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El compromiso, el vínculo con el entorno y la empatía son algunos de los ingredientes que forman parte del aprendizaje servicio, junto con la autocrítica y la revisión constante. De esto y de otros elementos trata el libro Pensar el aprendizaje servicio. Ideas, teorías y corrientes (Graó), compuesto por 12 capítulos de diferentes autores y autoras y coordinado por Xus Martín. En esta entrevista, Martín habla de los beneficios y dificultades de realizar un buen ApS, defiende la importancia de establecer redes con las entidades sociales y pone énfasis en la educación en valores, especialmente en el momento actual: “Hay un auge de algunas ideologías altamente peligrosas para la convivencia”.
¿Está suficientemente reconocido el aprendizaje servicio en el mundo educativo?
Está reconocido. ¿Suficientemente? Probablemente no. El aprendizaje servicio ha tenido una trayectoria de altibajos. Hace 20 años que estamos implementando y acompañando las prácticas de ApS en distintos entornos: empezamos en la escuela, luego lo llevamos al tiempo libre, y ahora hemos trabajado mucho en los municipios. Desde 2015, el servicio comunitario y su reconocimiento por parte del Departamento de Educación supusieron un impulso importantísimo. ¿Qué pasó? Que llegó la pandemia, y eso perjudicó gravemente al sector comunitario.
Creemos que el servicio comunitario ha experimentado una caída importante y que ha quedado algo residual en algunos centros. Esto no significa que no existan experiencias fantásticas, bien cuidadas en todos sus aspectos, pero en términos generales ha descendido en tercero y cuarto de ESO. En cambio, en los municipios hay una presencia más significativa. Pero no está en su mejor momento, por eso lanzamos el manifiesto Salvemos el servicio comunitario, salvémoslo entre todos porque no puede ser que algo que ha funcionado tan bien quede reducido a 10 horas para cumplir el expediente.
Hablabas de experiencias fantásticas. ¿Podrías destacar alguna?
Hay buenas experiencias en todas partes, pero destacaría el hecho de que la escuela debe salir, los niños deben salir de la escuela. Hay un sistema de coordinación con el Banco de Sangre y Tejidos para la recogida de bolsas, por ejemplo, que es importantísimo, y el aprendizaje está muy garantizado, porque ¿quién mejor que los profesionales del Banco de Sangre para explicar todo el sistema del circuito de la sangre? Este tándem ha funcionado, y hay escuelas que repiten año tras año.
¿Cómo funciona esta colaboración entre la entidad y la escuela?
El servicio consiste en que los niños y niñas se responsabilizan de la campaña de recogida de sangre. Son niños y niñas que aún no pueden ser donantes, por tanto, todo gira en torno a publicitar y animar a la gente del barrio. Ponemos la furgoneta para todos los que pasan. Hay una experiencia gratificante: algunos niños, cuando cumplen 18 años, ya piensan en ser donantes. No era el objetivo, pero no es un detalle menor.

A veces, las escuelas dicen que lo más difícil es encontrar dónde deben hacer el servicio y, entonces, a veces, se buscan experiencias bonitas, pero demasiado simples. Recordemos que el aprendizaje servicio es una práctica muy compleja en la que intervienen necesidades del entorno, y que los niños y niñas aprenden ayudando a otros, a sus iguales, compañeros, profesores y profesoras, pero también de las personas de las instituciones en las que participan. Si van a una residencia de mayores, entonces aprenden de las profesionales de la residencia, pero también de los usuarios, de los abuelos y abuelas. Los aprendizajes y el servicio deben trabajarse bien, no se trata solo de ir y hacer 10 horas. El aprendizaje servicio no es un voluntariado; adelante con los voluntariados, pero aquí hablamos de una experiencia formativa.
¿Cuál debería ser el papel del docente o de la educadora para liderar este aprendizaje servicio?
