En el año 2022 llegué a España, con una ayuda económica del Programa Iberoamérica+ Asia de la Universidad de Valladolid. La financiación de mi estancia, que se prolongó durante ese año y el siguiente, me permitió desarrollar un máster en dicha universidad, formar parte de un grupo de innovación docente y llevar a cabo un proyecto de investigación. Esa investigación, desarrollada durante los años 2022 y 2023, se centró en la agenda educativa de la denominada nueva extrema derecha (NED, en adelante). En ella analizamos la literatura científica sobre el tema, consultamos a expertos, revisamos programas y guías docentes de materias de Educación Infantil y Primaria y entrevistamos a estudiantes de Magisterio, a los que también propusimos dilemas y situaciones educativas para conocer sus percepciones y sus actitudes.
Mi posición como investigadora quizás revista el interés que pueda aportar una profesora de filosofía que no forma parte del contexto que estudia, pero que se acerca a él con ojos críticos, aspirando en cierto modo a tener el estudio realizado de una perspectiva de lo que Kincheloe y McLaren (2012) llaman investigación partidista, pues dejamos claros nuestros supuestos y nuestra posición y perseguimos, mediante un acto de resistencia, buscar una forma de revelar lo que ocurre, precisamente para frenar ese progreso de la agenda educativa de la NED.
Por ello, lejos de clasificar o juzgar percepciones, en estas líneas intentaré aproximarme a conocer cómo circulan las ideas educativas de la NED en el campo educativo, a partir de las percepciones que sobre ellas tienen estudiantes que inician su formación universitaria en el Magisterio, concretamente en una universidad pública española, como ya se ha indicado. Se realiza desde la conciencia de la amenaza que suponen los discursos de la NED para la construcción de una sociedad democrática y desde la relevancia de la formación inicial del profesorado no solo para el presente, sino también para el futuro de la educación.
La expansión de la NED española y su irrupción en la educación
El crecimiento de la NED se manifiesta en una mayor representación parlamentaria, en el gobierno de algunos países, en un incremento de los discursos de odio y en la proliferación de sus propuestas, algunas de ellas progresivamente normalizadas . El contexto español no escapa a este auge global.
La derecha radical o NED acepta la democracia, aunque la reduce a términos electorales y se opone a “elementos fundamentales de la democracia liberal, de manera muy especial a los derechos de las minorías, al Estado de derecho ya la separación de poderes”. La NED tiene que estar pensada en conexión con el neoliberalismo, pues se articula con “la conjunción entre neoliberalismo como sistema económico, el auge del autoritarismo social y una profundización del reaccionarismo moral”.
La educación no es ajena a esta expansión ideológica y política, pues es una institución social fundamental para la construcción de la ciudadanía. Desde su creación, los sistemas educativos nacionales responden a una intencionalidad política: formar ciudadanía. Esa formación es parte de un consenso social amplio, desarrollado en torno a valores básicos de solidaridad y respeto y generado a partir de los derechos humanos. Para identificar dicho sentido, la NED ingresa al campo educativo con discursos y medidas que buscan propagar su ideología y romper el consenso social.
La agenda educativa de la NED
Existe una agenda educativa (AE) de la NED española. Son diversos los estudios que señalan a la fuerza política Vox como representante español de la NED. Hemos podido identificar, mediante la investigación de estudios sobre el tema y la propia agenda de Vox, que el ideario educativo de la nueva extrema derecha se estructura fundamentalmente en las siguientes ideas: 1) concepción individualista y meramente física de la libertad educativa; 2) concepción individualista y neoliberal de la educación; 3) referencia constante a un enemigo —adoctrinamiento ideológico de escuelas y universidades, de las agendas climáticas globales, de la educación afectivo sexual—; 4) la familia como autoridad y primera protagonista de la educación; 5) carácter nacionalista de las medidas educativas propuestas; 6) negación de la educación afectivo sexual como saber académico y como derecho; 7) concepción de la infancia como propiedad de la familia.
Los estudios concuerdan en que el concepto de “libertad” empleado en la AE de la NED resulta polisémico y confuso, ocultando tras de sí un amplio abanico de sentidos distantes entre sí. La libertad educativa entendida como libertad de elección (elección de contenidos, modelos de enseñanza, temas, centro/escuela) se halla ligada a una ideología de corte neoliberal. Esto resulta una amenaza para la educación entendida como bien común y público y para el sistema educativo, en tanto garantía de derechos y oportunidades para todos.
El veto parental se configura como una amenaza para la construcción de una sociedad abierta de ciudadanos y ciudadanas libres, dignas e iguales, así como una amenaza a la institucionalidad de la educación. Ello se vincula con la educación afectivo sexual (EAS, en adelante) y, junto con ella, los contenidos relacionados con los valores, con el colectivo LGTBI, con la diversidad y con la violencia de género. El rechazo a la enseñanza de dichos temas es explícito en la AE de la NED española , lo que contradice las narrativas institucionales-internacionales, legislativas-nacionales y epistemológicas-críticas, como establecen con claridad algunos estudios.
