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«Las religiones, las filosofías, las artes, las formas sociales del ser humano primitivo e histórico, los descubrimientos más importantes de la ciencia y la tecnología, los mismos sueños que puntean nuestro descanso brotan como una erupción del anillo primordial y mágico del mito», escribía Joseph Campbell (1904-1987) en el prólogo de su libro El héroe de las mil caras (The Hero with a Thousand Faces, 1949), del que destaca la publicación de 2020 de Ediciones Atalanta, con traducción al castellano de Carlos Jiménez Arribas. Campbell es reconocido como uno de los grandes expertos en mitología y religiones comparadas del siglo XX, profesor de literatura durante cuatro décadas del Sarah Lawrence College de Nueva York, donde ejerció como docente emérito hasta su muerte.
Campbell definía la mitología como «un sistema de imágenes que dota al pensamiento y a los afectos de un sentimiento de participación de un campo de significado conforme al conocimiento del período histórico y al impacto psicológico de este conocimiento difundido a través de las estructuras sociales», cita extraída del primer libro dedicado a sus obras completas, que incluía un recopilatorio de artículos y conferencias, titulado Tú eres eso. Las metáforas religiosas y su interpretación (Thou Art That: Transforming Religious Metaphor, 2001), publicado en 2019 por Ediciones Atalanta, con traducción al castellano de César Aira. Campbell innovó al aplicar el psicoanálisis, la ciencia de la interpretación de los sueños, en la interpretación de esas imágenes que evocan un relato, en la mayoría de los casos, metáforas que construyen un mito. En su prolífica obra, el científico se preocupó de divulgar el resultado de su investigación, especializada en realizar un rastreo «de patrones arquetípicos comunes a todas las mitologías que las distintas culturas han elaborado, desde Mesopotamia a los mayas o los etruscos, desde la India a Oceanía, desde la cultura egipcia a la olmeca, desde China a Europa», tal y como subraya la editorial en su nota de prensa.
En su libro El héroe de las mil caras, el objeto de estudio es el monomito del viaje y la travesía del héroe, un itinerario iniciático hacia la transformación de sí mismo, y poder restaurar el orden en el mundo. Es un itinerario que arranca de lo cotidiano y va hacia lo sobrenatural, para enfrentarse con antagonistas de fuerza sobrehumana y obtener una victoria que revierte en el resto de la humanidad. En realidad, el concepto del viaje del héroe lo expuso por primera vez cinco años antes, en su ensayo Una llave maestra a Finnegans Wake (A Skeleton Key to Finnegans Wake, 1944), escrito juntamente con Henry Morton Robinson (1898-1961). Tal y como refleja el título, el libro era un análisis crítico de la novela Finnegans Wake (1939), de James Joyce (1882-1941), que la había empezado poco después de publicar la mítica Ulises (1922), y que escribió durante diecisiete años. Esta novela de Joyce se considera de difícil comprensión y ha generado diversos análisis que intentan resolver el misterio que entrañan sus páginas, siendo Campbell el primero que alertó que su comprensión pasaba por identificar el periplo esencial del héroe, el viaje circular de descubrimiento de sí mismo (una estructura simbolizada en la última frase de la novela, que es exactamente la misma con la que empieza).
Campbell tomó prestado de Joyce el término «monomito» para describir su viaje del héroe expuesto en El héroe de las mil caras, un itinerario que concretó en diecisiete etapas o pasos a lo largo de ese viaje, a pesar de que son muy pocos los mitos que cumplen los diecisiete. Todas esas etapas pueden organizarse de diversas maneras, aunque es común dividirla en tres secciones, teniendo en cuenta el patrón narrativo: partida, iniciación y retorno (el autor agrupa estas mismas secciones en capítulos de su libro). La partida trata de la aventura del héroe antes de cumplir la misión, hace referencia a la llamada y a su renuncia en primera instancia, y a la ayuda sobrenatural que le facilitará el cruce de ese primer umbral; la iniciación se ocupa de la senda de las pruebas que se encontrará a lo largo del camino; y el regreso trata de la vuelta del héroe con los conocimientos y las competencias adquiridos en el viaje, para transferirlos a los demás y restaurar el orden, transformando el contexto inicial, como colofón del viaje.
