Ser mujer en el siglo XXI no ha sido tarea sencilla, se consideraba que este siglo sería el verdadero tiempo de los cambios en las estructuras sociales, sin embargo; se continúa con la presencia de algunos estigmas por nuestra condición de género. Por eso ser mujer en el siglo XXI implica, en primera instancia, una responsabilidad con nosotras mismas, con nuestro auto-cuidado y, segundo, una responsabilidad con las futuras generaciones, pero sobre todo, requiere de la unidad y del llamado a la sororidad que deberá formar parte de procesos educativos orientados al empoderamiento y la autoestima de las adolescentes y las jóvenes.
Nace el colectivo escolar 20D
Fue la historia de Daniela, una estudiante de 16 años que en 2018 inspiró la iniciativa del colectivo que hoy es una realidad.
Daniela cursaba décimo grado en un colegio público del municipio de San Gil, Santander, Colombia, cuando fue víctima de violencia de género por parte de dos de sus compañeros de clase. Fue ridiculizada públicamente, humillada y violentada verbalmente, al intentar reclamar y pedir la reivindicación de sus derechos, al buen nombre, a la honra y a la dignidad ya que fue doblemente víctima, pues vivió el acoso escolar por parte de sus compañeras mujeres que negaban otras formas de ser y expresarse como mujer.
Esta situación despertó el rechazo y el cuestionamiento de un sector de la comunidad educativa pero, sobre todo, permitió concebir la idea de crear el Colectivo de Formación para el empoderamiento de la mujer desde la escolaridad. El Colectivo Femenino 20D nació el 8 de marzo de 2019 como resultado de la necesidad que se observa de crear espacios para el encuentro, el debate, la reflexión, y la toma de conciencia frente a situaciones como las de Daniela, de desigualdad, discriminación, violencia en cualquiera de sus manifestaciones, así mismo la identificación y rechazo de machismos en cualquier tipo de ambiente.
El Colectivo Femenino 20D se constituyó inicialmente con 20 integrantes de las cuales se han mantenido 15 de ellas. Son adolescentes y jóvenes entre 13 a 17 años quienes, de manera voluntaria, tomaron la decisión de iniciar esta formación y convertirse en embajadoras de la iniciativa.
Sororidades articuladoras de los procesos formativos
La formación con y entre adolescentes y jóvenes se organiza en torno a encuentros que se llevan a cabo cada dos semanas. En cada encuentro se propicia un espacio para el debate, el juego, la celebración y el compartir. Son encuentros relacionales en los que van emergiendo sororidades que devienen formativas.
- Los debates plantean temas relativos a la autoestima, liderazgo, derechos de la mujer, el papel y la lucha de otras mujeres por la conquista de espacios, el autocuidado, autoconocimiento y valoración del propio cuerpo como territorio, y tienen la finalidad de desarrollar habilidades para el empoderamiento femenino, visibilizando la importancia de la sororidad entre mujeres, el apoyo y la ayuda mutua para alcanzar objetivos comunes.
- Los juegos como, por ejemplo, juego de roles, elaboración de cartografías corporales, conversatorios, puestas teatrales, lecturas, permiten desarrollar habilidades propias para el liderazgo femenino, la empatía, la comunicación activa y la escucha activa, especialmente enfocados al destronamiento de estereotipos y el rechazo de situaciones de violencia en cualquier aspecto.
- El compartir se realiza a través de acciones como tardes de encuentros, debates reuniones extra escolares y favorece el fortalecimiento de los lazos de amistad y la cohesión del grupo.
A mediados de 2019, se logró la vinculación de las madres de familia de estas chicas, las cuales desde un inicio han sido muy receptivas, se han motivado con la idea de que sus hijas puedan, de cierta manera, tener la “oportunidad de ser reflexivas, tomar conciencia de su rol social, formarse en pro de los Derechos Humanos, trabajar por la inclusión respetuosa en la vida social y desarrollar un liderazgo proactivo” que quizá ellas no tuvieron la oportunidad de vivir.
