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Es indudable la revolución que supuso en su día el estreno de la película La guerra de las galaxias (Star Wars, 1977), con guion y dirección de George Lucas. La producción fue el inicio de una saga que dura hasta nuestros días, con un nuevo impulso después de que el director y productor vendiera su compañía, Lucasfilm, a Disney en 2012 por más de cuatro mil millones de dólares. Aunque el origen de ese imperio estuvo cimentado en una decisión que parecía arriesgada para todos menos para él: bajarse notablemente el sueldo de director, a cambio de conservar los derechos de posibles secuelas que pudiera haber en el futuro y de licencias que pudieran surgir de productos comerciales, como juguetes, ropa o complementos. La productora Fox se arrepintió para siempre de haber aceptado esas condiciones, no volvería a cometer un error semejante en el futuro (como con la saga Alien, por ejemplo).
La realidad es que nadie se esperaba un éxito tan descomunal y global, ni siquiera los que estaban involucrados en la producción de La guerra de las galaxias. Por eso, cuando Lucas se dirigió a los principales fabricantes de juguetes en Estados Unidos, estos le dieron la espalda, rechazando algo que hasta ese momento era inédito: que una película indujera la compra de juguetes de forma masiva. La empresa que adquirió los derechos de la licencia de Star Wars fue Kenner Products, que los fabricó entre 1978 y 1985 en una primera etapa. Vendieron más de trescientos millones de unidades solo en ese período, con más de cien juguetes únicos, convertidos hoy en día en verdaderos tesoros para los coleccionistas. El dinero ingresado permitió a George Lucas crear su propia compañía productora, de ahí que las siguientes películas de la saga se consideran películas independientes, puesto que no había un gran estudio detrás. Ese es el motivo por el que Lucas cedió la dirección de las dos siguientes películas, para poder centrarse en la producción y en la creación del imperio empresarial.

La empresa estadounidense Mattel, fundada en 1945, fabricante entre otros juguetes de la muñeca Barbie, creada en la década de los cincuenta, fue una de las que rechazó la oferta de Lucas, en una época en que la empresa vivía unos momentos convulsos con su directiva. El sorprendente éxito de ventas de los juguetes de Star Wars iniciaba una nueva forma de promocionarlos, donde la ficción jugaba un aspecto fundamental, en una época en que se retroalimentaban el cómic y el cine de forma notoria. Un buen ejemplo fue la producción de la película Conan, el bárbaro (Conan the Barbarian, 1982), dirigida por John Milius con guion de Oliver Stone, interpretada por un culturista: Arnold Schwarzenegger. El personaje creado por el escritor estadounidense Robert E. Howard (1906-1936) estaba triunfando en el cómic desde hacía años, impulsado por la editorial Marvel.
En ese contexto, Mattel decide crear su propia universo de ficción a principios de los ochenta: Masters of the Universe (conocido por su acrónimo MOTU). Protagonizado por un musculado héroe, He-Man (precisamente, el origen del nombre proviene de reinterpretar el término «hero», héroe en inglés), que debe proteger a su planeta Eternia de los ataques del maléfico Skeletor, con una mezcla de fantasía y ciencia ficción en el relato. Las figuras se lanzaron con un tamaño ligeramente superior a las de Star Wars, lo que las hacía más visibles en los escaparates, una baza de diferenciación importante desde un punto de vista comercial. Aunque faltaba una historia para saber quiénes eran esos personajes. La solución fue incorporar unos minicómics en la misma caja del juguete. Unos minicómics que la editorial Mostros acaba de anunciar que publicará a partir de noviembre de 2025, recuperando los cómics originales de Masters del Universo, una colección que ha tenido siempre una publicación esporádica en castellano.

