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Entrevista publicada originalmente en el blog Educa.Barcelona de El Diari de l’Educació
El concejal de Educación de Barcelona destaca en esta entrevista la necesidad de contar con la mirada de la infancia, la adolescencia y las personas mayores a la hora de establecer políticas municipales para que la ciudad sea la suma de varias voces y nadie quede excluido, y expone algunas de las líneas concretas del Plan de Barrios de la ciudad, diseñado para reducir las desigualdades educativas, sociales y económicas.
A.B. Uno de los objetivos del Ayuntamiento es que Barcelona sea una ciudad jugable y educadora. ¿Cómo se consigue eso y qué características tiene que tener?
L.R. La educación no acaba en el recinto de las escuelas, sino que el conjunto de la ciudad, sus hábitos, su urbanismo y sus usos tienen que tener también una función educadora en el sentido integral de la palabra; es decir, educar y formar a ciudadanía crítica, consciente y capaz de asumir su vida y la ciudad que será suya. Eso quiere decir que, por un lado, queremos hacer espacios permeables. Desde las escuelas mismas tenemos un programa de patios abiertos, tanto de las guarderías como de primaria, secundaria e institutos, que lo que pretenden, sobre todo, es que las escuelas sean nodos de vida comunitaria, que sus espacios permitan una relación de la unidad educativa, de los propios centros escolares y de los niños con el entorno del barrio, para que los patios puedan ser lugares de encuentro, lugares de juego y de socialización.
Por otro lado, estamos desarrollando todo un programa para que los espacios públicos, sobre todo las plazas, acontezcan refugios climáticos o lugares jugables en el sentido que estén protegidos de las inclemencias del cambio climático, con todo un programa de sombras. Esta visión de ciudad educadora tiene que ver con la construcción de redes comunitarias que tengan una función educadora. Tenemos una línea que denominamos Cuna, Biblioteca y Barrio (BBB, en sus siglas en catalán) que intenta que, desde la más tierna niñez, las equipaciones municipales como pueden ser las bibliotecas tengan un papel en el gusto a la lectura desde las guarderías. Pensamos que todos estos elementos, pensados de manera transversal, progresivamente hacen de la ciudad un ente colectivo con una función formativa y educadora. No solo nos centramos en niños, también en adultos con los valores de convivencia, de tolerancia, de mixtura social y de usos de los espacios públicos.

Además de los patios abiertos, que también abren en sábado, hay también espacios familiares de crianza municipal. ¿Cómo están funcionando?
Actualmente, están funcionando 27 espacios de crianza, sobre todo a partir de las guarderías. Son un ámbito en que las familias están acompañadas por personal educador y formado y que les ayudan con el aprendizaje de la tarea cuidadora de la infancia, pero sobre todo pretenden promover una socialización de las familias y favorecer un espíritu comunitario. Tenemos barrios con familias recién llegadas y estos espacios sirven para tejer redes de relación entre las familias y los equipamientos del barrio. Estos espacios van funcionando e irán creciendo, no necesariamente a partir de las guarderías, sino que más bien intentaremos que se vayan desarrollando en función de las demandas de los propios distritos a partir de otros equipamientos, como los casales de barrio.
El Ayuntamiento ha hecho pasos en la participación infantil y se ha creado el Altavoz de Niños de la Ciudad para dar respuesta a las demandas de la Agenda de los Niños, pero… ¿Se escucha lo suficiente a la infancia y la adolescencia o hay tendencia al adultocentrismo?
Este es un reto a incorporar: la capacidad no solo de escuchar, sino de incorporar en las políticas municipales la mirada de los niños y niñas, que siempre aporta percepciones nuevas y que también interpelan. Hace unos meses, el alcalde tuvo un encuentro con un grupo importante de niños y niñas de entre 8 y 11 años representantes del Altavoz de Niños de la Ciudad, y los dio el encargo de presentar la agenda a los diferentes grupos municipales y diferentes órganos de participación. Tuvieron una participación muy notable en el Consejo de Ciudad e hicieron varias propuestas y demandas, y una de las más claras y persistentes fue la de disponer de un espacio de participación formal, más allá de estas visitas o audiencias puntuales. Y estamos trabajando para confeccionar, esperamos que este año, un Consejo de Niños y Adolescentes de Barcelona porque, efectivamente, hay una mirada interesante a aportar en los diferentes ámbitos de nuestras políticas. Cuando diseñamos un espacio público, la mirada de los niños nos aporta algo que no hemos visto desde nuestra altura.
