Aquí tienes el texto original publicado en El Diari de l’Educació
Parece ser que el mandamiento bíblico que dice que tienes que honrar el padre y la madre quiere decir que, por muchos años que vivamos, los padres siempre los llevamos dentro, que su sombra siempre nos acompaña. Lo mismo podemos decir de los maestros que hemos tenido. Sabemos que construimos lo que somos con los materiales que hemos recibido y buena parte de estos materiales provienen de la familia, de la institución escolar y de nuestros iguales. Ahora necesitamos incorporar a este conjunto el mundo del ocio y el papel que juega la sociedad a través de sus medios de comunicación, pero todos somos hijos de nuestro tiempo.
La película Captain Fantastic, del director Matt Ross, magníficamente interpretada por Viggo Mortensen, que siempre sabe transmitir una sensación de verdad en los papeles a los que da vida, nos habla justamente de cómo nuestras acciones pueden llegar a marcar la descendencia o aquellas personas que tenemos en las aulas.
En el caso de la película que comentamos nos encontramos con un matrimonio que vive con sus seis hijos en plena naturaleza. Ecologismo y contestación. La madre muere en circunstancias trágicas y el padre se queda solo en un mundo sin más adultos al lado.
La pareja ha educado la prole lejos de toda tentación consumista. Cazan y pescan lo que necesitan para vivir, algún pequeño robo cuando conviene, fortalecen el físico y el carácter con todo tipo de actividades y reciben una preparación intelectual muy intensa sin convivir con otras personas de sus edades.
Ahora bien, ¿cómo reaccionarán los hijos cuando falte la madre y empiecen a cuestionar la contestación que hace el padre a todo aquello que está establecido socialmente? ¿Y cómo reaccionará el padre cuando vea que llega el momento de que los valores que ha mostrado a lo largo de la vida, perfectamente encarnados en todo tipo de acciones, son pasados por el tamiz crítico de los hijos? ¿Cómo vivirá el uso que pueden hacer los hijos de su libertad, de una libertad deseada por el padre pero que le puede ir a la contra? De todo esto y mucho más nos habla esta película que pierde el norte en la parte central de la historia pero que recupera el tono al final. Lástima de algunas escenas demasiado destinadas al escaparate dramático que hace que el conjunto no sea del todo redondo. Sin embargo hay que ir a verla, porque nos hará reflexionar sobre la fina línea que separa la educación del adoctrinamiento.