En esta ocasión vamos a descubrir a Marta, una toledana de 28 años que, rodeada por una familia valiente y por Rocío, logopeda que la ha acompañado en el proceso, nos cuenta su historia.
Inició la aventura de acceder a la escolaridad en una modalidad ordinaria con apoyos puntuales y realizó un recorrido que ha tenido sus luces y bastantes sombras. Marta y Rocío nos van a describir este recorrido, con lo que conoceremos de primera mano cómo vive este alumnado en nuestras escuelas. Estamos convencidos y convencidas de que su testimonio nos servirá para valorar mejor su situación y para reivindicar una mejora en las políticas por una plena inclusión, aún muy lejanas de la realidad.
Gracias a la generosidad de ambas, que nos han permitido compartir sus vivencias.
Empezamos acercándonos a la biografía de nuestra protagonista, Marta López Torán. Como en tantos casos, la identificación de una niña con su condición de diversidad funcional fue el primer paso de un camino lleno de obstáculos.
La protagonista
La hipoacusia neurosensorial bilateral profunda impidió, desde el principio, el acceso al mundo de los sonidos, ni tan siquiera los audífonos resultaron útiles. Esta historia me hace recordar la de Andrés (nombre ficticio), un alumno que escondió bajo su timidez y discreción su sordera, descubierta por el profesorado de secundaria en un centro que sí se caracterizaba por atender a la diversidad; en aquel caso, los audífonos fueron una solución rápida y relativamente asequible, desde un punto de vista económico y de adaptación por parte de Andrés. Esto nos hace poner el acento en cómo algunas familias se resignan a las dificultades y limitaciones que se les presentan; es ahí donde el apoyo, la empatía y la respuesta responsable de las instituciones cobra una relevancia inexcusable.
Pero volvamos con Marta. Su sordera profunda ha mejorado notablemente con un reciente implante coclear que le ha permitido surfear las olas de la escolaridad obligatoria, contando con su tenacidad, el apoyo de la familia y de un profesorado responsable y sensibilizado con la diversidad.
El salto al “elitismo” del bachillerato, no obligatorio y que tantas veces se descarta como opción para nuestro alumnado con diversidad funcional, fue un punto de inflexión a partir del cual Marta se replanteó un nuevo camino. Muchas veces posturas paternalistas y de pseudoprotección son las que impiden a nuestro alumnado diverso el seguir por la vía del bachillerato. No fue el caso de Marta; ella sí fue orientada hacia este itinerario de formación, no obstante, no consiguió finalizarlo, los obstáculos fueron muchos y de distinta índole. Dejar la lucha contra los molinos de viento que aceleran su ritmo es a veces la manera más inteligente y generosa de replantearse el camino.
Es así como nuestra protagonista gira sus intereses y aficiones hacia el mundo de la sanidad, ella sigue siendo un ejemplo de perseverancia y lucha hacia sus objetivos, lo que le permitió graduarse en dos ciclos de formación profesional, un grado medio de Auxiliar de Farmacia y uno superior de Técnico de Laboratorio.
Aquí habría que destacar la importancia de la normativa. Nos quejamos muchas veces de los cambios legales en el sistema educativo, pero en ocasiones son muy necesarios y, como en este caso, permiten obviar el camino del bachiller para realizar un ciclo superior, facilitando la realización personal y profesional de muchos chicos y chicas de nuestros centros educativos.
La revalorización de la formación profesional está permitiendo un discurso social y académico que sitúa a nuestro alumnado en un punto de partida con un valor añadido de prestigio que antes no se percibía. Actualmente, la Marta de 28 años, con su doble titulación bajo el brazo, está preparando con mucha ilusión y posibilidades en las oposiciones en Castilla-La Mancha y en Madrid. Su objetivo es acceder a un puesto laboral que le sirva como recompensa a todos sus esfuerzos y amplíe su autonomía personal, permitiéndole un proyecto de vida saludable y feliz.
Sí, insisto, en educación ese debe ser nuestro objetivo: pertrechar a nuestros alumnos y alumnas de una educación integral que les permita construir su camino hacia la felicidad; no es una utopía, estamos demasiado acostumbrados a renunciar a la esperanza de un mundo mejor. En CONVIVES no nos resignamos y seguimos pensando que sí es posible: “Yes, we can” que decía Obama, alguien que también sabe de diversidad y de espacios para visibilizarla.
