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La filósofa y profesora titular de universidad Marina Garcés ha condensado en el libro «La pasión de los extraños» (Galaxia Gutenberg) sus reflexiones sobre qué papel juega la amistad en nuestras vidas. Estamos ante una Filosofía de la amistad que la autora nos presenta como «una pasión extraña que abre la puerta al mundo de los extraños». Actualmente es profesora en la UOC, donde dirige el máster de Filosofía para los Retos Contemporáneos. Desde 2002, impulsa el proyecto de pensamiento colectivo ‘Espai en Blanc’. Entiende la filosofía como una experimentación con las ideas, el aprendizaje y las formas de intervención en el mundo actual.
El título tiene un cierto misterio: ‘La pasión de los extraños’. ¿La amistad es eso?
Es una elección muy deliberada que se sostiene sobre todo el argumento del libro y que es la de poner dos palabras que no relacionaríamos normalmente con la amistad. Normalmente separamos las relaciones que llamamos amorosas, las relaciones pasionales, el enamoramiento, el deseo sexual, las ideas políticas… todo esto son pasiones; en cambio, la amistad parece ser un efecto o una emoción tranquila. Y la idea de la extrañeza, pensamos muy a menudo que los amigos son lo más conocido, de más doméstico, de más cercano, ese otro yo, hay gente que dice que un amigo es como un yo mismo. Pienso que la amistad tiene que ver con estas dos cosas. Pasión no significa irracionalidad, no significa perder la cabeza. Una pasión, en términos clásicos, es una afectación. Cualquier cosa que nos afecta, una idea, una persona, un mundo, un paisaje, una comida, unos cromos, lo que sea, que nos afecta lo suficiente como para llevarnos hacia fuera y transformarnos. La amistad es una afectación que no nos lleva adentro, sino que nos lleva hacia fuera, hacia el otro, hacia sus mundos, hacia todo lo que la amistad convoca y que, además, nos transforma. Porque, si no, estaríamos hablando de consumo de experiencias, de consumo de personas, que muchas veces es lo que hacemos, pero eso no es la amistad. ¿Y por qué la extrañeza?
La amistad puede ser un concepto revolucionario. Depende de cómo lo utilicemos
¡Buena pregunta!
Pues porque todo amigo llega de fuera de casa, todo amigo o amistad se encuentra en la medida en que salimos de la primera burbuja donde hemos aparecido, sea nuestra casa, sea el entorno más funcional, más inmediato. Un amigo es un extraño porque o llama a la puerta -el extraño bienvenido- o nos saca de casa. Salir con los amigos no es salir de fiesta, es salir hacia algún sitio que deberemos inventar, por qué estamos, quiénes somos y hasta dónde vamos. Por tanto, pienso que son dos palabras que dan un sentido de la amistad que abre en lugar de cerrar esta experiencia.
Un amigo es un extraño porque o llama a la puerta -el extraño bienvenido- o nos saca de casa
La amistad nada tiene que ver con los likes de las aplicaciones, de las redes sociales, es otra historia
Facebook hizo mucho daño y al mismo tiempo, yo creo que fue un mal muy deliberado, cuando dio el término de amistad o friends a lo que era la primera red social que todo el mundo conoció de una manera generalizada, que es cuántos contactos tienes, con cuánta gente interactúas. Una cosa es con cuánta gente interactúas y con cuánta gente te relacionas de una forma más o menos instrumental y otra cosa es la amistad. En esta confusión entre una amistad cuantificable, una amistad acumulable, una amistad basada sólo en la interacción y lo que la pregunta por la amistad abre, que es otra cosa, no sólo hay una confusión sino una derivación, hay una reconducción de la amistad hacia un bien de consumo que es tan cuantificable como cualquier otra cosa en las redes sociales en este momento, pero también en lo que antes de las redes sociales se llamaba capital social o capital relacional, que también se basaba en acumular contactos, amistades. Había quien tenía una buena agenda y quién no. Hoy en día hay quien tiene muchos contactos en las redes sociales y quién no. Es una instrumentalización y una mercantilización de la amistad a la que cada época da forma de manera diferente.