En la descripción del monomito, Campbell identifica muchos tipos de héroes en la mitología clásica, insinuando la necesidad latente en las diferentes culturas y sociedades de tener héroes, héroes que rediman al mundo, librándonos a nosotros de una obligación o castigo, a la vez que nos muestra el sendero de la gesta, para darnos la oportunidad de cumplir con nuestro propio camino. El héroe parte de una situación mundana de normalidad en la que de pronto le llega una información que actúa en su mente como llamada hacia lo desconocido, aunque, a menudo, esa llamada es rechazada por diferentes motivos (puede ser por miedo, inseguridad o responsabilidad), pero una vez que el héroe se ha comprometido, de forma consciente o inconsciente, aparece un guía que le ayudará en su camino. Ese mentor le ofrecerá las indicaciones para solventar los escollos que está a punto de enfrentar a lo largo del viaje.
El autor sostiene que los héroes de numerosos mitos de tiempos y regiones dispares comparten estructuras y desarrollos fundamentales, que quedan retratados en las mencionadas diecisiete etapas del viaje, e identifica cuatro funciones esenciales que podemos entender del mito: «una, mística, que representa el descubrimiento y reconocimiento de la dimensión del ser; otra, interpretativa, que presenta una imagen consistente del orden del cosmos. La tercera, sociológica, consiste en validar y sustentar un orden moral específico, el orden de la sociedad donde ha nacido un determinado mito. Y, la cuarta función, pedagógica, es de guía para transportar al individuo a través de los distintos estadios y crisis de la vida; es decir, ayudar a las personas a entender integralmente el despliegue de la vida», funciones que expone y desarrolla en su tetralogía Las máscaras de Dios (The Masks of God, 1959-1968). Campbell remarca que «hoy, solo podremos encontrar la nueva mitología en el arte, donde se está creando a través de sus diferentes expresiones».
Desde su aparición en 1949, El héroe de las mil caras ha tenido una notable influencia en el mundo académico como consecuencia de su profunda y renovadora comprensión de la mitología comparada. Pero, también, su influencia ha sido muy importante en el ámbito artístico, donde creadores de ficción reconocían abiertamente la autoridad y las aportaciones del científico, que tuvo un gran reconocimiento popular en el ocaso de su vida, una eclosión que se manifestó, especialmente, tras el estreno de dos documentales póstumos que contenían diversas entrevistas y relataban parte de su vida y de su obra: The Hero’s Journey: The World of Joseph Campbell (1987) y la serie Joseph Campbell and the Power of Myth (1988), de los que se publicaron sendos libros basados en las producciones audiovisuales, con transcripciones ampliadas de las conversaciones: The Hero’s Journey: Joseph Campbell on His Life and Work (1990), y The Power of Myth (1991), respectivamente.
En el documental de 1988, filmado en el Rancho Skywalker, se incluía la participación del guionista, director y productor de cine George Lucas, uno de los primeros creadores que acreditaba cómo se inspiró en las diecisiete etapas del viaje del héroe de Campbell para concebir su epopeya de Star Wars, en especial en la trilogía inicial y en la construcción del personaje de Luke Skywalker como el héroe y de Obi-Wan Kenobi como su mentor, analizado por el propio Campbell en las entrevistas. El vínculo entre Lucas y Campbell quedó explícito cuando las reimpresiones posteriores del libro El héroe de las mil caras llevaban en la cubierta una fotografía del actor Mark Hamill caracterizado del joven jedi. Lucas habló extensamente de la influencia en la trilogía de Star Wars de la obra de Campbell en la biografía autorizada A Fire in the Mind: The Life of Joseph Campbell (1992), de Stephen Larsen y Robin Larsen, después de que su viuda, la coreógrafa Jean Erdman Campbell (1916-2020), impulsara la creación de la Joseph Campbell Foundation, con la misión de preservar, proteger y perpetuar el trabajo de Campbell, así como apoyar el trabajo en su campo de estudio.
Esa influencia en los creadores es manifestada, también, por el autor Patrick McDonnell en su novela gráfica El viaje del Superhéroe (The Super Hero’s Journey, 2023), publicado en castellano en marzo de 2024 por Panini Cómics, con traducción de Raúl Sastre y rotulación de la empresa BARBAink. McDonnell es un ilustrador con una gran experiencia desde finales de los años ochenta, cuando acabó sus estudios de arte en The School of Visual Arts en la ciudad de Nueva York, trabajando inicialmente en la industria de la animación. Pero, es conocido, especialmente, por ser el creador de la mítica tira de prensa cómica Mutts, que se publica diariamente de forma ininterrumpida desde el 5 de septiembre de 1994 (Panini Cómics publicó en 2010 tres libros recopilatorios de las tiras). Mutts trata de las peripecias de un perro llamado Earl y de un gato de nombre Mooch, inspirados en sus mascotas reales, que le acompañaron en su hogar durante casi cuatro lustros.