Apoyo necesario
En esta historia tenemos otra protagonista que ha sido nuestra cómplice para acercarnos a Marta, se trata de Rocío Sánchez López, logopeda especializada en deficiencia auditiva con 16 años de experiencia en este campo.
Desde muy joven Rocío tenía claro que se dedicaría a la logopedia, la presencia en su familia de una prima con hipoacusia neurosensorial bilateral profunda fue determinante en su elección; no entendía ni compartía las numerosas barreras y dificultades con las que aquella niña se encontraba en su día a día. Sí entendía muy bien la importancia de las limitaciones que suponía para aquella niña el no acceder al sonido, si no podía escuchar, su capacidad para el desarrollo del lenguaje y del pensamiento estaban cercenadas. Sin embargo, siempre supo ver más allá del silencio e interpretar la intención comunicativa de su prima: “Su mirada lo decía todo, sólo había que estar atenta” y predispuesta a ver más allá de lo inmediato.
Puntualiza, además, un obstáculo añadido, la discapacidad auditiva puede ser invisible, ha habido avances importantes en muchos aspectos, pero aún nos queda un camino muy largo por recorrer para conseguir que las personas con diversidad funcional auditiva superen todas las dificultades y barreras que se encuentran en las instituciones educativas y, en definitiva, en la sociedad.
Ahora ya nos podemos acercar, con más conocimiento del contexto, a la realidad que Marta ha querido compartir en estas líneas.
Marta es hoy una mujer que se siente feliz y contenta porque en lo personal ha ido consiguiendo todas las metas que se fue proponiendo. Hay una asignatura pendiente, que lo es en muchos jóvenes, encontrar un trabajo que sea el apoyo para la autonomía personal completa y el desempeño de una profesión que le permita su desarrollo integral. Cuando queremos que nos señale sus características de personalidad más singulares, nos dice que es una persona responsable, constante, trabajadora y alegre; aunque algo tímida sí le resulta fácil entablar relaciones sociales. Resulta significativo el bagaje de cualidades tan positivas y sin reproches que Marta elige para describirse a sí misma.
En la actualidad, es una opositora con todo derecho y posibilidades en dos ramas profesionales directamente derivadas de su formación académica: Técnica de Laboratorio en la Comunidad de Castilla-La Mancha y Auxiliar de Farmacia para la Comunidad de Madrid. A nosotros y a nosotras, como profesionales de la educación nos reconforta conocer testimonios de alumnado que ha seguido un itinerario formativo exitoso y que está muy cerca de culminar su meta profesional.
Tal y como Marta nos comenta, de una forma disciplinada y constante dedica cinco horas diarias al estudio con el objetivo de superar las pruebas. Ya ha tenido una primera experiencia de presentarse a una convocatoria el año pasado, fue difícil y el recuerdo es doloroso; ahora dice sentirse más preparada para el segundo intento.
A CONVIVES nos interesa conocer la realidad del pasado en las instituciones escolares, el describir las situaciones conflictivas y las respuestas más o menos satisfactorias que como docentes fuimos dando; este análisis de casos nos ayuda a reflexionar sobre la realidad de nuestra Escuela y sobre qué propuestas son las que ayudan más en la resolución de los conflictos y las demandas de nuestras aulas
Al hacer el histórico de su paso por las instituciones escolares, Marta nos dice que sus primeros años en infantil y primaria fueron muy felices. La educación secundaria obligatoria le resultó más complicada, pero tampoco tiene malos recuerdos, aunque sí dice que los apoyos recibidos fueron insuficientes y complicaron los avances.
Su experiencia en el bachillerato sí fue difícil; en sus palabras, se sentía triste, decaída y sin fuerzas. No tenía los apoyos necesarios y su ánimo decaía día tras día, los obstáculos se hacían grandes delante de ella; sentía que por más que se esforzara no llegaba a dar respuesta a las demandas del profesorado, al que percibía muy ajeno a sus necesidades.
Se sentía muy aislada, invisible como decía Rocío al principio de estas líneas. Ese bachillerato lo percibe Marta como un camino fracasado, un abandono, es una pena y una llamada de atención a la institución que frustra en ocasiones los logros individuales de nuestro alumnado.
A raíz de aquella experiencia, con la perseverancia que la define y el apoyo familiar, Marta se adentra en el mundo de la Formación Profesional de Grado Medio (Auxiliar de Farmacia), en un centro específico para alumnado con diversidad funcional por hipoacusia y/o sordera en Madrid. Es importante cómo nos dice que se sentía: “de nuevo estaba bien, me sentía feliz”, es el mejor y casi único recuerdo amable de su paso por la escolaridad. Este entorno de centro específico para ella, una adolescente formada y muy consciente de su realidad y posibilidades, fue un paréntesis de calma y recarga de baterías para afrontar nuevos retos.
