El profesor británico Tony Booth es uno de los grandes referentes mundiales en educación inclusiva. Desde la universidad (Open University, Canterbury Christ Church University, y en los últimos tiempos, Cambridge) ha dedicado más de treinta años a investigar sobre inclusión y exclusión, y ha escrito numerosos artículos y libros sobre la materia, muchos de ellos con su colega Mel Ainscow, de la Universidad de Manchester. Pero el tándem Ainscow y Booth es especialmente conocido como autores del Index for Inclusion: developing learning and participation in schools, traducido a más de 20 idiomas y que 17 años después de su primera edición sigue siendo la principal guía para la implementación del modelo inclusivo en los centros educativos. Al castellano lo ha traducido y adaptado el equipo del Consorcio para la Educación Inclusiva que lidera el profesor de la UAM Gerardo Echeita. Booth participó hace unos días en el Congreso Barcelona Inclusiva, en una mesa donde estuvo acompañado por dos de sus traductores: el mismo Echeita y la profesora de la UAB, Ester Miquel, que participó en la traducción al catalán.
¿Cuándo comenzó a interesarse por la escuela inclusiva?
Creo que desde el mismo momento que empecé a ejercer de profesor de secundaria. Te hablo de finales de los años sesenta. Entonces yo ya estaba muy pendiente de aquellas cosas que dificultaban la vida de los niños y jóvenes, pero también de los docentes. Mi trabajo no tenía nada que ver con la inclusión, pero ya tenía la idea de que las escuelas debían ser un lugar para todos. En aquella época seguramente el factor más evidente de exclusión era que había alumnos a los que se golpeaba con un palo, y eso estaba generalmente aceptado. Había profesores que hasta disfrutaban golpeando y, por supuesto, los alumnos que recibían los palos eran siempre los más vulnerables.
¿En Londres?
Bueno, en realidad en Londres estuve poco, allí el ambiente quizás era un poco más progresista, pero yo encontré un trabajo en Nottingham, donde me di cuenta de que todo el mundo estaba de acuerdo con la terapia del palo. Yo era profesor de ciencias, pero allí me especialicé en psicopedagogía, y fui cogiendo una idea muy clara de hasta qué punto era nefasta la exclusión de cualquier tipo. Entonces mi forma de ver las cosas era muy minoritaria, y de ahí que siempre he creído que el concepto de inclusión está muy ligado a la idea de luchar por los derechos de los que son discriminados o son tratados de forma injusta o desconsiderada.
El informe Warnock ayudó a poner las cosas en su sitio, supongo.
¿El informe Warnock? ¡Mary Warnock en realidad venía de la alta sociedad británica! La pusieron a presidir una comisión sobre educación y discapacidad, ¡pero no tenía ni idea! Una vez un antiguo ministro me confesó que la comisión Warnock consistió sobre todo en educar a Mary Warnock sobre cuestiones relacionadas con la discapacidad. Esta mujer había dicho que escolarizar a minusválidos sería grotesco, o que el espectáculo de la gente exigiendo sus derechos era profundamente repulsivo. Esta es la historia escondida de la comisión Warnock.
Me deja de piedra. Todo el mundo considera el informe Warnock como el punto de partida del movimiento por una escuela inclusiva.
Sí, ¡pero esto es un mito absoluto! No sólo en lo que se refiere a las creencias de la señora Warnock, sino con respecto al mismo informe, que en realidad no promovía la educación inclusiva de ninguna manera. Lo que pasa es que, como la gente fue diciendo que se estaba apoyando la inclusión, ella misma se lo terminó creyendo.
O sea que el informe Warnock no tuvo ninguna influencia en su vocación profesional.
Al contrario, yo ya tenía mi propio criterio sobre cómo eran las cosas en la época, y fui crítico con ese informe. La idea de inclusión está estrechamente ligada a la noción de una escuela para todos. En Inglaterra las llamamos comprehensive school (escuela no selectiva), concepto que se asocia a la etapa secundaria pero que para mí tenía que ser igual en todas las etapas formativas, desde infantil hasta la universidad. Es lo que ahora el partido laborista británico denomina el servicio de educación nacional. Pues bien, Mary Warnock era la directora de una escuela elitista y selectiva de primaria para niñas.
Pasemos al Índice para la Inclusión. ¿Es una herramienta para trasladar la inclusión a los centros educativos o un medidor sobre el estado inclusivo de esos centros?
Es la primera idea. Es una herramienta para que los recursos y conocimientos de la escuela puedan ser movilizados en la práctica hacia una dirección inclusiva. No es un instrumento para testar escuelas, si bien hay personas que lo han usado en este sentido e, incluso, han ganado dinero haciéndolo. Pero esto sería completamente la idea opuesta a su intención.
Una vez me comentaron que era complicadísimo de poner en práctica, que los centros casi se ahogaban en el intento.
Es cierto que lo puede parecer. Es una guía para el desarrollo de una escuela según los valores de la inclusión, y por eso hay que tomárselo como una guía de viajes. Cuando vas de viaje a cualquier lugar nadie espera que hagas absolutamente todo lo que te recomienda la guía, de hecho habrá muchos lugares que nunca visitarás. Pues esto es lo mismo. Se trata de poder encontrar aquellas cosas que quieres hacer ahora. Como tiene esta mentalidad de guía debe ser una obra muy amplia, pero nadie espera que se haga todo. El Índice tiene unos setenta indicadores, o unas setenta aspiraciones, presenta doscientas preguntas, pero se puede empezar trabajando por sólo una pregunta.
