El PP lleva mucho tiempo hablando de la bajada de nivel que supone la EBAU en España. Ya en tiempos del ministro José Ignacio Wert, se ponía en duda la capacidad de seleccionar alumnado de la prueba de acceso a la universidad cuando más del 90 % de quienes se presentan la aprueban. De ahí el aumento de la dificultad que se implantó en su momento.
Con la llegada de Pedro Sánchez y la publicación de la Lomloe, han entrado en juego los criterios de evaluación mediados por las competencias básicas. Esto y el hecho de que un cierto porcentaje de los contenidos que estudias y de los que se examinan chicas y chicos son diferentes según el territorio. Entre un 45 y un 55 % dependiendo de si tienen o no lengua propia.
Según la vicesecretaria de Sanidad y Educación del PP, Esther Muñoz, este acuerdo que les ha llevado cinco meses de duro trabajo, “supondrá que un joven de Lorca, Ferrol o Antequera se enfrenten a los mismos contenidos evaluables, los mismos criterios de corrección, los mismos días de evaluación, en el mismo orden” y conocerán los resultados de las pruebas los mismos días, algo que, ha dicho Muñoz, les habían solicitado desde la CRUE.
Precisamente la Conferencia de Rectoras y Rectores de Universidades Espñaolas ha remitido un comunicado en el que asegura que no puede emitir ninguna opinión sobre el plan porque no conoce su contenido. Sí confirma una reunión con representantes del PP en la que estos les hablaron de su intención de redactar el plan. Más allá de la homogeneización de los exámenes, la CRUE trasladó otra necesidad de que «se igualaran los calendarios de preinscripción y matrícula de toda España». De no ser así «se seguiría generando una situación de desigualdad, quizás incluso más gravosa que la generada por el actual calendario de la EvAU», aseguran en su comunicado.
La CRUE recuerda que «cualquier modificación de una prueba tan compleja como la de acceso a la Universidad debe hacerse desde un enfoque colaborativo con todas las administraciones implicadas y contando, por supuesto, con la experiencia de los vicerrectorados y de los técnicos que gestionan la EvAU dentro de las universidades».
La ministra de Educación, FP y Deportes, Pilar Alegría, así como José Manuel Bar, secretario de Estado de Educación. Ambos han utilizado sus perfiles de X (Twitter) para hacer sendas declaraciones sobre el pacto del PP.
«En educación no puede ir cada uno por su cuenta«, aseguraba Bar mientras que la ministra aseguraba que «España ya tiene una #PAU común, que ahora es también más homogénea».
El PSOE ha emitido una nota de prensa en la que afea la conducta al PP; no solo por este plan de unificación de criterios sino por el hecho de haber salido de los trabajos liderados desde el Ministerio, dicen, en los que se han implicado diferentes actores sociales.
Fruto de estas negociaciones, continúa el comunicado del Partido Socialista, se ha conseguido un modelo “inclusivo y equitativo, con una estructura y características comunes, criterios de evaluación uniformes y, por primera vez, criterios de corrección mínimos comunes para todo el territorio nacional”.
El Ministerio puso en marcha hace unos meses, además, una prueba piloto para testar el examen. En ella participaron hasta 50 centros, eso sí, ninguno de las comunidades gobernadas por el PP, puesto que, dice el PSOE, el partido les había prohibido su participación.
“Una vez más el PP lleva a cabo una maniobra política destinada a generar confrontación y titulares de prensa, sin ninguna intención real de mejorar la educación”, sentencian los socialistas.
Manuel F. Navas, profesor de la Universidad de Málaga y colaborador en procesos de acceso a la universidad en años anteriores, cree que “volvemos a los mismos tópicos falsos e interesados, empleados una y otra vez para justificar este tema porque, en el fondo, representa una crítica al modelo de descentralización educativa”.
Según su punto de vista, “el café para todos es la forma que crea más desigualdad, pero encaja muy bien con el marco de la meritocracia que tan falaz se ha demostrado ser”.
Este docente universitario, además, señala algunas cuestiones en el texto que califica como “errores y omisiones interesadas”. Entre ellas, afirmar que en España existe el distrito único. Es cierto que existe para la matrícula en la universidad, pero no para la realización de las pruebas. Cada comunidad autónoma es la que elabora y diseña los exámenes, “estableciendo los mismos criterios para los mismos exámenes”. “La variabilidad es entre las comunidades autónomas”. Este es uno de los puntos que se han querido corregir con este pacto de las comunidades del PP.
Fernández Navas se hace algunas otras preguntas sobre el documento: “Si tenemos diferentes currículums en función de cada CCAA, ¿de cuál se examina el alumnado? ¿Esto no es desigualdad para el que no ha trabajado ese currículum de origen? Los calendarios de bachillerato son distintos en las diferentes comunidades autónomas y, según el Real Decreto, las universidades tenemos que hablar de la organización de la prueba de forma autónoma. ¿Cómo encaja esto en la EBAU única? ¿Si tan importante es el conocimiento, el nivel y la exigencia cómo casa esto con los que piden que la EBAU solo responda a los contenidos comunes? ¿No será que lo que no se entiende es un sistema educativo descentralizado, pero no se atreven a plantear esta crítica de forma abierta?”.
Navas recuerda que ya existe una prueba con la misma estructura, tipología de preguntas y criterios de evaluación y de corrección. “Lo que no existe es la existencia de las mismas preguntas”.
El acuerdo
El documento, firmado por las y los consejeros de Educación, así como por el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, estipula unas fechas comunes para realizar las pruebas, así como el orden de las materias a lo largo de los diferentes días. También estavlecerá un sistema común de corrección para todas ellas en el que, entre otras cosas, se penalizarán las faltas de ortografía.
Para homogeneizar la corrección en relación al contenido, desde el PP se ha elaborado, aseguran en el documento del acuerdo, una matriz de especificaciones con la que han reoganizado el currículo para concretar los contenidos de las pruebas.
La matriz sirve para, dicen, “organizar cada unas de las asignaturas de la fase obligatoria (…) dividiéndolas en cuatro bloques que responden a las siguientes preguntas: ¿Cuántas partes tiene la prueba? ¿Qué se evalúa en cada parte de la prueba? ¿Qué tipo de actividades hay en cada parte? ¿Qué valor tiene cada parte?”.
También han establecido una serie de estructura y descripción del examen, en el que se incluyen “el tipo de preguntas que pueden aparece, los temas específicos que deben estudiar, y cómo se distribuirán las calificaciones”.