Las escuelas de segunda oportunidad (E2O) hace años que forman parte del panorama educativo, aunque no está tan claro que lo sean del sistema educativo. Son escuelas situadas en los márgenes, como sus alumnos, normalmente adolescentes que han dejado colgados prematuramente los estudios y a los que algunas entidades sociales intentan dar una alternativa. En España se creó hace tres años la Red Española de Escuelas de Segunda Oportunidad, de la que forman parte 39 centros, todos ellos nacidos de la iniciativa privada, de las cuales 7 están situados en Catalunya. Las administraciones han reconocido el valor de estas escuelas, las han reconocido y subvencionado, pero por primera vez una administración pública ha decidido crear una.
La iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona tiene, por ahora, un alcance limitado. En este primer curso acogerá 30 alumnos, y el próximo curso incorporará 30 más hasta un total de 60. Teniendo en cuenta que, según Miguel Ángel Essomba, comisionado de Educación del Ayuntamiento, los estudios estadísticos concluyen que sólo en la ciudad de Barcelona hay 17.000 jóvenes de entre 16 y 24 años que ni buscan trabajo ni se encuentran en ningún proceso formativo, no parece que esta escuela pueda poner fin a un problema social estructural. En la presentación de la escuela, que ha tenido lugar esta mañana, Essomba ha recordado que hay otros programas dirigidos a este colectivo (Plan Joven del Consorcio de Educación, Programa Infórmate de la dirección general de Juventud, Programa de Nuevas Oportunidades del Departamento de Trabajo…),
De momento, la E2O municipal ya camina: están ultimando las obras de rehabilitación del inmueble que ocupará en el antiguo CAP del barrio de Navas (San Andrés), se ha hecho un concurso público y la gestión se ha adjudicado a una UTE formada por Salesianos Sant Jordi y la Fundación el Umbral (dos de las entidades catalanas con una larga trayectoria en este ámbito), y ya tiene un equipo de profesionales preparando el proyecto educativo para los primeros 30 alumnos, que saldrán de los radares de las administraciones que amparan la iniciativa: el Consorcio de Educación de Barcelona, Barcelona Activa y el Instituto Municipal de Servicios Sociales.
Según Emilia Andreu, gerente del Instituto Municipal de Educación de Barcelona (IMEB), el Ayuntamiento ha invertido 550.000 euros en la adecuación del local y 1,2 millones en la licitación del servicio durante dos años. Para José María Usón, presidente de la Asociación Española de Escuelas de Nuevas Oportunidades ( MyE2O ), la iniciativa del Ayuntamiento es una muy buena noticia, «ya que abre la puerta a que otros ayuntamientos importantes hagan lo mismo paso».
Reconocimiento, acreditaciones y viabilidad
Una vez sea un recurso más conocido, la demanda está asegurada. En el caso del Umbral, la institución de Cornellà que dirige Begoña Gasch, la matrícula para el próximo curso contaba con 250 plazas para mayores de 16 años, pero han recibido 550 solicitudes. En los 15 años que lleva funcionando este centro han pasado cerca de 4.000 adolescentes. Seguramente por eso, en la presentación del E2O municipal, Gasch ha reivindicado que las escuelas de segunda oportunidad «formamos parte de la efervescencia educativa que vive el país, hemos llegado hasta aquí por conciencia, voluntad e inteligencia estratégica».
«El reto es garantizar la sostenibilidad económica de los proyectos -ha advertido Gasch-, y por eso hay que avanzar hacia un trabajo interdepartamental, en el que tomen parte los departamentos de Educación y Trabajo y los municipios, y que la administración acredite con certificados estos recorridos formativos. Hasta ahora no ha habido voluntad política de hacer un reconocimiento explícito de estas escuelas y de los recorridos que necesitan estos jóvenes «.
Una metodología basada en el acompañamiento personal
Las escuelas de segundas oportunidades no son centros escolares convencionales. Su acción se basa en conocer muy a fondo la persona, a fin de orientarla y acompañarla en su reintegración dentro del sistema educativo o, en el caso de los alumnos mayores, directamente al mercado laboral, a través de un itinerario personalizado. En realidad, para la mayoría de los alumnos son el centro que les da la primera oportunidad. Se trabajan las emociones y la autoestima, se diseña un plan personal de trabajo para cada alumno, se le intenta conectar con otros recursos formativos que tenga el entorno, también se hace un trabajo específico con sus familias … En Barcelona todo esto deberá hacerse en dos años. Gasch reconoce que en Cornellà estos itinerarios suelen ser más largos, y que han llegado a tener alumnos durante cinco años.