Por tanto, mi informador no entendió la forma de usarlo.
Cuando hago talleres sobre el Índice sólo necesito cinco minutos iniciales para explicarlo. En cinco minutos ya puedes saber cómo se debe usar.
¿Cuál es la situación en Reino Unido en relación a la educación inclusiva, y en especial en relación a los alumnos con discapacidad?
A no ser que desarrolles una escuela para todos soportada por los valores inclusivos, la incorporación de los alumnos con discapacidad al mainstream educativo es muy frágil. Fíjate sólo en los pocos profesores con discapacidad que hay en mi país, o en los demás países. Aún es muy difícil para una persona con discapacidad convertirse en profesor. O sea que volviendo a la pregunta en su momento se redujo la cantidad de alumnos con discapacidad en escuelas específicas pero en los últimos años esta cantidad ha aumentado, ya que nunca se preocuparon en crear un sistema educativo que diera cabida a todos. El sistema educativo británico no da cabida a todos, es hipercompetitivo, es el lugar donde las escuelas echan a alumnos para poder quedarse solo con los mejores.
¿Eso es legal?
No lo es, pero se hace. Recientemente se ha conocido el caso de un director de centro que excluyó a unos alumnos que él pensaba que no iban a tener buenos resultados, es decir, convenció a sus familias para que se fueran a otro lugar. Esto se hizo público, ya que era demasiado evidente, y el director tuvo que dimitir. Pero ocurre en muchas escuelas, sobre todo en la secundaria. Llega un niño con notas bajas y se le dice que estamos llenos, y llega uno con notas altas y se le dice que tenemos plazas.
Es decir, que el Reino Unido, que de alguna manera es la cuna de la inclusión, no sería precisamente un modelo a seguir.
Ni lo es ni lo ha sido nunca. Seguramente este modelo no existe en ninguna parte. Ahora se habla de Finlandia, pero cuando hablas con los finlandeses también te explican los problemas que tienen, y tampoco tienen del todo resuelta la incorporación del alumnado con necesidades educativas al sistema general, pero evidentemente el sistema finlandés tiene aspectos muy buenos, es mucho menos competitivo y es mucho más respetuoso con los profesores y los estudiantes.
O sea que varios maestros concienciados poco pueden hacer si tienen el sistema en contra.
Es así. Estos días estoy conociendo y escuchando a gente maravillosa, y también en las escuelas inglesas hay docentes maravillosos. Hace tiempo que pienso que lo que estamos haciendo con nuestro trabajo es mantener viva la llama para cuando las condiciones en la educación mejoren, pero con eso no basta, hay problemas que no pueden esperar, como ocurre con el calentamiento global, o sea que sólo progresaremos si somos capaces de promover un nuevo sistema ético.
¿Cuál sería la metodología que recomendaría a los profesores a la hora de afrontar un aula con diversidad de alumnos?
En mi trabajo todo empieza por los valores inclusivos. Todo lo que no sea compatible con los valores inclusivos no es una metodología adecuada. O sea que hay personas que creen que el sistema competitivo funciona pero para mí no es un sistema inclusivo. En una escuela que se rige por los valores inclusivos hay colaboración, y esta colaboración se da dentro y fuera del aula, dentro y fuera de la escuela, entre alumnos, entre profesores, entre alumnos y profesores, entre profesores y equipo directivo, entre la escuela y su comunidad. Y no se da sólo cuando el profesor decide que ahora se va a hacer una actividad de trabajo cooperativo, sino que pasa a todas horas, en el patio, en casa. O sea que una escuela con estos valores está constantemente desarrollando una cultura de tal manera que las intervenciones no se deben provocar específicamente, sino que tienen lugar porque es así como somos.
Desde que la escuela inclusiva es un derecho reconocido por Naciones Unidas se habla menos de los beneficios para todos, mientras que antes era el argumento dominante. ¿Nos hemos olvidado de cómo seducir al resto de familias sobre los beneficios para sus hijos de educarse en un ambiente inclusivo y diverso?
Diría que hay dos respuestas posibles. La primera es la clásica: los estudios internacionales demuestran que una escuela que está incluyendo a toda la comunidad es una escuela que está promoviendo la excelencia. La segunda es más personal. Todo tiene que ver con valores y, por tanto, tiene que ver con qué respuesta damos a la pregunta de cómo debemos vivir juntos. Yo creo que tenemos que persuadir a los maestros, a los alumnos y a las familias de que vivir en una comunidad donde las personas se ayudan mutuamente, donde no se decide que hay una serie de gente que no forma parte de esta comunidad, es una manera muy bonita y maravillosa de vivir, porque ninguno de nosotros puede saber cuándo necesitaremos el apoyo de los demás. He trabajado con cientos de escuelas y estos son los valores que mucha gente desea. Fundar un lugar, cualquiera, bajo los valores inclusivos, es una respuesta satisfactoria para todos. Esta es la única respuesta posible.