Almudena Negrete (Málaga, 1984) es “experta en innovación y tecnología educativa”, como ella misma se define. También es pedagoga terapeuta (PT) en Down Málaga, desde donde trabaja en siete colegios. Piano piano, colgando materiales en su blog (maestraespecialpt.com), Negrete se ha hecho con un pequeño nombre dentro del mundo de la educación especial. Con once años de experiencia profesional educativa, Negrete es consciente de que sus opiniones no son especialmente populares entre algunos de sus compañeros.
Para el quien no lo sepa, ¿qué hace una PT?
Debería ser el banco de recursos de un colegio. No sólo debería trabajar con los alumnos, también con la comunidad educativa. Eso implica a la familia, a los compañeros del chico con necesidades y a todo el profesorado. Pero como la legislación es como es, y trabajamos con pocos recursos, lo que hacemos es atender a los alumnos con necesidades educativas especiales (acnee) y alumnos con necesidades específicas de apoyo educativo (acneae), esa es nuestra función principal.
¿Cómo llega una maestra a convertirse en una pequeña referencia del mundo PT?
Yo sólo comparto mis experiencias del día a día. Tengo muchos amigos en la red y ellos ayudan. También la prensa a veces quiere saber algo o que publique algo. Yo solo abrí una ventana para contar un poco lo que me pasaba y ayudar a quien pueda, ya sean estudiantes de educación (a mí me hubiese encantado encontrar algo que tuviera materiales cuando estudiaba) o para las familias, que acaban de aterrizar en este mundo y necesitan saber por dónde ir. A veces las escuelas no cuentan todo o cuentan lo que quieren que las familias escuchen.
¿Puede elaborar esta última parte?
Puede que no todos los profesores de educación especial tengan una visión tan inclusiva como creo que la tengo yo. Hay cosas que en la legislación están abiertas a la interpretación, se puede hacer una cosa u otra. A veces las familias acaban teniendo unos resultados que no son los que querían. Un ejemplo: te aconsejan que un centro de educación especial es la panacea y es donde van a estar mejor y, según las características de los chicos, los venden como el lugar donde van a tener más recursos. Hay que luchar no porque desaparezcan estos centros, pueden ser necesarios, pero los recursos deben estar en los centros ordinarios, que es donde deben acudir los alumnos. No tienen que estar en centros apartados. A veces se vende esa solución como la buena en vez de luchar porque los centros tengan los recursos.
¿Es partidaria de que no existieran estos centros específicos o son inviables?
En Málaga había dos centros. Uno es para gravemente afectados y sobre todo edad adulta, personas con problemas psiquiátricos. Y el otro ya admite a niños sin necesidades. Creo que acabarán por desaparecer, aquí está pasando ya. Si aquí funciona, ¿por qué no en otros sitios?
¿Se cumple la ley en España en lo relativo a la educación especial?
Depende del centro que te toque, del PT, etc., los centros tienen libertad pedagógica. La legislación está ahí y permite interpretarla de una manera u otra. Yo a veces me encuentro centros que dicen: “La legislación dice tal”. Pero les puedes hacer ver que en realidad no es ese el espíritu. A veces la normativa es confusa y ambigua. Y cuando acota cosas es segregadora. En los centros, en la programación de centro, etc. se hartan de poner la palabra inclusión. Pero luego, cuando llegas allí, no la practican. Realmente no tienen el concepto claro, creo yo. O será que la legislación te deja verlo con las gafas que quieras.
Porque la ley dice que los niños deben ser incluidos en los centros ordinarios.
Pero luego está la letra pequeña. “Siempre y cuando el centro tenga los recursos necesarios”. Y entonces te dicen que como no hay dinero, no van a poner los recursos en el centro que te toca, que mejor vayas tú a otro que sí los tiene. A eso me refería con lo de las familias. Tienen que luchar porque pongan los recursos en el centro que les toca, no en el otro.
Usted aboga por la inclusión. Pero a veces se dan situaciones difíciles de manejar. En Málaga han tenido una con una niña con TEA (trastorno del espectro autista) que sufrió una “huelga” de sus compañeros de clase, que no querían compartir espacio con ella porque sus padres decían que era violenta. En Galicia hubo otro caso similar. ¿Cómo se resuelven estas situaciones? ¿Es habitual que haya rechazo de las familias?
En ese caso era el centro el que tenía que haber mediado. Era el colegio el que tenía que preparar a las familias. Los padres de la niña con TEA no tienen culpa de nada, son los otros padres los que deberían haber tenido un poco de sensibilización o haber pedido ayuda y el centro ofrecerla. Cuando se trabaja la sensibilización y la concienciación esas cosas no ocurren. Todos los años, cuando tenemos un chico nuevo con Síndrome de Down en un colegio que nunca ha tenido uno, en el primer trimestre, parte de nuestra función es orientar y asesorar a toda la comunidad educativa, incluido el profesorado. Hay que sensibilizar tanto a las familias de esa clase con ese alumno como a todos los profesores y luego los maestros tienen que utilizar las tutorías para sensibilizar al resto de padres. Cuando esto no se hace, ocurren cosas por desconocimiento que no deberían pasar.