Tenemos el reto de incorporar en las políticas municipales la mirada de los niños y niñas
Este año, en la nueva edición de los presupuestos participativos que se hacen desde la plataforma Decidimos, tenemos una iniciativa. La edad para participar es de 16 años y nos dijeron que dejábamos fuera a una franja importante de preadolescentes y era una lástima no poder interpelarlos. Lo que queremos hacer son unas ágoras, unos encuentros, promovidas a partir de cierto número de escuelas en los diez distritos de Barcelona. Hemos hecho un esfuerzo para tener una muestra suficientemente significativa de lo que son estas franjas de edad que quedaban fuera de los presupuestos participativos para que hagan propuestas y las voten en un proceso de asamblea y, cuando lleguemos a la selección final de los proyectos, serán votados por toda la ciudad, de tal manera que puedan jugar también en la liga de los mayores. Es una primera prueba que responde a esta voluntad no solo de escucharles de una manera puntual, sino de darles regularmente voz y de ir construyendo juntos herramientas que faciliten su participación y la aportación de su mirada.
El Ayuntamiento tiene competencias en escuela infantil. Cada año hay familias que sufren por si obtienen o no una plaza pública. ¿Cómo ha evolucionado en los últimos años el número de plazas y cuáles son las perspectivas de futuro?
Ha habido un crecimiento importante, sobre todo desde 2001. Ahora estamos en 105 guarderías municipales y hay cinco más que dependen de la Generalitat y que quizás en un momento dado se incorporarán en la red municipal porque tenemos un modelo similar. La perspectiva es seguir creciendo y en este mandato tendríamos que tener tres o cuatro escuelas más, a los Cuarteles de Sant Andreu, en la masía de Can Carreres en Nou Barrios, a la Marina del Prat Vermell y una ampliación en El Mar de la Barceloneta. En el caso de la Marina del Prat Vermell, con el Plan de Barrios que estamos elaborando hay la voluntad a anticiparse al crecimiento del barrio y situar los servicios y los equipamientos que puedan encajar este crecimiento antes de que se dibujen las desigualdades. También hay una en Sagrada Familia que no es seguro que se pueda acabar antes del mandato. Las cuatro nuevas tienen un formato de 100-104 plazas. Por lo tanto, hay un crecimiento continuado.
A menudo, las trabajadoras de las escuelas infantiles reivindican que no son un lugar donde aparcar a los niños, sino que forman parte de una etapa educativa esencial. ¿Cómo se puede hacer un cambio de mirada y un reconocimiento hacia estas escuelas?
Este crecimiento que decía responde también a una presa de conciencia de la importancia de esta fase del 0-3, que quizás años atrás se veía como una guardería y ahora ya es una evidencia científica que desde el punto de vista del conocimiento y de la experiencia pedagógica es una fase capital en el desarrollo de los niños y niñas en su preparación, en la socialización, en la adquisición de hábitos… Cuando llegan a la siguiente etapa infantil, se nota mucho la diferencia de los niños y niñas que han pasado por una guardería y los que no.

Es una etapa importante desde el punto de vista del desarrollo a todos los niveles, sensorial, cognitivo y de socialización de los niños y niñas, pero también, y esto tiene mucho que ver con el gran reto educativo del momento, que es la escuela inclusiva, con la detección temprana de necesidades educativas especiales. Por lo tanto, las escuelas infantiles cumplen un papel cada vez más importante. La dificultad aquí es seguir a la demanda; actualmente, desde las escuelas infantiles municipales atendemos a un 55% de la demanda. Una de las características a destacar es el carácter abierto de la cuna al barrio y la red con el resto de equipamientos municipales, tanto desde los servicios sociales como de los CAPs y de las bibliotecas. Tenemos un reconocimiento internacional, es un modelo que sorprende mucho en Europa y se ve como un modelo potente a explorar porque otros modelos son más bien de cierto cierre donde tener los niños a un lugar seguro. En Barcelona, es un espacio seguro, abierto y muy permeable que también es un nodo de vida comunitaria que permite la integración de familias en la vida social y comunitaria del barrio.
