La primera parte de este trabajo se publicó en este mismo blog el 7 de marzo de 2022 y se puede acceder a ella en este enlace.
El docente como profesional del aprendizaje educativo
Aunque ya no seamos ni la única ni la principal fuente de transmisión de información, nuestra tarea docente de tutorización cercana, de estímulo, provocación, testimonio, acompañamiento y guía del aprendizaje personalizado de todos y cada uno de los estudiantes es más necesaria que nunca en esta era de complejidad, incertidumbre y posverdad, especialmente para quienes, por diversas circunstancias, en una sociedad cada vez más desigual, no saben, no pueden o no quieren aprender lo que la escuela les propone.
Nuestra responsabilidad como docentes se concreta de manera prioritaria en el diseño y desarrollo, compartido con los aprendices, de escenarios pedagógicos de descubrimiento y convivencia, donde puedan aprender por experiencia, que la confianza, el diálogo, el apoyo mutuo, la dedicación entusiasta, el cariño y la colaboración de y entre todos suponen la clave de un aprendizaje más rico y profundo y sobre todo más satisfactorio para todos y para la naturaleza.
La docencia educativa en la era contemporánea de la complejidad, cambio e incertidumbre contiene un importantísimo componente creativo en cooperación, bien fundamentado, donde los agentes creadores improvisan juntos, resuenan juntos, se apoyan y estimulan mutuamente, comparten ideales, conocimientos, hábitos, técnicas, ritmos y patrones… y dentro de ese marco compartido y sensibles a los diferentes contextos y aprendices, se mueven libremente dando rienda suelta, en sintonía, a la expresión singular de sus hipótesis, emociones, sentimientos y sueños, conectados al misterio que supone la búsqueda de la belleza, la bondad, el saber.
Una cultura pedagógica que responda a estos nuevos desafíos requiere una nueva forma de concebir la función y el desarrollo profesional del profesorado, siendo conscientes de que aprender a enseñar no es solo aprender modelos, estrategias y teorías es, sobre todo, aprender a conocer, pensar, sentir y actuar como docentes.
Somos los profesionales del aprendizaje educativo. Nuestro compromiso profesional es ayudar a cada aprendiz a construir su propio y singular proyecto personal, social y profesional hasta el punto óptimo de sus posibilidades en las circunstancias que habita. El docente como tutor de personas que aprenden a investigar, experimentar y a vivir y no solamente como tutor de disciplinas, es la clave de la nueva función del docente en esta era digital, global, tan compleja y turbulenta.
Lo verdaderamente decisivo es que el docente tenga claramente asumida la naturaleza tutorial de su función profesional, que entienda que lo que dota de sentido a su tarea es ayudar a aprender, es decir, ayudar a vivir experiencias relevantes de calidad, a construir criterios poderosos de interpretación y hábitos saludables de actuación, en la tormenta de informaciones, en el sunami de estímulos que saturan la atmosfera vital de incertidumbre.
Conviene recordar que una larga historia de investigaciones sobre el desarrollo profesional de los docentes (Cochran-Smith y Lytle, 2019; Darling-Hammond y Oakes, 2019; Korthagen y Nuijten, 2018; Pérez Gómez 2012, 2017 o Zeichner, 2018, por ejemplo), confirma que las cualidades de la práctica profesional como diseño y experimentación en situaciones complejas e inciertas se pueden aprender pero no se pueden enseñar mediante la instrucción, se requiere la experimentación, el ensayo y error disciplinado, tutorizado y cooperativo, la reflexión reposada sobre la propia práctica y el contraste permanente con teorías y experiencias ajenas.
Las cualidades de un docente informado, sensible y responsable tienen tanto que ver con lo que el docente es como con lo que el docente hace, sustentado en dos potentes ejes interconectados: pasión por el saber y pasión por ayudar a aprender. Como proponen McConell et al., (2020), la autenticidad-honestidad, la apertura mental, el cariño, el deseo de saber, el compromiso, el optimismo pedagógico y la sensibilidad humana son las cualidades más importantes de la personalidad del docente. Preocuparse por el aprendiz completo, personalizar la enseñanza, potenciar la autonomía, proponer experiencias de aprendizaje realmente educativas, diseñar contextos educativos democráticos e inspiradores, organizar el currículum en torno a casos, problemas y proyectos, estimular la cooperación y facilitar la creatividad, así como utilizar la evaluación educativa como proceso y ocasión de aprendizaje son las cualidades profesionales más destacadas de su quehacer pedagógico.