La primera función es creérselo. La segunda es lanzarse a la piscina, tener coraje. Tenemos la experiencia de que, quien lo ha probado, tiende mucho a repetir; es decir, quien al principio tenía mucha impresión por salir de la escuela y, cuando lo ha hecho, se ha dado cuenta de lo que sucede, tiene una tendencia natural a volver a hacerlo. Nosotros recomendamos a veces comenzar por experiencias más sencillas, porque un aprendizaje servicio puede complicarse mucho, y vincularlo también a alguna materia, a algún contenido académico, porque desde ahí se empiezan a blindar los aprendizajes. Los docentes muchas veces son los mejores profesionales en materias como educación ambiental. Esto tiene dos direcciones: a veces es desde la propia asignatura que se piensa un servicio, pero otras es al revés, te llega la demanda de un servicio por parte de una entidad. Todo vale. Lo importante es entrar en la rueda.
«El aprendizaje servicio es una práctica muy compleja en la que intervienen necesidades del entorno»
¿Hay una ruptura con la transmisión tradicional del conocimiento, sin sustituir una figura por otra? ¿Qué herramientas necesita un docente para liderar un proyecto así?
En los primeros años hicimos formación por todas partes: en escuelas, en movimientos, en asociaciones, en centros de formación… Esto bajó mucho, en parte por esa creencia de que el servicio comunitario, al final, son 10 horas. Hoy en día es un mínimo de 10 horas de servicio, no son solo 10 horas. En el aprendizaje servicio el docente debe tener alguna habilidad incluso para trabajar con otros profesionales que no son de la escuela o para hacer alguna gestión cuando se llega a una entidad. Hay algo muy bonito, que es que en el aprendizaje servicio suceden muchas más cosas de las que el docente ha previsto, y eso creo que no es menor, porque por muy bien que esté diseñada, preparada y pensada una actividad, la actividad siempre sorprende. Yo lo veo cada día en el ámbito universitario: puedes preparar muy bien una sesión sobre bullying para ir a un instituto y, al volver, puede que lo que te digan es que no pensaban que los chicos y chicas se abrirían tanto. Una actividad de aprendizaje servicio es mucho más de lo que se prepara, y debemos estar abiertos y reconocer todo lo que no teníamos previsto.
También se trata de liderar y acompañar el trabajo en equipo. Lo más habitual es que no sea un reto personal, sino siempre un trabajo en equipo, entre iguales, y por tanto, la dinámica del aula pasa por actividades de grupo. Es muy bonito cuando vamos a residencias de mayores. Si hay alguien agradecido en la vida, son los abuelos. Cuando los chicos y chicas entran, tú como docente pierdes todo lo que habías preparado porque con los abuelos, las dinámicas que se establecen funcionan solas.
¿La reflexión es una constante del proceso?
La reflexión no puede ser la evaluación del último día, aunque debe hacerse también ese día, pero la reflexión está presente durante todo el proceso: la reflexión sobre el porqué de la necesidad, a quién da respuesta, cómo se prepara, qué aprendizajes hemos adquirido, qué hemos sentido mientras pasaba todo eso… Yo creo que hay un momento en que la información nos llega por la piel, no solo por la cabeza, porque lo que está pasando es real, no es solo una programación o un proyecto, es la experiencia de los chicos y chicas cuando ven que ellos hacen que sucedan cosas, porque se dan cuenta de que cuando salen de un espacio, ese lugar ha quedado mejor: cuando han plantado árboles, crecen; cuando han limpiado un río, ese río está más limpio; cuando han ido a la residencia, los abuelos están más contentos; cuando los chicos y chicas de una UEC (Unidad de Escolarización Compartida) hacen el mobiliario del patio de una escuela, cuando salen del patio, el patio está más bonito.