Las oportunidades y las desigualdades educativas se reflejan también en las actividades extraescolares. ¿Cómo podemos acortar estas desigualdades entre Les Corts y Nou Barris, los distritos con las rentas más altas y más bajas de la ciudad?
El Plan de Barrios está muy pensado desde esta óptica. Tiene varias patas y está pensado para incidir de una manera enérgica y focalizada en determinados barrios de la ciudad que detectamos según el índice de vulnerabilidad urbana, que combina diferentes indicadores, desde renta hasta densidad de población, acceso a la vivienda, equipamientos disponibles, urbanismo, porcentaje de población recién llegada… Con estos indicadores establecemos un arco de barrios en los cuales diseñamos planes específicos y los planes de barrios, si bien es cierto que tienen muchas actuaciones de la orden de dignificación del espacio público, de fortalecimiento de determinados equipamientos y pacificación de calles, tienen una línea de actuación muy potente en el ámbito educativo, y es aquí donde incidimos con diferentes programas, algunos son muy conocidos, como el Prometeus, que es un acompañamiento a chicos y chicas que cursan el final de la ESO y el Bachillerato y que por la situación económica familiar difícilmente podrían plantearse acceder a estudios superiores. Les acompañamos facilitando becas y dándoles el apoyo y los refuerzos necesarios para que puedan hacer este recorrido.
El Plan de Barrios también desarrolla otros programas conocidos, como el Menjallibres (Comelibros), que tiene como objetivo la incitación y el aprendizaje de la lectura desde una vertiente muy comunitaria. Se hace en las escuelas de primaria y también trata de que las familias, sobre todo las recién llegadas, socialicen con el aprendizaje del catalán. Es una manera de hacer red, de hacer comunidad y de participar del aprendizaje y el desarrollo de sus niños.
En los barrios donde hemos desarrollado estos programas, el índice de abandono escolar ha caído
El Extra, extra! ofrece un conjunto de actividades extraescolares artísticas, culturales y tecnológicas. Procuramos no agobiar a los enseñantes, que ya tienen suficiente trabajo, y lo que hacemos es poner elementos para que se puedan desarrollar actividades extraescolares que sean de refuerzo, que complementen justamente un poco la sexta hora. Programas como estos son los que desarrollamos en estos sectores y estos barrios donde las desigualdades pesan más, y se tienen que combinar con políticas que tengan en cuenta el cambio demográfico para la construcción de una nueva ciudadanía, de aquí la necesidad de incorporar aulas de acogida, como hace el Consorcio de Educación de Barcelona.
Lo que hace el Plan de Barrios es ir complementando estas políticas y fortaleciéndolas para intentar compensar las desigualdades. Lo que podemos constatar, después de dos ediciones, es que en los barrios donde hemos desarrollado estos programas, el índice de abandono escolar ha caído. Ha caído en toda la ciudad, pero de una manera más pronunciada en estos barrios que se han beneficiado de estos programas. Por lo tanto, nos anima a decir que son políticas efectivas.
Hay programas que potencian la creación artística, como la Caja de Herramientas del Plan de Barrios, Todo Danza o Escena Piloto. ¿Potenciar el arte como fuente de aprendizaje es uno de los ejes educativos?
Es uno de los ejes, sobre todo en ll Caja de Herramientas y en el Extra, extra!, pero no es el único. Hace poco inauguramos la Biblioteca El Carmel – Juan Marsé y estrenamos una aula Steam, que pretende promover la aproximación de los niños a la ciencia y la tecnología, con toda una serie de talleres y equipamientos. Se benefician dos institutos escuela del entorno y está abierta además centros que quieran usarla. También está vinculada a los equipos de investigación del Vall d’Hebron; es decir, intentamos que niños y adolescentes que vienen a hacer talleres tengan un horizonte abierto y de contacto con la ciencia y las tecnologías de una manera muy accesible. Juegan y aprenden a programar un robot, a diseñar juguetes y aparatos, y entran en el mundo de la tecnología de forma muy directa. Estas aulas tienen también la voluntad de resolver un sesgo de género y de hacer accesible las materias científicas sin prejuicios.