Cualidades humanas y competencias profesionales de los docentes contemporáneos
El desarrollo de estas cualidades o competencias pedagógicas requiere enfatizar la formación de profesionales reflexivos y colaborativos por medio de un aprendizaje experiencial. Parece evidente, que el conocimiento práctico del docente, es decir, los esquemas intuitivos y subconscientes de comprensión y de actuación pedagógica, aprendidos en su larga trayectoria escolar como alumno en la cultura pedagógica convencional, solamente se reformulan y reconstruyen mediante la observación y reflexión sobre las propias experiencias prácticas, en los contextos escolares reales, teorizando la práctica y experimentando la teoría, un espacio formativo de experimentación práctica e investigación reflexiva que Zeichner (2018) denomina “tercer espacio”.
En síntesis, me gustaría destacar que la formación de docentes requiere la reinvención del contexto completo de formación, de tal manera que la inmersión a la vez en el escenario escolar y en el universitario, sea desde el comienzo la base de la apropiación vivencial, experimentación intencional, reflexión crítica, investigación rigurosa, intervención creativa y evaluación responsable.
En consecuencia, parece obvio, que el docente debe desarrollar en si mismo las cualidades o competencias clave que pretende ayudar a desarrollar en cada aprendiz y que podemos denominar, para entendernos, competencias profesionales básicas o genéricas:
- Capacidad de comprender, utilizar y comunicar de manera disciplinada, crítica y creativa el conocimiento. La mente científica y artística.
- Capacidad para vivir y convivir en grupos humanos cada vez más heterogéneos. La mente interpersonal ética y solidaria.
- Capacidad para pensar, vivir y actuar con autonomía. La construcción del propio proyecto vital. La mente intrapersonal.
Entre las competencias profesionales específicas de los docentes contemporáneos para desarrollar su responsabilidad como profesionales del aprendizaje educativo y tomando en consideración los planteamientos previos, cabría destacar las siguientes. (puede consultarse un desarrollo más exhaustivo de estas competencias en Pérez Gómez, 2012, 2017 y 2022b):
- Capacidad para analizar, comprender y diagnosticar fenómenos, situaciones, procesos y sistemas educativos. Capacidad para comprender la complejidad y el carácter sistémico. de los fenómenos educativos, individuales y sociales, activos y contemplativos, cognitivos y socioemocionales.
- Capacidad para, en colaboración, diseñar, planificar, desarrollar y evaluar de manera personalizada el currículum, en su ámbito específico del conocimiento. Merece especial atención el cultivo de la capacidad de transposición o transformación didáctica, para concretar el currículum en torno a situaciones, casos, problemas y proyectos.
- Capacidad para crear potentes contextos y comunidades, presenciales y virtuales de aprendizaje educativo. Contextos sociales permeados por los valores éticos de la convivencia democrática, la solidaridad y la justicia social y contextos epistémicos saturados por las exigencias de la investigación científica, la reflexión humanista, así como el diseño y la experimentación artística y técnica.
- Capacidad para autorregularse y desarrollarse profesionalmente, en cooperación, a lo largo de toda lo vida, pues ni el conocimiento, ni las condiciones materiales, culturales y sociales, ni los propios aprendices dejan de evolucionar de manera acelerada y exponencial, para permitir el estancamiento y la obsolescencia del quehacer docente.
Como ya se ha reiterado en este documento, conviene recordar con Sternberg (2015) que no se aprende sabiduría solo leyendo o escuchando, sino experimentando oportunidades de realizar decisiones sabias en una combinación compleja de pensamiento práctico, reflexivo, dialógico y dialectico (Pérez Gómez, 2022b). Por ello, parece imprescindible reformular de manera sustantiva todos los procesos, contextos institucionales, estrategias e instrumentos pedagógicos que intervienen en el largo camino de formación, selección y acreditación del profesorado, diseñados y adaptados para una cultura pedagógica que respondía a otras circunstancias, necesidades y retos sociales tan distintos a los que hoy día nos enfrentamos.
Este marco de competencias profesionales docentes requiere la transformación sustancial de los marcos y condiciones institucionales que hagan posible su desarrollo en la práctica. La cooperación decidida de la escuela y de la universidad, el tercer espacio, para garantizar la teorización de la práctica y la experimentación de la teoría, la exigencia del desarrollo en los formadores de docentes de similares competencias personales y profesionales, la promoción y consolidación de redes de escuelas experimentales que asuman la corresponsabilidad en la formación de los futuros docentes, la modificación sustancial de los procesos de selección, formación inicial y permanente, acreditación y evaluación del profesorado, y la definición del estatuto y trayectoria profesional del docente son elementos institucionales esenciales que deben alinearse con los propósitos de esta nueva cultura pedagógica y de esta nueva consideración del docente como profesional del aprendizaje educativo, cuyas cualidades o competencias hemos intentado analizar y fundamentar en este documento.
Referencias:
Cochran-Smith, M. y Lytle, S. (1999). Relationships of Knowledge and Practice. Teacher Learning in Communities. Review of Research in Education, 24, 249.