«Una actividad de aprendizaje servicio es mucho más de lo que se prepara»
El aprendizaje servicio también tiene un riesgo, porque si lo haces mal… Eso lo vemos en chicos que asumen retos, y ellos mismos lo dicen: “aprendámoslo bien porque si me sale mal…”. Esto tiene un efecto motivacional muy grande porque ya no estamos estudiando para aprobar un examen o para sacar buenas notas (que hay que sacar muy buenas notas en los exámenes), estamos aprendiendo porque lo que hacemos queda, y si hacemos muy débil una campaña de recogida de alimentos y recogemos poco, será más débil, y esos alimentos son necesarios. Los chicos se interesan por cómo se hace algo porque saben que después lo tienen que implementar, no tienen que esperar al examen para saber si han aprendido. No podemos conformarnos con aprendizajes débiles, frágiles, cuando sabemos que esto tiene una potencia importantísima también en cuanto a resultados académicos, porque cuando el aprendizaje se aplica tiene muchas más posibilidades de haberse integrado y no queda solo en el ámbito de la explicación.
¿Hay contextos educativos anteriores que sirvan de referencia del ApS?
El aprendizaje servicio conecta con las pedagogías progresistas, como Freinet o Makárenko. Los proyectos escolares con el entorno… No se llamaba aprendizaje servicio, pero el aprendizaje servicio tiene muchos padres; por desgracia, tiene menos madres porque no quedaron recogidas. En el libro también queda claro, tiene mucha fundamentación.

El libro trata aspectos como la solidaridad, el compromiso, la empatía, los derechos humanos, la justicia global, la diversidad o la interculturalidad. Son conceptos que ya conocemos, pero quizás hasta hace unos años no se habían planteado en una formación, en esta forma de aprendizaje-servicio. ¿Cuál es el objetivo del libro?
El aprendizaje-servicio ha sido un tsunami tal que se justificaba por sí solo; es decir, todo el mundo que lo practicaba tenía una experiencia enriquecedora, los beneficios estaban justificados y yo creo que, inconscientemente, pensamos que no era necesaria más fundamentación. Esto es medio verdad y medio mentira porque los primeros años sí que nos pusimos a ello, pero después nos centramos más en acompañar prácticas, implementar, ver los dinamismos, observar si estaban todos los elementos… Las personas del libro, todas somos profesoras y profesores universitarios, cada quien con su especialidad y su experiencia en aprendizaje-servicio, y cuando hablabas con unos u otros, ponían acentos distintos. Uno, en la pedagogía del dar; otro, en el tema del cuidado… Era muy curioso cómo cada uno, desde su ámbito, estaba profundizando mucho y dando sentido, y teníamos artículos publicados en diferentes sitios y dimos a conocer muchas experiencias, pero al revisar qué literatura hay sobre los aprendizajes, resulta que de teoría hay muy poca. ¿Cómo era posible que profesoras y profesores, la mayoría del ámbito de Teoría de la Educación, no hubiéramos desarrollado teoría del aprendizaje-servicio?
Yo creo que el libro es un proceso muy natural, no nos juntamos para pensar la teoría. Como coordinadora, cuando hablabas con unos y otros para estructurar el capítulo, veías que eso ya estaba hecho. Volviendo a lo que decía al principio, la erupción del aprendizaje-servicio fue brillante, pero a medida que eso desciende, sí que hace falta explicar el cómo y el porqué, y qué es un aprendizaje-servicio, y que hay algunos muy intensos, pero también hay otros muy flojos, y no podemos conformarnos con eso. Siempre habrá, como en una clase de matemáticas, un día que sea más fluido que otro, pero hay un descenso del servicio comunitario y tenemos que implicarnos todos: el Departamento, las facultades, los medios, las direcciones de los centros, los municipios…
¿Hay que aprovechar más el papel de las entidades?
Si los municipios hacen un mapeo de todas las entidades que tienen, pueden ser de gran ayuda para que los centros busquen entidades colaboradoras, porque no conocen todas las entidades ni saben a qué puertas deben llamar, y hay municipios que lo están haciendo muy bien. Los servicios deben ser de la comunidad, y la comunidad son las entidades de la comunidad.