Una cosa es con cuánta gente te relacionas de una forma más o menos instrumental y otra cosa es la amistad
Explica en el libro que no existe ninguna norma o institución que determine quién tiene categoría de amigo o de amiga. ¿Cuándo se puede considerar que dos personas son amigas?
Lo que sostengo en el libro es que lo que no hemos inventado históricamente en ninguna sociedad ni contexto que yo haya podido encontrar -y he buscado un poco- es una institucionalización de la amistad. Es decir, que no hay registros, no hay contratos, no hay legislaciones escritas. Hay muchas normas sociales, pero no hay una institución, no hay una constitución, no existe una legislación como puede haber para las relaciones amorosas, que sería el matrimonio y la familia. O la reproducción. Podríamos tener hijos y no llevarlos al registro y que nacieran como cualquier otro ser vivo de este planeta. En cambio, para la afiliación hemos inventado una institución llamada familia, paternidad, apellido, etc. Para los amigos no. Para los amigos no existe el equivalente ni el registro institucional ni el contrato mercantil o social aunque se pueda mercantilizar las relaciones de amistad.
¿Y por qué es así?
En nuestra concepción como colectivos, como sociedades, como cuerpos políticos que también somos, incluso en el marco del estado, qué lugar ocupan los amigos cuando no tienen un estatuto político que pueda situarse en ninguno de los estamentos concretos que organizan la vida política de forma instituida. ¿Por qué no se institucionaliza la amistad? Para mí, tiene que ver con esa extrañeza. La amistad se mantiene en ese lugar en el que podemos estar o no estar. Y, además de formas diversas, porque evidentemente las personas que hayamos querido las podemos querer de formas diversas, los hijos que hayamos tenido los podemos querer de formas diversas, pero cada uno tiene una función social especial.
Los amigos ¿qué función social tienen?
Los amigos, ¿qué función social desempeñan? Es muy difícil dar a la amistad un solo uso o una sola función social institucionalizable. Esto es una de las cosas que la libera por un lado de la institución y por otro también la deja en un espacio abierto a la invención, pero también muy frágil. Y hoy en día una de las cosas que estamos sufriendo es de cierta fragilidad de esta amistad cuando sentimos que todo el mundo, de algún modo, circula por nuestras vidas sin saber si es algo más que un momento efímero.
¿Las amistades entre hombres y entre mujeres son muy diferentes?
El ideal de amistad tal y como la hemos conocido al menos en la cultura occidental en sus diferentes momentos históricos es un ideal basado en la amistad masculina y entre hombres. Cada uno hace lo que puede y lo que quiere, pero hay un canon de la amistad perfecta, de la amistad verdadera, que yo analizo en el libro, muy basada en una idea griega, masculina y de clase alta, de la amistad, que asocia la perfección de la amistad a aquella relación entre individuos que no se necesitan entre ellos. Son perfectamente libres de relacionarse unos con otros sin ningún tipo de relación ni de dependencia, ni de cuidado, ni de desigualdad económica, ni tampoco ninguna necesidad material, no sólo económica, sino ni siquiera física, corporal, de edades diversas, de corporalidades diversas. Es la amistad de los hombres libres, en la concepción griega de la palabra, y esto significa autosuficientes. En el fondo seguimos dependiendo de esta idea y es una idea muy masculina entendiendo que todo lo que tiene que ver con las dependencias queda en el entorno femenino, de aquello de lo que las mujeres, también en diferentes formas de organizarse según la época y el momento histórico, se ocupan.
El ideal de la amistad en la cultura occidental en sus diferentes momentos históricos está basado en la amistad entre hombres
En esta época, ¿cómo definiría la amistad entre mujeres?
La idea que tenemos de la amistad entre las mujeres está muy basada en esa separación: quién depende de los demás y quién no. ¿Cuál es la idea de las mujeres amigas entre sí? Las mujeres que se apoyan, las amigas que se ayudan, que se cuentan los secretos, que se ayudan cuando están enfermas, cuando el marido muere; esa idea más basada en la red de dependencias. ¿Por qué seguimos asociando hoy en día la amistad perfecta con éste no querer nada del otro, no necesitar nada del otro, y en cambio la amistad entre las mujeres la vemos como una especie de gran red de apoyo mutuo, como si no pudiéramos hacer más que sostener, cuidar y depender unas de otras? La apuesta del libro es un poco desbordar esta separación y esta dicotomía y poner en cuestión no sólo si hombres o mujeres podemos ser amigos unos de otros, sino también desde qué ideales y desde qué ideas de la amistad podemos hacerlo.