Dicha agenda, también se articula sobre lo que no dice. Entre los silencios más notorios se encuentran: los Derechos Humanos (a excepción del pretendido derecho de los padres y el derecho a ser educado en español), la idea de “comunidad” educativa, el profesorado —a excepción de un aspecto sobre el acceso a la función docente—, la categoría de democracia, ética y ciudadanía, los niños, niñas y jóvenes como sujetos de derechos, el carácter ideológico y político de la educación y la idea de educación desde un enfoque de derechos. Por último, puede leerse que dicha agenda se presenta, en muchos casos, con formulaciones lingüísticas convincentes y que parecen promover valores elogiables como la libertad. Sin embargo, en la lectura global de los documentos se interpretan como construcciones discursivas tramposas que encubren sentidos y objetivos propios de estas formaciones políticas.
¿Qué piensan los y las futuras maestras?
En este contexto, nos interesaba saber cómo circulan los temas que conforman dicha agenda entre estudiantes de Magisterio. De acuerdo con ello, creamos las condiciones para encontrarnos con grupos de jóvenes estudiantes de una universidad pública española, para conversar sobre ello. Organizamos entrevistas con alumnado de los primeros cursos de los grados de Infantil, Primaria y Doble Grado en Infantil y Primaria. Conversamos acerca de la EAS, los Derechos Humanos, el pin o veto parental y la libertad de decisión de las familias en cuanto a los contenidos ofrecidos en las instituciones educativas.
Acerca de la concepción de la familia y su protagonismo y responsabilidad en la decisión que tiene en la educación escolar de sus hijos, un sector participante en el estudio la considera como principal protagonista de la educación y como ámbito de lo privado que no puede ser afectado por decisiones del Estado. Ello encuentra cierto eco con la mirada de la familia que transmite la NED. Es cierto que consideran que las familias no son totalmente libres de decidir qué se debe enseñar, pero declaran fundamental mantener una actitud de acuerdo constante con las familias y entienden la libertad de educación desde una perspectiva neoliberal: cada cual es libre de elegir lo que quiera . En vínculo con ello, se deja ver una concepción de la infancia como propiedad de sus familias. En este último punto, hay diversidad de opiniones entre el futuro profesorado.
El alumnado de Magisterio considera a la EAS relevante en la educación de los y las niñas, aunque también, una parte de ellos y los estudiantes, la comprende como una dimensión privada de la persona, razón por la que dudan de su obligatoriedad en el sistema Español. Aquí es donde más dudosos y confundidos se escuchan. El tema de la EAS y la incidencia de las decisiones de las familias de los y los educandos presenta el dilema del veto parental. Sobre este aspecto, el estudiantado se muestra en disconformidad con dicha medida, así como en tildar de ideología de género en sentido peyorativo a la EAS. Vemos que el acuerdo unánime acerca de la importancia y necesidad de la EAS, no se traslada y corresponde con la postura acerca de su obligatoriedad. Desde una perspectiva práctica, se buscó colocarlos en situaciones hipotéticas futuras y se evidenció dificultad para pensar y decidir en torno a posibles dilemas morales con los que puede encontrarse un/una docente en el aula al que se le exija aplicar la medida del veto parental. Aquí es importante focalizar: los y las jóvenes reconocen que la EAS es importante para hacerle frente a la “educación” pornográfica y estereotipada que venden los medios de comunicación y plataformas y, además, sus carencias formativas y solicitan tener más formación acerca del tema. Es fundamental comprender que la EAS es un saber académico y no es una opinión o creencia, así como tampoco se trata de un aspecto privado de las personas, pero sí íntimo, que requiere conocimiento y decisión para el vínculo respetuoso con otros .
En relación con el tema de la EAS, existe poca referencia —en algunos casos nula— a los derechos humanos y, más específicamente, a los derechos sexuales y a los derechos de la infancia. Las alusiones han sido relativas al derecho a la libertad. Incluso expresaron tener un conocimiento reducido de los derechos humanos y los derechos sexuales.
Una tarea imprescindible: repensar la educación como fundamento de la democracia
Reconocemos un discurso educativo en construcción, volátil y poroso, y por esa razón no es posible hacer interpretaciones lineales o moralizantes. Y ello es relevante a los fines de conocer cómo dialogan con las agendas políticas, de qué manera circulan determinadas problemáticas entre nuestros estudiantes y repensar los espacios educativos que nos atañen.
Creo que es necesario volver a las preguntas y al diálogo con los fenómenos, para permitirnos sospechar y suspender por un tiempo muchos saberes que creemos obvios y hasta compartidos. También es necesario escuchar lo que tienen que decir los y las jóvenes, dar la palabra, conocer sus percepciones y exigencias y trabajar con y sobre ello.
Estar a la escucha de lo que sucede en nuestras aulas y elaborar nuevos caminos es, en cierta forma, desafiar el algoritmo del neoliberalismo y de la NED, que están ofreciendo salidas en las que no cabemos todos y todas y —sobre todo— desprotegen a Los sectores más vulnerables. Si comprendemos la educación como un ideal, en el sentido que decía Giroux, como proyecto siempre por hacerse, creo que este trabajo ofrece algunas claves y datos con los que pensar, como profesionales de la educación, ese por venir educativo. Es preciso poner las manos a la obra, retomando el compromiso ético con el proyecto público de educación.