El IES Cotes Baixes de Alvoy es un centro «público y de polígono, puedes decirlo», dice Fernando Sansaloni, su director. Además de eso, es un centro educativo enorme. Tienen unos 1.300 alumnos (la mitad en ciclos y, la otra mitad, repartidos entre ESO y bachillerato), 130 docentes, hasta hace no mucho, una tasa de abandono escolar que rondaba el 40%. Un macrocentro de los suburbios de Alcoy que compite con tres centros educativos en el barrio.
El Cotes Baixes también es el protagonista (lo son sus docentes, alumnos y familias) de una película documental que ha intentado acercarse a un proceso de cambio de grandes dimensiones. Un documental dirigido por Rafa Molés y Pepe Andreu y titulado Picotazos en el cristal. Una cinta que se estrenó el viernes de la semana pasada en Madrid y que en los próximos meses tiene aseguradas proyecciones en Valencia, Alicante, Barcelona y, de nuevo, en Madrid.
El proceso de cambio eductivo acaba siendo el protagonista de la película, más allá de que se personifique en, fundamentalmente, la vivencia de cuatro de sus alumnos de los primeros cursos de educación secundaria. Los directores buscaban «un centro que estuviera en una fase incipiente para enseñar los miedos, las contradicciones, qué respuestas se daban. Algo al alcance de la mano de otros docentes, inspirador pero cercano», comenta Rafa Molés.
El rodaje se realizó durante un curso lectivo, en el momento en el que el proyecto de cambio llegaba a primero de la ESO, el primero de los cursos de implantación. La cinta no explica en detalle cuáles son los cambios que el equipo directivo y buena parte del claustro llevan seis años desarrollando en el instituto. Asegura uno de los directores que se trata de una decisión consciente.
Por eso hablamos con Fernando Sansaloni, docente de matemáticas y director del centro desde hace ocho años. Hace seis decidieron que había qe hacer un cambio radical. La tasa de abandono era muy alta. También la de repetición ya incluso en primero de la ESO. Lo primero fue tomar la decisión y, después, pasarse un año visitando otros centros y aprendiendo nuevas metodologías, activas, que poder lleva al Cotes Baixes.
El Institut-Escola Les Vinyes de Castellbisbal y su docente, Boris Mir, fueron el ejemplo que quisieron imitar. El centro, según cuenta Sansaloni, para durante dos semanas su actividad habitual para unir todas las asignaturas en un proyecto global con todo el alumnado de primero de la ESO. «El primer año implementamos esta estructura grande cooperativa, solo eso». En vez de un gran proyecto por año, decidieron poner en marcha uno por trimestre, más pequeño, y crear un ámbito, no por conocimiento sino por afinidad de los docentes que tendrían que trabajar juntos. En su caso juntaron Física y Química con Plástica.
A esto se unió la decisión de que los valores éticos deberían ocupar más tiempo entre su alumnado «e integramos una hora de Matemáticas en los valores…». Depués, organizaron las aulas para que hubiera grupos de cuatro alumnos sentados en las mismas mesas paraque trabajasen juntos y, en cada una de ellas, una tablet con la que hacerlo.
No termina aquí el cambio. En la Comunidad Valenciana se implantó una hora más de Inglés a la semana, para hacer conversación. «¿Conversación una hora a la semana con grupos de 30 años?», se pregunta Fernando. Lo que han decidido es que todos los días de la semana, grupos de 13 alumnos hagan un rato de conversación mientras se desarrolla la clase de gramática. «Nos cuesta una burrada de profesorado», admite. De momento lo han hecho en 1º y 2º de ESO.
«Y entonces llegamos a 3º y 4º y los docentes ya están más preocupados por los contenidos (y por el final de etapa). Y decidimos implementar una estructura que tienen muchos centros catalanes que es trabajar de forma cooperativa pero todos los días de la semana, no un gran proyecto. Cogemos una franja de seis horas, uniendo asignaturas y vamos con una metodología que hemos parido en el centro: aprendizaje colaborativo basado en retos».
Durante seis hora sa la semana el alumnadoo trabaja en un reto que ha de resolverse al final. En 3º el reto ha de tener una finalidad social y, en 4º, tiene que ver con que el alumnado descubra su futuro: hacen visitas a empresas, las empresas van al centro educativo. «Que no solo piensen su futuro para el año que viene, sino dentro de 10 años».
Esas estructuras colaborativas de alumnado están supervisadas, siempre, por más de un docente, «es obligatorio. No puedes fomentar el trabajo en equipo si el profesorado no lo hace. Los docentes que no saben mucho están con los que más saben y, así, todo el mundo controla la metodología».
«Lo que intentamos es no renunciar a los contenidos pero no repetir todos los años los mismos».
Durante la conversación con Fernando Sansaloni repite insistentemente el importante trabajo que hacen los docentes en su centro. Todos. Quienes han participado y participan activamente en el cambio de metodologías así como quienes no lo hacen. Algo que refleja en varios momentos el documental, con dos docentes, una de Lengua y Literatura y otra de Inglés. «Queríamos enseñar no solo lo bonito, también las contradicciones», asegura Molés. «El cambio se puede hacer, pero es duro. No queríamos dulcificar las cosas, la realidad no es así».