Habláis de justicia global. Si es global, debe incluir instituciones, centros educativos, centros…
La justicia global ha sido un proceso muy bonito. Al principio, las entidades y las ONG del tercer sector entendían que debían explicar a los chicos su organización. El descubrimiento es que los chicos muchas veces también pueden colaborar en realizar el trabajo. Ha sido un proceso en el que todos hemos tenido que cambiar el chip. Los maestros ya no hacen solo un papel de transmisión, sino que usan más herramientas; existe esta idea de la educación transformadora y, quien se lo cree, le cambia el mundo. Si el objetivo es transformar algo que va mal, no se puede hacer sin contacto con aquello que consideras que va mal.

Después, está el tema de la sensibilidad moral. Nosotros somos de educación en valores. La sensibilidad moral no se desarrolla dando clase, ni la solidaridad, ni el cuidado. No se desarrolla así, ni adoctrinando a nadie. La sensibilidad moral se desarrolla en contacto con las necesidades del otro, y esas necesidades pueden ser medioambientales, de personas mayores, pero tenemos muchos retos como humanidad. No podemos pensar que lo harán los niños el día de mañana, es que lo tienen que hacer hoy, son ciudadanos y ciudadanas ahora, no cuando sean mayores. Y eso sí transforma la educación. Les estamos transmitiendo el legado de que deben intervenir, de que deben cambiar algo, y la respuesta que nos dan es muy gratificante para ellos.
¿Se sienten útiles?
Ven que forman parte del cambio, de la transformación. Cuando la educación es transformadora, a todos nos toca algo. También, cuando uno descubre la riqueza, está más motivado. Cuando un municipio ve cómo funciona una iniciativa de un instituto, busca más institutos y más capacitación.
Se tejen redes…
Sí, es una de las consecuencias: la red social. Frente a este individualismo y esta competitividad, hay que prepararse, crear red y cooperaciones con el entorno. Yo creo que tenemos que dar la oportunidad a todo el mundo de mostrar su mejor versión, y el aprendizaje servicio nos ayuda a que cada niño, cada niña, cada joven, dé la mejor versión de sí mismo.
La sensibilidad moral se desarrolla en contacto con las necesidades del otro
El aprendizaje servicio es una metodología muy real de pedagogía inclusiva porque parte de la jugada consiste en ayudar a descubrir a los chavales que tienen muchas cosas que aportar. Los compañeros y compañeras que trabajan en proyectos más marginales y no dentro de los procesos ordinarios lo corroboran: han visto cambios positivos en chicos que parecían desahuciados. Eso es un deber moral de los educadores y las educadoras: dar al otro la oportunidad de descubrirse como una persona que puede dar, de descubrirse como una persona con dignidad. Quien piensa que no tiene nada que aportar, es muy difícil que se sienta digno. En el momento en que se da cuenta de que puede aportar, que funciona, que a los demás les va bien, ya no hace falta hablar de autoestima, ya la tienen.
¿Cómo puede ayudar el aprendizaje servicio y la educación en valores a hacer frente a los discursos de odio de la extrema derecha?
Como mínimo, a resistir. Es cierto que hay momentos en los que parece más necesario, y yo creo que ahora es uno de ellos. No podemos conformarnos con ser insensibles a lo que le pasa al otro, estamos viendo imágenes que si nos las hubieran contado hace diez años no las creeríamos. Pero también dentro de los institutos, entre los jóvenes de nuestro país, hay un auge de algunas ideologías altamente peligrosas para la convivencia. Tiene sentido incrementar los esfuerzos en temas de educación en valores y generar prácticas que pongan a las personas en contacto con las necesidades del entorno. Cuando un chico o una chica interviene en un entorno en el que la necesidad es muy evidente, no sale de ahí igual.
