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Tras las grandes nevadas de los últimos días se esperan temperatura extremadamente bajas en buana parte del país. En comunidades como Castilla-La Mancha o Madrid, incluso, los 10 grados bajo cero son una posibilidad. Ambas han decretado el cierre de los centros educativos dos días, hasta el miércoles 13. Pero la pregunta está en qué pasará ese día, cuando todo el mundo vuelva a las aulas, con la idea de mantener la ventilación de las aulas para evitar los contagios por Covid-19 tras el periodo navideños, precisamente con el aumento de los contagios generalizado por todo el país.
El miedo es libre, comentan muchos estos últimos días, semanas y meses y, claro, a cada docente, familia y alumno le afecta de una manera diferente. Con protocolos de ventilación de lo más variado que van desde la apertura de ventanas de unos cinco minutos de vez en cuando y durante el tiempo de los recreos, hasta la que se promueve con cada cambio de hora lectiva durante diez minutos.
Ahora, en pleno enero y, ya sí, con más crudo del invierno azotando a buena parte del país y una ola de frío que viene agarrada a la cola de ‘Filomena’, parece que la ya cuestionada problemática se convierte en una utopía.
En los últimos dias se han visto en redes sociales fotografías de aulas en las que niñas y niños han de estar abrigados como si estuvieran en la calle. Durante varias horas al día. Con las calefacciones funcionando a pleno rendimiento para poco más que dar la sensación de que no se está a la intemperie. «Hay calefacciones antiguas que gastan mucho y calientan poco», asegura Raimundo de los Reyes, presidente de Fedadi, la asociación de directoras y directores de institutos públicos. Es su caso, aunque tiene la «suerte» de trabajar en la Región de Murcia, en donde Filomena no ha hecho grandes estragos.
En Castilla-La Mancha y Madrid es donde más se ha dejado notar. Nevadas de decenas de centímetros que han paralizado la vida normal. Al punto de tener que cerrar colegios e institutos, públicos y privados, ante la imposibilidad de que niñas y niños, docentes y PAS, accedan a ellos. Desde La Mancha una maestra que prefiere quedar en el anonimato, asegura que no sabe muy bien qué les esperará el miércoles, cuando tengan que volver a clase. En el pueblo donde ella trabaja «no ha nevado tanto como para tener los problemas de acceso o de nieve» que se han visto en otras partes. Eso sí, la temperatura ha bajado mucho y esperan mínimas de -10 grados para esta semana.
En otros lugares como Soria o Ávila, la Junta de Castilla y León, también ha cerrado los centros. En el resto del territorio de la comunidad se ha decretado el cierre de las escuelas solo en el ámbito rural por las dificultades de acceder a los centros educativos.
El descenso de las temperaturas choca frontalmente con los protocolos de ventilación por la Covid
Patricia Cabrejas, maestra de infantil en un pueblo de Valladolid no trabajó el lunes por el decreto de la Junta. Eso sí, habrá de enfrentarse con sus ocho alumnos de la escuela rural a lo que ocurra a partir de hoy, con las bajadas de temperatura previstas y sin ninguna indicación más en relación a los protocolos. Ya antes de las Navidades mucho buena parte del alumnado de la escuela en la que trabaja asistía a clase con el abrigo puesto. «No puedo trabajar así», asegura. Menos, teniendo en cuenta que niñas y niños de esas edades pasan ocho horas en el centro educativo.
Algunas plataformas y sindicatos, al menos en Madrid, exigen el cierre de centros durante toda la semana y hacer uso de los dispositivos que las administraciones se supone que ya han puesto en manos de los centros para que el alumnado con más dificultades pueda conectarse desde casa. Una posibilidad que finalmente, en la tarde del lunes confirmó la Comunidad, trasladando la vuelta a la presencialidad al lunes 18.
José Manuel Espinosa es director de un instituto en la provincia de Jaén, también es el coordinador provincial de ADIAN, la asociación de directores de centros públicos. Contactamos con él dada la situación en su provincia. Asegura que hoy por hoy, los accesos a los centros educativos están asegurados. Solamente había dos o tres localidades incomunicadas en las que hubiera institutos y solo han caído las grandes nevadas en la sierra.
