La Blanca Sport Club se anuncia en internet como un gimnasio privado más pero está construido en suelo público de la Comunidad de Madrid y gestionado por un colegio concertado que hace caja con las instalaciones. El polideportivo, ubicado en el barrio de Montecarmelo, se utiliza en horario lectivo para los alumnos y alumnas del Colegio Santa María La Blanca y por las tardes se abre al público con tarifas mensuales de hasta 50 euros. Un jugoso negocio teniendo en cuenta que el barrio no tiene otras dotaciones deportivas.
La Comunidad de Madrid, propietaria de la parcela, admite que el colegio saca «rentabilidad» del gimnasio y defiende que es una actividad legal. El convenio de cesión, al que ha tenido acceso eldiario.es, incluso favorece este tipo de negocios con puntuación extra a la hora de competir por la cesión de un suelo. «Se valorará hasta un máximo de cinco puntos la prestación de los servicios deportivos en las instalaciones construidas para su utilización pública, en horario y calendario no lectivo», dice el convenio firmado, que garantiza la explotación por 75 años. Hasta 2083.
La Plataforma por la Educación Pública de Montecarmelo, sin embargo, critica «los fines lucrativos» de la instalación y subraya que no se ciñe a un «uso educativo». «Partimos de un reglamento inicial del año 1985 que regula los conciertos y dice que no se puede llevar a cabo una actividad de carácter lucrativo», apuntan desde la asociación de AMPAS y vecinos. El real decreto 2377/1985 por el que se aprueba el Reglamento de Normas Básicas sobre Conciertos Educativos prohíbe que «las actividades escolares complementarias y de servicios» de estos centros tengan «carácter lucrativo».
En el colegio aseguran que «la Consejería está al corriente» de todas sus actividades. «Otros centros también lo hacen y damos respuesta a una demanda teniendo en cuenta que no hay polideportivo municipal», justifica el gerente, que prefiere no dar su nombre. El precio es libre y no está sometido a ninguna limitación por ser una instalación construida en suelo público.
Sin embargo, el centro no ofrece datos de cuántos inscritos hay en el gimnasio, aunque reconoce que los beneficios que genera el negocio se emplean en pagar la «construcción del colegio». «Se va financiando con el dinero que genera la actividad del centro», admite el gerente en conversación con eldiario.es. El responsable también explica que el polideportivo lleva abierto cinco años pero hasta ahora no se habían publicitado con una marca propia. «Le hemos puesto un nombre para identificarlo», afirma.
La historia del centro, que se inauguró en 2008 y desarrolla un proyecto educativo innovador, está íntimamente vinculada a Antonio María Rouco Varela. El exarzobispo encomendó en 2006 a Luis Lezema, sacerdote y empresario hostelero, regresar a sus labores de párroco en un nuevo barrio del norte de Madrid, Montecarmelo. Al final, además de encargarse de la parroquia, el cura terminó creando un colegio que depende de la fundación Iruaritz Lezama, que también preside él mismo.
En las instalaciones se ofrecen clases de Pilates, Afrodance, Express Training o Defensa Personal entre las 16.30 y las 22.00 de lunes a viernes. También hay piscina. «La única limitación es que no se haga en horario lectivo porque el uso principal es el escolar», dicen en el centro, donde reconocen que algunos docentes dan luego sesiones por la tarde en el gimnasio.
Un barrio en lucha por los centros públicos
Según la Plataforma por la Educación Pública de Montecarmelo, una de las dos parcelas cedidas a esta fundación estuvo vacía hasta el año 2015. Entonces, las familias pidieron al presidente del distrito Fuencarral-El Pardo, el exconcejal Guillermo Zapata, que impulsara la recuperación del terreno porque no se le estaba dando uso. La parcela, originariamente municipal, había sido transferida a la Comunidad de Madrid, que la sacó a concurso para construir un colegio concertado. «A los pocos días empezaron a meter casetas y maquinaria en ese terreno para hacer una ampliación que aún no se ha terminado», cuentan en la plataforma.
Las familias de Montecarmelo llevan años movilizadas por la falta de centros públicos en el barrio. El único colegio de la zona lleva una década en obras porque se está haciendo por fases y la parcela para la construcción del instituto ha sido muy problemática por la presencia de un talud que impedía iniciar los trabajos.
«El colegio tenía una parcela muy grande y la ampliación prevista podían haberla construido donde ahora está el gimnasio. No poder recuperar ese terreno en 2015 ha supuesto que el Ayuntamiento ha tenido que invertir cuatro millones de euros para acondicionar ese otro terreno con el talud. Es un gasto que se podría haber evitado», apuntan desde la plataforma. El gerente del centro denuncia, en este sentido, que la plataforma está «usando el colegio como ariete» y pide que exijan medidas a la Consejería y no al colegio.