Darling-Hammond, L y Oakes, M. (2019) Preparing Teachers for Deeper Learning. Harvard Education Press, Boston.
Korthagen, F.A.J. y Nuijten, E.E. (2018). Core reflection: Nurturing the human potential in students and teachers. In J.P. Miller, K. Nigh, M.J. Binder, B. Novak, y S. Crowell (coords.), International Handbook of Holistic Education (pp.89-99). New York/ London: Routledge.
McConnell, et al. (2020). Lesson Planing with purpose: Five aproaches to curriculum desing. Teachers College Press.
Pérez Gómez, Á. I. (2012). Educarse en la era digital. Madrid: Morata.
Pérez Gómez, Á. I. (2017). Pedagogías para tiempos de perplejidad. Rosario: Homo Sapiens.
Pérez Gómez, Ángel I. (2019). Ser docente en tiempos de incertidumbre y perplejidad. Márgenes Revista De Educación De La Universidad De Málaga, 3-17. https://doi.org/10.24310/mgnmar.v0i0.6497
Pérez Gómez, Á.I. (2022b). “Del conocimiento al pensamiento práctico. La compleja construcción de la subjetividad profesional del profesorado”, en Ángel Pérez Gómez y Encarnación Soto Gómez, Lesson Study. Aprender a enseñar para enseñar a aprender. Morata.
Zeichner, K. (2018). The struggle for the soul of teacher education. New York: Routledge. https://www.routledge.com/The-Struggle-for-the-Soul-of-Teacher-Education/Zeichner/p/book/9781138064096
3 comentarios
Gracias al profesor Angel Peréz por escribir este articulo sobre la función docente asi como la complejidad, responsabilidad que acarrea .
Nos situamos en un contexto educativo, académico, cada vez más diverso, desigual y complejo, donde las relaciones entre docentes y discentes las podriamos definir como relaciones asimetricas y desiguales, necesitamos repensar las relaciones que se establecen en nuestros sistemas educativos por relaciones más justas, más sanas y más positivas.
La pregunta que me formulo una vez leido este articulo es ¿ qué cualidades y competencias tiene que tener un buen docente para trabajar en un escenario cada vez más complejo? A parte de ser un buen comunicador, de transmitir , orientar, acompañar y conocer la materia, necesita estar en constante actualización y fomación docente,tener la capacidad de escuchar al alumnado, como diria Grible( 2020) a ese alumno en soledad, aislado, situarlo en el centro del aprendizaje, sindo la escucha sincera,(Berteins, 2020), un docente con cualidades a parte de enseñar conocimientos, enseñar a pensar al alumnado, por si mismos, a ser reflexivo, consciente, responsable y autoctitico. Necesitamos una Educación que sea más justa, más equitativa , donde las relaciones entre docentes sean más sanas, más positivas, creando un clima acogedor , de convivencia en los centros .
Gracias al profesor Ángel Peréz por escribir este articulo sobre la doble vertiente de la función docente, y de su complejidad, responsabilidad que acarrea .
Nos situamos en un contexto educativo, académico, cada vez más diverso, plural, desigual y complejo, donde las relaciones entre docentes y discentes las podriamos definirlas como relaciones asimetricas y desiguales, necesitamos por lo tanto repensar las relaciones que se establecen en nuestros sistemas educativos por relaciones más justas, más sanas y más positivas.
La pregunta que me formulo una vez leido este articulo es ¿ qué cualidades y competencias tiene que tener un buen docente para trabajar en un escenario cada vez más complejo? A parte de las funcion de ser un buen comunicador, de saber transmitir , orientar, acompañar al alumnado y conocer en profundidad la materia, necesitamos estar en constante actualización pedagogica y fomación docente,tener la capacidad de escuchar al alumnado, como diria Grible( 2020) a ese alumno en soledad, aislado, en los margenes del sistema , darle la voz y situarlo en el centro del aprendizaje, hablamos de una escucha sincera,(Bersteins, 2020), un docente del siglo XXI, que a parte de enseñar conocimientos, enseñe a pensar al alumnado, por si mismo a ser reflexivos, conscientes, responsables y autoctiticos, un docente innovador, comunicador , transmisor, orientador, y empatico
. Necesitamos en este escenario cad vez más complejo , una Educación que sea más justa, más equitativa , donde las relaciones entre docentes sean más sanas, más positivas, creando un clima de dialogo y de escucha sincera, un clima acogedor , de convivencia agradable y positiva, porque es un factor importante a la hora de abordar las materias. Gracias profesor Angel. Un saludo. Margarita de las Nieves Rúa Fernandez.
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Excelente informacion Profesor. Lo felicito y gracias por compartir.