Mutts se publica diariamente en más de 700 periódicos de todo el mundo, con varios libros recopilatorios y adaptaciones como obras de teatro, con múltiples premios y reconocimientos a nivel internacional, entre ellos, ganador en 1999 del prestigioso Premio Reuben de la National Cartoonists Society, una organización de caricaturistas profesionales en los Estados Unidos. Un artista que ya desde pequeño quería dibujar tiras cuando leía las de dos autores míticos, como son George Herriman (1880-1944) o Charles M. Schulz (1922-2000), el primero con sus fabulosas tiras de Krazy Kat (de las que Ediciones La Cúpula ha publicado un magnífico primer volumen recopilatorio), y el segundo con sus cincuenta años publicando la tira Peanuts (de la que la Editorial Planeta ha publicado la colección completa en veinticinco tomos en la serie Snoopy y Carlitos, 1950-2000)… aunque hubo otros autores y personajes que le cambiaron la vida cuando apenas tenía diez años, como él mismo reconoce en una de las viñetas.
El viaje del Superhéroe es el segundo número de la nueva colección denominada Marvel Arts, publicada conjuntamente en Estados Unidos entre las editoriales Abrams ComicArts y Marvel, con el objetivo de dar libertad creativa a un autor que pueda crear una obra de un único volumen autoconclusivo, para poder ser publicada de forma integral en formato novela gráfica, un formato que ha tenido notables obras maestras desde que la editorial publicase el primero en 1982. Una lectura dirigida tanto a antiguos como nuevos lectores de Marvel, en especial a aquellos que se aproximan a los cómics de superhéroes después de ver algunas de las producciones cinematográficas, varias de ellas entre las más taquilleras de la historia.
En la introducción de la novela gráfica, el autor acredita el soporte en el color adicional de su hermano Robert McDonnell y, atención, de viñetas y páginas de los cómics originales publicados en los años sesenta del guionista Stan Lee y los dibujantes Jack Kirby, Steve Ditko, Don Heck y Vince Colletta, que se vislumbran como preceptores en la vida de Patrick McDonnell. En un ejercicio de metaficción, el autor comienza la novela gráfica recordando cuando en 1966, en Edison (Nueva Jersey), su padre le llevaba a la iglesia de su ciudad, a él y a sus dos hermanos y a su hermana pequeña, para después, como premio por portarse bien, dirigirse a un bazar contiguo, que era a la vez la farmacia local y un bar, donde les invitaba a unos refrescos. Lo más revelador fue descubrir, al fondo de la tienda, un mostrador con todas las portadas expuestas de las colecciones de los personajes que hoy en día se han convertido en iconos universales, como Los cuatro fantásticos, Los vengadores, Thor, Hulk, Daredevil, el Doctor Extraño, los X-Men, Iron Man, el Capitán América o el asombroso Spiderman (por cierto, esos primeros números se están publicando de forma íntegra en la colección Biblioteca Marvel por Panini Cómics, véase el artículo El universo Marvel primero fue en papel).
McDonnell realiza su particular homenaje a los autores y personajes clásicos que tanto le influyeron hasta el punto de querer dedicarse a esta profesión. El viaje del superhéroe está plagado de aforismos de diferentes procedencias, mensajes que actúan de guía para el protagonista circunstancial de la historia, pero que están también dirigidos a los lectores, con una intencionalidad que Campbell asociaba al papel del mentor, unido a la potencia metafórica del lenguaje artístico. Eso sí, McDonnell reconoce que su estilo gráfico no se parece al que estamos acostumbrados en este tipo de cómics, así que decidió que sus superhéroes deberían parecerse a aquellos que él mismo dibujaba con diez años, por lo que decidió dibujar la obra directamente, sin boceto previo, para enfatizar la naturalidad del trazado y del color. Otro recurso que utiliza en esta novela gráfica es recuperar viñetas clásicas de esos autores e idear una nueva historia cambiando el texto de los bocadillos y alterando a alguno de los personajes originales, intentando emular los pasos del viaje propuestos por Campbell, siendo el detonante de la historia una idea que Jack Kirby planteó en una entrevista de 1987, cuando le preguntaron qué superpoder escogería si pudiera, y este contestase: «¡El de amar!». Kirby (1917-1994), es conocido como The King [El rey] por su maestría y liderazgo en el sector del cómic, y de sus manos salieron la mayoría de los personajes antes citados.