Hoy por hoy, en 1º y 2º, el trabajo colaborativo es obligatorio en algún momento. En 3º y 4º de ESO, al menos de momento, depende de la voluntad de los docentes. «Respetamos al máximo la decisión del profesorado», asegura Fernando. Tienen grupos reducidos y un tutor por cada 20 alumnos. algo que obliga a que él y la jefa de estudios también tengan horas de tutoría. «Somos los primeros pringados. Que lo que dices, lo que piensas y lo que haces vaya en la misma línea».
Todo el cambio organizativo, la gestión de los proyectos cooperativos, sean globales o no, «tensiona la organizacón mucho». «La organización se tiene que volver un poco ágil, si no, es imposible», admite Santaloni. «Vamos tensionando, tensionando y con un trabajo enorme del profesorado. Al final no hemos dejado los contenidos de lado, no podemos hacerlo todo happy; mira los Jesuitas» en Catalunya.
han conseguido llevar todo el cambio a los cuatro cursos de la ESO. Al mismo tiempo han introducido algnos cambios también en bachillerato y, en la formación profesional han fusionado módulos y trabajan también haciendo retos. «Es todo legal», asegura Sansaloni. Se ha estudiado la Lomce de arriba abajo para poder justificar todas estas transformaciones que, entre otras cosas, han multiplicado exponencialmente el número de evaluaciones que un docente maneja por cada alumno. Hasta el punto de que el informático del centro ha desarrollado una aplicación con la que pueden hacer las anotaciones vía móvil.
El IES Cotes Baixes trabaja con algo más de 400 empresas de su entorno y «lo que nos piden es actitud y responsabilidad, ni más ni menos. ¿Y cómo se da eso? Trabajándolas» sentencia Sansaloni. «Diseñamos las cosas para que (los alumnos) lo comprensan y que lo vivan. Pero es complicado porque los chavales siguen pensando que lo más importante es la nota. Es muy difícil, el sistema está montado así». «Si no aportas tu valor humano, vete mirándolo. Es la reflexión que hacemos».
Una realidad que el documental lintenta reflejar realizando un mosaico de imágenes y personas. Un mosaico que también pretende enseñar que el cambio en los centros también depende de cada uno de los miembros de la comunidad. Aunque es el sistema educativo el que tiene una mayor responsabilidad (quienes lo dictan), cada docente puede hacer cosas. También las familias. Esta es la visión de Molés tras las dos proyecciones que se han hecho en Madrid y la conversación posterior con los espectadores, muchos docentes y familias.
«No es fácil. Todo el equipo directivo está muy comprometido. Todos trabajamos de esa manera porque no puede ser eso de sentarse en el sillón y dar clases magistrales».
Y más complicado es conociendo los presupuestos que se manejan en los centros educativos. En su caso, dice Fernando Sansaloni, se apuntan a todo tipo de ayudas y convocatorias para conseguir más dinero. De hecho, una de las accions llevadas a cabo en el centro consistió en unir dos aulas en una y cambiar el mobiliario de arriba abajo. Lo consiguieron gracias a la colabración de la empresa Actiu, una compañía cercana a Alcoy que emuebla edificios de multinacionales como Google. No hubo intercambio monetario, sí de conocimiento. La compañía cedió el mobiliario a cambio de saber cuáles eran las necesidades y usos que tenían en el Cotes Baixes.
La pregunta del millón es si la experiencia del Cotes Baixes podría tener réplica en otros lugares. Les han visitado muchos docentes de diferentes partes del país, ahora son protagonistas de un documental sobre la necesidad de apostar por cambios importantes en el sistema que pongan al alumno en primera fila de su aprendizaje… Para Sansaloni el primer paso que habría que dar es elegir a cinco centros en los que hacer un pilotaje de dicho cambio. Cinco centros a los que habría que dotar de manera excepcional. Y a partir de esta experiencia ir extendiendo a los demás, poco a poco. Esto y la confianza. «Confiar en los equipos directivos y en los profesores. Igual que nosotros intentamos confiar en todo el profesorado. La confianza es la clave del éxito».
Fernando también tiene claro que el debate tendría que pasar por ver si son necesarias tantas asignaturas. «Que los cambios que vengan no sean qué asignaturas meto y cuáles saco, sino qué objetivo quiero para los chavales cuendo terminen» su proceso educativo.
Con una mezcla equilibrada de escepticismo y esperanza, Fernando dice que «cuando todo es más global aquí seguimos fragmentando. Pero soy optimisma, al menos hay gente que lo intenta. Yo lo siento por los lobos solitarios que estarán sufriendo en los institutos, escondiéndose para hacer cosas. Tengo muchos amigos así, y te da una pena…».
De momeno el documental podrá verse en los siguientes pases hasta diciembre:
- Del 8 al15 noviembre en los Cines Lys, Valencia. Pase único al día, a las 20.30h
- El 21 y 22 de noviembre en los Cines Odeon, Elche. Pase a las 19.00h y a las 20.00h
- El 29 de noviembre y el 1 de diciembre en CINETECA Eva Nuño, Sala Borau – Cineteca Madrid. Pase a las 20.30h