Dice que la amistad entre las mujeres se ha visto siempre como un problema
Claro, porque la amistad entre las mujeres cuando sale de ese espacio de cuidados, de domesticidad, de ayuda mutua, irrumpe en un espacio público que no está institucionalizado. La amistad entre las mujeres es sospechosa en la medida en que puede subvertir precisamente esa separación de espacios de la vida en común. ¿Cuál es el espacio de la reproducción, cuál es el espacio de matrimonio, cuál es el espacio de la vida pública entre los amigos que se reconocen entre ellos y cuál es el espacio, por tanto, de esa complicidad entre mujeres, y si se atreven de las mujeres con los hombres, que altera precisamente este reparto de los espacios de confianza?. Y esta pregunta, a menudo inquietante de ¿esa quién es?, ¿esa de qué va?, ¿esa de quién es?, que al final es la pregunta sobre cualquier mujer que circule por el mundo. Hoy en día hay toda una serie de desplazamientos que vienen del feminismo, pero también de las generaciones jóvenes. La vida material también está cambiando mucho y no sólo se puede sostener sobre la familia, sino seguramente sobre redes de complicidad, de amistad entre chicos y chicas que necesitan más unos de otros para alquilar un piso, para ayudarse en vidas que la familia resolvía y la economía doméstica resolvía y hoy no tanto. Quizás la amistad se está desplazando hacia lugares que no eran los habituales en la estructura tradicional y, por tanto, también la amistad con las mujeres o entre las mujeres pasa a ocupar lugares que tampoco eran los de la estructura tradicional de la sociedad.
La amistad entre las mujeres es sospechosa en la medida en que puede subvertir la separación de espacios de la vida en común
¿Se puede vivir sin amigos? ¿No tenerlos quiere decir que eres una persona fracasada, un asocial? En el libro cita a Aristóteles cuando decía que nadie querría vivir una vida sin amigos
Es una frase clásica. Además es con la que comienza uno de los textos más importantes de la tradición filosófica sobre la amistad, que es el capítulo 8 de la Ética a Nicómaco. Dice esto, que la amistad es algo tan bueno que nadie querría vivir una vida sin amigos. Dice querría, no podría. Porque es verdad que en términos funcionales, en términos de funcionamiento social, cualquiera podría vivir una vida plenamente funcional, que no tuviera ningún tipo de disfunción, sin tener amigos. Puedes ser un perfecto profesional y buen compañero en el trabajo y no hacer amigos. Puedes ser un perfecto padre, madre, hijo, hermano y tener una vida familiar absolutamente plena y no necesariamente tener amigos. Uno puede tener una vida social, cultural, del tipo que sea, riquísima, y no tener amigos. Por tanto, si todo esto puede funcionar desde relaciones de compañía, de cariño y de organización de unos con otros, sin que necesariamente haya amigos, ¿qué papel juegan los amigos?
La amistad entre las mujeres es sospechosa en la medida en que puede subvertir la separación de espacios de la vida en común
Por tanto, la respuesta es que podemos vivir sin amigos
Podríamos pero no querríamos, en principio, y alguien podría decir lo contrario pero no es lo que solemos encontrar, tener una vida sin amigos. Quiere decir que existe un excedente, hay algo que tiene que ver con el exceso, un exceso que no se resuelve en sólo qué es funcional o no para que la sociedad se aguante. Y aquí es donde creo que existe ese querer, que existe ese deseo, que existe esta pasión por un tipo de relaciones que van más allá de lo que normalmente son y que hacen sospechosa a la persona que de alguna manera no entra en esta relación de deseo con la amistad. ¿Qué ocurre para que alguien no quiera? ¿Quién es aquél o aquélla que no desea tener amigos, que no abre la puerta a este tipo de relaciones que no sean de alguna manera previsibles y, por otra parte, también quién es aquél o aquélla que quizás no tiene las condiciones para acceder a ello?