¿Están preparados los maestros de serie para lidiar con estas situaciones?
No. Estamos a expensas del buen hacer, la empatía, la sensibilización, las ganas de cambiar y aprender. Se trabaja con eso, en función del que te toque. Puede tocar un centro abierto con un tutor maravilloso o uno en el que no lo acepta y no cree que tuviera que estar allí ese niño. O que debería estar más tiempo con la PT, que es quien le va a entender.
Dice que sus opiniones a veces no son muy populares entre algunos colegas. ¿Cómo ven los maestros la inclusión? ¿Hay división de opiniones entre inclusión, integración y centros diferenciados?
Cada vez menos. Cada vez los centros se prestan más a recibir ayuda, involucrarse en estos temas, a concienciarse y sensibilizarse entre ellos. Pero no quita que, a algunos centros más cerrados, hablar de inclusión les viene grande. Así no va a haber inclusión nunca. Todavía hay centros que trabajan con integración. Son pocos. Cada vez hay más centros que trabajan con la inclusión. De los siete que yo visito, cinco hacen labores de inclusión y dos no. Lo intentan, patinan y vuelven a la integración. A veces ni lo intentan. Estar en la zona de confort es cómodo y ni siquiera intentan ver lo que hay fuera, prefieren quedarse donde y como están. Y no depende de la edad del profesorado o de que sean maestros de la antigua escuela. Me he encontrado con profesores jovencísimos que la acatan la integración porque lo dice la ley, pero hasta ahí. Y al revés.
¿Qué no es inclusión pero se vende y practica como si lo fuera?
La integración. La legislación habla mucho de inclusión. Queda muy bonito en papel, pero a efectos prácticos no se lleva a cabo. La inclusión es presencia, aprendizaje, participación, progreso. La integración es tener a un niño con necesidades en la clase como si tuvieras una seta que no se mueve. Necesita atención. Inclusión es que el chico participe de todo lo que acontece en el aula. Si hay un examen, lo hace. Si se trabaja con números romanos, que trabaje con números romanos, independientemente de las capacidades que tenga. Que se busque la manera de que lo aprenda. Las cosas se trabajan de muchas maneras, no solo con libros de texto. Por ejemplo, ahora estamos con el método científico y mis chicos también lo van a aprender, ¿por qué no?
¿Es la inclusión (si se hiciera de una manera ideal) el final del camino o hay algo más?
No tiene por qué haber dos tipos de educación. Si desapareciera la diferencia podríamos disfrutar todos de una educación ordinaria de calidad sin tener que estar pendiente de que haya un alumno con NEE en el aula. Si todos los centros tuvieran los recursos necesarios y el profesorado competente -no solo el buen hacer, sino que hayan estudiado y estén sensibilizados- no tendríamos que hablar de educación especial e inclusión porque se llevaría a cabo. Tampoco sé si es el final del camino, si cuando se logre esto habrá otra cosa por la que luchar.
¿Tienen medios los centros para atender a los alumnos con NEE?
Tendrían que dotarlos de más recursos. No es que no tengan, pero no tienen los suficientes. No puede ser que un AL (un maestro de audición y lenguaje) tenga 50 alumnos que atender, no es viable con 25 horas de clase. Aunque le des media hora semanal a cada uno. No es viable. Hay centros que igual necesitan dos o tres profesionales especialistas de lo mismo. De PT, de AL… Si hay uno con 40 alumnos, claro que tiene que atenderlos en grupos de tres y no puede hacer inclusión en el aula, no tiene tiempo ni medios. Pero eso no es inclusividad ni educación de calidad. Trabajan con integración como pueden. Y entiendo que tengan que salir de clase [en esas circunstancias]. Pero sería más viable que hubiera más especialistas y pudieran trabajar en clase. Al salir se manda el mensaje, tanto al chico como a sus compañeros, de que es diferente. Es complicado. Cuando son pequeños no lo notan, pero cuando son mayores empiezan a ver las diferencias. Si hubiera más profesionales no pasarían estas cosas. Los centros no están dotados, no. Pero como siempre se recorta en Educación y Sanidad…
Los recreos y otros momentos quizá menos relativos a la educación formal, ¿cómo los gestionamos? ¿Haría falta un integrador, como defienden algunos profesionales?
Creo que son necesarios. En Andalucía la legislación no contempla la figura del integrador social. Puedes estudiar el ciclo formativo de grado superior -yo lo he hecho-, pero no vas a trabajar en un colegio. En Madrid sí hay, por ejemplo. Hay diferencias de una provincia a otra, ni te digo entre comunidades. El integrador social es una figura necesaria en los centros, igual que los educadores y los monitores. Cuantos más recursos haya, mejor funcionará todo. Ya sea para el recreo o para una integración sensorial en clase. También necesitaríamos terapeutas ocupacionales o un enfermero. O un logopeda. Pero si ya cuesta trabajo que haya dos PTxº, evidentemente no va a haber un logopeda si ni siquiera lo contempla la legislación.