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En un momento histórico marcado por la polarización, la desinformación y el avance de discursos que amenazan los valores democráticos, El Diario de la Educación reafirma su compromiso con la verdad, la justicia social y la educación pública. En tiempos en los que el mundo libra una auténtica guerra cultural —una batalla por el sentido de la libertad, los derechos humanos y la dignidad—, este medio se ha consolidado como una herramienta al servicio de quienes creen en la escuela como espacio de emancipación.
Pero para seguir siendo una voz independiente, libre de presiones políticas, necesitamos el apoyo de nuestra comunidad lectora. La única manera de garantizar esa independencia y de sostener este proyecto es a través de las suscripciones. Cada persona que se suscribe se convierte en parte activa de esta defensa colectiva de la educación y de la democracia.
Diez años después de su nacimiento, El Diario de la Educación celebra una década de compromiso periodístico y pedagógico con la publicación de su nueva revista, un monográfico titulado “En defensa de la democracia, los derechos humanos y la educación”, que reafirma la vocación que dio origen al medio: informar con rigor y espíritu crítico sobre aquello que da forma al futuro común, la educación.
El curso 2015-2016 marcó el comienzo de una aventura colectiva que apostó por unir periodismo y educación en defensa de la democracia y los derechos humanos. Hoy, una década después, el contexto mundial es más adverso: conflictos, desinformación, desigualdad y el avance de los discursos reaccionarios cuestionan los valores democráticos dentro y fuera del aula. En este escenario, El Diario de la Educación reivindica, a través de este nuevo número, el papel del periodismo y de la escuela como trincheras de pensamiento libre, espacios de resistencia y de esperanza.
“Han sido años difíciles, de navegar en contra de vientos reaccionarios dentro y fuera del aula”, recuerda el editorial de la revista. Pero también han sido tiempos de esperanza, “porque somos más quienes estamos comprometidos con el derecho a una educación universal, inclusiva y crítica”. Ese espíritu impregna las más de 120 páginas de la publicación, que ofrece una panorámica amplia de los desafíos contemporáneos: del resurgimiento de los autoritarismos a la defensa de una educación que forme ciudadanos demócratas y comprometidos con los derechos humanos.
Sumario de la revista
Este nuevo ejemplar de nuestra revista en papel se estructura en tres partes bien definidas.
La primera parte, titulada “Tiempos oscuros para la democracia y los derechos humanos”, aborda la regresión democrática que vive el planeta. Josep Carles Rius, presidente de la Fundación Periodismo Plural (editora del periódico) abre el número con un extenso análisis sobre la amenaza global del fascismo contemporáneo y el papel del odio como motor político, desde Putin y Trump hasta Netanyahu. Le siguen piezas que exploran los límites de la humanidad en Gaza, el papel de Estados Unidos en el nuevo orden internacional o la necesidad urgente de una educación antifascista. En estas páginas resuena una idea central: sin educación crítica y sin memoria, la democracia se vuelve vulnerable.
La segunda parte, “Aires reaccionarios dentro y fuera del aula”, traslada la mirada al ámbito educativo. Reúne reflexiones y reportajes que desmontan los discursos antipedagógicos, defienden la universidad pública y denuncian las políticas que erosionan la educación democrática. Desde Jaume Trillas hasta Mª del Mar Sánchez Vera, pasando por Juan Carlos Yáñez o Miguel Soler, los autores analizan cómo el conservadurismo educativo, disfrazado de “neutralidad” o “sentido común”, se traduce en desigualdad y en ataques a la escuela pública. Este bloque plantea una pregunta crucial: ¿Qué educación queremos cuando las certezas se tambalean y los derechos retroceden?
La tercera parte, “Aún hay esperanza: la hora de plantar cara”, se abre a las propuestas y experiencias que alimentan la resistencia pedagógica. Voces como las de Enrique Javier Díez, Jaume Martínez Bonafé, Francesc Imbernón, Guadalupe Jover o Pablo Gutiérrez de Álamo (director del periódico) comparten estrategias, testimonios y herramientas para mantener viva la llama del pensamiento crítico. La revista reivindica el poder transformador de la escuela, la participación democrática en los centros y la necesidad de fortalecer el vínculo entre alumnado y profesorado como base de todo aprendizaje.
Diez años de periodismo independiente
Más allá de su contenido, este número simboliza la madurez de un proyecto que ha resistido los embates del tiempo y de las modas informativas. El Diario de la Educación, editado por la Fundación Periodismo Plural, nació con la convicción de que el periodismo no puede ser ajeno al futuro educativo ni a las amenazas que se ciernen sobre los derechos sociales. Diez años después, esa convicción se traduce en una comunidad de docentes, investigadores y lectores que entienden la información como una herramienta de transformación.
El editorial lo resume así: “Entendemos que es más necesario que nunca crear islas de credibilidad, de confianza, donde encontrarse para reflexionar juntos; donde informarse con rigor y veracidad; donde compartir ideas, consejos y experiencias”. La revista Derechos es precisamente eso: una isla de credibilidad en medio de un océano de ruido y desinformación. Un espacio donde la palabra y la educación vuelven a encontrarse para resistir al cinismo y para defender, con lucidez y esperanza, los valores democráticos.
El décimo aniversario del Diario es también una invitación a mirar hacia el futuro. A seguir tejiendo una red de profesionales de la educación y del periodismo que crean en el poder de la palabra, de la reflexión y del aprendizaje compartido. Porque la educación no es solo un ámbito de la vida social: es el terreno donde se siembran o se destruyen las democracias. Como decíamos en el vídeo con el que saludamos por primera vez a la audiencia, la educación es cosa de todos.
Suscripciones vitales
Hoy más que nunca, cuando el mundo se debate entre la manipulación y la búsqueda de la verdad, necesitamos reforzar este proyecto común. El Diario de la Educación no responde a intereses empresariales o partidistas: solo depende de su comunidad lectora. Cada suscripción es una apuesta por la independencia, por el pensamiento libre y por el derecho a una información educativa honesta. Si creemos que la educación es la mejor herramienta para transformar el mundo, sostener este medio es también una forma de educar en democracia.
Y, como concluye el equipo editorial, “este proyecto solo tiene sentido si lo construimos juntos”. Esa es, quizá, la mejor lección que deja una década de periodismo comprometido con la educación: que la defensa de los derechos empieza en las aulas, pero también en la manera en que elegimos mirar y contar el mundo.


