En primer lugar se trata de detener urgentemente la hemorragia vivida durante tantos años de desmantelamiento de lo público. En educación, los que lo hemos vivido desde dentro lo conocemos bien. Hemos constatado cada día el deterioro planificado y prolongado de la escuela de titularidad pública, transfiriendo todos los recursos económicos que han querido a favor de la iniciativa privada y abandonando a quienes más lo necesitan: se han cedido terrenos públicos para la construcción de centros privados, han aumentado la duración de los conciertos, la educación diferenciada se ha financiado en contra de la coeducación, han sostenido sin pudor los privilegios de la Iglesia y de los mercados, han trabajado en contra de la inclusión y se ha profundizado la segregación…. Y así podríamos seguir en una narración interminable de las agresiones constantes al derecho a la educación. Así han naturalizado, con su visión clientelar y mercantilista, la extensión de sus políticas privatizadoras.
Pero ahora no se trata de seguir con el lamento sino de ver qué podemos hacer para salir de esta lamentable situación.
Se nos presentan dos claras opciones. Una primera, que el neoliberalismo más autoritario y neoconservador de los actuales gestores de la educación madrileña sigan profundizando las políticas clasistas y segregadora descritas. Eso se está confirmando en la tramitación de una nueva propuesta de ley de la Comunidad de Madrid, más privatizadora aún y absolutamente contraria a la nueva ley de educación recién aprobada (LOMLOE). Se denomina “Ley maestra de libertad de elección educativa”. Con esta ley quieren legalizar su libertad de elección de centro con la zona única de escolarización, la segregación del alumnado con diversidad funcional, la dotación de terrenos públicos a los centros privados, la enseñanza diferenciada, la prolongación de los conciertos a 10 años mientras se cierran aulas en la escuela pública, etc. Nos muestra que su bandera ha sido la libertad de elección de centro favoreciendo el negocio y generando guetos clasistas privados para la preservación de los privilegios de los más poderosos económicamente. En definitiva, quieren seguir haciendo sus políticas si no se lo impiden las urnas el día 4 de mayo.
Una segunda opción, sacar adelante en la Comunidad de Madrid políticas educativas públicas que, dando un giro radical a la privatización, apoyen decididamente a la escuela de titularidad pública como el espacio donde es posible hacer realidad el derecho a la educación, los derechos de la infancia, la equidad y la justicia social por la que venimos trabajando multitud de docentes y familias desde hace mucho tiempo. Como sabemos, siempre nos jugamos mucho en la elección de los gestores de los asuntos públicos. Pero en un momento crítico como el que vivimos nos jugamos mucho más si añadimos la amenaza de las políticas más autoritarias y “trumpistas”.
El día 4 de mayo podemos cambiar de rumbo también en las políticas educativas de la Comunidad de Madrid. Defendamos la escuela pública en las urnas
Quiero detenerme en algunas de las posibilidades que se abren para la educación madrileña si somos capaces de hacer una apuesta decidida por el cambio político. Podemos comenzar por las de orden material para pasar después a las que se sustentan en el modelo educativo que sostiene los valores que defendemos en la educación pública. Es imprescindible aumentar urgentemente la inversión en educación hasta llegar, como mínimo, a la media del Estado. No podemos olvidar el lastre de los muchos años que somos la Comunidad que menos invierte en educación siendo la más rica, por eso recuperar el retraso económico acumulado es fundamental. Solo así se podrán garantizar los centros educativos públicos que se necesitan, la disminución de las ratios, los apoyos necesarios a quien lo necesite para eliminar la segregación y el fracaso escolar, la dotación de los recursos imprescindibles para la inclusión de todo el alumnado posible en la escuela ordinaria, la estabilidad del profesorado, la formación inicial y permanente de este siendo esta más sólida y apoyada, etc. Podemos seguir con la defensa del modelo educativo que se propone y que, en parte, se acerca al que promovemos desde el movimiento social de transformación de la educación (Movimientos de Renovación Pedagógica, organizaciones sindicales y de familias, etc.) que defiende la escuela pública: un modelo que promueve la educación universal y gratuita, científica, inclusiva, democrática, convivencial, cooperadora, plural, feminista, ecológica, pacifista y laica.
El pasado día 11 de abril en Getafe salimos a la calle más de tres mil personas, convocados por la Plataforma por la Escuela Pública, para denunciar y exigir que se detengan los ataques a la escuela de titularidad pública: que no se supriman aulas, que se mantengan las ratios actuales, se dé estabilidad a las plantillas y que se construyan urgentemente los centros públicos que se necesitan… Ahora queremos ir a las urnas para proponer y elegir a quienes pueden hacer efectivas nuestras demandas. Después es muy probable que tengamos que seguir saliendo a la calle para que nadie olvide sus compromisos y que puedan ser renovados para seguir haciendo realidad la escuela pública que queremos.
Es necesario que Madrid deje de ser el referente de lo que no hay que hacer en educación. El riesgo de que vuelvan a ganar en las urnas es que sus políticas privatizadoras y clasistas sean mucho más agresivas con la escuela pública. Por eso constatamos que ahora tenemos una gran oportunidad de que se consolide un nuevo gobierno que haga realidad las políticas públicas que defiendan y promuevan lo colectivo, lo común, lo público y la justicia social.
El día 4 de mayo podemos cambiar de rumbo también en las políticas educativas de la Comunidad de Madrid. Defendamos la escuela pública en las urnas.