En el CEIP Miguel Hernández de Getafe, al sur de Madrid, la AFA (asociación de familias) propuso y realizó un encierro en el centro educativo durante el pasado uno y dos de abril. El objetivo fue hacer visible ante la sociedad las carencias de recursos de 39 niños y niñas con grandes necesidades educativas. En algunos casos, con más de dos años de espera para que el equipo de orientación educativa de la zona valore su situación, que se les dote de los apoyos necesarios y puedan tener la respuesta adecuada a sus necesidades.
Esta situación es el resultado de las políticas privatizadoras y segregadoras de la Comunidad de Madrid y la lucha en defensa de una escuela pública inclusiva por parte de esa comunidad educativa. “Estamos hablando de miles de alumnos y alumnas afectados por una política educativa lesiva para sus derechos fundamentales. Una política que deja atrás a los más vulnerables, en una región con recursos más que de sobra para atender estas necesidades. No en vano, Madrid es la región que menos dinero invierte por estudiante, y en la que más ha crecido la inversión en educación privada.” (Manifiesto leído en el encierro)
La respuesta de la comunidad educativa ha sido unánime y ha desbordado todas las expectativas de los convocantes, tanto en la preparación como en el desarrollo del encierro que se produjo en el centro educativo. Los que pudimos acompañarlos observamos el acontecimiento desde una perspectiva educativa, ética, política y convivencial.
La perspectiva ética va acompañada de la respuesta al acontecimiento producido por la voluntad y la urgencia de dar una solución justa a una situación límite en que no se puede esperar más. Está en juego la vida digna de los más débiles y, por tanto, la de todo el alumnado. Y la conciencia de ello es muy clara en toda la comunidad educativa de este colegio. Más de 350 personas pasaron la tarde juntas conviviendo y más de 150 pernoctaron en el colegio denunciando de forma festiva y reflexionando, a la vez que compartieron la acción comprometida por una causa justa.
La perspectiva política de urgir a la administración al necesario cuidado de la escuela pública, como el tiempo y el espacio en el que volcar todo lo adecuado para dar una respuesta al derecho a la educación de la mayor calidad a todo el alumnado. ¡Qué exagerados! Fue la respuesta de algunos miembros de la administración, cuando, después de un encuentro donde las demandas del colegio fueron ninguneadas, los miembros de la AFA manifestaron su voluntad de encerrarse en el colegio para hacer pública su situación de abandono por parte de los responsables de las políticas educativas de la Comunidad de Madrid. “Quienes estábamos allí nos quedamos atónitos. Es una exageración defender la educación del alumnado con más necesidades. También lo es levantar la voz cuando los derechos de la infancia se ven vulnerados”.
Sentimos que nos unía una acción necesaria, justa, solidaria, comprometida con nuestros hijos e hijas
En este acontecimiento vivimos-sentimos la conexión y la interrelación entre todos lo que participamos en ella. Sentimos que nos unía una acción necesaria, justa, solidaria, comprometida con nuestros hijos e hijas y los de los demás, que allí nos estábamos cuidando todos/as en un caos desbordado de bondad, de cuidado mutuo, de emoción compartida, de atención a los demás, de la alegría que genera compartir momentos de vida plena de sentido. Esta es la experiencia emocional y emocionante que surge de una comunidad que comparte todos esos valores que nos humanizan. Es la experiencia compartida que caracteriza e identifica a la escuela pública que queremos cuando, como comunidad de cuidado mutuo, nos lleva a comprometernos ética y políticamente en la apuesta decidida por una comunidad educativa entregada al trabajo de una educación inclusiva de la máxima calidad para todo el alumnado.
En estos momentos puntuales, plenos de sentido, es cuando vislumbramos la dirección en la que hemos de caminar para hacer posible lo inédito y avanzar en la búsqueda y consolidación de una escuela pública inclusiva y atenta a toda la diversidad por la que nos preocupamos en el colegio. En este encierro se dio el acontecimiento de la denuncia de una situación de injusticia y el anuncio de que estamos construyendo la escuela que queremos.
La repercusión social en la comunidad local y en la Comunidad de Madrid se ha visto plasmada, previo al encierro, en la difusión de la información bien organizada y, en el propio encierro, en la presencia de muchas personas que se acercaron a dar el apoyo a tan digna y necesaria lucha por la calidad de la educación pública. En la Comunidad de Madrid, según la lista de espera de demanda de tratamiento de atención temprana (0-6 años) tenemos más de 2000 niños sin diagnosticar y sin los apoyos necesarios. ¿Cuántos hay en las demás edades? Las cifras son escandalosas y el silencio ante tanta injusticia es atronador.
En estos tiempos en que los derechos son ignorados y aniquilados por las políticas neoliberales, la respuesta del CEIP Miguel Hernández nos abre una ventana a la esperanza. Es una manifestación colectiva de amor al alumnado más vulnerable y un acto profundamente solidario de toda la comunidad. Es una lección de empatía y compromiso fraterno con los que más lo necesitan. Es, a la vez, un acontecimiento que se convierte en referencia tras los años de recortes, de pandemia y limitación de las actuaciones colectivas a favor de lo común, lo colectivo y lo público. Mientras, las políticas neoliberales siguen actuando a favor de la privatización y mercantilización de los derechos de los ciudadanos. Un ejemplo actual: Se sustrae el dinero que corresponde a la escuela de titularidad pública y se financia con ello el Bachillerato y la FP privados en Madrid. Así se sigue desarrollando un sistema educativo como mercancía que se compra y se vende en el mercado. Los que no lo pueden pagar son excluidos y segregados como inferiores y descartados por el próspero negocio de los mercaderes.
Por eso es necesario que las comunidades educativas de los centros públicos se rebelen y reivindiquen todos los medios necesarios para hacer posible una educación de la máxima calidad para todo el alumnado. Y esta se hace realidad cuando, como en este caso, la comunidad educativa se muestra como una comunidad que cuida a todos y en especial a las criaturas más necesitadas para que puedan avanzar junto a los demás en su desarrollo integral de la forma más plena.
Tienen muy claro que van a seguir luchando, reivindicando y haciendo propuestas con nuevas acciones mientras sus demandas no sean atendidas. Les queda la esperanza de que sus acciones sean la mecha que enciende la llama de la protesta y la propuesta en todos los centros públicos en los que se siguen vulnerando los derechos fundamentales del alumnado. El día 6 de mayo, formando una cadena humana, abrazarán amorosamente su colegio. Siguen su lucha y se afianza nuestra esperanza.