Marta quiso seguir abriendo posibilidades formativas y de futuro profesional y se matriculó en un Ciclo Superior de Técnico de Laboratorio en un nuevo centro de enseñanza secundaria. Dice que fue como pasar en una escala de confort y seguridad del cien al cero. Volvió a caer en un estado emocional de tristeza, decaimiento y frustración; los apoyos mínimos no existían y el acceso a los contenidos era un reto fuera de su alcance. Las ayudas técnicas, como equipos de FM, no existían y el profesorado se olvidaba de la importancia de la lectura labial para ella. Así y todo, consiguió superar estos obstáculos y la titulación correspondiente.
Es triste escuchar el testimonio de Marta con respecto a la huella que ha dejado el profesorado en ella: “sigo recordando a mi primera profesora de infantil, también a otra profesora que tuve en primaria, que me trataba con cariño y me cuidaba. Después ya no tengo ningún recuerdo positivo a destacar”.
Sí se siente muy afortunada por el apoyo incondicional de su familia, sus padres y hermano fueron sus grandes aliados para eliminar las barreras que se iban presentando, además de ser el soporte básico emocional que la ha convertido en el ser humano generoso y amable en que se ha convertido nuestra protagonista.
El balance de este recorrido por las instituciones le deja muchas sombras, muchos momentos en los que no podía seguir las clases porque los apoyos eran insuficientes y porque el profesorado, demasiadas veces nos enfrascamos en las demandas y prisas curriculares, y nos olvidamos un poco de los y las protagonistas del aprendizaje, nuestro niños y niñas. Cuando Marta escribía o miraba el libro no podía leer los labios del profesorado, se perdía, y las prisas del día a día en las aulas dejan muchos anonimatos. Era duro sentirse tan perdida y aislada. Las tan citadas adaptaciones curriculares de acceso en nuestras programaciones a veces son sólo eso, líneas que soporta el papel; Marta recuerda como anécdota aquellos exámenes en los que tenía dudase y en más de una ocasión el profesor se acercaba a hablarle en voz baja, para no distorsionar la situación de evaluación y, desde luego, para que ella con sus límites auditivos se enterara aún menos.
En opinión de Marta, hay un gran desconocimiento entre el profesorado de las necesidades específicas del alumnado con diversidad funcional, en concreto de la discapacidad auditiva; aquí las dificultades no son sólo las limitaciones en el lenguaje expresivo, sino fundamentalmente en la comprensión. Especialmente difícil es poder entender aquellos textos con lenguaje figurado y expresiones difíciles de comprender sin un contexto sonoro, los audífonos no son suficientes, es necesario un apoyo extra personal para que se haga realidad el derecho a la educación de todo nuestro alumnado.
El gran salto para la mejora de la comunicación de Marta fue el implante coclear; hasta entonces, aún con audífonos, su estrategia era la lectura labial. Es un auténtico descubrimiento para ella, emociona el pensar cómo desde aquel momento empezó a existir para ella un mundo sonoro con significado y facilitador de la comunicación. Podía oír música, seguir una conversación sin lectura labial y disfrutar con una sonrisa del sonido de los pájaros al abrir la ventana, algo que podemos hacer cada mañana y que parece tan sencillo de alcanzar. Nos insiste Rocío en que hasta los veinticuatro años el cerebro de Marta no había recibido estímulos sonoros, todo el acceso a la información era visual y a través de los rostros que sí la miraban para poder entenderse con el movimiento de sus labios. Esto nos lleva de nuevo a pensar en el esfuerzo titánico que ella ha tenido que realizar para superar obstáculos y cómo las instituciones y sus profesionales tenemos una gran responsabilidad y la oportunidad de ser aliados y apoyos, además de contagiar con ese modelo al resto de alumnado; a ser solidarios se aprende también, y sobre todo en la Escuela.
