La educación de personas adultas (EPA) es una de esas grandes desconocidas del sistema educativo «convencional». Escolariza en sus aulas, sean o no virtuales, a 230.026 personas en su modalidad formal y otras 282.285 en la no formal. La práctica totalidad de ellas en el sistema público (98,7 y 99,2% respectivamente).
Se dedica, entre otras muchas cosas, a impartir estudios conducentes al título de educación secundaria obligatoria, a la enseñanza del español (y otras lenguas) y a la alfabetización de adultos (fundamentalmente personas mayores y personas migrantes). Con un alumnado extremadamente diverso que va desde jóvenes de 18 años hasta estudiantes de 70 u 80 años de edad.
Una labor casi invisible de miles de docentes en todo el país que el próximo sábado quiere sacar pecho y reclamar a las administraciones, estatal y autonómicas, el reconocimiento y la visibilidad que hasta ahora no les han dado. Tambien «queremos compartir conocimiento y crear comunidad». Así lo entiende Diego Redondo, docente de uno de estos centros de EPA y uno de los organizadores del congreso junto a Ramón Paraíso, Josep Miquel Arroyo y Maximiliano Alcañiz. Reconoce que parte de esta falta de reconocimiento puede ser de los propios CEPA (según la denominación de estos centros en buena parte de la geografía) puesto que la comunicación con los centros educativos de su alrededor, a veces, no es tan fluida como debería. Una falta de intercambio que lleva, en no pocos casos, a que los departamentos de orientación de los institutos a no saber qué partido pueden sacarle a los CEPA para alumnado de secundaria con dificultades para continuar en el sistema educativo. A lo que se suma, dice Redondo, la falta de publicidad por parte tanto de las consejerías como del Ministerio de Educación.
Debido a esta situación, desde 2016, Diego y otros compañeros comenzaron a tejer, pasito a paso, una red de docentes y centros, a través de las redes sociales (principalmente Twitter desde la cuenta @fadultos) con la que compartir conocimientos y experiencias que pudieran servirles. Durante este tiempo han hecho desde una lectura compartida de El Quijote, podcast o directos en YouTube durante el confinamiento. Y del trabajo de estos cuatro años surgió la idea de organizar este congreso. «Echábamos de menos algo a nivel nacional», reconoce Redondo
En un primer momento estaba concebido para ser mucho más pequeño, con una afluencia de unas 100 personas, el máximo de redundancia que les permitían la mayor parte de las plataformas de videoconferencias. A la media hora de abrir las inscripciones ya habían llenado el cupo. Llevan dos meses trabajando a destajo para crecer, hastas que, explica Redondo, la compañía informática Cisco les cedió el uso de su plataforma. De esta manera han podido crecer hasta los 1.000 asistentes y tener hastas 12 salas diferentes en las que realizar las 48 comunicaciones simultáneas de diferentes ámbitos y materias en las que se trabaja en la EPA.
La creación de esta red de compañeras y compañeros de los CEPA, además de llevar al grupo inicial hasta la creación de este congreso (esperan que a partir de ahora se pueda encargar el propio Ministerio de Educación y FP de su realización), a poner su granito de arena en la mejora de la Lomloe en relación a estas enseñanzas. Consiguieron que se aceptase una enmienda a su artículo 67.1 para que se ampliase la posibilidad a jóvenes de 16 y 17 años para que se matricularan en los CEPA. Perfiles de estudiantes con enfermedades, con embarazos, víctimas de acoso o personas recién llegadas al sistema educativo que, a partir de ahora, tendrán la oportunidad de acceder a uno de estos centros para, por ejemplo, hacer un curso puente hacia la ESO, o para ciclos de Grado Superior o la Universidad, sin tener que esperar hasta su mayoría de edad.
A este pequeño gran logro, se suma que el propio secretario de Estado de Educación, Alejandro Tiana, será el encargado de inaugurar la jornada del sábado. Y también esperan que cuando se comiencen a realizar los trabajos para los desarrollos de la Lomloe de cara a los próximos años puedan hacer la suficiente presión para que el colectivo de la EPA sea escuchado. Redondo cree que nadie mejor que sus profesionales conocen cuáles son las necesidades y carencias de estos centros como para realizar las mejoras necesarias.
Ya en mayo pasado elaboraron, haciendo consultas a compañeros de todo el país, un mapa de la situación de los centros, a ojos del personal docente, de todos los centros. Aquí puede verse esta lista de necesidades y características en las diferentes comunidades autónomas. La rigidez de las enseñanza, la falta de autonomía para adaptarlas a las necesidades de las y los usuarios o la situación de inestabilidad de su profesorado son algunas de los elemento más generalizados.
Durante 10 horas se podrán conocer experiencias docentes de muy diversas materias y enfoques, así como procedencias. Docentes de todas las comunidades autónomas, así como de Argentina y Senegal hablarán del trabajo que vienen realizando en los últimos años. Y para darle todavía un toque más internacional, contarán con la presencia (virtual en todos los casos) de la exministra de Educación de Ecuador Rosa Mª Torres del Castillo.