Tiene sentido incrementar los esfuerzos en temas de educación en valores y generar prácticas que pongan a las personas en contacto con las necesidades del entorno
Los aprendizajes se tienen que hacer, y se tienen que hacer bien, y en un momento como el actual yo creo, y mucha gente lo cree, que tiene sentido iniciar procesos de Máster de Ciudadanía y Valores, ampliar estas asignaturas, potenciar las tutorías… Es cierto que luego vendrán los resultados PISA y habrá que escucharlos, ¿pero eso debe suplir las necesidades que tenemos en el entorno? Los niños tienen que sentir que algo deben hacer y que pueden hacerlo, y no tanto que aquello de “hagas lo que hagas no servirá para nada”.
La historia ha demostrado que no es así, que estamos en constante cambio…
Exacto. Se ha demostrado que lo que pasaba puede dejar de pasar; o que lo que no pasaba, puede pasar. No es cierto que no se pueda hacer nada, pero con el discurso no basta; es decir, la crítica y la indignación no son suficientes. El aprendizaje servicio ha hecho alguna aportación, el aprendizaje servicio es pasar a la acción. Por eso, animamos a que todo el mundo se sume a la rueda, tenemos aprendizajes muy potentes que queremos implementar, tenemos muchas experiencias positivas del alumnado. Hay adolescentes que, una vez terminado, nos piden si pueden volver a visitar a los abuelos. También veo esa parte positiva en el alumnado universitario. Y hay mucho desarrollo de competencias a la hora de resolver imprevistos, porque un aprendizaje servicio es un reto continuo.
En cuanto a las pantallas y el debate sobre el móvil y la adolescencia, ¿cómo se puede aprovechar el ApS para hacer un buen uso de los móviles?
El tema de los móviles es un universo aparte. Es cierto que puede haber un mal uso, pero es un aparato que forma parte de la vida de todo el mundo. Durante la pandemia, hubo algunos compañeros y compañeras que hicieron aprendizaje servicio precisamente utilizando esta herramienta, porque todo el mundo estaba en casa. Por tanto, los móviles podemos considerarlos un enemigo o un aliado, como podríamos hablar de la inteligencia artificial. Tenemos que ser creativos para saber jugar con estas herramientas a favor de la formación de los chicos y chicas, y ahora no entro en restringir o no su uso. Hablo también del profesorado y de nosotros mismos: no podemos negarnos al 100% a que esto entre cuando es una herramienta que está presente, y los mismos chicos pueden dar respuestas. Este es un tema que se debe abordar, y ya hay docentes que lo están haciendo y lo están haciendo bien, pero aún nos queda camino por recorrer.
El mundo digital avanza a una velocidad imparable.
Sí, tengo compañeros y compañeras que saben mucho más que yo. Y eso es un tema importante en el aprendizaje servicio: que todo el mundo suma. Hay una distribución del trabajo: tú que eres muy bueno en esto, otro en otro tema… Hay una experiencia sobre arreglar bicicletas: prácticamente nadie sabía, pero luego uno se encargó de buscar el material, otro de la relación con los chicos… Así funciona la vida, con equipos interdisciplinarios, y eso el aprendizaje servicio lo tiene de forma casi natural, innata, y es muy bonito ver cómo los chicos se organizan de forma espontánea y se oye: “Tú en esto eres muy bueno”, o uno que dice “A mí esto me cuesta mucho” y le responden “Si quieres, te ayudo”. Eso es poner la cooperación en el centro de la educación, no el individualismo, sino el “todo el mundo suma”, porque en el aprendizaje servicio todo el mundo suma.
Para que esto funcione, nos necesitamos todos y todas; no es algo que pueda hacer solo el Departamento con una normativa, o las direcciones de los centros, o un docente, porque una de las características del aprendizaje servicio es la sostenibilidad, y para que la gente se enganche y el proyecto sea sostenible, todos tenemos una responsabilidad: municipios, universidades, Departamento, y cuantos más seamos, más responsabilidades tendremos que asumir.