Para las madres, el Colectivo Femenino 20D también es un espacio de encuentro relacional que les permite disfrutar de un espacio diferente a sus actividades cotidianas junto a sus hijas. Ellas participan en el Colectivo a través del compartir de sus experiencias, de sus opiniones frente a hechos o situaciones propias de la mujer, su presencia es fundamental pues brinda seguridad y respaldo en sus hijas. Su vinculación contribuye a articular una experiencia intergeneracional dado que las madres aportan a las adolescentes y las jóvenes experiencia y saber hacer.
Las docentes acompañan los procesos y, al mismo tiempo, reflexionan sobre los mismos. Resultado de ello ha sido la constatación de algunos elementos claves en términos de resultados personales y comunitarios.
En lo personal:
- El crecimiento personal manifestado en el amor propio y el cambio de mentalidad que han tenido estas chicas frente a la concepción de su propia identidad como mujeres.
- La valoración, el respeto y el reconocimiento hacia otras mujeres para generar sororidad.
- La toma de conciencia frente a la necesidad de generar cambios en sus entornos próximos desde sus cotidianidades rechazando cualquier comportamiento discriminatorio, violento o machista.
En lo comunitario:
- Durante el primer semestre de 2019, se emitió un programa radial cada dos semanas en la emisora comunitaria la Cometa, editado y presentado por chicas integrantes del Colectivo 20D.
- Nombramiento de una de las integrantes del Colectivo 20D como representante de las juventudes al consejo consultivo de cultura 2021.
Enseñar sororidad es asunto colectivo
El Colectivo 20D nos ha llevado a recordar que las mujeres hemos sido educadas con la mentalidad de “competir” con nuestros pares, siempre pensando en ¿quién es la más bonita, la más inteligente, o quizá la más popular, o la más amable? Los adjetivos y necesidades cambian a medida que las chicas crecen, quedando de manera subrepticia, la idea de que la otra es mi “competencia” a esto es lo que la famosa psicoanalista Julieth Mitchell ha llamado: “La trampa del Patriarcado”. Claramente la primera violencia que hay que erradicar es la que hay entre nosotras. Por esta razón la necesidad de encaminar todos los esfuerzos en colaborar en lugar de competir, crear vínculos de empatía de apoyo entre nosotras mismas, pero de una manera sincera, honesta, creando lazos y relaciones que permitan el crecimiento, el reconocimiento, y la valoración de las demás mujeres, tan intenso como el propio. Es precisamente el amor propio el combustible que permite mover todo esta “máquina” arrancando desde nuestra individualidad llegando a lo colectivo. El estar unidas nos hace más fuertes, no somos competencia, somos hermandad, que compartimos los mismos temores, las mismas ilusiones, los mismos ideales, los mismos sueños por una sociedad libre de cualquier conducta violenta.
Como docentes y mujeres antecesoras de las nuevas generaciones estamos llamadas a forjar desde nuestra naturaleza femenina un gran crisol de transformaciones, de sanas acciones, de construcción de paz, pero sobre todo de sororidad. De esta manera, estamos cumpliendo con esa “deuda” que durante años hemos venido aplazando y es el de educar en la libertad de conciencia, de manera honesta, valiente y sin miedos en nombre de nuestras abuelas, de nuestras madres, de nuestras hijas y especialmente de nosotras mismas. Permitamos con nuestras acciones descubrir, o más bien reafirmar, que es interés común el establecimiento de una comunidad más humana, más amorosa, más amable, menos competitiva, más valiente y decidida.
Es, por todo lo anterior, que se hace importante educar a la humanidad en la sororidad, en autoestima, empoderamiento femenino, desde los primeros años de escolaridad, porque “empoderar a una niña, es avanzar a pasos de gigante hacia la equidad de género”.
BIBLIOGRAFIA:
Bolen Shinoda, J. (2017). Las Diosas de cada Mujer: La nueva psicología femenina. Barcelona: Kairós.
Mitchell, J. (11 de octubre de 2016). Mujeres contra mujeres, la trampa del Patriarcado. Revista virtual Rebelión. https://rebelion.org/mujeres-contra-mujeres-la-trampa-del-patriarcado/