El éxito de la nueva colección de juguetes se dispararía con la irrupción de la primera serie animada de ese universo: He-Man y los masters del universo (He-Man and the Masters of the Universe, 1983–1985), creada por el estudio Filmation, que produjo dos temporadas con ciento treinta episodios en total, de poco más de veintidós minutos cada uno. Dirigido en su concepción a un público infantil y, seguramente, masculino, su popularidad se extendió a jóvenes y adultos, incluido público femenino. Un buen ejemplo de ello fue el impulso de su adaptación en una película de acción real: Masters del universo (Masters of the Universe, 1987), dirigida por Gary Goddard e interpretada en su papel principal por el imponente actor sueco Dolph Lundgren, aunque su gran fracaso comercial pararía muchos proyectos audiovisuales, al menos hasta ahora, ya que se ha anunciado el estreno de una nueva versión en 2026, dirigida por Travis Knight.
El éxito de esa primera serie animada provocó en paralelo un gran incremento de venta de los juguetes de ese nuevo universo diseñado, aunque un dato sorprendió a la compañía: una parte no deleznable de las ventas era realizada por niñas. Mattel decidió impulsar una nueva colección de juguetes que estuviera asociada, de nuevo, a una serie de animación, pero que, en esta ocasión, estuviera protagonizada por un personaje femenino. El resultado asociado fue la producción de la película de animación He-Man y She-Ra: El secreto de la espada (He-Man and She-Ra: The Secret of the Sword, 1985), producida de nuevo por el estudio Filmation, coincidiendo con el final de la etapa de la serie de He-Man. Concebida pensando en un público adolescente, está protagonizada por los hermanos mellizos He-Man y She-Ra, de la que no había constancia de su existencia hasta ese instante. She-Ra fue secuestrada por Hordak, antes maestro y ahora enemigo de Skeletor, que se la llevó al planeta Etheria, donde vivió ajena a su origen, mientras que su familia la olvidó gracias a un hechizo mágico que pretendía mitigar la pena sufrida por su pérdida a los pocos meses de nacer.

La joven Adora descubrirá su verdadera identidad gracias a la espada que le ayudará a convertirse en la Princesa del Poder, She-Ra (el nombre tiene el mismo origen que el de su hermano mellizo, la palabra «hero» en inglés, aunque decidieron feminizarla añadiendo una a final). La película en realidad son los cinco primeros episodios de la serie de animación She-Ra (She-Ra: Princess of Power, 1985-1987), de noventa y tres episodios en total, durante dos temporadas. Este nuevo universo permite expandir las historias de He-Man (que tendría varios cameos a lo largo de la serie), pero, sobre todo, permitía aumentar el número de juguetes a vender, con muchos nuevos personajes y accesorios.
Los dos guionistas que dieron forma a ese universo y al perfil de su protagonista ya venían trabajando juntos en la serie de animación de He-Man. Larry DiTillio (1948-2019) y el mítico Joseph Michael Straczynski, ahora un reconocido guionista de televisión, cine y cómic, pero que debutaba en el sector precisamente en estas series animadas. Straczynski abandonaría la serie de She-Ra en la segunda temporada, por discrepancias en la forma en que se reconocía su trabajo. Aun pasarían unos años antes de que triunfara con la serie Babylon 5 (1993-1998), o en los cómics de superhéroes de Marvel y DC.