Hay una serie de iniciativas, tanto desde la parte artística como de introducción al conocimiento científico y tecnológico, que pretende estimular y contrarrestar los entornos sociales que, en principio, puedan no ser favorables. Del mismo modo, nos están pidiendo la habilitación de espacios de estudio para adolescentes, sobre todo a bibliotecas, porque en ámbitos sociales más desfavorecidos hay dificultades como viviendas reducidas y en periodos de exámenes necesitan espacios adecuados para poder prepararse. De hecho, los cuatro targets del Plan de Barrios son adolescencia, población recién llegada, mujeres y personas mayores.
Esta última es una de las patas de la Concejalía. Pensando en personas mayores y educación para toda la vida, ¿dónde pueden encontrar más y mejores actividades?
Estamos promoviendo los casales de personas mayores. Tenemos una red potente, con 80 casales, que dependen del Ayuntamiento. La imagen del casal ha cambiado mucho, tradicionalmente existía el imaginario de un lugar donde se jugaba al dómino, ahora son sobre todo centros muy activos con una cartera de servicios y unas propuestas de actividades. Por ejemplo, la propuesta de talleres formativos que ha tenido más éxito este año hasta el punto de tener todas las plazas cubiertas es el de formación informática. Hay una nueva generación de personas mayores, una generación que viene con otras preocupaciones e inquietudes, con un interés participativo mayor y con una voluntad de no quedar fuera de la sociedad y del funcionamiento de las redes sociales y las posibilidades que ofrecen las nuevas tecnologías. Una actividad que denota este cambio de chip son unos talleres sobre sexualidad y LGTBI+ que tuvieron mucho de éxito y que tendremos que repetir este año.
Las personas mayores no son un pasivo de la sociedad, sino que continúan siendo un activo de la ciudad de Barcelona
Por otro lado, tenemos programas como Radares para evitar la soledad no deseada y mantener en red a las personas mayores que viven solas y que es necesario que no les falte nada y que regularmente sean atendidas. Vínculos es un programa de red de personas mayores y jóvenes. Otra actividad que funciona muy bien es el intercambio de correspondencia y el encuentro entre niños de primaria y personas mayores, es un momento muy emotivo y muy educativo: los niños quedan sorprendidos y encantados por la experiencia y las personas mayores se sienten útiles.
¿El objetivo, como con la infancia, es que sean partícipes de la ciudad?
En el fondo, todos estos programas, y actividades culturales como visitas a museos o el Cinegran, etc., tienen como filosofía que las personas mayores no son un pasivo de la sociedad, sino que continúan siendo un activo de la ciudad de Barcelona y tienen mucho que aportar, no solo a vivir y a envejecer dignamente, que sí, sino que también tienen una capacidad de construir ciudad, de ser partícipes del desarrollo de la ciudad. Son ciudadanos activos. Se trata de poner en valor este potencial. No tenemos que hacer solo una ciudad jugable, también amigable para las personas mayores, y esto tiene que ver con reconocer este potencial y ponerlo en valor.
En un terreno más personal, antes de la política institucional fue muy activo en el movimiento vecinal. ¿Qué le ha aportado el activismo y la lucha vecinal a la Concejalía?
La ventaja del movimiento vecinal es que ha sido una escuela de democracia, en el sentido más pleno de la palabra, de entender que un movimiento social como es el vecinal tiene que tener una responsabilidad. Teníamos un dicho muy frecuente, ‘no montes una protesta, si no tienes una propuesta’, y el aprendizaje más importante que me llevo es esta idea de interés colectivo y de reivindicación, pero siempre con una capacidad de propuesta, interlocución y negociación, desde la autonomía con las instituciones democráticas, con este tira y afloja con la administración en un formato negociable. Este aprendizaje, cuando estás en el otro lado, te enseña a entender la importancia, no solo de escuchar, sino de fomentar y de poner en valor esta capacidad de la sociedad civil organizada.
La construcción de políticas públicas se enriquece y acierta más cuando tiene a bien incorporar la inteligencia colectiva de la sociedad civil organizada. Desde una Concejalía o desde un despacho de arquitectos podemos diseñar un proyecto basado en la experiencia y en el conocimiento técnico más avanzado, pero cuando aterrizas en la realidad, la realidad siempre es más compleja, y la que te da la capacidad de afinar y de hacer que un proyecto sea adoptado por sus usuarios y sus beneficiarios es esta relación viva con el tejido asociativo.