¿Quién es?
El extraño aquél que de tan solitario se convierte en una presencia peligrosa. Y esto es también una mirada social estigmatizadora sobre aquellas personas que no practican la amistad o han sido excluidas de determinados entornos de amigos. Siempre que hay algún hecho dramático, un suicidio inesperado, un atentado, un acto de violencia en un entorno social en el que no se veía que aquella persona tuviera algún problema, al final siempre sale alguien que dice que era muy solitario y no tenía amigos. Pero es muy rara esa afirmación. Podríamos hacer una vida perfectamente adecuada y nunca tener ningún amigo.
Hay muchos chicos y chicas que dicen que están frustrados porque los amigos o amigas que se supone que tenían les ignoran en las redes sociales
Esta inquietud hacia la amistad, como eso que pone en cuestión quien soy para los demás, quien soy yo mismo o yo misma, en tanto que soy recibido o no por un determinado entorno de amigos, es la gran inquietud adolescente, juvenil. ¿Por qué? Porque es el momento de tránsito entre el espacio doméstico y la escuela, los espacios que nos han dado sin haberlos elegido, hacia aquellos que, precisamente porque ya no son los que vienen de origen, estamos creando nosotros. La primera salida al mundo es a través de quienes nos son amigos. Y si no nos son amigos, si aquellos con los que podemos ser algo más que aquel que somos en casa y el que somos en la escuela no responden y hay ese tipo de confusión y pérdida de referentes, ¿quién soy yo en el mundo? ¿Quién soy yo en el mundo si no tengo mundo? La pregunta de la amistad es ésta, finalmente: ¿quién soy yo en el mundo si no tengo mundo? Tengo otras cosas, pero no tengo mundo. Yo creo que la amistad tiene mucho que ver no sólo con el mundo en el sentido objetivo, sino con los mundos que se nos abren o no.

¿Qué nos pasa si no se nos abren los mundos?
Cuando no se abre ningún mundo sino que sólo pasan por nuestra vida interacciones efímeras, contactos que desaparecen, los ghostings de ahora estoy, ahora no estoy. Hay presencias, ausencias pero no hay mundo. No hay mundo, que significa un conjunto de relaciones con las que más o menos nos orientamos. La amistad tiene mucho de esto. La amistad nos orienta no porque tenga que salvarnos de nada, sino porque de alguna manera nos permite ir dando sentido a aquellos mundos que nos hacen mover hacia lugares que no sean los primeros que hemos conocido y que nos han recibido.
Pero dice que esta concepción de la amistad hoy es más difícil de conseguir
Hoy en día que los mundos son tan inestables, que la gente se mueve, va y viene, se relaciona a través de sistemas de comunicación muy poco tangibles, muy poco concretos, muy poco repetitivos, no hay el mismo bar al que ir cada tarde, no hay el mismo lugar donde regresar, los contratos de alquiler duran lo que duran, la gente se tiene que desplazar y, además, hay una precarización de todo, no solo de la vida económica y material sino de quien somos para los demás, la amistad queda tocada. Entonces se genera mucha inquietud en los jóvenes especialmente porque están en este momento de tránsito, pero creo que es un poco para todos en estos momentos. Aquella etapa de producir, reproducir, queda ocupada por unas finalidades que ocupan la vida, pero pienso que también hay una franja de gente mayor, sobre todo de mujeres mayores, que también se están replanteando quiénes son para los demás. Ya he hecho de trabajadora, de madre,… Vivimos muchos años más y quizás ya no deseamos esas formas de vivir. Esas parejas, esas estructuras en las que habíamos vivido ya no tienen el mismo sentido y también se están planteando sentidos nuevos de cuáles son las verdaderas compañías cuando la vida va cambiando de forma tan clara.