Eso sí, asegura que el problema principal ahora es el frío. Las aulas están entre los 10 y 12ºC. Le preocupa el hecho de que los y las chavalas pasen sies horas al día a esta temperatura, sentados en clase. En su centro, el protocolo es ventilación cruzada, al menos, diez minutos antes y después de cada clase. «Hace un frío terrible», dice, al tiempo que afirma que en el exterior la temperatura ronda los 5ºC. A pesar de esto, eso sí, y pensando en otros lugares «como Albacete o Madrid mismo», «somos unos privilegiados».
Precisamente en Albacete trabaja Juan Luis Garía Navarro como director. Han pasado el lunes hablando con el Ayuntamiento de la ciudad y con la empresa de mantenimiento del centro para solucionar algo tan básico como la limpieza de los accesos al centro educativo desde la calle. Tienen tres puertas de entrada por el protocolo Covid. Han renunciado a la limpieza del aparcamiento porque, dice, necesitarían maquinaria pesada para hacerlo.
Llevar mantas o rotar las mesas cercanas a las ventanas, entre las soluciones improvisadas
Ante la posibilidad de comenzar las clases, como está previsto, el miércoles, necesitan esta limpieza y, además, han puesto en marcha, en algunas horas, la calefacción del instituto para ir caldeando el ambiente. Todavía no sabe a qué temperatura estarán, pero la previsión de mínimas para Albacete el miércoles es de 13ºC bajo cero. En los protocolos por la pandemia que manejan hasta ahora, comenzarán con el tercer escenario, de frío extremo. Es decir, apertura de ventanas durante cinco minutos cada 20; más o menos al comienzo, a mitad y al terminar las clases.
Asegura que «los padres están preocupados por el frío». Algunos docentes también se han quejado por este tema, mientras que, al menos en su centro, el alumnado es el que mejor lo lleva. «Algunos se llevan mantas», por ejemplo, y se ha establecido un sistema de rotación en las mesas para que quienes están más cerca de las ventanas no lo hagan más de una semana.
La ley sobre salud en el trabajo y riesgos laborales dicta que no se puede trabajar por debajo de los 17ºC. Algo que hoy por hoy parece una quimera en buena parte del país. Carmen Morillas, presidente de la FAPA Giner de los Rios asegura que la situación en Madrid, dentro de las aulas, se desconoce. Ayer lunes los ayuntamientos estuvieron revisando centros educativos para ver en qué estado se encuentran después de las intensas nevadas. En algunos de ellos en la zona sur del conurbano madrileño se han derrumbado algunos techos.
Para ella, la situación exige que se piense en la posibilidad de que las aulas no vuelvan a abrirse hasta el lunes próximo. Todo ello ante las declaraciones más o menos contradictorias que llegan desde la Comunidad y el Ayuntamiento de Madrid. La primera habla de volver el miércoles a las clases y desde el segundo se pide a la ciudadanía que no utilicen sus vehículos privados debido a las placas de hielo existentes en la mayor parte de calles y carreteras.
En la capital se producen una enorme cantidad de desplazamientos, ya sea en coche o en transporte público, antes del comienzo de las jornadas escolares. Si la situación continúan como está, dichos movimientos no serán posibles en los próximos días. A esto se une el hecho de que hay «requisitos mínimos de temperatura», recuerda Morillas, «que hay que garantizar».
En Murcia, comenta De los Reyes, «el problema es del director» que es quien tiene que decidir qué protocolos se siguen en los centros. En su caso, como el de muchos otros y otras directoras, es, además, el coordinador Covid. Sobre la mesa, el mismo problema desde hace meses, «¿con qué criterios se decide?». Para él, dadas las circunstancias, «lo más sensato hubiese sido el teletrabajo para todos», no solo retrasar la vuelta dos o tres días. Y recuerda el caso de poblaciones, como Lorca, que comenzaron en septiembre de manera no presencial por la incidencia de la pandemia.