron y pueden hallar.
Nos abandonáis cuando no miráis nuestras ‘heridas’ vitales, porque consideráis que vuestro trabajo es solo enseñar contenidos.
Nos abandonáis cuando nos veis como ‘sujetos carentes’ y no prestaseis atención a nuestros saberes y experiencias.
Nos abandonáis cuando nos colocáis, por nuestro origen, en la casilla de los que no pueden y no saben y etiquetáis las escuelas a las que asistimos como de “alta complejidad”, en lugar de acercaros y ayudarnos a desarrollar nuestro potencial.
Nos abandonáis cuando dais más valor a la norma de la lengua que desconocemos y no tenéis en cuenta ‘nuestras lenguas’ y maneras de ver y sentir el mundo.
Nos abandonáis cuando no proporcionáis al profesorado la formación requerida para entender y abordar la diversidad de los bagajes biológicos, socioculturales y económicos del alumnado y sus implicaciones en nuestras formas de aprender.
Nos abandonáis cuando aceptáis que haya escuelas e institutos de primera, de segunda y de tercera. Y no hacéis nada para que todas sean buenas escuelas e institutos.
Nos abandonáis cuando dejáis que las grandes corporaciones digitales nos conviertan en consumidores adictos a sus aplicaciones desarrolladas con tecnologías persuasivas que entorpecen nuestro desarrollo con sus pantallas (los espejitos y abalorios de una nueva y potente colonización).
Nos abandonáis cuando no tenéis en cuenta que, como profusamente documenta el neurocientífico Michel Desmurget en la obra, elocuentemente titulada La fábrica de los cretinos digitales (2020, Península), la infancia y la juventud económica, social y culturalmente más desfavorecida es la que más tiempo y con menos supervisión e interacción con adultos utiliza todo tipo de pantallas.
Nos abandonasteis, una vez más, durante el confinamiento “chungo” -como denominan algunos estudiantes al corte repentino de toda actividad lectiva entre marzo y junio de 2020. Cuando muchos nos quedamos prácticamente aislados, en viviendas sin condiciones para pasar el día entero con todos los miembros de la familia, sin un lugar tranquilo donde concentrarnos, sin los equipamientos necesarios y sin poder contar con el apoyo pedagógico.
Nos abandonasteis cuando se empezó a decir que la pandemia había puesto de manifiesto la desigualdad de nuestro sistema educativo y social. ¡¿De verdad que nadie se había dado cuenta antes?!
Nos abandonáis cuando ponéis en la escuela la responsabilidad de afrontar y paliar los desafíos de la sociedad actual, para que no siga abandonándonos.
Nos abandonáis cuando no queréis daros cuenta de que, aunque el profesorado, los equipos directivos y la comunidad educativa pueden marcar la diferencia en la experiencia escolar del alumnado, no actúan en el vacío, ni disponen de una varita mágica. Constituyen un nodo, clave, pero son solo uno de los nodos del complejo entramado de la sociedad en la que se insertan. Y llegan al centro y al aula con su propio bagaje vital y formativo en el que muchos otros han tenido responsabilidad. Y, a menudo, se encuentran con condiciones de trabajo difíciles de transformar.
Nos abandonáis cuando ponéis por delante vuestras agendas políticas y económicas y sois incapaces de llegar a un acuerdo sobre la educación escolar.
Nosotros no queremos abandonar y no queremos que nos abandonen. Pero necesitamos un punto de apoyo, un lugar desde donde poder pensarnos y contribuir a una mejor sociedad. Pero hemos de comenzar a transformar los sistemas económicos, sociales y educativos ya, con la vista puesta en qué tipo de sociedad queremos para vivir en común.
Porque como le dijo un alumno de P5 a su maestra: “Hoy ya es mañana”. El mundo será mañana lo que hagamos (o no hagamos) hoy.