El profesorado de apoyo, los recursos personales que tantas veces la Administración recorta, son fundamentales para generar entornos de seguridad y aumentar las posibilidades de éxito de nuestro alumnado diverso, este apartado merecería una reflexión más pausada y profunda que probablemente abordemos en otra ocasión. Tampoco tuvo muy buena experiencia con los recursos tecnológicos: quipos de FM que dejaban de funcionar y que no se reparaban fácilmente, ordenadores con sistemas operativos no actualizados y que no permitían el uso de la tecnología más adecuada para facilitar el acceso a los aprendizajes; es todo un éxito personal la superación por parte de Marta de todos y cada uno de estos obstáculos encontrados en el camino.
Otra de las observaciones muy acertadas de Marta acerca de la vida en las instituciones escolares es cómo echaba de menos el trabajo en equipo y la coordinación entre el profesorado; es muy agotador tener que recordar uno por uno tus necesidades, en este intento muchas veces el alumnado opta por el anonimato y ese es un camino avocado hacia el fracaso escolar. A muchos docentes nos gustaría disponer de esos espacios de encuentro y coordinación, pero en demasiadas ocasiones es la violencia estructural, la organización de las instituciones, la que lo imposibilita.
Muchas familias, aquellas que tienen posibilidades y recursos suplen con apoyos extraescolares las carencias de formación reglada; esto aumenta aún más las demandas de trabajo a este alumnado diverso, que después de una jornada intensa y, en muchas ocasiones frustrante, tienen que seguir con una formación extra; ya resulta agotador solo pensar en ello.
Para Rocío, las clases de logopedia extraescolares que Marta recibió han sido fundamentales en el progreso y aprendizaje de nuestra protagonista. Fue necesario trabajar su capacidad auditiva a través del buen uso de las prótesis y llevarla a su máximo potencial, necesitan herramientas y estrategias para la expresión y la comprensión del lenguaje oral y escrito. Marta señala que su asignatura favorita era la Lengua, su nivel de responsabilidad y de compromiso con sus limitaciones le hacía intensificar aún más la motivación por una asignatura que ella entendía era fundamental para su desarrollo y éxito académico. Son muchas horas de dedicación, de trabajo extra y de un esfuerzo personal de Marta y familiar para poder realizar todo este camino lleno de curvas.
Llegados a este punto del relato nos interesa que Marta nos cuente cómo fueron las relaciones con sus compañeros y compañeras. De nuevo vuelve a hacer una diferenciación entre la educación infantil y primaria y la educación secundaria, en sus primeros años escolares sí recuerda momentos de ocio y de amistad, no así en la secundaria obligatoria, se sentía sola y aislada, especialmente en los tiempos de recreo, nuestra asignatura pendiente. Cuando se matriculó en el primer ciclo formativo, en aquel centro que recuerda con cariño y donde se empezó a sentir segura y querida, formó parte por primera vez de una pandilla adolescente de amigos y amigas. Fueron dos años que sirvieron para recargar baterías, para que se sintiera segura y con posibilidades de progresar en su formación y en la consecución de sus objetivos. De esta etapa recuerda como gracias a esta experiencia positiva se atrevió a matricularse en las Pruebas de Acceso a Grado Superior, nada fáciles , tal y como ella pudo comprobar. De nuevo experimentó la hipocresía de algunas adaptaciones de acceso, qué difícil resultó que Rocío, la logopeda, estuviera a mi lado para facilitarme el acceso a la información auditiva durante el proceso de evaluación. En sus palabras, “fue duro, pero lo conseguí”, nuevo reto superado por Marta.
Actualmente, como ya comentamos está preparando las oposiciones en una academia a distancia, son muchas horas de estudio para entender y procesar toda la información, pero estamos convencidos de que lo va a lograr.
Nos gusta terminar este recorrido por la experiencia con nombre propio pidiendo que nos digan una pregunta que les gustaría contestar y que no le hemos hecho. Aquí, nos sorprende de nuevo Marta con su lucidez y reflexión crítica, es ella la que sí tiene muchas preguntas: “para qué sirven tantas leyes sobre discapacidad y derechos si no se cumplen?”, “¿por qué a las personas con discapacidad se nos exige todo el tiempo que demostremos que somos capaces? Aquí dejaremos unos puntos suspensivos para que podamos tomar aire y reflexionar sobre este testigo que nos pasa Marta…
Y como no podía ser de otra manera, nos deja su modelo ejemplar y el consejo para otros alumnos y alumnas con diversidad funcional de que no se rindan nunca, que sigan hacia adelante, que se puede conseguir: “Yes we can”.
Muchas gracias Marta por tu testimonio, por tu generosidad y por tu ejemplo de vida. Muchas gracias, Rocío, por tu profesionalidad y entrega