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¡Desconecta la pantalla, ¡conecta con la salud! es el mensaje de impulso de una campaña en las redes que el Hospital Universitario de Bellvitge (Barcelona) ha preparado para concienciar sobre el peligro del uso en exceso de las pantallas.
Sacrificar otras actividades, descuidar tareas y los cambios de humor, si estas no se pueden usar, son algunos de los indicadores de que el uso de las pantallas está ocupando demasiado lugar en la vida de alguien y no son solo un complemento o útil puntual como debería ser.
Algunas de las orientaciones que se dan en la misma campaña del Hospital de Bellvitge son evitar el uso de las pantallas antes de ir a dormir, realizar actividades recreativas no relacionadas con redes sociales y pantallas y limitar el tiempo recreativo con estas de acuerdo con las recomendaciones por edad. La Unidad de Juego Patológico y otras adicciones no tóxicas y el Centro de Salud Mental Infantil y Juvenil (CSMIJ), división de Salud Mental de la Fundación Althaia, Red Sanitaria Asistencial de Manresa, elaboraron una Guía para el uso adecuado y prevención de la adicción a las pantallas en niños y adolescentes. En ella, se dan consejos y pistas para detectar casos en los que el uso de las pantallas puede estar interfiriendo en la salud de los menores. También se dan datos como, por ejemplo, que: más de 2 horas de pantallas está asociado a más problemas depresivos y de ansiedad en niños y adolescentes o que está demostrado que cuarenta minutos diarios de actividad al aire libre está relacionado con mejor salud física y emocional. Para realizar esta nutrida guía de sugerencias para el bien de la salud infantil y juvenil, se contó también con la colaboración del Servicio de Oftalmología de la Fundación Althaia, porque otro factor que el abuso de pantallas está comportando es la miopía, por el hecho de haber dejado de enfocar de lejos. Se prevé que en 2050, un 80% de las personas tendrá miopía a causa del exceso de uso de las pantallas. En China el 72% de los estudiantes de secundaria ya la tienen.
Otra información de la guía de los profesionales de salud mental es que el uso de pantallas en edades tempranas ha comportado el incremento de casos de alteraciones visuales transitorias y permanentes como el cansancio visual, cefaleas, tics palpebrales, visión doble, mareos, pérdida de la visión en 3D y miopía. También se afirma que, a más tiempo de utilización de pantallas, hay más riesgo de problemas físicos (obesidad, problemas musculoesqueléticos, cardiovasculares…) y un mayor índice de problemas emocionales y de conducta.
Señales de adicción
Desde el Servicio de Psicología Clínica del Hospital Universitario de Bellvitge, la especialista Mónica Gómez, adjunta de este servicio de la Unidad de Juego Patológico y Adicciones Conductuales precisa que, en realidad, la adicción es a mirar las redes sociales, vídeos y videojuegos, no adicción a las pantallas.
Gómez lleva más de veinte años trabajando como psicóloga en el campo de las adicciones. Explica que en la unidad donde trabaja atienden “toda clase de adicciones conductuales, también a la compra compulsiva, aunque no hay conclusiones con peso, ni patrón reconocido por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA), ni por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para decir que es una adicción, pero sí que la tratamos en ámbito ambulatorio”.
Cuando hay una adicción a los videojuegos –dice la psicóloga– “se da una pérdida de control de las veces que se juega y de la duración de cada episodio, y se prioriza esta actividad, y se dejan otras actividades, como el deporte y los estudios. Por lo tanto, hay un impacto negativo, por las consecuencias negativas de la persistencia”. Estos puntos los recoge el patrón de la OMS que determina la adicción a los videojuegos. Mónica Gómez apunta que “la sintomatología debe persistir al menos durante doce meses para ser considerada adicción”.
La psicóloga también puntualiza que “la pérdida de control en este tipo de adicción tiene mucha similitud al consumo de sustancias adictivas, por eso se considera adicción conductual. No hay consumo de sustancias, pero sí dependencia”.
En la Unidad de Juego Patológico y Adicciones Conductuales, el 15% de los pacientes adultos acude por adicción al juego, como motivo principal, y un 15% de estos pacientes tienen antecedentes de adicción a los videojuegos en la adolescencia y la juventud. Tal como precisa Gómez, queda aún mucho por estudiar la adicción a los videojuegos.
Prohibición de pantallas en las escuelas
El inicio de curso con la prohibición de los móviles en los centros quiere ser un paso en la depuración de este sobreconsumo de pantallas por parte del alumnado. “Es evidente que atender una pantalla implica focalizar la atención, por lo tanto, el uso del móvil afecta a la concentración y las funciones cerebrales, con aspectos que tienen que ver con temas emocionales”, expone la psicóloga del Hospital de Bellvitge. Ahora bien, también indica que “no solo es una cuestión de escuelas y familias, sino un tema global y muy complejo porque todos los adultos y nuestra sociedad vive con mucha presencia de pantallas”.
De todas maneras, Gómez recalca que “no todo el mundo que usa mucho las pantallas desarrolla una adicción. Es más probable que se dé un uso problemático, que no una adicción, que implicaría jugar mucho, pero con una afectación parcial del rendimiento académico o la producción laboral, pero que no llega al patrón de descontrol”.
En conclusión, y sin ser alarmistas –afirma la psicóloga– “considerando el perfil joven, niños y adolescentes, aunque se denominen nativos digitales no significa que tengan capacidades para regular los contenidos y es recomendable un acompañamiento por parte del entorno familiar para consolidar aspectos críticos, ayudarles a poder elegir el contenido y que este sea de calidad y que puedan desarrollar una capacidad crítica, del tiempo que le dedican, del contenido que ven y que se fomente no dejar de lado otras actividades familiares, como el ocio, el deporte, y de todo”.
En la unidad de Bellvitge tratan pacientes a partir de los catorce años. El perfil de paciente joven va de los catorce hasta los veinticinco años. Desde 2005 y hasta 2024 un 13% de los casos atendidos tuvo esta edad. Prioritariamente, el 71% de las consultas son por adicción al juego y un 17%, a los videojuegos. Habitualmente, son hombres con estudios primarios y secundarios y, si juegan, lo hacen en máquinas tragaperras, apuestas deportivas o en casinos. Según comenta la psicóloga Mónica Gómez, “normalmente tienen un perfil de carácter impulsivo, son impacientes, toleran mal los aspectos rutinarios, y tienen tendencia a buscar situaciones innovadoras. También se frustran con facilidad, tienen dificultad para tener relaciones interpersonales estables y para establecer metas personales, y todo esto les comporta vulnerabilidad”.