Esa nueva mitología creada en la segunda mitad del siglo XX surgió del talento y creatividad de dos genios: del mencionado Jack Kirby y de Stan Lee (Stanley Martin Lieber, 1922-2018), este último como guionista y director creativo de la editorial Marvel en esa etapa prodigiosa que fueron los años sesenta y setenta. El actual director editorial de Panini Comics y legendario editor de Marvel en España, Alejandro Martínez Viturtia, argumenta en su ensayo Stan Lee y la gran novela americana (2023), publicado por Editorial Base, que la prolífica obra iniciada a finales de 1961 con la publicación del primer número de Los cuatro fantásticos, con el que arrancaba el universo interconectado de los superhéroes de Marvel, podría considerarse candidata a ser reconocida con el concepto de «Gran Novela Americana», al tratar todos los grandes temas que preocupaban a la sociedad estadounidense con una calidad y complejidad manifiesta, teniendo en cuenta que está compuesto de una narración de narraciones. Y esta hipótesis de partida lo demuestra siguiendo el método científico, a través de la exposición de las evidencias documentadas y el análisis de estas, sustentando las conclusiones en el estado del arte.
Martínez Viturtia comienza su ensayo situando al lector en la convulsa sociedad estadounidense de finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, en plena Guerra Fría, después de la guerra de Corea y en los albores de la guerra de Vietnam, en una sociedad donde la delincuencia y la droga comenzaban a hacer estragos, en pleno proceso de cambios sociales profundos, con el racismo como eje fundamental y con importantes movimientos estudiantiles a lo largo del país. Y nos presenta a un desilusionado escritor que lleva más de dos décadas trabajando en una editorial de cómics dirigidos a un público infantil, firmando los guiones con el seudónimo de Stan Lee para reservar su verdadero nombre para cuando escribiese su gran novela, una que trascendiese en el tiempo. Cuando ya había decidido dejar su empleo fijo, le llegó el encargo de escribir un guion de superhéroes que pudiera competir con la editorial que en ese momento lideraba el mercado. Fue su mujer la que le animó a que escribiera una historia que él mismo quisiese leer. Y así lo hizo, una y otra vez, durante años, aumentando cada vez más la edad de los lectores, construyendo lo que con el tiempo se denominó Universo Marvel.
«Lee se esforzó por crear personajes más reales, alejados de los estereotipos de los cómics de superhéroes […]. Para ello, aparte de conferirles rasgos muy humanos en sus caracterizaciones, sumergió a sus personajes en la realidad social y política del momento», de tal manera que, al final, prácticamente cada acontecimiento social relevante tiene su reflejo y su análisis en los cómics, que transcurrían en ciudades reales en un contexto político y económico contemporáneo al de los lectores. Unos lectores que maduraban a la vez que esos personajes también crecían, evolucionaban y cambiaban con el tiempo, puesto que lo que sucedía en las diferentes historias tenía importancia en el futuro, en la formación del carácter y en la asunción de unos valores determinados. En consecuencia, los cómics de Marvel invadieron los campus universitarios, fuera y dentro de las clases: «…un miembro de la Ivy League (nombre por el que se denomina a las universidades más prestigiosas y elitistas de Estados Unidos) le dijo a Stan Lee: “Pensamos en los cómics de Marvel como la mitología del siglo XX, y en usted como el Homero de esta generación”», recoge Martínez Viturtia de un artículo publicado en Esquire.
Joseph Campbell afirmaba que «el mito (en lugar de un guía espiritual) podría servir como un mentor personal, en el que sus historias proporcionan un mapa de carreteras psicológico para el encuentro de uno mismo en el laberinto del complejo mundo moderno». Su contribución no solo destaca por la definición del concepto del viaje del héroe o monomito, sino por popularizar el concepto de mitología comparada, imprescindible para interpretar esa necesidad humana de crear historias e imágenes ligadas a las circunstancia de un tiempo y lugar particular, representando temas universales y eternos, que nos ayudan a seguir por la senda de la vida. Y eso lo saben muy bien los lectores de Marvel.