Los creadores de She-Ra idearon un argumento completamente diferente al ya conocido de He-Man. Mientras él protegía Eternia de los constantes ataques de Skeletor, ella se enfrentaba a un conflicto muy distinto. Etheria no era un mundo libre que había que defender, sino un reino ya conquistado, dominado con puño de hierro por Hordak y su ejército de villanos. Esto convertía la historia de She-Ra en una lucha de resistencia, con la Gran Rebelión enfrentándose a un enemigo mucho más poderoso y omnipresente. Y sí, los guionistas han reconocido en entrevistas que se inspiraron en el mismo concepto que aparecía en Star Wars. Si bien He-Man y los Masters del Universo tenía su dosis de heroísmo y acción, La Princesa del Poder aportaba un tono más dramático, con un trasfondo de lucha contra la opresión y la injusticia. Los poderes y las armas de She-Ra también eran peculiares.
Larry DiTillio, guionista de la serie original, y creador de la mayoría de los personajes, se refirió a este juego de diferencias y similitudes: «Me preguntan mucho por la diferencia entre She-Ra y He-Man. Teníamos una maquinaria perfectamente engrasada trabajando en Filmation, así que la transición a She-Ra fue fluida. Podíamos contar nuevas historias con algo de romance. Podíamos hacer cosas más cómicas, además de las escenas de acción. Ella era maravillosa, con una gracia imponente. Y solía decir: “¡Por el honor de Grayskull!”», aunque en la versión doblada al castellano mantuvieron la versión de He-Man, que se había hecho muy popular: «¡Por el poder de Grayskull!». La nueva propuesta animada consiguió un impacto muy positivo en las ventas de juguetes, y para consolidar el nuevo universo extendido, decidieron producir un especial de Navidad para televisión de cincuenta y un minutos que, de nuevo, unía a los dos hermanos en el título, situándolos a un mismo nivel: He-Man y She-Ra: Especial Navidad (He-Man and She-Ra: A Christmas Special, 1985), una iniciativa que, sin duda, contribuyó a aumentar las ventas de juguetes y accesorios en la campaña navideña, un éxito que se repitió en los siguientes años en los diferentes países donde se estrenó.

Diábolo Ediciones ha publicado el libro She-Ra. Ella tiene el poder (2025), del escritor, ilustrador y músico José Antonio Godoy, más conocido por su nombre artístico, Tsukino. El ensayo realiza un análisis de la contribución del personaje She-Ra en la cultura popular, convirtiéndose desde su debut en un símbolo de fortaleza para la mujer, destacando por su personalidad y valores, con un gran sentido de la justicia. Una heroína fuerte e independiente que serviría de inspiración en la ficción a un nuevo tipo de protagonista femenina, empoderada y guerrera, unas características que se han podido ver en la nueva versión de la serie original, producida por DreamWorks y distribuida por la plataforma Netflix: She-Ra y las princesas del poder (She-Ra and the Princesses of Power, 2018–2020), cinco temporadas con cincuenta y dos episodios en total. Creada por Nate Stevenson, recupera la esencia del personaje, desarrollando nuevas tramas. El nuevo éxito de esta serie animada ha relanzado los rumores de una posible adaptación en imagen real, muchas veces anunciada en las últimas décadas, sin que se culmine su realización, hasta ahora.
«Esta nueva versión reimaginó la historia y los personajes, alejándose del universo de He-Man para enfocarse en una narrativa más introspectiva y emocional. Aunque esta reinvención conquistó a una nueva generación, los fans de toda la vida siguen recordando con cariño a la She-Ra original, la indomable guerrera que luchaba por la justicia, la libertad y el poder de la verdad. She-Ra no fue solo un personaje más en la historia de la animación, fue, es y seguirá siendo una leyenda. Una heroína que demostró que la fuerza no solo viene de los músculos, sino también del corazón, la inteligencia y la valentía», afirma Godoy en su ensayo, en el que realiza un exhaustivo análisis del personaje y su universo, incluyendo los juguetes, los minicómics, las serie animadas y los cómics publicados, así como referencias a algunos de los productos protagonizados por He-Man. Con un enfoque más próximo al género de espada y brujería, la primera serie que sirvió para dar a conocer al personaje de She-Ra estaba dotada de una estética vibrante y estilizada, con un elenco de personajes secundarios bien definidos que dotaban de profundidad a la historia.
La bajada de las ventas de los juguetes lastró la segunda temporada de la serie, hasta su final definitivo. Y aunque muchos atribuyeron esa caída al hecho de que no había gustado esa representación femenina de los héroes, la realidad fue mucho más tangible: en la producción de los juguetes se decidió fabricar el mismo número de todos los modelos, lo que acabó provocando una saturación de personajes secundarios sin vender en las tiendas, mientras las familias buscaban los juguetes de los personajes principales, que estaban agotados. La ficción ayuda a las ventas de productos comerciales, pero hay que saber interpretar y gestionar los números de forma correcta en el momento de planificar la producción de la fábrica.



