«A cocinar tres huevos». Esta frase, muy sencilla, puede parecer una cosa sin importancia. Pero cuando eres maestra y es la primera oración que oyes de uno de tus alumnos después de varios días de clase, es posible que tenga un poco más de relevancia. No tal vez el contenido, pero sí el hecho de haber sido pronunciada. Y si a esto le añades el hecho de que quien la dice es un niño que participa en un taller que tú misma has puesto en marcha con niñas y niños que tienen Trastorno del Espectro Austista, igual este verbo y predicado se convierta en aquello que le da sentido a tu trabajo.
Conchi Mérida es una maestra de Educación Especial en el Colegio Público Hispanidad de Zaragoza. Hace cinco curso se convirtieron en un centro de atención preferente. Esto supone que en un mismo curso «aterrizan» en sus aulas varios menores TEA, sus familias y dos profesionales especialistas. Y es entonces cuando ella, que viene del Centro de Educación Especial Jean Piaget, decide recuperar, poco a poco, las actividades que había desarrollado en su anterior centro.
El CEIP Hispanidad contaba con una antigua cocina, una instalación que estaba casi en desuso, a pesar de que se cocinaba de vez en cuando en las asignaturas de inglés y francés. Una estancia con un microondas y poco más. Este era un buen sitio para comenzar a cocinar con sus niñas y niños después de reacondicionarlo un poco.
Aula Trampolín
Este es el nombre que decidió darle al aula de enlace en la que acoge al alumnado con TEA en algunos momentos del día. Son, hoy, ocho niños y niñas los que están matriculados. De diferentes edades. Con muy diversas características.
Conchi eligió la palabra trampolín para su clase porque le servía como imagen de resumen de su objetivo. Un lugar que sirviese para dar ese salto hacia lo ordinario, pero también en sentido contrario, para dar a conocer la realidad de las personas con trastorno del espectro autista.
Entre los primeros pasos, conseguir financiación para acomodar el espacio. El dinero salió de dos lugares, el Ayuntamiento de Zaragoza, que realizó la obra y La Caixa, que financió en parte el proyecto de acondicionamiento. Ahora, el lugar es nuevo, limpio y bonito. De hecho, madres y abuelas de alumnos del centro fueron las encargadas, por ejemplo, de confeccionar las cortinas de las ventanas. El AMPA compartió el sueño del proyecto, convirtiéndose en abanderado y promotor al tiempo.
La cocina como herramienta para la inclusión
El de cocina es uno de los varios talleres que han puesto en marcha en el CEIP Hispanidad desde hace cinco curso. Un taller con el que pueden trabajar los miembros del Aula Trampolín diferentes cuestiones. Las más puramente relacionadas con el currículo así como otras. Las primeras forman parte del objetivo principal: conseguir que todo el alumnado alcance unos saberes instrumentales.
Lo primero es decidir qué receta se quiere preparar. Una vez decidido el plato, se busca un vídeo en Internet en el que niñas y niños vean cuál es el proceso completo y el resultado que se busca. Después, se adapta la receta, con textos, con imágenes e, incluso, algunos pictogramas (aunque son los menos).
Se trabajan elementos como la lengua, las matemáticas, la comprensión, la espera, la responsabilidad compartida para conseguir un objetivo común, se potencia la atención del grupo… Cada niña y cada niño, además, es la persona responsable de una parte de la receta, de manera que han de ser capaces de esperar su turno, así como poner atención a lo que hacen puesto que de ellas y ellos depende la consecución del trabajo de todo el grupo.
Otra de las ventajas de este taller se relaciona con el hecho de que siempre se cocina un poco más de la cuenta. La idea es que así puede repartirse parte de lo cocinado en el centro. Y con esto se consigue un nuevo objetivo: mejorar la relación social, la comunicación con las otras personas del entorno.
El taller de cocina no solo que ayuda a niñas y niños en la adquisición de conocimientos y habilidades, si no que es un paso importante dentro de la integración de este alumnado. Conchi entiende que la diversidad con la que trabaja (menores de diferentes edades en el mismo espacio y tiempo) es una ventaja, dado que se ayudan entre ellos cuando hay dificultades.
Esto por un lado, pero no se queda aquí. Va un poco más allá y desde hace algún tiempo ha empezado a darle la vuelta al planteamiento. No es el alumnado TEA el que sale de clase (o no siempre) para cocinar. Ahora y siguiente un estricto orden de edad (de mayor a menor), se desarrolla un taller de cocina dentro del Aula Trampolín con los compañeros del aula ordinaria de quien corresponda.
Ahora le toca al compañero más mayor, que está en 5º de Primaria. Sus compañeros de clase acuden cada quince días a cocinar al aula. Allí se dividen en grupos, cada uno de los cuales lo capitanea uno de los chicos o chicas con TEA.
Aceptación e inclusión
Al convertirse el CEIP Hispanidad en un centro de atención preferente y para evitar dificultades entre las familias que ya estaban y las nuevas, Conchi asistió a las primeras reuniones de principio de curso. Hoy, después de ese primer momento, el Aula Trampolín se presenta como un espacio más dentro del centro.
Este es el primer año que se plantea hablar directamente con el alumnado de un aula sobre el TEA. Los de 6º tienen viaje este año y uno de sus compañeros lo tiene, de manera que quiere aclarar algunas cuestiones con sus compañeras y compañeros dado que pasarán más tiempo juntos del habitual. Lo hace así porque cree que «las etiquetas estigmatizan y consiguen que lo que antes los niños veían como normal deje de serlo».
Conchi entiende que la inclusión es en todas direcciones, puesto que todas las personas son diversas. De esa manera todo el centro a empezado a dar más y más pasos. El primero tal vez tenga que ver con el hecho de que ya no se cocina en Trampolín todas las semanas, sino cada mes (y ahora recetas de platos de las distintas familias). La idea es que su alumnado pase más tiempo en el aula ordinaria. Y para facilitárselo a todo el mundo, han sido los talleres los que han entrado en las aulas ordinarias también. Talleres sobre filosofía, sobre experimentación, creación, historia…
Al mismo tiempo, se han planteado como objetivo poner en marcha otros talleres mirando hacia los adultos, docentes, personal del centro, familias. El objetivo es que las personas que componen la comunidad educativa se conozcan y puedan establecer redes unas con otras.