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El escritor Xavier Alcalá nace en 1947, una generación que él mismo cataloga como «de los que vinieron al mundo bajo el trágico símbolo de la Bomba Atómica». Nace en el municipio de Miguelturra, en la provincia de Ciudad Real, aunque a temprana edad su familia se mudó a Ferrol. Es ingeniero de telecomunicaciones y doctor en informática, autor de novelas, narraciones cortas, narraciones de viajes y traducciones de clásicos al gallego, y colabora desde hace décadas y de forma continuada en diferentes medios de comunicación. En el verano de 1972 empezó a escribir la que se convertiría en su obra más conocida, aunque su publicación no sería inmediata ni fácil.
«En Lisboa cumplí veinticinco años mientras escribía mi primera novela,… Tenía la memoria fresca, lo que relataba había terminado apenas siete años atrás… Contaba retazos de vida mía y de los que, como yo, se habían hecho personas en la España de la Longa Noite de Pedra, como la llamó el poeta Celso Emilio Ferreiro», explica el mismo autor en la presentación de la traducción al castellano de su novela El calor de la ceniza (A nosa Cinza, 1980), publicada actualmente en gallego por la Editorial Galaxia y en castellano por Amazon en la Biblioteca Xavier Alcalá en 2020. En gallego, tras tres editoriales y diversas vicisitudes, supera las veinte ediciones y se calcula en más de cien mil ejemplares vendidos, seis mil acumulados en castellano, una lectura obligada para varias generaciones.

El primer intento de publicar la novela fue dos años después, en 1974, ya acabada y revisada, aunque la respuesta de la editorial fue contundente: «la novela está bien escrita, pero nunca superaría la censura». El dictador Francisco Franco muere el 20 de noviembre de 1975, pero con él no desaparece la censura, algo que ahora sabemos muy bien. Fue gracias al soporte del Dr. Ricardo Carvalho (1910-1990), filólogo y escritor, catedrático de Literatura Gallega de la Universidad de Santiago, que consiguió que una pequeña editorial publicara, por fin, en 1980, la primera edición, vendiendo todo el tiraje, pero sin pagar nada al autor. Una segunda editorial realizó varias ediciones en el siguiente lustro, hasta que la Editorial Galaxia asumió la publicación en gallego desde 1987. Una editorial que, entre otros contratiempos que incluye la edición pirata de la novela, tuvo que lidiar en su momento con la denuncia de una asociación de padres de alumnos por considerarla una «obra pornográfica».
La historia de la novela se centra en la infancia y juventud del protagonista que trascurre en la ciudad de Ferrol, en la provincia de A Coruña, en Galicia, durante los años cincuenta y la primera mitad de la década de los sesenta. En palabras de Xavier Alcalá: «son rapaces descubriendo la vida, el amor, el sexo, la amistad…», aunque contextualizado a la situación política del momento, evidenciado en numerosas anécdotas, cómo, por ejemplo, la forma en que se iniciaban las clases en la escuela cada día, cantando el Cara el Sol y rezando Ave Marías, adornada con crucifijos y retratos de Franco, entre otras lindeces, actos que los curas obligaban en su ánimo de potenciar la Formación del Espíritu Nacional.

En realidad, esa formación era un eufemismo para adoctrinar en los dogmas franquistas y estimular la represión que la religión implantaba, y que se cebaba especialmente en los jóvenes y, aún más, en los que tuvieran cualquier pequeño acercamiento a alguien del sexo contrario. Además, debías de confesarte periódicamente y explicarle al cura todas esas intimidades, por el miedo a un castigo eterno, por lo que la influencia era perenne. El protagonista de la historia es Xoanciño, hijo de un médico de una pequeña ciudad gallega. Su madre muere en el parto y deja huérfanos a seis hermanos que se llevan pocos años entre ellos.
Son cuidados por Felisa, que no había tenido hijos, mientras que su padre realiza largas jornadas de trabajo en el hospital. Xoan recibe unas primeras lecciones en su casa impartidas por su propio abuelo, el padre de su padre, del que apenas sabremos de él, aunque se intuye que regresa de la cárcel o del exilio, represaliado, se entiende, durante la Guerra Civil y el primer franquismo, que le abre, revisa y censura las cartas que recibe de sus amistades desde otros países, en lo que él mismo considera una diáspora gallega provocada por la persecución del régimen. Tras la muerte de forma natural de su abuelo, el pequeño Xoan se trasladará a la ciudad, a la casa de su abuela materna, una viuda de un militar monárquico, donde continuará con su formación, siguiendo las estrictas y férreas exigencias de la beata, muy condicionada por las indicaciones del cura del barrio.

En 2017, fue Alcalá quién tuvo la iniciativa de convertir su obra en una novela gráfica, dotando de imágenes a la narración original, y fue también quién pensó en Manel Cráneo para llevar a cabo la ambiciosa adaptación. Siete años después («tras una pandemia y muchos problemas personales», tal y como indica el autor en la presentación del cómic), finalmente se ha publicado la novela gráfica Nuestra ceniza (Cinza, 2023), publicada en gallego inicialmente porDemo Editorial, y en castellano en junio de 2025 porEdiciones La Cúpula, con guion y dibujo de Manuel Cráneo. Aunque Cráneo reconoce que tuvo que alternar el desarrollo de la novela gráfica con otras producciones artísticas, por lo que su dedicación en esos siete años de trabajo fue intermitente, la realidad es que hay un trabajo ingente de documentación y representación de los numerosos protagonistas de la historia que, además, van creciendo a lo largo de los años.
Una gran parte de la historia se centra en la llegada de Xoan a la escuela, las primeras amistades, el acoso por parte de algunos abusones, la complicidad de los compañeros, y la presión por los diferentes exámenes que deben de realizar antes de su entrada en la universidad, la etapa final de un relato costumbrista que abarca casi tres lustros de la experiencia vital del protagonista. O, quizás, sea mejor decir de los protagonistas, puesto que a partir de un momento determinado, el grupo de amigos serán partícipes de las vivencias que compartirán de forma colectiva, con las mismas inquietudes y retos, todos ellos bajo el yugo de la represión política y el adoctrinamiento nacionalcatólico.

La novela gráfica está dibujada a mano, en blanco y negro, utilizando el pincel para los gradientes de grises para dar volumen y enfatizar las diferentes escenas. El trabajo de documentación permite trasportar al lector al Ferrol de una época muy concreta, con un diseño artístico sublime que se expresa en la decoración de los hogares, la indumentaria de todo tipo de personajes y en los diferentes peinados y detalles. Destaca especialmente la representación de una dramática escena en la que una empresa maderera de Ferrol utilizaba el curso del río para trasladar los troncos cortados aguas abajo, con el consiguiente peligro si decidías bañarte en medio de ellos.
En las comidas familiares descubriremos una de las situaciones que tuvieron que abordar muchos padres cuando uno de los hijos aspiraba a convertirse en sacerdote mientras que otro proclamaba su ateísmo de forma enervada, un contraste explícito que tiene que ver con la influencia de los curas en el proceso de aprendizaje y la capacidad de poder tener otras vías de aprendizaje (con libros u otras influencias), que te permitiera abrir los ojos a la realidad que te intentaban inculcar. Por suerte, ahora, las nuevas generaciones tendrán una lectura gráfica para poder observar, de forma visual, la realidad de una época que algunos, aún hoy en día, tratan de edulcorar.
