En la ciudad de Madrid el 40% de las niñas y niños de entre 3 y 12 años tiene sobrepeso o es obeso. De manera desglosada, el 25% tiene sobrepeso, mientras que el 15% es obeso. Unas cifras alarmantes, aunque tristemente conocidas. Según el informe Aladino, del Ministerio de Sanidad, realizado con población entre los 6 y los 9 años, este porcentaje estaba en el 41,3%.
España es uno de los países que suspende en el indicador de los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030. Pero no es el único.
El estudio realizado en Madrid capital se señala que uno de los factores que más influye en el índice de obesidad y sobrepeso está directamente influido por a situación económica de las familias. Cuanto peor es su nivel socioeconómico, más incidencia de sobrepeso y obesidad.
Algo a lo que se suma, además, el hecho de que las familias que están en situación de inseguridad económica de acceso a la inseguridad de acceso económico a los alimentos, un índice
Entre los datos desglosados del estudio, según informó José Manuel Díaz, uno de los encargados de realizarlo, destaca que “los niños y niñas con más peso, con más frecuencia comen en el colegio gracias a la ayuda de comedor. Es más frecuente los problemas de peso entre los niños con ayudas”.
En esta misma línea, el informe señala una relación clara entre el nivel socioeconómico y la obesidad y el sobrepeso. En este sentido, es cinco veces más frecuente que los niños y niñas tengan obesidad en familias de nivel bajo que de nivel alto. Mientras en estas hay un 4,7% de niñas y niños obesos, en el caso de las familias de nivel menor, el porcentaje es del 22,5%
Una posible explicación habría que buscarla en los estilos de alimentación de las familias con más recursos, tal vez más orientadas a la comida rápida y menos a los productos frescos, sean o no verduras.
Las familias
A unos hábitos alimenticios poco positivos que abundan en el sobrepeso o la obesidad y que diferentes estudios y documentos relacionan con la excesiva ingesta de carnes y grasas y la caída en la de verdura, legumbres o hidratos, se viene a unir el hecho de que las familias en las que hay niñas y niños con sobrepeso u obesidad, madres y padres encuestados no creen que sus hijos tengan dichos problemas.
Un asunto de cultura, de creencias que es la piedra de toque de buena parte del problema. Los niños simplemente comen lo que se come en sus casas, y si sus familias no creen que tengan un problema, pero las pruebas antropométricas dicen que sí, la solución se dificulta.
Por ejemplo, desde el ayuntamiento de Madrid, dados los resultados del estudio que han presentado, se pretende poner el marcha un programa piloto en cuatro de los distritos con menor índice socioeconómico. En ellos se trabajará con 19 centros educativos que han participado en las encuestas para, si ay permiso por parte de los colegios, trabajar con las familias de los niños y niñas que se han detectado con problemas de sobrepeso y obesidad.
Otras iniciativas en este sentido podrían ser las organizadas por FUHEM en sus centros desde hace un par de cursos. El objetivo es llevar la alimentación ecológica a sus comedores escolares. Ampliar la visión que niñas y niños tienen de los alimentos, al mismo tiempo que se intenta también que las familias se impliquen en este proceso a base de organizar grupos de consumo de productos ecológicos.
En Catalunya también son muy conocidas estas experiencias, tal vez más desde el documental de la cocinera Nani Moré, El plat o la vida, en el que habla de los excesos de una industria alimentaria que cada vez ocupa más espacios, especialmente en las colectividades de hospitales y colegios. Esta cocinera ha sido una de las pioneras en organizar también redes de consumo para conectar a los productores con los consumidores.
Otras iniciativas municipales y regionales interesantes también se están desarrollando en la ciudad de Valencia, rodeada en buena medida por huertas que pueden abastecer al municipio. También en Canarias se lleva a cabo desde la Consejería de Agricultura con la que pequeños agricultores se conectan, por ejemplo, con centros educativos para llevarles sus productos y así fomentar a los productores pequeños y mejorar la calidad de las comidas de los colegios.