Hay una franja de gente mayor, sobre todo de mujeres, que se están también replanteando quiénes son para los demás
Cita al ensayista Étienne de la Boétie que planteaba la amistad como un valor alternativo a la tiranía
Es un resumen hecho con palabras mías. Boétie fue un joven francés de Burdeos, del siglo XV, que escribió un tratado sobre el poder y sobre todo sobre el poder desde el punto de vista de la obediencia. ¿Por qué obedecemos a un señor, a una institución, a un soberano, si podríamos no hacerlo? El poder, si nadie le obedeciese, no sería poder. Poder es tener efecto sobre la voluntad, el miedo, las expectativas y sobre la acción de los demás. Boétie una de las cosas que plantea es: Una sociedad de individuos obedientes es aquella que no se mira en las relaciones de compañerismo hacia los iguales, sino de subordinación hacia lo que él llama el 1, el poder. Miramos hacia arriba, en lugar de mirar hacia el lado. ¿Qué pasaría si nos entendiéramos y pensáramos como sociedad desde las relaciones de compañerismo con los iguales y no de obediencia hacia el superior? Es una concepción alternativa en el sentido de diferente a la sociedad cuando está naciendo el estado-nación organizado sobre la estructura soberano-pueblo. Boétie, en este texto maravilloso que yo siempre cito y reivindico y al que no lo conozca invito a leerlo, deja esta pregunta abierta. ¿Por qué seguimos mirando hacia arriba cuando podríamos mirar al lado? ¿Por qué obedecemos de este modo ciego contra los otros cuando al final la vida de unos y otros está hecha de esta posible y no utópica, sino muy concreta, tendencia hacia la amistad que también forma parte de la naturaleza humana?
Se pregunta si la amistad es un concepto revolucionario. ¿Lo es o no?
Lo es y no lo es, depende de cómo lo utilicemos. Si lo captura Facebook la amistad deja de ser revolucionaria. Si lo captura esta sociedad basada en la satisfacción y la frustración no es demasiado revolucionario. Si encerramos la amistad en ser sólo como una almohada emocional, que también es toda una deriva terapéutica que está teniendo la amistad en estos momentos, es un concepto, para mí, nada revolucionario, pero también, y en el libro señalo diferentes momentos históricos y conceptos que utilizan, piensan y se sitúan en la amistad como una dimensión revolucionaria también, no como el único argumento revolucionario pero como una dimensión de la revolución social, política, personal y afectiva. En los tiempos más recientes, el movimiento que más claramente ha hecho de la amistad un concepto revolucionario, son los feminismos.

¿Por qué lo dice en plural?
Lo digo en plural porque hay muchas tendencias y formas diferentes de entender el concepto de sororidad. La idea de un nuevo compañerismo basado en aquello que había quedado excluido del ideal de la amistad, que es la relación entre las mujeres, ha cogido un componente revolucionario que ha cambiado muchas cosas y las ha cambiado de raíz. Las revoluciones no sólo son lo que en el siglo XIX se entendió como revoluciones, es lo que cambia un estado de cosas de forma radical. Y en ese sentido pienso que está pasando. Y si vamos atrás, el concepto amistad es clave para el anarquismo, es clave para otros conceptos como la fraternidad, como la complicidad, como la afinidad. O sea, muchos de los conceptos claves de los diferentes idearios, desde La Boétie y desde el siglo XVI hasta nuestros días, siempre pasan de algún modo u otro por repensar la amistad y darle un lugar importante y un lugar central en aquella sociedad que quiere transformarse.
¿Existen diferencias entre los grupos de amigos que son de izquierdas de los que son de derechas? A veces te encuentras amigos que ideológicamente están muy lejos unos de otros
Esto son distintos niveles de experiencia. Las vidas concretas en la medida en que se encuentran o se desencuentran, se separan, son capaces de inventar a la hora de quererse, no tienes que ir a decir a ningún cura ni a ningún juez que este señor es amigo mío o esa señora es amiga mía. Amistad será lo que inventen aquellos que se dicen entre ellos amigos. Puede ser uno mayor grande con un joven, uno de una ideología con uno de otra, uno de un mundo con uno de otro, pero también la amistad es colectiva, absolutamente insospechada. Esto es esta parte inventiva, concreta, que tiene la amistad y que abre todo aquello que los que se llaman amigos entre sí estén dispuestos a vivir, a poner en práctica y recordar, porque la amistad también tiene mucho que ver con la memoria y con quienes somos en relación con los demás a través del tiempo. Otra cosa es qué idea de amistad tiene cada época, ideología, entorno político.
