En el corazón de Europa, la educación artística y cultural emerge en el camino hacia un desarrollo estudiantil integral. Más que una simple asignatura, se revela como una herramienta poderosa, capaz de cultivar la creatividad, el pensamiento crítico, la comunicación fluida, la colaboración y una profunda conciencia cultural. Un reciente eurobarómetro sitúa la cultura como el máximo valor compartido entre la ciudadanía europea.