Así, hay muchas formas de entender la amistad
Habrá entornos sociales que entienden que la amistad correcta es aquella que se ejerce y practica de una determinada manera. Antes hablábamos de relaciones de género, podríamos hablar de relaciones de edad, podríamos hablar del clasismo que muchas veces se expresa a través de quien puede ser amigo de otro o no. Ha habido amistad entre amos y sirvientes, entre señoras y criadas, entre personas llegadas, emigradas, con personas que tienen su entorno de vida consolidado donde viven. Ahora no lo pregunto a nivel concreto, lo pregunto desde la norma social. ¿Qué está bien visto?, ¿qué está mal visto y qué no?, ¿qué es sospechoso y qué no?, ¿qué es aceptado y qué no?, ¿con quién se puede ir?… La experiencia que todos hemos tenido en algún momento de presentar un nuevo amigo a los amigos de siempre. Muchas veces se alteran cosas, porque quizás esa nueva amistad responde a códigos sociales, a encuentros, a cosas que hemos vivido que no respondían al mundo en el que un determinado grupo se reconocía como amigo. Yo creo que aquí sí que hay conflictos ideológicos, hay conflictos de clase, hay conflictos de género. A través de la amistad también se ponen de manifiesto todos aquellos presupuestos que no están necesariamente en las relaciones institucionalizadas, como el matrimonio, el contrato, etcétera, pero sí están en la forma en que la sociedad está organizada jerárquicamente según categorías y según relaciones incluidas y excluidas también dentro del campo de la amistad.

¿Amistad y deseo sexual son compatibles? ¿Cómo se relacionan?
Yo no lo responderé individualmente hacia las vidas y las decisiones de nadie en concreto, pero es evidente que una de las normas de estas que hablábamos o de las pautas que socialmente se han dado por válidas durante mucho tiempo es que de algún modo la amistad excluye o, dicho de otro modo, el deseo o las relaciones sexuales ponen en peligro las relaciones de amistad. Hay algo que de algún modo es disyuntivo y no inclusivo entre el mundo del deseo, el sexo, y ya no digamos el enamoramiento y el vínculo amoroso, y lo que sería el terreno de la amistad. Tiene que ver con el orden social, con quien puede ser parte de los vínculos de unos y otros bajo unas formas de reconocimiento u otras, lo que entendemos por pareja, lo que entendemos por vínculo afectivo, por vínculo amoroso.
Este orden social ¿cambia según cada generación?
Las generaciones más jóvenes esto lo están cambiado muy rápido y muchas de estas separaciones dicotómicas que había organizado el orden social hasta ahora, el mundo masculino, el mundo femenino, la heterosexualidad, la homosexualidad, y la sexualidad entendida como lo que abre la puerta a un determinado tipo de vínculos están moviéndose hoy en día a una velocidad muy rápida y espero que haya voces que puedan escribir historias en sentidos muy distintos a los que hemos conocido tradicionalmente y ya está pasando en la literatura, el cine y el pensamiento en general. La amistad está hecha de lo que al menos dos personas quieran vivir llamándose amigos, pues a partir de ahí lo que pueda incluir la amistad lo sabrán los amigos.
La amistad está hecha de lo que al menos dos personas quieran vivir llamándose amigos
¿Tiene muchos amigos o amigas?
Ni muchos ni pocos. La vida se vive a través del tiempo y ha habido etapas de amistades confortables, etapas de soledad, formas de estar en la amistad que yo no asocio al confort o a la comodidad sino a una búsqueda, a una pregunta, una inquietud y entonces son difíciles de cuantificar cuáles son las verdaderas amistades. Hay quien dice que siempre son pocas. Yo no lo sé si son pocas o muchas. Pienso que la vida es muy larga y a mí me afecta la importancia de los encuentros y en este sentido pienso que cada amistad corta o larga, de uno u otro tipo, deja una marca, deja una irreversibilidad. No son gente que ha circulado por mi vida y ya está.